Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor Que Trasciende por Yacsi

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

By: Sebastián Michaelis.

 

Al día siguiente después de finalizar las clases, lo vi sentado, esperando la hora de sus deberes extras.

 

-Phantomhive, ya puedes retirarte, te he levantado el castigo. -Mencioné con una sonrisa, notando sorpresa en su rostro, segundos después, salí del salón sin esperar a que se retirara primero, ya que tenía algo de prisa para entregar unos papeles a administrativo, sin embargo, supuse que estaría bien por su cuenta.

 

Pasaron algunos días y me había tomado la libertad de regresar a Londres, al estar ahí lo primero que hice fue ir a aquel lugar que alguna vez frecuentamos en el pasado, al llegar, me senté bajo la sombra del árbol, cerré los ojos para disfrutar como la brisa tocaba mi piel, estuve ahí por varias horas, hasta que me decidí bajar a la ciudad, mientras caminaba me encontré con un viejo conocido.

 

-Es raro verte por aquí, mayordomo. -Mencionaba Undertaker con esa risa sin igual.

-Solo estoy de paso. -Mencione con un leve suspiro.

- ¿Él no está contigo?

-No, vine solo

- ¿Quieres contarme?

 

Suspiré con resignación y nos metimos a un bar, le conté lo que había sucedido en las últimas semanas. Durante los años, forje una especie de amistad con Undertaker, es por ello que se convirtió en alguien en quien podía confiar.

 

-Así que ya has tomado una decisión…-Mencionaba mientras tomaba su bebida

-Si, no me siento con el valor de arruinar su vida con recuerdos del pasado, creo que después de todo, él tiene derecho a tener una mejor vida que la que tuvo anteriormente. -Conteste pensando en lo egoísta que he sido durante tanto tiempo.

-Si esa es tu decisión, entonces te sugiero que regreses por última vez ahí, para estar seguro, así no tendrás remordimientos a futuro. -Explicó con seriedad.

 

Me quedé en silencio reflexionando sus palabras, aunque al final, después de varios días regrese a aquella ciudad, cuando llegué a mi departamento me tope con una gran sorpresa, en la puerta se encontraba Ciel, sentado, tenía apoyado su cabeza entre sus piernas. Me acerque y note que estaba dormido, lo cargue y lo recosté en el sofá de la sala, lo cubrí con una sábana, mientras lo contemplaba en silencio, pensando en las razones del porqué estaba ahí.

 

Sin embargo, no le di vueltas al asunto y fui a preparar algo de comer por si llegaba a despertar, mientras lo hacía, escuché algunos ruidos, así que me asomé para ver si había despertado, al hacerlo nuestras miradas se encontraron.

 

-¡Regresaste!...-Se levantó rápidamente e intentó acercarse a mí pero se detuvo a medio camino.

- ¿Estas bien? -Atine a decir, él asintió y bajó la mirada, se mordió el labio con inquietud.

- ¿Por-Por qué te fuiste? -Balbuceo

-Bueno… tenía algunos asuntos personales que resolver.

-Entonces regresarás de nuevo al instituto. -Musito para después mirarme, capté un ligero color violáceo debajo de sus ojos, algo que me preocupo.

-No lo sé… -Contesté, mientras pensaba en que su presencia me estaba haciendo dudar ante la decisión que ya había tomado

-E-Es… ¿por lo sucedido la otra vez?… -Titubeó mientras veía como apretaba sus manos.

-No…Bueno en parte…-Me interrumpí por un momento ante la confusión de mis palabras y sin meditar mucho proseguí.

-Pienso que es lo mejor para…

- ¡No te atrevas a decir que es por mí! -Vociferó interrumpiéndome y continuo.

- Desde … aquel día… por alguna extraña razón yo no he dejado de pensar en ti… y de repente, de la nada, te desapareces, al principio creí que estabas enfermo, pero a medida que pasaron los días escuché que ya no regresarías al instituto, así que sin pensar comencé a venir aquí después de clases, esperando encontrarte, pero no apareciste…

 

Se interrumpió cubriéndose los ojos con su antebrazo, me quedé perplejo ante su explicación

 

-Yo… creo que me he enamorado de ti… no sé cuándo pasó, no sé la razón, ni yo mismo lo entiendo con mi propio corazón. -Al escuchar sus palabras no pude contenerme y lo abracé.

 

-Lo siento… -Mencione con culpa, sintiéndome un idiota al haberlo abandonado como aquella vez, mi cuerpo se estremeció ante aquel recuerdo cuando él se suicidó y entendí que había llegado a tiempo antes que la historia se repita.

 

Lo tomé levemente de la cintura y lo cargué para sentarlo en el sofá, me quedé enfrente de él, hincado una de mis rodillas en el suelo para quedar a su altura.

 

-Perdóname… -Mencione agarrando uno de sus manos en donde deposite un beso, él me miró por unos segundos para después pegar su frente con la mía.

 

-Si te vuelves a ir, no te lo perdonare. -Contestó mientras que en uno de sus lagrimales se escapaba una lágrima que se deslizaba en su mejilla

 

-Prometo que no lo haré. -Deslice mis nudillos en su mejilla limpiando aquella lágrima para después tocar su frágil rostro con mis manos, nos contemplamos por unos segundos, me acerqué más para rozar mis labios con los suyos, note con exquisitez como sus mejillas se ruborizan, sonreí ante tal hermosura que no resistí más en besarlo profundamente.

 

Quiero entrar dentro de tu alma ya

y que sea con esta música

y dejarte una huella imborrable que ya no se irá

y saber que es indeleble

como nadie antes de mi

ha podido dejar sobre ti.

 

Después de aquel día, Ciel comenzó a ir a mi departamento al terminó de sus clases. Cierto día nos encontrábamos sentados en el suelo, él en medio de mis piernas; hacia su tarea en la mesa del centro de la sala, mientras que yo le robaba uno que otro beso.

 

-Sebastián, si me sigues desconcentrando, te juro que no volveré a regresar. -Me advertía, me reí ante lo que me había dicho y le di un pequeño beso en su nuca.  

 

-Está bien, te dejo de molestar. -Tomé el libro que tenía a un lado y me dispuse a leerlo.

- ¿Cuándo regresarás al instituto?

-¿Por qué? ¿Acaso, extrañas que no esté ahí? -Mencioné divertidamente

-No seas engreído, es solo que detesto al profesor que te está supliendo, eso es todo. -Contestó con soberbia y continuó con sus deberes, sonreí al notar el rubor en sus mejillas así que me acerqué y le di un beso en su mejilla.

- Si regreso no podré estar así contigo, ¿Estarás bien con eso? -Cuestione colocando mis manos en su cintura acercando mi rostro cerca del suyo.

 

Él se quedó callado por unos minutos, tal vez pensando en lo que podría decirme, escuche que suspiro

 

-No me importa… siempre… y cuando estés conmigo… -Balbuceo mientras intentaba esconder su vergüenza, me sorprendí por su respuesta que lo jale hacia a mi haciendo que quede sentado encima de mis piernas.

-¡¿E-Espera, qué haces?!

 

No conteste y lo tome del mentón para besarlo, con el pasar de los segundos hice más profundo aquel contacto, mientras que unas de mis manos se introducía debajo de su camisa, tocando su piel, nos separamos por un momento por la falta de aire, pero en breve continúe, y comencé a lamer su lóbulo, para bajar lentamente a su cuello, escuche salir un leve gemido de su boca, algo que me hizo excitar, y en un solo movimiento, ya estaba encima de él besando su clavícula, mientras desabotonaba su camisa, cuando finalice, lamie su blanca y delicada piel hasta llegar a sus hermosos pezones rosados, de los cuales les daba un leve mordisco.

 

- ¡Basta!, ¡Por favor! -Grito Ciel haciéndome salir de aquel trance, al mirarlo sus ojos estaban llorosos, así que rápidamente me incorporé, ayudándolo también a sentarse.

 

-Lo siento… me deje llevar. -Mencioné comenzando a arreglar su ropa, cuando termine, toque su rostro para limpiarle las lágrimas que recorría su mejilla, del cual me hizo sentirme culpable.

-Perdóname, prometo que no volverá a ocurrir. -Hable con arrepentimiento.

 

Él desvió la mirada quedándose en silencio, decidí no insistir, dándole su espacio, aunque con atrevimiento le di un pequeño beso en su frente y en un susurro me disculpé nuevamente.

 

-Iré a preparar algo de té. -Me levanté y me fui a la cocina.

 

Durante toda la tarde estuvimos en silencio, marcando cierta distancia entre nosotros. Al entrar la moche me encontraba sentado en el sofá leyendo un libro, me percate que él se sentaba a mi lado, pero continúe con mi lectura para no hacerlo sentir incómodo.

 

-Sebastián… con respecto a lo de…

-Está bien, no te esfuerces, te entiendo. -Mencioné rápidamente interrumpiéndolo, ya que intuía a donde iba a parte que note que se estaba esforzando para hablar del tema algo que me causo ternura.

-Pero… -Coloque mi dedo en medio de sus labios silenciándolo.

-No digas más. -Lo tomé en mis brazos

-Lo haremos cuando estés listo, te esperare el tiempo que sea necesario. -Me reí para mis adentros ante mis últimas palabras, porque al parecer en lo único bueno que era, es en esperar.

 

 

Tú la razón por la que yo existo

una luz enciende esta oscuridad

 

 

Pasaron varios días y regresé al instituto a impartir clases, por lo que nos volvimos más cautelosos en nuestra relación para que nadie sospechara, cuando finalizaban las clases, lo esperaba un poco lejos de la escuela para irnos juntos, gracias a esa rutina tuve que conseguir un auto para no tener ciertas dificultades para llegar a mi departamento.

 

El comenzó a pasar más tiempo conmigo que en su propia casa, él me contó que sus padres estaban divorciados, su padre se quedó en Londres mientras que ellos bajaron a esta ciudad, ambos son tan empedernidos en sus trabajos que nunca están en casa y por ende Ciel no tiene problemas en estar conmigo, pero debe estar en casa antes de medianoche que era la hora en que su madre llegaba.

 

Mientras estábamos en mi departamento, yo me encontraba preparando la cena, Ciel quería ayudarme, pero no se lo permití, prácticamente no lo dejaba hacer ese tipo de cosas o que me asista, ya que me gustaba consentirlo. Después que terminamos de cenar, Ciel se fue a acostar un momento a mi habitación, entretanto yo me quede en la sala a seguir leyendo, hasta que me percate que se aflojó el vendaje que cubría el sello de mi mano, decidí quitármelo por un momento y me quedé contemplando aquella marca, pensando si alguna vez aparecerá en Ciel y las consecuencias que tal vez traería.

 

-Es la primera vez que veo que te quitas el vendaje. -Mencionaba Ciel saliendo de la habitación con la cara somnolienta, tomándome por sorpresa me dispuse rápidamente a vendarlo nuevamente.

-Te ayudo. -Se sentaba a mi lado y agarraba mi mano, para después mirarme

-¿Puedo verlo?. -Me cuestionaba con una mirada angelical, suspiré, porque no podía negarle nada, así que asentí para darle permiso. Él me quitó el vendaje y al terminar sé que quedo viendo y comenzó a tocarlo suavemente con sus dedos.

 

-Después de lo de tus uñas negras, no me sorprende que escondas un tatuaje. -Mencionaba sin quitar la vista del sello en mi mano, me reí a las conclusiones que llegaba y entonces recordé que hace días a regañadientes me obligo a quitarme los guantes que siempre llevaba puesto, para mi suerte no objeto nada cuando solo me quite el guante de la mano izquierda, al mirar mi mano lo único que me dijo fue “Eres una clase de gótico o qué?”, cosa que me dio gracia pero a la vez no pude responder a su comentario, así que deje que se hiciera ideas.

 

- ¿Qué significa? -Cuestionó, haciéndome salir de aquel recuerdo.

-Na-Nada en particular. -Contesté con cierto nerviosismo y rápidamente miré mi reloj.

-Ya es algo tarde, es mejor que te lleve a casa. -Estaba a punto de ponerme de pie, pero sentí como me apretaba levemente la mano

-Un contrato... -Murmuró

- ¿Ciel?... -Él me miró y se sentó sobre mí, de frente, me desconcerté ante aquello que me quedé sin palabras.

-Un contrato que nunca culminó porque me dejaste ir, me dejaste morir. -Comenzó a acariciar mi rostro con ambas manos

-Lo elegiste a él...

-No.… deja que... -Fui interrumpido con un cálido beso que sin objeción correspondí dejándome llevar, hasta que sentí una leve mordida en mi labio inferior, él se separó del beso y vi cómo se relamía los labios con perversión, saboreando la sangre que había logrado sacar en aquella mordida.

 

-No me importa la manera en cómo me quieras herir o desquitar, después de todo me lo merezco por haberte dejado ir. -Coloqué mi mano en su mejilla y él comenzó a llorar desconsoladamente, lo tomé en mis brazos, sentí que forcejeo por un momento, pero después se rindió,

 

Nos quedamos así por un tiempo hasta que escuche que su llanto se apaciguó, percatándome después que se había quedado dormido, verifique la hora y me apresure a llevarlo a su casa, al llegar me quede estacionado casi cerca de ahí, estaba a punto de despertarlo cuando me encontré con aquellos ojos azules que me miraban somnolientos.

 

-Me quede dormido de nuevo, lo siento

-Está bien, no te preocupes. -Desvié la mirada hacia su casa

- Deberías apresurarte tu madre no tarda en llegar. -Alegue, escuche que tomaba sus cosas de la parte de atrás.

 

Por un instante me sumí en mis pensamientos, pero salí de ellos cuando escuche que Ciel me llamaba, gire para mirarlo y rápidamente me dio un beso en los labios para después decirme “idiota” y salir apresuradamente del auto con una sonrisa traviesa.

 

Me reí ante su gesto y pensé que había un gran camino por recorrer, solo que esta vez nada ni nadie me separaría de él.

 

 

Si yo te observo ahora lo comprendo,

y te he esperado una eternidad

 

Nuestra rutina diaria se convirtió en la base nuestra relación del cual yo disfrutaba, sin embargo, había momentos como hoy, en que no podía estar con él por cuestiones de su madre. Entretanto caminaba por la ciudad me encontré con alguien conocido, del cual traté de evitar a toda costa, pero sin éxito.

 

Se trataba de Grell que con ímpetu me arrastró a una cafetería del cual no era mi gusto, ya que por dentro tenía colores pasteles, frecuentado por adolescentes o parejas. Algo que me hizo sentir incómodo y más estando con él.

 

Mientras nos traían lo que habíamos ordenado, sin rodeos lo cuestione por su presencia en la ciudad, él me explicó que había alguien que estaba entorpeciendo el trabajo de sus compañeros y que lo mandaron a investigar.

 

-Espero que el infractor no seas tú, Sebastián.

- ¿Yo? por favor, estoy ocupado en otras cosas, que estar robando almas a diestras y siniestra. -Conteste sonriendo de lado

-Nunca mencione que se trataba de robos de almas. -Mencionaba con una sonrisa victoriosa

- Lo sé, pero quería dejarte claro ese punto, ya que de una u otra forma me lo terminarías por preguntar.

 

Él se quedó en silencio por un momento tal vez analizando mi respuesta, aunque a decir verdad yo no intentaba esconder mi delito, ya que imaginaba que tarde o temprano mandarían a un dios de la muerte de procedencia londinense a esta ciudad.

 

Para mi suerte Grell dejo pasar mi delito, aunque tenía que pagarle el favor, lo que jamás imaginé, es que lo tenía que hacer en ese preciso momento, por lo que fui manipulado a recorrer la ciudad de arriba hacia abajo con él, cuando por fin me soltó, me regrese a mi departamento, me acosté en el sofá, cerrando brevemente mis ojos intentando desconectarme de mis pensamientos, algo que no pude, al sentir que algo cayó encima de mí, me  incorpore y distinguí una mochila al tiempo que escuche que la puerta se cerraba de golpe, al mirar descubrí a Ciel.

 

-¿Qué haces aquí?, pensé que pasarías todo el día con tu madre. -Mencione mientras colocaba a un lado su mochila

 

- Acaso no puedo venir cuando quiera, pensé que por ello me habías dado una copia de la llave. -Contestó con arrogancia sentándose a mi lado.

-Yo no he dicho eso, es solo que, no quiero que tengas problemas con ella.

-Descuida, le comenté que me quedaría a dormir en casa de un amigo. -Se cruzó de brazos para después mirarme con desdeño.

- Y dime ¿Qué hiciste en mi ausencia?

 

Suspire, deduciendo que me había visto con Grell y más por su actitud tajante del cual nada bueno traía cuando estaba así. Le explique sobre mi encuentro con aquel dios de la muerte, excluyendo ciertos detalles que él no comprendería o bien no debía saber.

 

A pesar de mi explicación él se mostraba algo molesto, así que intente calmar las cosas dándole un pequeño beso, para después mencionarle que amaba que sea celoso, algo que no debí decir ya que solo ocasione que se enojara más, y que se encerrara en mi habitación. Realmente era demasiado orgulloso para admitir que estaba celoso, pero no insistiría en ese punto  

 

 

Lo deje solo por un rato, hasta que decidí llevarle un pedazo de pastel de chocolate que había preparado para dárselo al día siguiente, pero ahora que estaba aquí, aproveche a llevárselo aunque solo era un pretexto para poder apaciguar las cosas, cuando se lo lleve él aún seguía enojado, ya que con mala gana tomó el plato para comer el pastel aunque por unos instantes vi como felizmente lo disfrutaba y eso me alegro, cuando termino, me senté a su lado y con mi lengua le quité la sobras que tenía en las comisuras de su boca, él se ruborizó por mi acción.

 

-No-No…. creas que ya me compraste con un pedazo de pastel. -Me decía con cierto enojo.

-Lo sé, pero mientras te haya hecho feliz por un momento, con eso me basta. -Conteste con una sonrisa, él desvió la mirada escondiendo su vergüenza

 

Tu sonrisa me habla como una poesía

y tu forma de ver ahora será la mía







Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).