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EL ENTE por juda

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Por supuesto que esa noche durmió en la cama de René con el rubio agazapado a él con brazos y piernas.

Ganó la batalla cuando le recriminó que estaba por hacer lo mismo que hizo con Matías, iba a preferir a un amante a su amistad y con un puchero de por medio, la discusión terminó.

De todas maneras sabía que iba a terminar en el departamento de su amigo, el 99,9% de las discusiones las ganaba con unos ojitos de borreguitos y un pucherito, así de simple. 

René podía tener el control total de su vida cuando quería.

El día siguiente fue jueves, cuando salió de la empresa fue al médico, y la mañana del viernes, bien temprano, se hizo los estudios de sangre.

No quería pensar en la seriedad con la que lo observó el médico cuando vio el cuerpo y le preguntó por los síntomas, intentó sacarse de la mente cuando el hombre le pidió los estudios cuanto antes y le habló de los riesgos de tener cierta enfermedad, ya había quedado impactado y se había obligado a no doblegarse ante el llanto y el pánico.

Si estaba escrito en su destino... iba a pasar, estaba preparado, sabía que Matías lo esperaría del otro lado, ahora sólo restaba estar con él. Últimamente estaba tan cercano a la muerte, que no la sentía como una extraña, estaba familiarizado con ella, era como una prima que tal vez podría presentarse sin un anuncio previo, lo único que lamentaba era haber conocido a su vecino tan tarde, le habría gustado estar con él por más tiempo. 

Tiempo! 

Era tal vez eso lo que le faltaba. Tiempo para conocerlo, para tocarlo, para besarlo.

Tiempo! 

Tiempo para acariciarlo, para dormir junto a él, para despertar con sus brazos sobre él.

Tiempo!

"almorzamos juntos?"

El mensaje lo hizo sonreír como cada vez que recibía uno de él.

"hoy llegué tarde a la oficina porque me demoré en los análisis, se me atrasó el trabajo, me quedaré para que pueda salir a las 7 y me vaya a bañar a tu casa para que vayamos a la fiesta de JC"

"en que piso trabajas"

"por?"

"ni creas que te quedas sin comer, te llevaré algo, dime en que piso estás"

Damian no pudo hacer otra cosa que sonreír como estúpido mientras suspiraba.

Tiempo!

"Estoy en el cuarto piso, en la oficina D"

"En una hora estoy ahí"

"Gracias"

"Me gustaría que me agradezcas esta noche, podrías quedarte en mi departamento!"

Nueva sonrisa estúpida.

Tiempo!

"Te lo agradeceré esta noche en tu departamento entonces!"

Siguió trabajando en una cuenta bancaria hasta que un mareo casi lo tira de la silla. Desde que dejó de dormir en el departamento los hematomas habían dejado de aparecer, pero aun sangraba por la nariz de vez en cuando y esos mareos aparecían varias veces al día.

Se levantó y fue a la cocina por un vaso con agua, cuando regresaba a su oficina se encontró a JC en el pasillo.

-¿Todo bien? te ves pálido.

-Todo bien -respondió mientras bebía agua y le sonreía. Siguió hasta su oficina, cuando se sentó, JC entró e hizo lo mismo pero sobre su escritorio.

-¿Cómo andas de ánimo?

-Bien!!!

-¿Entonces irás esta noche?

Damian sonrió, recordó que le había dicho que su presencia dependía de su estado anímico.

-Si, esta noche estoy ahí con Alex, pero te aviso que se autoinvitó René, no sé cómo se enteró que hacías una fiesta -le dijo y vio como el muchacho se ponía nervioso, internamente eso le divirtió. El chiquillo no sabía que había escuchado el mensaje de voz que le mandó a René con la firme petición de que no se lo dijera.

-Ah! si! yo se lo dije! -pasó un dedo por el escritorio limpiando una mancha inexistente -¿qué opina René del tipo ese?

-¿Qué tipo?

-Ese tal Alex

-¿Y por qué debería opinar René sobre mi? -preguntó Alex desde la puerta de la oficina.

JC se paró de un salto y lo observó. Primero al pelinegro y luego al paquete que traía.

-Llegué con el almuerzo -declaró el vecino entrando con una sonrisa inmensa, pasó por cerca de JC chocándolo a propósito con el hombro, se acercó al pecoso que lo miraba sonriente, dejó el paquete en el escritorio junto con la bebida y lo besó en la boca.

JC retrocedió.

-Damian! no sabía que no habías almorzado, podrías habérmelo dicho, te habría traído algo para comer!

-Tranquilo, me lo dijo a mi y soy yo el que lo cuida, no te hagas drama -le respondió Alex poniéndole una mano en el hombro y apretándolo con fuerza.

-No puedes quedarte aquí -siseó JC -las oficinas son privadas, sólo empleados autorizados pueden permanecer en el lugar.

-Ya, pero el jefe vuelve hasta dentro de una hora, no creo que ninguno buchonee -le contestó Damian desde su escritorio. -Somos pocos los que estamos en las oficinas, todos los demás están almorzando. Vos no dirás nada... ¿verdad?

JC lo miró unos segundos largos y luego dirigió la mirada al vecino.

Alex largó una carcajada.

-No quiero que lo pongas en aprietos, Damian. Come, yo debo ir a mi propio trabajo. Nos vemos en mi departamento, toma -le dijo extendiendo una llave. Damian la tomó y quedó mirándola.

-Y esto?

-Hice una copia de la llave de mi departamento, de esa manera puedes entrar y salir sin problemas.

Tiempo!

Damian levantó la mirada y se le llenaron de lágrimas los ojos.

-Ey, es sólo una llave -le dijo Alex poniéndose en cuclillas delante de él, JC había abandonado la oficina murmurando maldiciones por lo bajo. -¿Es muy pronto? te estoy presionando?

-No, es sólo que a veces creo que el tiempo no está de mi lado y me habría gustado conocerte más.

Alex se puso pálido.

-¿Qué quieres decir con que el tiempo no está de tu lado? qué significa? te dijo algo el médico?

-No, no, no. No sé, tonteras mías -le contestó mientras le acariciaba el rostro y lo abrazaba fuerte. -gracias por la llave, gracias por tu cercanía.

Levantó la mirada y vio los ojos de Alex también cristalizados.

-No!!! no quiero que te pongas triste por nada!!! 

-Damian que te dijo el médico?! me estás ocultando algo?

-Cómo podría saber algo el médico si ayer me vio? recién esta mañana me hice los estudios!

-Dime que tenemos mucho tiempo por delante, Damian. Dime que te encontré a tiempo!! -le dijo abrazándolo y apoyando el rostro en su pecho. -No te pido que olvides a Matías, sólo quiero la posibilidad de ser alguien importante para vos.

-Ya lo sos!! -respondió Damian acariciándole el cabello. No entendía cómo era posible que lo quisiera de la manera en que lo hacía. Era como si hubiese estado esperando por él toda su vida.

Alex le tomó el rostro con ambas manos y comenzó a besarlo con ferocidad, dejando rastros de saliva por todo la cara, pasándole la lengua desde los labios hasta el cuello.

Damian respiraba de manera agitada y Alex gemía cada vez que le mordía el cuello.

-Dios, aquí no! aquí no! -susurró Damian.

-Está bien, perdón, perdón -gimió el vecino levantando las manos -puedo esperar hasta esta noche.

-No dije eso, quise decir que en mi oficina no, pero en el baño si, ven -le aclaró mientras lo tomaba de la mano y corrían por el pasillo, entraban al baño y lo cerraban con el pestillo para que nadie pudiese entrar.

Alex lo tomó con violencia y lo puso de cara a la pared mientras le bajaba el pantalón, se escupía la mano y comenzaba a dilatarlo mientras le mordía la espalda a través de la tela de la camisa. Una vez que estuvo listo, se bajó la bragueta con torpeza, sacó la pija que estaba dolorosamente dura y lo penetró de una sola estocada. Damian pegó un grito ronco y Alex le puso los dedos en la boca para que los pudiera morder mientras él lo embestía con fuerza. La próstata de Damian era golpeada con violencia de manera reiterada en el mete y saca que su vecino estaba haciendo desde atrás. Mordió los dedos, los chupó, gritó sobre ellos, gimió. Por un segundo se le cruzó por la cabeza que los pocos que estaban a esa hora en el piso estarían escuchándolos, pero le valió verga! Todo era perfecto cuando tenía a ese hombre taladrándolo. 

Alex lo penetraba como si la vida se le fuera en ello hasta que sintió el esfínter de Damian aprisionarlo con fuerza tras el clímax al que llegó el pecoso y provocó que su orgasmo llegara casi al mismo tiempo. Los dos gritaron juntos. Alex sacó los dedos de la boca de Damian y lo abrazó con fuerza, el pecoso pasó las manos hacía atrás tomando el cabello de su vecino y lo aprisionó para no dejarlo escapar. 

-Por dios... tiempo!!! -gimió casi llorando tras el gozo del momento.


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