Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor Que Trasciende por Yacsi

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

By: Sebastián Michaelis.

Los años pasaron y mi amado había renacido en el mismo linaje Phantomhive, aunque las cosas ya no eran iguales, ellos ya no le sirven a la reina, al parecer después de la muerte de mi pequeño, Ciel decidió abandonar el título de perro guardián para después casarse con Elizabeth y tener su propia familia. Supongo que debo de agradecerle por seguir con su descendencia, sin él, no hubiera sido posible que mi pequeño renaciera en esta época.

 

Actualmente, me encuentro siguiéndolo con sigilo, él tiene la edad de 16 años y se ha convertido en un hermoso adolescente, su apariencia y aquellos ojos azules siguen tan intactos como la última vez que lo vi, sin embargo, no me he atrevido a acercarme o infiltrarme en su entorno, ya que la marca del contrato no está en su ojo, y eso me hace dudar si realmente es él o solo alguien que heredó sus facciones.

 

Aunque mi corazón me hace pensar que es él, por ende, estoy confiando en mis sentimientos que, en mi propia razón, que irónico viniendo de un demonio como yo, sonreí ante el último pensamiento.

 

 

Eres aquello por lo que yo existo

y el equilibrio por el que luché

 

 

 

Mientras lo seguía, note que unas personas intentaron hacerle daño, pero él logró escapar; hábilmente me adelanté para ayudarlo, justamente en un callejón logre tomarlo de su brazo, arremetiéndolo sutilmente contra la pared, cubrí su boca con mi mano, por si llegaba a gritar por aquella acción que había hecho.

 

-Shh, no hagas ningún ruido… -Le advertí mientras estaba atento a que no fuéramos descubiertos

-Descuida no te haré daño… -Lo mire brevemente y noté que comenzaba a relajarse cuando pronuncié aquellas palabras, así que deje de cubrirle la boca

 

Los agresores pasaron de largo, pero esperemos unos minutos antes de salir.

 

-G-Gracias…por ayudarme. -Murmuro mientras me miraba con cautela

- De nada, pero deberías tener más cuidado al andar solo por estas calles, son peligrosas. -Le reprendí

 

-No necesito que un extraño me regañe. -Contesto con altivez quitándose el saco y la corbata para guardarlo en la mochila, suspire ante aquel carácter que mostraba, algo que me hizo recordar a mi amado.

 

Sin preámbulos me dispuse a salir primero de aquel callejón, al hacerlo miré a los lados notando que aquellos sujetos ya no estaban a los alrededores.

 

- Ven, ya puedes salir, ellos ya deben estar muy lejos.

 

- ¿Como sabes eso?, ¿Que tal y están escondidos? -Mencionaba mientras titubeaba al salir

- Solo lo sé, vamos sal de ahí, confía en mí. -Pronuncie con total seguridad mientras que él hacía una mueca, pero al final con cierta cautela se dispuso a salir.

 

- No eres de esta ciudad ¿cierto?

 

-No, recién llegue, así que no se mucho. -Explicaba mientras miraba a su alrededor, tal vez trataba de deducir donde se encontraba.

 

-Entonces, supongo que te perdiste al momento de ir a la escuela. -Le señale su mochila que llevaba en su hombro.

-No, y no tengo porque decírtelo, así que si me disculpas me voy. -Dijo con soberbia para después comenzar a irse

 

Pensé en dejarlo ir y seguirlo como lo estaba haciendo minutos atrás, pero las ganas de estar a su lado fueron más fuertes.

 

- ¡Espera! te acompaño, después de todo no conoces estas calles y puede haber otras personas que te quieran hacer daño. -Exprese alcanzando su paso.

- ¿Tu? ¿Porque llegarías lejos ante un extraño como yo?- Y ahí estaba, aquella dulce arrogancia hablando por él, mientras arqueaba una ceja

 

-Tienes razón, somo unos extraños, así que permíteme presentarme. Mi nombre es Sebastián Michaelis ¿y, el tuyo?

 

Detuvo su andar y se quedó en silencio unos segundos, tal vez pensaba en mentirme y darme un nombre falso, después de todo sigo siendo un simple desconocido del cual podría hacerle daño, aunque obviamente no lo hare, al igual que ya sabía su nombre, pero era algo que no podía decir porque pensaría que soy un acosador.

 

- Ciel… Ciel Phantomhive… -Titubeó, sonreí ante la confianza que me brindo al no mentirme

 

-Un gusto en conocerte Ciel, bien, ahora no somos unos desconocidos. -Hable sin borrar mi sonrisa para después invitarlo a seguir caminando

 

Mientras andábamos por las calles en silencio, noté una cafetería, así que lo invite a comer algo de ahí, él accedió sin objeción, algo que me sorprendió, pero me alegro de que se haya sentido en total confianza, ingresamos y pedí un café, mientras que el pidió una rebanada de pastel de chocolate, sonreí disimuladamente ante aquella manía sobre ese postre, lo cual se me hacía fascinante viniendo de él, tomamos asiento y nos trajeron lo que habíamos ordenado.

 

En nuestra estadía en aquel lugar lo invadí con preguntas, desde donde nació hasta porque estaba en esta ciudad, él con total honestidad me contestó, aunque eran respuestas que ya sabía, pero las hice para poder relacionarme un poco más con él.

 

Estuvimos un tiempo más, pero le llego un mensaje de su madre por lo que tenía que irse, lo acompañe a tomar un taxi y cuando llegó a su casa fue reprendido por no haber asistido a la escuela, para después entrar a su cuarto y subir al techo de su casa para mirar el cielo, mientras que yo me limitaba a observarlo y velar por su seguridad; pensé en lo bien que me sentía al haber conversado con Ciel y me reí ante el pensamiento tan absurdo, de que estaba perdiendo el toque de infíltrame.

 

En eso, note que se había quedado dormido en medio de la fría noche, con sigilo me acerque y lo tomé en mis brazos, entre a su habitación y lo acomode en su cama, acaricie su rostro y le di un beso en su frente.

 

 

Por ti yo digo y hago todo esto,

tú la respuesta a lo que yo busqué.

 

 

 

En la mañana tenía mucho que hacer, así que me dispuse a ir aquel instituto; mi infiltración ya estaba hecha así que me dirigí al salón, en donde comenzaría a impartir clases como profesor, al ingresar encontré con la mirada a mi pequeño ojiazul, que se encontraba sentado y perdido en sus pensamientos.

 

-Bien tomen asiento que la clase va a comenzar. Dije alzando la voz para que específicamente él me escuchara, algo que funcionó, porque al verme se puso de pie con brusquedad, tirando al suelo su silla

 

- ¡Tu! - Gritó con sorpresa

-Sucede algo joven Phantomhive. -Mencione con total naturalidad mientras sonreía

-N-No, lo siento. -Contesto levantando su silla para tomar asiento, note cierta frustración en su rostro

 

Inicie la clase sin preámbulos percatándome que no estaba prestando atención y así fue las siguientes horas, en donde el solo se dedicó hacer garabatos en su cuaderno, fingí no darme cuenta, así que continúe sin decirle nada

 

Cuando hubo un tiempo libre él rápidamente salió y pensé que no quería relacionarse con nadie, así que me tomé mi tiempo para buscarlo y poder hablar con él. Cuando lo encontré, él estaba en la azotea de unos de los edificios del cual nadie concurría.

 

-Por fin te encuentro, pensé que habías escapado de nuevo. -Mencione mientras cerraba la puerta de acceso al lugar

 

Él estaba de espaldas, pero cuando escucho mi voz se dio la vuelta, me miró por un par de segundos, para después pasar a un lado de mí y dirigirse a la puerta

 

-Entonces me vas a ignorar. -Gire para mirarlo y él se había detenido agarrando la manija de la puerta

-Lo siento profesor Michaelis, no era mi intención, es solo que la clase ya va a empezar y no quiero ser reprendido por el profesor. -Contesto sin mirarme para después irse sin esperar a que yo dijera algo.

 

Me llevé la mano al rostro y comencé a reírme ante lo absurdo que era en seguir amando a aquel humano a pesar de tantos años, sin importar su horrible carácter, o eso o ya estaba perdiendo la poca cordura que me quedaba como demonio.

 

De repente recordé cierto detalle que había dejado pasar, y una idea me surgió, debía sacar provecho a este juego de alumno y profesor antes de que “eso” aparezca; una sonrisa maliciosa se dibujó en mi rostro por la idea o más bien travesura que se me ocurrió, así que a paso veloz me apresure arreglar unos asuntos para después proseguir con la clase.

 

Susurrándote bajo que no hay un porqué,

ahora todo es distinto yo sé lo que es,

me sorprende, pero el horizonte lo veo ya.

 

Al llegar al salón, proseguí con mi labor y nuevamente no prestó atención a mi clase, pero era algo que ya no importaba, después de todo le tenía preparado una pequeña sorpresa, sonreí para mis adentros. Cuando las horas de clases terminaron vi que estaba a punto de irse, así que antes que lo hiciera lo llamé.

 

-Phantomhive, tú te quedas. Sentencie con seriedad en mi voz mientras que los demás salían del salón, él se mordió el labio como queriendo objetar algo, pero al final se sentó nuevamente en su lugar,

 

Al quedarnos solos me acerqué a su lugar y comencé a explicarle por qué lo había retenido.

 

- ¿Que? ¡Eso es injusto! -Vociferó con disgusto, al saber que estaría castigado por las siguientes dos semanas por haberse saltado la clase el día de ayer.

 

No conteste a su reclamo, así que proseguí con su castigo, aunque, realmente lo estaba disfrutando, no solo por verlo en ese estado, también porque estaba reduciendo la distancia entre los dos.

 

Los días pasaron con normalidad y con la misma rutina, cierto día en donde no tenía que ir al instituto por ser fin de semana, me dispuse a ir al centro a comprar un libro; gracias a que el sello no aparecía, podía moverme con libertad, aunque me desconcertaba ese detalle. Al salir de la librería, alguien tropezó conmigo, al mismo tiempo que escuchaba una voz familiar que se disculpaba

 

-L-Lo… siento… -Mencionaba Ciel, pero al darse cuenta de que se trataba de mi cambio su expresión.

-Hasta en mis días libres te tengo que ver.

-Tan amable como siempre. -Murmuré, él siguió su camino ignorándome y sin pensar me dispuse a seguirlo

- ¿Estarás bien por tu cuenta?

-Deja de seguirme. -Sentenció con un hilo de enojo

-Me gustaría hacerlo, pero no puedo evitar preocuparme por ti, es que eres muy ingenuo. -Bromee, él se detuvo en seco y giro para mirarme con enojo, pero en segundos se apaciguo suspirando.

-Está bien, pero me tendrás que invitar a comer

-Claro, conozco un lugar. -Dije con una leve sonrisa en mi rostro, aunque por dentro estaba rebosando de alegría

 

Mientras caminábamos, inesperadamente él detuvo su paso abruptamente y comenzó a mirar a su alrededor, dio un paso atrás con vacilación, su rostro reflejaba sorpresa y a la vez temor, lo tomé de los hombros y vi que estaba como en shock, lo sacudí levemente llamándolo, pero él no respondía, me preocupe y lo cargue hasta llegar a un lugar apartado de la gente, lo senté y noté que comenzó a reaccionar.

 

- ¿Estas bien? -Me miró y asintió

- Te traeré una botella de agua no te vayas a mover de aquí.

 

En minutos ya había regresado con el agua, él lo bebió de a poco, me senté a su lado y durante los siguientes minutos nos mantuvimos en silencio, hasta que decidí preguntar.

 

- ¿Quieres contarme?

 

Él no contestó y preferí no insistir, estaba a punto de sugerirle que era preferible que regresara a su casa, pero él comenzó a hablar.

 

- ¿Has soñado alguna vez despierto? -Me cuestiono con una voz afligida.

-No. -Contesté y comencé a conjeturar hacia donde iba su pregunta

-¿Fue eso lo que te paso? -Nuevamente se quedó en silencio, mientras que con sus manos jugaba con la botella de agua, tal vez pensaba en que contestarme

-S-Si… pensaras que estoy loco… pero en ese instante vi como todo a mí alrededor cambiaba, como los edificios cambiaba a una época pasada…

 

Guardó silencio en medio de su relato, como meditando sus propias palabras o tal vez pensando que de verdad se estaba volviendo loco.

 

- ¿Es la primera vez que te pasa? -Cuestione con interés tratando de saber un poco más del tema, aunque tenía una leve idea de lo que le estaba pasando, él se limitó a contestar, negando con la cabeza.

 

Me quedé en silencio por un momento pensé en tomarlo en mis brazos para reconfortarlo, pero no podía precipitarme ante mis sentimientos, así que solo me limite a hacerle un tierno gesto palmeando su cabeza suavemente.

 

-Siéntete con la libertad de contarme lo que quieras, yo con gusto te escucharé y trataré de ayudarte en lo que pueda. -Hablé con sinceridad y le sonreí, me miro con cierto rubor en las mejillas para después ponerse de pie de golpe.

 

-¡¿A-Así?! Entonces quítame el castigo. -Dijo altivamente con una sonrisa

 

Me reí ante sus cambios de actitud y a la vez recordé porque me había enamorado de él.

 

En tu mirada cruzará mi vía

como si ya supiese dónde estás

en dulces sueños, en tu ironía

y en todo aquello que tú desearás.

 

Después de aquel día, sentí que la distancia entre los dos se estaba acortando cada vez más, sin embargo, comencé a notarlo cansado, sus ojos ojerosos delataban su falta de sueño y comencé a preocuparme, al final de la clase, en su hora de castigo, él se quedó dormido, no quise reprenderlo por ello, así que lo deje descansar, aunque, no pude contenerme en acercarme y observarlo dormir, acaricie su mejilla levemente, para después con mi pulgar acariciar sus finos labios, al hacerlo sentí la necesidad de besarlo, no me contuve y roce mis labios con los de él.

 

Quise hacer más profundo aquel acto, pero solo me limite a propinarle un pequeño beso, al alejarme centímetros de su rostro, vi que tenía abiertos los ojos con sorpresa, sin pensar di un paso atrás al sentirme descubierto, intente disculparme, pero no pude articular ninguna palabra; abruptamente se levantó de su lugar y salió corriendo, no sin antes notar su rostro mortificado.

 

Me sentí un idiota al haber precipitado las cosas y pensé en no seguirlo, pero al final lo hice, salí rápidamente de ahí, hasta encontrarlo cerca de un parque, se encontraba sentado en un columpio con la cabeza agachada, dudé en acercarme, pero al ver su ropa sucia, supuse que se había caído, así que me acerqué para limpiar la suciedad de su ropa, sintiendo una especie de déjà vu. De pronto escuche que comenzaba a murmurar.

 

- ¿Por qué?... -Se colocaba de pie y se alejaba unos pasos de mí, dándome la espalda.

-¿Por qué no estás con él? -Cuestionaba con un hilo de dolor en sus palabras.

- ¿Con quién?

- ¡Con Ciel! -Vocifero para después mirarme, de sus mejillas descendía varias lágrimas.

-Tú me abandonaste cuando yo comenzaba a amarte, tú me dejaste… -Mencionaba con desconsuelo, interrumpiéndose. Asombrado me quedé inmóvil y en silencio no sabía que decir o que hacer, Ciel se me acerco y comenzó a golpearme el pecho con sus puños.

 

-¡¿Por qué Sebastián?!, ¡¿Porque me abandonaste, cuando más te necesitaba?!, ¡¿Porque me dejaste?!. -Gritaba con euforia, poco a poco fue cesando su acción, su frente descansaba en mi pecho, su respiración estaba agitada.

 

-No es como piensas… no fue así… -Mi voz se estaba quebrando por el dolor entonces sentí que su cuerpo perdía soporte, hábilmente lo sostuve percatándome que había perdido la conciencia.

 

Caminando yo siento que sigo sin ti

esta vida no tiene sentido ya

 

Lo lleve a mi departamento, un lugar que había conseguido para adaptarme a los humanos, y sobre todo a él, cuando llegue lo recosté en mi cama, quedándome a su lado a la espera que despertara, aunque temía su despertar, no sabía si abriría los ojos como mi pequeño amante que conocí hace siglos atrás o como lo que es en la actualidad. Pasaron un par de horas y el despertó, se incorporó en la cama sentándose.

 

- ¿Dónde estoy? -Pregunto mirando alrededor.

- Estas en mi habitación, lamento haberte traído, pero no sabía dónde vives. -Explique con naturalidad esperando algún tipo de reacción inusual en él.

- ¿Qué fue lo que me paso? -Dijo sin dirigirme la mirada

-Te encontré inconsciente en un parque así que decidí traerte hasta aquí. -No contesto y el silencio se hizo presente.

-Debo irme. -Se levanto de la cama y lo guíe a la salida de la habitación y le di sus cosas.

- ¿Estarás bien por tu cuenta? -Mencioné con preocupación, el seguía sin mirarme, parecía resentido ante lo que había pasado en el salón, de cierto modo me sentí aliviado, ya que aún no me sentía preparado para enfrentar al pequeño de mis recuerdos.

-Si. -Contesto para después irse.

 

Lo seguí con sigilo para asegurarme que llegara bien a su casa, una vez que confirme que había llegado a su destino, me regrese al lugar donde vivía y me recosté, me sumergí en mis pensamientos, reflexionando en lo que debería de hacer de ahora en adelante, porque de cierta manera me había afectado verlo en ese estado y pensé que tal vez era mi culpa.

 

Probablemente tenía el poder de dejarlo vivir una vida pacífica sin los recuerdos del pasado, pero para ello tenía que dejarlo ir completamente y alejarme de su vida, regresar a los confines del infierno y quedarme por siempre ahí, después todo, ambos éramos libres ya que el sello del contrato no había aparecido en él, por lo que podía prescindir de toda esta estupidez, cerré los ojos y por primera vez en toda mi larga vida demoníaca me quedé dormido.

 

 

Condenado quizás a un final sin más,

y después la corriente me llevaría.

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer espero que sea de su agrado ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).