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SEX SHOP por juda

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Francis abrió la puerta y entró Santino.

-La demostración ya comenzó -le dijo el pelirrojo -¿Vas a adquirir el producto?

-Por supuesto -respondió el recién llegado e ingresó mirando a Máximo con el ceño fruncido. -¿Hace mucho que estás aquí?

-No mucho.

¿Le había incomodado que Máximo estuviera con Francis?

El pelirrojo esperó que el castaño se parara junto al pelinegro y antes de darse vuelta para caminar mostrando el producto, lo señaló con el dedo.

-No quiero que te muevas Santino, mira que te golpearé en cuanto vea que te aproximas -lo amenazó y Máximo miró de reojo a su compañero. Santino se mantenía serio.

-No me agrada ser el segundo en ver el producto, pensé que sólo a mi me hacías demostraciones.

Francis sonrió.

-Santino, no te pongas celoso, vos le recomendaste este lugar a tu compañero, ¿quieres ver el producto o no?

-Se lo recomendé para que comprara, no para que te viera haciendo demostraciones!!!

Máximo ahora lo miraba abiertamente, su compañero estaba celoso! ¿Estaba teniendo alguna clase de relación con Francis? Tuvo la leve sensación que no tenía algo con el crío pero que ganas no le faltaban. Recordó que le había contado que en alguna oportunidad había podido tener ese culito hermoso pero que el niño ya no quería saber nada más.

-Hey Bro! -dijo imitando a Francis -vos me dijiste que viniéramos juntos.

-Tranquilo, solo estoy bromeando -aclaró Santino, pero tenía el rostro rojo y una vena gruesa le palpitaba en la frente... no! no estaba bromeando.

-¿Hago la demostración?

-Hazla.

Francis se paró frente a los dos hombres dándoles la espalda, con las piernas abiertas, levantó un poco el culo, inclinó el torso y movió las caderas para que la cola hiciera un vaivén que los hipnotizó. Hizo unos pasos, levantando los brazos, pasándose las manos por el cabello y retrocedió hasta quedar en el mismo lugar. Volvió a repetir el mismo movimiento, levantando el culo, pero esta vez movió las caderas de derecha a izquierda con mayor énfasis.

Máximo vio de soslayo como Santino hacía un paso hacia él, agarrándose la pija que formaba un bulto en el pantalón y Francis giró rápidamente.

-Quieto Santino!!! Listo! se acabó la demostración. Ahora elijan qué colores llevarán.

El pelirrojo se fue hasta la pieza que estaba en el fondo y Máximo pudo ver la ansiedad de su compañero que tenía un pie en dirección hacia donde se había ido Francis.

-Paga y vete -le susurró.

-¿Cómo?

-Paga y déjame solo, vete Máximo!! -volvió a insistir entre susurros.

Francis apareció con su vestimenta anterior, preparó las bolsas y les cobró.

Santino miró de reojo a Máximo y éste último retrocedió indeciso.

-Me voy, ¿te quedas? -le preguntó a su compañero.

Francis los miró a ambos.

-Si, quiero ver otros productos. Nos vemos mañana en la empresa.

Máximo seguía dudando, pero Francis dibujó otra sonrisa ancha y Santino lo fulminó con la mirada.

-Ok, nos vemos, gracias Francis! -exclamó mirándolo directamente a los ojos, haciendo hincapié en el nombre, que supiera que él también había averiguado cómo se llamaba y el pelirrojo respondió.

-Nos vemos, Máximo Styles.

La pija babeó nuevamente.

***

El pelinegro se fue a su auto, lo estacionó en una esquina oscura y controló cuanto demoraba en salir su compañero.

Santino apareció a los 10 minutos, se tomó del pelo varias veces antes de patear un tacho de basura, subir a su auto y marcharse.

Máximo observó la escena divertido a través del espejo retrovisor, cuando estaba por arrancar para marcharse, salió Francis con el casco en la mano y se fue caminando hacia un estacionamiento que estaba en la esquina del sexshop.

Esperó.

A los minutos apareció la moto y sin pensarlo, comenzó a seguirla.

En el primer semáforo se puso a su lado.

-Francisco! que suerte que tengo, no pensaba verte de nuevo!

El pelirrojo lo observó sonriente.

-Qué haces en la calle a esta hora, Styles? ¿No tienes miedo que te manden a dormir sin la cena? Es muy tarde para un hombre como vos.

-¿Y qué tipo de hombre crees que soy? -preguntó devolviéndole la sonrisa.

El semáforo se puso en verde y el pelirrojo arrancó, dobló en la esquina hacia la derecha y Máximo hizo lo mismo hasta que el siguiente semáforo los juntó de nuevo.

-¿Hacia donde vas Styles?

-No sé, ¿a donde vas tu?

-Me estás siguiendo?

-Nop, sólo intento conversar. Creo que ya me dejaron sin la cena y no quiero que me manden a dormir temprano así que supongo que me escapé!

-Ten cuidado, los niños buenos como tu suelen tenerle miedo a los monstruos.

-Y donde hay monstruos... ¿tu eres un monstruo?

Nuevamente el semáforo dio verde y Francis aceleró, en la primera calle dobló a la izquierda, hizo cuatro cuadras, luego dobló a la derecha y cuando paró en el semáforo, Máximo lo hizo a su lado.

-No soy un monstruo, pero a veces mi lado humano me traiciona y me parezco mucho a uno.

-Tranquilo, no creo que los monstruos sean tan malos. ¿y crees que tu lado monstruoso puede aceptarle una cerveza a este humano?

-Creo que a mi lado humano le gustaría.

-¿A tu lado monstruoso no?

-Mi lado monstruoso quiere hacer otras cosas, por eso lo encadené en el sótano. Sígueme, prefiero elegir yo el bar, tu eres capaz de llevarme a uno de esos bares donde los hombres de corbata juegan a quien coge más conchas.

El semáforo se puso en verde una vez más y Máximo lo siguió, ésta vez el corazón le palpitaba en la punta de la pija.

Nunca se había sentido atraído sexualmente por un hombre pero éste lo estaba demoliendo, quería ese culo y esa boca cuanto antes.

Francis paró la moto frente a un bar oscuro y cuando vio que Máximo estacionaba detrás de él, le sonrió y entró sin esperarlo.

El pelinegro se apresuró a seguirlo, el bar olía a marihuana y alcohol. Parecía un lugar de motoqueros, todos iban vestidos de cuero y estaban prácticamente cubiertos por tatuajes.

Lo buscó con la mirada, caminó léntamente hacia la barra, en mitad del trayecto una rubia de tetas grandes se paró frente a él.

-¿Estás perdido, bebotito? -le dijo con voz aguda mientras le cerraba un ojo.

-Pierdete Krystal -dijo una voz grave desde su espalda mientras lo tomaba por la cintura y lo guiaba hacia una mesa que había en una esquina oscura -viene conmigo, saca tus tetas transpiradas de encima.

-Francis, comparte aunque sea una vez -contestó ella haciendo un puchero.

-La próxima vez, éste es mío.

El pelirrojo le hizo a un lado la silla y Máximo tomó asiento.

-Perdona, la cerveza de aquí es artesanal y es la mejor, por eso te traje aquí. Lo malo es que te van a querer coger cada dos pasos. Espérame, ya traigo, quieres cerveza rubia o morena?

-La que tomes vos.

-Ok, rubia será. Ya vuelvo.

La música estaba fuerte y para que pudiese escucharlo se había acercado mucho... demasiado.

¿Lo estaba haciendo a propósito? La boca no la había puesto en su oído al hablar, sino cerca de los labios del pelinegro. ¿El pelirrojo lo estaba provocando?

Máximo tragó saliva mientras lo miraba alejarse hacia el mostrador.

Notas finales:

Termino la maratón por hoy.

Mañana la sigo!

Gracias por las lecturas!


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