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EL ENTE por juda

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Cuando por fin la puerta se abrió en la quinta patada, ya se habían congregado varios vecinos atraídos por los gritos y los ruidos... nadie esperó el escenario que propuso el departamento.

Damian estaba parado en medio del salón y se cubría la cabeza con ambas manos mientras varios cuchillos y tenedores sobrevolaban alrededor.

Una mujer dio un chillido y una vieja cayó desmayada en medio del corredor.

En la sala de estar había un armario con los cajones abiertos, la platería que había heredado de su abuela era la que amenazaba con cortarlo.

-Damiaaaaaaan -chilló René y estuvo a punto de entrar cuando el pecoso pegó el grito para que se detuviera.

-No, René, yo voy a salir. Matías no me hará daño. ¿Verdad, amor? -gritó mirando alrededor.

Los cuchillos no paraban de girar, las pequeñas puertas del armario se abrían y cerraban con fuerza, la mesa se trasladó hacia el frente de Damian impidiéndole el paso y las cortinas volaron hasta cubrirlo por completo.

Damian gritó asustado y Alex ingresó corriendo, saltó por encima de la mesa y se pegó al suelo para pasar por debajo de los cubiertos que seguían girando en torno a él, cuando estuvo junto a Damian le sacó la tela que lo cubría y lo abrazó con fuerza, el pecoso lloraba y se aferró a él también, la platería comenzó a girar con mayor violencia, un cuchillo cambió la órbita y le hizo un corte en el brazo al pelinegro. Cuando Alex vio la sangre, se desesperó y lo abrazó, cubriéndolo, cuando los cuchillos se acercaban, él ponía el brazo o la espalda y las armas se alejaban... ahí comprendió que no querían dañarlo a él, sino evitar que se fuera. Con mayor decisión, cubrió a Alex con su cuerpo y juntos, escaparon del lugar.

Cuando Damian dio un paso fuera del departamento, todos los objetos cayeron al suelo y un aullido desgarrador se escuchó en todo el edificio. Con Alex a salvo, Damian se permitió desmoronarse, volteó a ver el interior de su hogar y lo vio.

Matías estaba de rodillas en medio del salón y le extendía la mano. El pecoso pegó un alarido desesperado y antes de poder ingresar nuevamente, se desmayó.

***

Despertó cuando Alex lo estaba acostando en una cama. 

Al principio lo miró como si no comprendiera de qué trataba todo, de manera automática se sostuvo del brazo del pelinegro y el pelinegro hizo un gesto de dolor, vio la sangre y lo recordó.

Se sentó de golpe y Alex le puso una mano en el pecho para tranquilizarlo.

-No es nada, Damian, es apenas un rasguño. No te preocupes.

Pero Damian no lo creía, el supuesto rasguño había sangrado mucho. Hizo a un lado la mano que lo detenía y se levantó, tomándose de los muebles para no caer por los mareos que tenía, Alex lo interceptó.

-Damian acuestate, estás en mi departamento. René está afuera ayudando a una mujer que entró en crisis cuando vio lo de tu departamento.

-No, Alex, hay que lavar esa herida. ¿Tienes alcohol?

-Damian.

-Alex, tienes alcohol?

-En el baño.

Los departamentos del edificio tenían la misma disposición interna en cuanto a habitaciones así que el pecoso sabía perfectamente donde estaban ubicadas las secciones. Le tomó la mano al pelinegro y lo llevó.

Lo hizo sentar en el borde de la bañera y sacando de un botiquín alcohol y gasas, lo curó.

Estaba de rodillas frente a él, concentrado en la herida, cuando el pelinegro le pasó la mano por el rostro. Damian levantó la mirada y lo observó.

-No llores -le susurró y Damian tuvo que admitir que ya no podía con todo, que la muerte de su novio, la nueva soledad y la violencia desatada por algo sobrenatural lo estaba sobrepasando.

-No lloro -le dijo mientras le sonreía y las lágrimas seguían cayendo una detrás de otra.

-Damian, puedo abrazarte?

-Si, por favor!

Y el pecoso se dejó abrazar con tanta fuerza que no fue capaz de contener toda la angustia que estaba experimentando y lloró con desesperación, apretando la camisa de su vecino con sus puños.

-Bebé!!! -dijo René cuando entró al baño, siguiendo el sonido del llanto de su amigo.

Damian no lo escuchó y Alex alzó una mano para que no se acercara y le hizo una señal de silencio para luego seguir abrazándolo con fuerza.

René tuvo una pequeña punzada de celos, esas situaciones solían darse con Matías. Mientras estuvo vivo se encargó de hacerlo a un lado y estar siempre para Damian, estaba a cada segundo, en cada problema... para que su presencia fuera innecesaria.

Retrocedió un paso, luego negando con la cabeza se arrimó y tomándolo de los hombros, lo dio media vuelta. Damian lo encontró y se aferró a él con urgencia.

-Es mi amigo. Tu eres el vecino, ubícate -le susurró René entre dientes. Alex no pudo objetas más a pesar que quería arrancárselo de los brazos, titubeó un segundo y salió del lugar.

El pelinegro estaba calmando a los vecinos que llegaban a preguntar si era cierto que el departamento estaba embrujado cuando aparecieron los dos amigos.

-Necesitan una limpieza -sugirió una mujer.

-¿Qué es eso? -preguntó René.

-Tienen que traer un sacerdote para que limpie el lugar.

-Qué significa limpiar? -le preguntó Damian en el oído a su amigo -No quiero que lo corran, él no debe saber donde está, no quiero que lo corran.

-La señora habla de una purificación. El sacerdote viene, bendice tu casa y permite que lo que está aquí, pueda cruzar hacia el otro lado -explicó Alex.

-Yo puedo hablar con el párroco de la iglesia que está a dos cuadras de aquí -habló la mujer -pero me tiene que acompañar alguno de ustedes para que le expliquen que está sucediendo.

-Vamos Damian -propuso René y Alex dio un paso adelante, tomando la mano del pecoso.

-Sugiero que vayas vos con la señora, estás al tanto de todo lo que pasó. Damian puede quedarse en mi departamento hasta que todo pase y regrese a la normalidad, no lo veo bien, creo que está a punto de colapsar.

Damian giró y lo miró un momento, se sentía fatal, realmente creía que estaba al límite y no objetó lo que su vecino estaba diciendo.

-¿Quieres quedarte con él mientras yo voy a hablar con el sacerdote? -le preguntó René no sintiéndose muy seguro de dejarlo con el extraño, pero Damian afirmó con la cabeza y René terminó por aceptar de mala gana la oferta de Alex.


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