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EL ENTE por juda

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Damian recogió las frazadas, arropó nuevamente a René y se acostó a su lado, abrazándolo con piernas y brazos para darle calor. El rubio más bajo sintió el cuerpo de su amigo y se adhirió a él.

Abrió levemente los ojos, lo miró, le sonrió y lo besó en el cuello. Damian lo abrazó aun más y devolvió el beso pero dándoselo en la frente.

-No me dejes solo, tengo frío -susurró René adormilado.

-No, aquí estoy, nadie te va a destapar -le respondió y el más bajito sonrió. 

Mientras regresaban del hospital, más tranquilo, René recapituló lo que había sucedido y llegó a la conclusión de que todo pudo haber sido creado por su mente sugestionada y asustada. Ahora estaba casi seguro que su cabeza le había jugado una mala pasada.

-Perdón por el escándalo que armé.

-Tranquilo, mi vida sería muy aburrida sin tus escándalos -respondió Damian.

-No estoy tan seguro de eso. Si fuese cierto no te habrías alejado de mi durante el último año.

Damian lo abrazó con más fuerza, sabía a lo que se refería, de ser inseparables, estar juntos todos los días, compartir insomnios, malos tragos y buenas rachas pasó a verlo una o dos veces al mes. A Matías no le hacía gracia la proximidad que tenía con René (Damian no le había mencionado que en alguna ocasión en la que los dos estaban sin parejas supieron ser amantes por un corto tiempo), por eso, para no discutir con su amado, decidió alejarse de su amigo. Y ahora que René se lo reprochaba... lo entendía. Si la situación hubiese sido al revés, estaría tremendamente ofendido y seguramente le habría gritado unas cuantas verdades a la cara, pero René no era así y apoyó su noviazgo hasta el punto de no decir nada cuando lo dejó de lado.

-Perdón -gimió, achicándose en el cuerpo de su amigo, dejando que fuera él quien lo protegiera. René lo acercó más y tal vez de manera inconsciente provocó el roce de las pijas, Damian tenía las piernas rodeando su cadera y no se alejó, luego de unos segundos de duda se apoyó aun más en él. René largó un quejido mientas le besaba el cuello y le acariciaba la espalda por debajo de la remera que llevaba puesta. El quejido de su amigo le mando una descarga eléctrica a todo el cuerpo, esta vez fue él quien acercó aun más la cadera provocando una fricción dura entre las pijas, René buscó el rostro de su amigo, lo tomó con ambas manos y comenzó a besarlo, introduciendo la lengua con desesperación. Las cortinas comenzaron a elevarse con un viento inexistente pero ninguno se percató de ello, Damian bajó la mano y comenzó a masturbar a René y éste a su vez rodeó el cuerpo de Damian con ambos brazos, una mano la apoyó en su espalda para evitar cualquier tipo de alejamiento y la otra se fue directamente hacia el culo de Damian, bajó apenas el pantalón y metió un dedo en su entrada. El pecoso separó la boca de la de su amigo y jadeó. René comenzó un mete y saca en la entrada de Damian cuando las frazadas volaron por los aires.

Damian pegó un alarido y René salió despedido de la cama y fue a estrellarse en una de las paredes laterales. Damian volvió a gritar e intentó ir tras su amigo pero una fuerza sobrehumana lo tiró en la cama y lo aprisionó sobre el colchón imposibilitando toda clase de movimiento. Cuando René logró reaccionar y vio a Damian llorando a los gritos en el colchón con piernas y brazos extendidos, intentó salir en su ayuda pero nuevamente fue expulsado hacia otra de las paredes.

Las cortinas se sacudían de manera violenta haciendo temblar el soporte y los cuadros temblaban sobre las paredes.

Damian gritaba mientras sentía como los músculos eran presionados por algo invisible, cuando eso lo obligó a abrir aun más las piernas y sintió que algo entraba por el culo, comenzó a llorar de manera histérica, lo que sea que lo estuviera violando era demoledoramente violento y lo estaba lastimando. Sintió como la dilatación obligada era brusca.

-Diooooos! Matías, si eras tu, por favor, para... PARAAAA, me duele, me lastimaaaas -gritó Damian histérico, los objetos dejaron de moverse y lo que sea que estuviese en su interior, desapareció.

René, gritando, llegó hasta Damian y abrazándose  el uno al otro, escaparon del departamento con lo puesto.

Salieron al corredor y golpearon la puerta de al lado, una vecina del departamento del final del pasillo abrió la puerta asustada y estaban por correr hacia ahí cuando Alex abrió su puerta e ingresaron sin pedir permiso.

René le contó casi histérico sobre los objetos que se movían y cómo los habían tirado a ambos de la cama. Alex intentó calmarlo aduciendo que tal vez lo habían soñado.

-Cómo crees? te estoy diciendo que los dos lo vivimos, ¿crees que tuvimos el mismo sueño los dos?

-Están sugestionados, con miedo, tal vez gritaste en medio de una pesadilla y Damian despertó con lo mismo en mente. ¿Estaban durmiendo juntos?

-No es eso, no lo estás entendiendo, nos atacaron. Damian, dile lo que nos pasó -exigió René y ambos miraron en dirección hacia donde estaba sentado el pecoso... pero ya no estaba.

***

-Eres tu? -gimió llorando mientras ingresaba a la habitación -amor, eres tu?

El perfume que solía usar su novio llenó el habitáculo y una leve brisa le movió el cabello.

Sonrió.

-Mi vida, estás aquí?

Un pañuelo negro y rojo que solía usar en el cuello se levantó por los aires, lo vio rodear su cuerpo hasta que pasó rozándole el rostro, Damian cerró los ojos sintiendo la caricia y lloró.

-Mi amor!!! por que te enojaste??? perdón, me sentía solo, pero sabes que nunca amaré a nadie como te amé a ti. Amor mío.

-Damian? -gritó René desde la entrada al departamento.

El pecoso se dirigió hasta la sala de estar y con una sonrisa, le aclaró.

-Es Matías!

-Damian, sal de ahí -le rogó su amigo, sin animarse a entrar.

Alex apareció también en el marco de la puerta, Damian le sonrió, el chico le extendió la mano y el pecoso iba a ir a su encuentro cuando la puerta se cerró con tanta violencia que el portazo realizó una grieta en la pared.

-Por Dios, Damiaaaaaaaaannnn -gritó René, Alex intentó abrirla sin resultados positivos, pero cuando escuchó el alarido de su vecino desde interior del departamento, comenzó a patear la puerta con desesperación.


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