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Amor Que Trasciende por Yacsi

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By Sebastian Michaelis

 

Al llegar la noche, Ciel me obligó a que duerma en la misma cama con él, algo que, por supuesto me negué, porque me he estado conteniéndome a hacerlo mío y temía perder mi autocontrol, algo que no podía mencionarle, así que me mantuve firme a no ceder, pero no funciono ya que al final y a regañadientes accedí. Esperé a que se durmiera para levantarme y acercarme a la ventana para contemplar la noche.

Solo pasaron un par de horas cuando Ciel despertó, gritando, rápidamente me acerqué para calmarlo.

 

-Tranquiló, estoy aquí… -Lo abracé sintiendo cómo su cuerpo temblaba, él se aferró a mi como si temiera que me fuera.

 

-Se-Sebastián…. pase lo que pase… no me dejes morir...-Balbuceo haciendo que todo mi ser se estremeciera.

-Te lo prometo, no dejaré que nada te pase. -Contesté con amargura, quedándonos por unos momentos en silencio.

 

Cuando se calmó, le propine un casto beso en su frente, él me miró y sorpresivamente me beso; sentí como poco a poco profundizaba aquel contacto, mis manos vacilaban en tocarlo por miedo a que perdiera la poca fuerza de voluntad que me quedaba, así que abruptamente me separé de él.

 

-Lo siento…. yo…

-Quiero…que continuemos hasta el final...-Dijo interrumpiéndome haciendo que me conmocionara.

-No creo que sea buen momento, yo no creo que pueda contenerme, no quiero lastimarte

-Dudo que me lastimes. -Tomo mi mano para colocarlo en su mejilla y me miró con ojos suplicantes.

 

No pude negarme ante su mirada, así que me acerque y comencé a besar su rostro hasta llegar a sus labios, mientras que mis manos se deslizaban en el contorno de su cuerpo, en minutos nos despojamos de la ropa y con delicadeza lo acariciaba y besaba en cada rincón de su cuerpo; aunque, a pesar que intenten contenerme, no lo logre ya que estaba tan embelesado en su piel, su aroma y en sus impacientes besos que me hacía tiritar de placer.

 

Contra la suciedad de la hipocresía,

eres mi fantasía cada día que brilla.

 

 

Esa noche nos entregamos sin medida, no solo por el simple placer que nuestros cuerpos pedían, también por el amor que nos profesábamos. En la mañana desperté abruptamente al escuchar un fuerte alarido, mire a los lados descubriendo que Ciel no se encontraba en la cama, así que inmediatamente me levanté dirigiéndome hacia donde había provenido aquel grito, me detuve en el baño e intente abrir la puerta, pero esta se encontraba cerrada, así que sin pensarlo la derribe, al ingresar, lo vi hincado, tocándose la cabeza, mientras que hilos de sangre resbalaban de su mano izquierda, apareciendo en aquel lugar la marca de contrato, en segundos perdió la conciencia y velozmente lo atrape antes que su cabeza tocara el suelo, en segundos lo acosté en la cama y le vende su mano.

 

Las horas pasaban y él no despertaba, la preocupación comenzaba a invadir todo mi ser hasta que la noche cayó, entonces comenzó a removerse de la cama, despertando lentamente e incorporándose, me acerque sentándome a un costado de la cama.

 

- ¿Estas bien? Me tenías preocupado. -Hable acariciando su mejilla. El solo asintió alejándose de mí, levantándose de la cama.

-Tengo que regresar a mi casa, no quiero preocupar a mi madre. -Explicó colocándose los zapatos.

-Entonces te llevaré a tu casa.

-No es necesario, quiero irme por mi cuenta.

-Pero, Ciel…

- ¡No me llames así! -Vociferó y salió rápidamente de la habitación, lo seguí por impulso notando que tomaba su mochila para después dirigirse a la puerta

-¡Espera!, déjame llevarte. -Insistí, Ciel se detuvo dándome la espalda.

- ¡Maldición Sebastián! Te ordeno que…. -Se interrumpió apretando los puños y salió corriendo

 

Me congelé mirando la puerta cerrada, me encontraba conmocionado al saber que él había recuperado todos sus recuerdos; fueron escasos minutos cuando entré en razón y me dispuse a ir a su casa, al llegar , irrumpí en su habitación, pero él no estaba, y eso es porque que gracias a mi velocidad sobre humana logre llegar antes que él,  cuando llegó, no se sorprendió al verme, así que solo se limitó a aventarme su mochila con enojo, del cual hábilmente atrape, vi que abrió la boca para decir algo pero fue interrumpido por dos leves golpes en la puerta, se trataba de su madre, con desgano salió de la habitación para atenderla, mientras esperaba, escuché que ella locuestionaba por su apresurada llegada y de su mano vendada, él con ingenio se las arregló para tranquilizarla.

 

Cuando terminó de hablar con su madre, ingresó de nuevo a la habitación y se sentó al borde de la cama mirando su mano.

 

-Debes sentirte decepcionado al saber que no soy Ciel… o realmente esperabas por mí para devorar mi alma, ya que después de todo no cumplí con la parte del contrato. -Hablo en un tono amargo, sin dirigirme la mirada.

-Entonces, recuerdas todo.

- Recuerdo cada maldito momento de mi vida pasada, hasta el sabor de aquel veneno. -Contestó sonriendo de lado para luego mirarme

-Pero adelante, acabemos con esto y devora mi alma.

 

Lo mire decepcionado ante aquella conclusión, así que comencé a acercarme a él, mostrando parte de mi verdadero ser, al estar cerca de él lo tome del rostro con una mano y lo derribe con fuerza a la cama colocándome encima de él.

 

-No sabes cuánto he esperado por este momento. -Dije deslizando una de mis filosas uñas en su rostro, él respingo por mi acción, a la vez que mantenía ese afamado semblante en su rostro, sonreí y me relamí los labios.

 

-Prometo que no te dolerá. -Me acerque a su rostro y en breve lo bese con sutileza, regresando poco a poco a mi forma humana, sentí que él comenzó a forcejear por mi intromisión a sus labios, así que lo sostuve de las muñecas y continúe con aquel fogoso beso, en breve comenzó a corresponderme, pero me separe de él.

 

-Pensaste que me comería tu alma. -Mencione en un tono de burla soltando sus manos, él se limitó a mirarme con enojo para después girarse a un lado de la cama, suspire resignado y me acosté a su lado boca arriba, evitando cualquier tipo de contacto entre ambos.

 

-Tu mejor que nadie debería saber mis motivos del porque te espere tanto tiempo. -Alegue, esperando una respuesta, pero se mantuvo en silencio por un par de minutos.

-Podrías al menos dejarme solo esta noche, necesito aclarar mis ideas. -Contestó en un murmullo.

 

No conteste y abandone la habitación, caminé en las oscuras calles de la ciudad para aclarar mis pensamientos; ahora que sus memorias del pasado han regresado, dudaba el rumbo que tomaría lo que ya teníamos.

 

 

Quiero entrar dentro de tu alma ya

y que sea con esta música

hasta ser el sentido que lanza las cosas que ves

eres sangre de mi sangre

no imagino vivir en el mundo si no estás en él.

 

 

A la mañana siguiente me dirigí al instituto esperando verlo, sin embargo, él no llegó, al parecer se había reportado enfermo, me preocupe, pero presentía que él estaba bien y que era probable que haya mentido para no verme, así que al finalizar las clases me dispuse a ir en su búsqueda, llegue a su casa y no se encontraba,  así que sin pensarlo dos veces me guie por el poder del sello del contrato.

 

En poco tiempo lo encontré en la biblioteca principal de la ciudad, él estaba en perfectas condiciones, aliviado decidí esperarlo afuera de aquel edificio, pasó un par de horas cuando él salió de aquel lugar, me miró sin ninguna emoción en su rostro.

 

-Como un fiel perro esperando a su amo. -Mencionó pedantemente, para después continuar con su camino, lo seguí por detrás sin decir nada, a pesar de que sus palabras me habían herido

 

Caminamos por varios minutos hasta que inesperadamente se detuvo, dio media vuelta para mirarme.

 

-Podrías dejar de caminar detrás de mí, ya no eres mi mayordomo. -Dijo con irritación señalándome con el dedo, exhale y me acerque.

-No lo hacía con ese fin, simplemente no quería incomodarte. -Conteste y continúe caminando dejándolo atrás.

 

Escuche que me gritaba con enojo, pero me inmute, él logró alcanzar mi paso y sin decir nada continuamos nuestro camino rumbo a su casa, al llegar, se dispuso a abrir la puerta de su casa, yo solo esperaba a que ingresara para irme, pero mientras, miraba las calles solitarias.

 

-Vas a pasar o te quedaras ahí parado como idiota. -Habló, llamando mi atención, no conteste y accedí a entrar a su casa, después de todo era la primera vez que tenía el privilegio de ingresar, al menos de esa manera.

 

-Supongo que comerás conmigo.

-¿Quieres que prepare algo?

-No, yo lo haré, así que espérame ahí sentado. -Me señalaba el sofá y con extrañez lo mire pensando en si él sabía cocinar, él noto mi gesto y rodó los ojos con impaciencia

-Solo recupere la memoria, mas no regrese hacer el inútil de antes. -Alego con enojo para luego desaparecer de mi vista.

 

Me reí de su comentario, pero espere pacientemente, cuando terminó, nos sentamos a comer y sin falta me pidió mi opinión, del cual me causo gracia, aunque con agonía lo disimule porque no quería que se enojara.

  

-Sabe bien, aunque me intriga en donde aprendiste a cocinar.

-El cocinero de la casa de mi padre me enseñó.

-Entiendo. -Fue lo único que contesta y continúe probando su comida en silencio, nos mantuvimos así por unos minutos.

-Dentro de unos días me iré a Londres. -Dijo rompiendo el silencio, no conteste, pero deduje los motivos tras su viaje.

-Tu vendrás conmigo ¿Cierto?. -Me miró sutilmente.

-Si eso es lo que deseas, entonces iré.

-Bien, entonces te avisare los pormenores, ya que aún tengo que hablar con mi madre.

 

Asentí y de nuevo nos embargó el silencio acompañado de una tenue incomodidad, al terminar  me despedí de él de una manera respetuosa, justamente como amo y mayordomo, al caminar por las calles recordé que hace días nos regalábamos varios momentos de amor, pero ahora estábamos más distanciados, algo que me dolía por que todo había cambiado de manera repentina pero a pesar de ello no iba a huir por que aún lo amo.

 

 

He dejado que todo llegase así

los latidos que me hablaban de nosotros dos

aquí...

 

 

Algunos días pasaron y llegamos a Londres, Ciel fue recibido por su padre en la mansión, mientras que yo me infiltre a su habitación a esperarlo. Cuando ingreso, me encontraba parada mirando a través de la ventana, en breve él se acostó en la cama y yo me perdí en mis pensamientos, pero fui interrumpido, cuando escuche que me llamaba.

-¿Necesitas algo? -Cuestione, el estiro su mano, confundido por su acción solo atine a acercarme, pero al hacerlo, me jalo de la camisa haciendo que quede acostado en la cama

-Si, deja de tratarme como un inútil y sírveme como almohada. -Mencionó con cierta soberbia acomodándose en mi regazo

-Eso es una orden...

-Desde cuando obedeces órdenes. -Contestó con una sonrisa burlona cerrando los ojos.

 

No replique ante su comentario y lo deje descansar, aunque deseaba fervientemente tenerlo en mis brazos, pero me conforme con aquel sutil contacto. Cuandodespertó, comimos algo, para después salir, rente un auto para poder ir a la mansión Phantomhive, al llegar, el lugar se encontraba totalmente en ruinas, él lo contempló brevemente para luego dirigirse al cementerio, del cual era lo único que se encontraba en perfectas condiciones, ya que Undertaker cuidaba de aquel lugar.

 

En silencio miro cada lápida hasta encontrarse con la de su hermano y aun lado de este, se encontraba la de Elizabeth, vislumbre que sonrió de manera relajada para después continuar mirando, hasta toparse con la suya, se quedó unos minutos mirándolo y observé cómo apretaba los puños de sus manos.

 

En breve salió de ahí a paso de veloz, corriendo hasta donde sus pies se lo permitiera, lo seguí de cerca, percatándome hacia donde iba.

 

Cuando lo alcancé, él tenía cerrado los ojos mientras su respiración estaba agitada, pensé en que tal vez estaba recordando aquel momento crucial cuando se suicidó.

 

-Aquel día en medio de mi agonía, ¿lo que me dijiste fue sincero?

- Si. -Contesté con amargura.

-Te remuerde estar aquí, por eso no te acercas. -Mencionó mirándome, pero desvié la mirada con aflicción

- Ven mi amado demonio, prometo que esta vez no me suicidaré. -Sonrió con burla estirando los brazos.

 

Me acerque a él, colocando mis manos en su cintura para cargarlo y colocarlo a mi altura, junte mi frente con la de él.

-Desde aquel día, lamente tu perdida, y a pesar de todo, de todo lo que tuve que pasar, ni por un minuto yo te pude olvidar… realmente lamento mis errores del pasado, pero lo he pagado con creces al estar sin ti durante tanto tiempo. -Explique con dolor al recordar el pasado.

- El pasado quedo atrás no podemos enmendar lo que hicimos, pero si podemos seguir adelante… juntos. -Sus palabras tocaron mi frágil ser, haciéndome sentir aliviado al saber que aun teníamos un presente y un futuro por delante.

-¿Cuándo fue que maduraste?. -Sonreí y él desvió la mirada con un rubor en sus mejillas, me maraville al verlo así que le propine un tierno beso en su mejilla

-Te amo con cada parte de mi corrompido ser. -Susurre en su oído

-Desde cuándo te volviste tan cursi. -Contestó con una sonrisa traviesa

-Desde que me enamore de ti.

 

Él se quedó en silencio ante mi confesión, nos contemplamos por unos momentos para después besarnos, dejando atrás el dolor del pasado e iniciar un presente juntos, amándonos, sin temor a lo que nos deparaba el futuro.

 

 

 

Quiero entrar dentro de tu alma ya

quiero hacerlo con la música

y dejarte una huella imborrable que ya no se irá

que yo vivo en tu respiro

para mi este mundo no existe si no estás en él.

 

 

Algunos años pasaron y ya vivíamos juntos, en Londres, por lo que nos encontrábamos en nuestro lugar favorito, arreglando nuestras ropas después de una sesión de amor, ambos nos sentamos bajo la sombra de  aquel árbol, Ciel estaba en medio de mis piernas, su cabeza descansaba en mi pecho, y mis brazos lo protegían en un cálido abrazo.

 

-Es increíble como este lugar ha permanecido durante tanto tiempo. -Hablo suspirando.

-Si… es increíble. -Conteste pausadamente con cierto nerviosismo algo que el noto.

-Sebastián… tu hiciste algo. -Me decía con suspicacia, observándome.

-Bueno cariño, fue demasiado tiempo, que no tenía mucho que hacer. -Sonreí tomando su mano para besar el anillo que tenía en su dedo índice y sonreí al recordar cuando se lo di.

 

Aquel día era su cumpleaños él anticipadamente me prohibió que hiciera o que le diera algo ostentoso, que solo le bastaba mi simple compañía, algo que me causo gracia al verlo ruborizar ante su último comentario por lo que me limite a tomarlo en mis brazos y llenarlo de besos.

 

Sin embargo, no pude contenerme en hacer algo especial, asi que arregle el jardín para una sencilla cena en compañía de las estrellas. Cuando le mostré mis sorpresa él me refuto un poco, pero al final termino gustosamente aceptando mi gesto, pero las sorpresas no acaban, porque después de que terminamos de cenar, le entregue aquel anillo como símbolo de un nuevo contrato entre ambos, un contrato de amor, él me miró extrañado, arqueando una ceja.

 

-Sebastián no me casaré contigo. -Me reí de su comentario, así que lo jale sutilmente de la cintura para tenerlo más cerca.

 

-Para mí, esto es una boda, porque te estoy jurando amor eterno en esta noche, en compañía de la luna y las estrellas, te estoy entregando mi corazón y mi alma que están plasmados en este anillo, así que te pregunto ¿Quieres enlazar por siempre tu vida a este humilde demonio romántico?

 

El hizo una mueca intentando sutilmente esconder su vergüenza, algo que no logró porque sus bellas mejillas color carmín lo delataban.

 

-Ya nos pertenecemos desde hace mucho tiempo. -Contestó alzando su mano para que le coloque el anillo.

- Pero, si a mi demonio le gusta las cosas formales pues no puedo negarme ante su romanticismo. -Finalizó con cierta presunción

 

-Mi Ciel, tan lindo como siempre. -Dije divertidamente colocándole el anillo

- Tu tan idiota como siempre. -Nos miramos brevemente para después reírnos, aquel momento fue especial y memorable.

 

-¿De qué te ríes? -Me cuestionaba Ciel haciéndome salir de aquel recuerdo

- De nada, solo pensaba en lo feliz que soy a tu lado. -Él entrelazo sus dedos con los míos y me miró fijamente

-Seremos felices, juntos...

-Por siempre… -Agregue

 

Sonreímos ante lo bien que nos complementamos y sellamos un nuevo pacto de amor con un beso, mientras nos iluminaba los primeros rayos del sol.

 

-Juntos hasta la eternidad....

 



Notas finales:

Muchas gracias por leer esta historia, espero que le haya gustado, nos vemos pronto en otras historias de sebaciel :3


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