Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

EL ENTE por juda

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Bajó el rostro y se observó, levantándose la remera. Entre las raspones con sangre reseca había muchos nuevos hematomas, parecía como si hubiese estado en medio de una batalla campal pero lo que más le impresionó fue ver las costillas que asomaban de manera cruda y parecían violentar la piel, amenazando con romperla. La cara tampoco tenía mejor aspecto, ¿cuantos kilos había bajado?

-Tuve un recuento anormal de plaquetas y me diagnosticaron leucemia pero la última semana el resultado había sido mucho mejor, tienen que avisarle al médico que me revisó que tal vez la leucemia volvió -gimió sintiéndose profundamente abatido.

-Tranquilo, la señora que estuvo contigo estos días habló con el médico.

-Helena -pensó Damian sintiendo alivio

-Te hicieron los estudios. El médico hablará contigo, pero quédate tranquilo, las plaquetas están prácticamente normalizadas. Se te hicieron muchos estudios, todavía no entienden qué te pasó, pero por favor, no le digas que yo te lo dije. Te lo estoy avisando para que te quedes tranquilo.

-Oh, dios -susurró largando el aire que tenía retenido, apoyándose en la mujer para no caer cuando las piernas se le aflojaron.

-Damian, sé que tu aspecto no es bueno, pero estás bien! Escuché entre las enfermeras que estuviste varios días sin comer, encerrado en algún lado. ¿Te secuestraron?

El pecoso miró el rostro de la mujer que estaba sumamente interesada en conocer los detalles de la historia.

-Si te lo dijese no me lo creerías. -le respondió sonriendole con cansancio.

Estaba por regresar a la cama, apoyado en ella, cuando la puerta de la habitación se abrió y entró Alex sin percatarse de su presencia en la puerta del baño.

El pelinegro se quedó mirando la cama vacía, con el pecho agitado, y desde donde estaba pudo verlo: Estaba muy golpeado, tenía un ojo casi cerrado por la hinchazón y el cuello fuertemente vendado. La imagen de un monstruo adherido a esa parte de su cuerpo lo golpeo de lleno y retrocedió un paso, la enfermera lo detuvo y Alex miró en esa dirección.

-Damian, amor, amor mío! -gimió y se apresuró hacia él, rengueando, apretándose un hombro por el dolor.

-¿Por qué estás así? ¿Esto te lo hizo él? -preguntó ahogado por las lágrimas.

Alex logró llegar y lo abrazó, escondiendo el rostro en su cuello.

El pecoso sentía la convulsión de los hombros de su amante sobre su cuerpo y le tomó el rostro para verlo: el pelinegro lloraba.

-¿Por qué estás así? ¿Esto te lo hizo él?

-No se. No recuerdo algunas cosas, pero sé que estuviste muriéndote y yo estaba seguro que te perdía, y sentía que me iba a morir también porque ya había experimentado ese dolor y no quería pasar por eso. Fue todo muy extraño, sentí que ya había sufrido el perderte y no quería morir de dolor nuevamente. Dios, Damian, prométeme que no me dejarás. Y que si uno de los dos debe morir me tienes que dar ese lugar a mi, no quiero pasar de nuevo por lo mismo. No quiero verte muerto otra vez.

Alex lloraba ahora a lágrima viva.

-Amor, pero no estoy muerto! -lo consoló, pero el pelinegro negaba con el rostro, los ojos rojos, hipando de la desesperación.

-Pero yo sentí que ya te había visto muerto, y que ya había sufrido el no tenerte y es horrible, no me dejes de nuevo.

-Está recordando algo que pasó en otra vida -pensó el pecoso mientras lo abrazaba con fuerza y la imagen de Alex pelirrojo y con ojos azules le golpeó el parietal derecho, luego Alex con la piel negra, Alex con cabello largo, Alex con bigote y envejecido; por una milésima de segundo creyó comprender que eran recuerdos vagos de vidas pasadas y se aferró más a él. Nunca fue Matías, su alma gemela había estado esperando que su novio se fuera para ingresar de lleno en su vida.

-Amor -le dijo tomándole del rostro -por fin nos encontramos, ya estamos juntos, no llores -gimió el pecoso llorando él también y se besaron con delicadeza, intentando no dañarse el uno al otro. Confiados en que por fin las estrellas estaban alineadas y la vida los estaba reuniendo nuevamente.

Esa noche pasaron a Damian a un habitación común y pudo recibir a Helena, ella estuvo yendo a la clínica para seguir con las sesiones de sanación y lo había ayudado a emerger del suelo en el que lo había tirado Matías.

Del departamento ya no se estaba ocupando, habían llevado a un sacerdote y éste estaba en tratativas con la santa sede para evaluar el caso y que sea aprobado un exorcismo; pero Helena estaba firmemente convencida que Matías necesitaba un adiós de Damian para poder dar por finalizada su existencia en ese plano y continuar una nueva vida en otro tiempo.

Damian le dio las gracias y asintió cuando le propuso despedirse del espíritu, estando ella presente y sin entrar al departamento. Era hora de continuar su vida con su alma gemela.

Eran las 12 y dormía cuando escuchó el ruido de la puerta de su habitación en el hospital, abrir y cerrarse. Se asustó por un segundo, pero la sombra negra que se acercaba cojeando le disparó una sonrisa al rostro.

-¿Qué se supone que haces aquí? Deberías estar en tu propia habitación -rió el pecoso mientras se hacía a un lado para que Alex se acostara a su lado.

-Ya no quiero dormir solo, Damian. Nunca más -le susurró al oído mientras lo miraba intensamente.

Damian no podía ver sus ojos en la oscuridad, pero sabía que su mirada exigía una respuesta.

-No vamos a dormir separados nunca más -respondió el pecoso.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).