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Don't give up on me por Ultraviolet

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Notas del capitulo:

¡Hola! Pido perdón por tardar en subir capítulo, pero me han pillado los exámenes finales del semestre y justo al acabar me fui de viaje, pero ya estoy aquí!!!!!!!!!!!!!!!!!

-        Va a ser la hostia. – Volvió a repetir por quinta vez en esa misma mañana. – Y tú vas a estar ahí la primera, ¿verdad, primita? – Becca suspiró pesadamente y siguió preparando los cafés, observando a Sidney tomar café desde la barra mientras miraba a Erika con una sonrisa boba.  - ¿Tú también vendrás, no pelirroja? – Se acercó a ella, apoyándose sobre la barra y mirándola directamente a los ojos. - ¿Ver-dad?

-        Iré solamente si Sidney se apunta. – La castaña trazó un pequeño plan en su mente, tras la confesión de que a su amiga le gustaba su prima Erika, se había formado en su cabeza miles de planes para ponerlas en más de una situación comprometida.

-        ¡Sid! ¡Por favor! – La rubia atrapó las manos de Sidney entre las suyas y la atrajo un poco. - ¡Di que vendrás!

-        Está bien, iré. – Miró a Becca de reojo y ésta le brindó una mueca de burla.

-        ¡¡¡¡¡¡¡SIIIIIII!!!!!! – Llamó la atención de cada uno de los presentes y Becca la acalló.

-        Son las 9 de la mañana, ¿cómo tienes tanta energía?

-        ¡Porque ambas vais a venir a mi fiesta de cumpleaños!

-        ¿De verdad creías que no íbamos a ir? – Becca rodó los ojos. – No me la perdería por nada del mundo, idiota.

-        Yo solo me aseguraba de tener a mi lado… - Se acercó a Becca y la agarró con entusiasmo. - A mi compañera de bailes encima de la barra.

-        Eso te costará MUUUUCHOS chupitos.

Se adentró en la cocina para preparar unos cuantos desayunos y observó a su prima Erika conversando animadamente con la pelirroja, la cual la miraba como si fuera una figurita de porcelana que se fuera a romper con sólo admirarla. Pensó por un momento en la idea de que su mejor amiga estuviese saliendo con su prima. Y esa idea, por un momento la tranquilizó y de hecho, le gustó.

Erika era junto a Sidney, una de las personas más importantes de su vida, y jamás iba a permitir que algo o alguien le hiciese daño. No otra vez.

-        Toma, Erika. Los desayunos de la mesa 3 y 8. – La rubia asintió con energía y la vio acercarse de buen ánimo hacia los clientes. Dirigió su vista hacia la pelirroja, que la miró con cara de pocos amigos y Becca alzó el ceño.

-        ¿Se puede saber qué pretendes?

-        ¿Yo? – Dijo inocentemente. – Absolutamente nada.

-        Sabes perfectamente que cuando bebo tiendo a ser demasiado sincera.

-        Lo sé perfectamente.

-        Y demasiado cariñosa.

-        Eso también lo sé. – Admitió triunfante. – Te recuerdo que eres mi mejor amiga.

-        Te odio, Becca Hale.

-        Ya me lo agradecerás cuando te ayude a conquistar a mi prima. – La pelirroja le hizo un gran corte de mangas. -  Simplemente hagamos que… disfrute el día de su cumpleaños. – Miró a su prima a lo lejos, anotando un par de pedidos de clientes que acababan de entrar y sonrió nostálgicamente. No iba a permitir que nadie arruinase su cumpleaños. No otra vez.

Había pasado 3 días sin ver a Lara, pero sí que habían intercambiado un par de mensajes por whatsapp. La morena tenía mucho trabajo y Becca tenía que manejar las clases en la universidad a la par que hacía horas extra en la cafetería. Con un poco de suerte, la entrevista que tenía por la tarde con una nueva posible camarera iría bien, y eso significaba tener un poco más de tiempo para sus estudios y para ella, y bueno, también para Jones.

-        ¿A qué hora viene la chica nueva? – Preguntó Sidney cuando la castaña se volvió a acercar.

-        A las 4. 

-        ¿Estás nerviosa? – Alzó el ceño y la castaña la miró. – Es la quinta vez que vas a limpiar esa taza.

-        Es que… - Suspiró. – Nunca le he hecho una entrevista de trabajo a nadie. ¿Y si no me toma en serio? – Su mejor amiga rodó los ojos y atrapó sus manos sobre la barra.

-        Cariño, si no te toma en serio Erika y yo seremos las primeras en darle una patada. – Apretó un poco más el agarre, brindándole apoyo y sonrió. – Va a ir bien, ya verás.

-        Eso espero. – Volvió a suspirar. – No quiero que la cafetería esté en malas manos. Al fin y al cabo, esto es mi vida y la de mi madre.

-        Irá todo bien, estoy segura. Y si necesitas ayuda, nosotras te respaldaremos. ¿De acuerdo?  - Asintió con una sonrisa y miró hacia la puerta, donde Erika hablaba animadamente con otra chica que no alcanzó bien a ver porque había personas levantadas justo delante.

-        ¿Otro café? – La pelirroja asintió y se volvió a girar a preparar una ronda más de cafés con leche.

-        ¡De verdad, tienes que venir! – Volvió a escuchar a Erika alzar la voz, esta vez cerca de ella y se giró para comprobar con quién hablaba. - ¡Dile a Jones que tiene que venir a mi fiesta de cumpleaños! – Tragó saliva y dejó rápidamente las tazas sobre la barra. Giró sobre sus pies y observó a Lara con una gran sonrisa mientras charlaba con Erika, o más bien, ésta le intentaba convencer de que fuese a su fiesta. – Va a ser la leche, alcohol, música y diversión. ¡Venga!  - Erika me miró, la miró y nos miró. – ¿Por favor?

-        ¿No vas a parar hasta que diga que sí, verdad? – Preguntó Becca mientras miraba a Erika y a Lara.

-        Efectivamente.

-        Me gustaría vivir la noche sin tener que llevar uniforme.  – Se animó a decir, levantando la atención de los presentes especialmente la de Becca. – Me encantaría ir.

-        ¡¡¡¡SI!!!! – Abrazó a Lara. – Mis poderes de convicción son increíbles.

-        Lo que pasa es que eres un poquito pesada, prima.

-        Pesada serás tú cuando no te despegues de la botella de ginebra. – Atacó la rubia. – Que la última vez que salimos…

-        ¡EH! – La atrapó del brazo, tirándola hacia ella. – De esa noche prometimos no hablar.

-        Eh, eh. Yo quiero saber qué pasó esa noche.  – Intervino Sidney, claramente interesada. – Nunca me has hablado de esa noche.

-        Eso es porque… - Se giro muy despacio y miró a cada una de ellas a los ojos. – No. Se. Habla. De. Esa. Noche.

-        ¿Ni si quiera una pista?

-        NO. – Negó con rotundidad. – Y a partir de este mismo momento no se volverá a hablar de esa noche, ¿De acuerdo?

Y como si de un voto de silencio se tratase, ninguna volvió a sacar el tema aunque la verdad es que se morían de ganas por saber qué había ocurrido. La cafetería estaba concurrida aquella mañana, era un viernes festivo en la ciudad y muchas personas aprovechaban el día para salir con sus familias a pasar el día fuera.

 

-        ¿Me dejarías tu falda de cuero? – Se acercó sigilosamente por detrás.

-        ¿La que quemaste con un cigarrillo y tuve que gastarme un ojo de la cara para poder arreglarla? – Ni si quiera miró a la rubia.

-        Me lo tomaré como un no. – Se giró sobre sus pies y apoyó su espalda sobre la barra.

-        No te quedes quieta, lleva estos cafés a la mesa 14. – Erika alzó el ceño y Becca suspiró. - ¿Por favor?

-        Así mejor. – Agarró la bandeja con cuidado de que los cafés no se derramasen. – Estás muy estresada, necesitas un polvo, primita. – Becca boqueó, mirando a su prima. – Quizás mañana haya suerte. – Se giró y Becca no pudo decir nada, simplemente suspiró y se apoyó en la barra, buscando apoyo en su mejor amiga, que charlaba con Lara.

-        Es verdad, necesitas desahogarte. – Respondió la pelirroja. – Y por favor, que no sea con Alex. – La castaña rodó los ojos y atrapo la mirada de la morena.

-        ¿Tú también piensas que necesito un polvo? – Y quizás eso fue demasiado atrevido, pero lo dijo sin pensar. Los ojos azules de Lara chocaron con los de Becca y la observó tragar saliva para después esbozar una sonrisa.

-        Pienso que… podrías relajarte. – Encogió los hombros, restándole importancia.

-        Si quieres puedo… - Intervino la pelirroja.

-        No necesito un vibrador Sid, gracias. – Cortó la castaña, anticipándose a lo que su mejor amiga fuera a decir.

-        Sólo intentaba ayudar. – Sonrió la pelirroja. – Bueno, chicas, debo irme. Tengo que recoger a mi hermana del trabajo, a la muy idiota se le ha roto el coche.

-        Dale un beso a Cassie de mi parte, ¿quieres? – La pelirroja asintió y se acercó a Becca, dándole un beso en la mejilla.

-        Luego me cuentas qué tal ha ido la entrevista con la chica nueva. – También se despidió de Lara y de Erika cuando pasó por su lado.  

-        ¿Estás segura de querer ir a la fiesta de mi prima?

-        Suena divertido, ¿Por qué no? – Lara sonrió y miró a la castaña. – A no ser que… no quieras que vaya. – Dejó la taza rápidamente sobre la barra y la miró.

-        Claro que quiero que vayas. – Dijo demasiado rápido, arrancando una sonrisa en la agente. – Es decir… si tú quieres, claro. – Aclaró, algo más lento esta vez.

-        Las fiestas de mi prima suelen…  descontrolarse. 

-        ¿Qué es lo que te preocupa, Becs? – Lara la miró y ésta desvió la mirada hacia la puerta de la cafetería, donde nuevos clientes entraban.

-        No, nada. – Acabó la conversación rápidamente. – Tengo que ir a… . Lara la entendió con solo mirarla y simplemente asintió, pero en el fodo estaba algo inquieta.

-        Está nerviosa, no se lo tengas en cuenta. – La rubia apareció tras la agente, dejando la bandeja llena de tazas y cubertería sucia sobre la barra. – Tiene la entrevista con la chica nueva. Tiene miedo de que no la tomen en serio, y dejar la cafetería en no muy buenas manos…  Realmente tiene una gran responsabilidad sobre sus hombros. – La Agente miró a lo lejos a la castaña y sintió un pequeño nudo en el estómago. No podría imaginar lo que estaría pasando en ese momento.

-        No sé cómo ayudarla. – Confesó la agente tímidamente antes la mirada atenta de su prima, que la miraba con una pequeña sonrisa.

-        Ya la has ayudado. Créeme.

Erika apretó levemente el hombro de Lara  y ésta, no muy convencida, sonrió un poco.

-        ¿Me cobras?

-        ¿Y esa prisa? Ni si quiera esperas a que te cobre mi prima. – Respondió vacilante, extendiéndole la cuenta.

-        He quedado con un compañero de trabajo para ir al gimnasio.

-        Es una cita un poco rara, ¿No? – Lara rodó los ojos y miró a Erika con una leve sonrisa.

-        No es una cita. – Aclaró. – Pero tengo que mantenerme en forma y se ha ofrecido para enseñarme dónde entrena él. – Erika la miró con interés y trazó un pequeño plan en su mente, le aguantó la mirada y apoyó los brazos sobre la barra.

-        Yo puedo ayudarte a mantenerte en forma. – Guiñó el ojo a la agente y esto la descolocó, ya que alzó la voz y el tono burlón que Erika usaba con ella estaba perfectamente enmascarado.

-        ¿Quieres parar de ligar con Lara? – Preguntó una voz tras ella y se sobresaltó un poco.

-        Pero no te pongas celosa, prima. – Contestó Erika y miró cómplice a la Agente, disculpándose con la mirada por si había sido muy directa.

-        No me pongo celosa, pero tampoco la incomodes.

-        Sólo intento alejarme de la heterosexualidad.

-        Pues experimenta fuera de mi cafetería, gracias. – Empujó ligeramente a su prima y le hizo un gesto de burla. – O… espera hasta mañana por la noche. – Erika la miró con el ceño alzado. – Quizás con unas copas te de por experimentar.

-        ¿Algún consejo de una experta como tú? – Becca sonrió, sintiendo la complicidad con su prima mientras se vacilaban entre ellas. Lara, por su parte, también disfrutaba de la situación. Ver a Becca olvidarse de sus problemas era algo que por algún motivo, le gustaba.

-        Que te dejes llevar. – Se acercó a la rubia y tocó ligeramente la punta de su nariz. – Pero no con gilipollas.

-        ¿Gilipollas como Alex? – Becca abrió los ojos, viendo cómo su prima esbozaba una sonrisa triunfante y ganaba, por esa vez, la batalla. Becca tragó saliva y vió cómo Lara miraba su móvil, el cual acababa de vibrar sobre la barra y se excusó con ellas.

-        Tengo que irme, chicas. – Pagó la cuenta, sin esperar a que le devolvieran el cambio y se dirigió a la puerta con paso apresurado.

-        ¡No sudes mucho! – Escuchó a Erika gritar antes de cerrar la puerta de la cafetería. Suspiró y durante unos segundos se quedó pensando en por qué había escapado tan rápido del establecimiento, sin ni si quiera desearle suerte a Becca con la entrevista. Sintió en lo más profundo de ella un pequeño malestar al escuchar el nombre de Alex, en los labios de la rubia. Lo que haya sido o fuera en aquél momento aquella chica para Becca, no debería de molestarla, ni si quiera importarle. ¿O sí?

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Había colocado y recolocado todos los platos de la estantería. Había vuelto a limpiar todos los vasos y tazas y había limpiado la barra tres veces. Estaba nerviosa. Mucho. Nunca había entrevistado a nadie y mucho menos para trabajar en su cafetería.

Lara se había ido tan rápido tras mirar el teléfono, que no había tenido tiempo apenas de mantener una conversación con ella. ¿Qué sería aquello tan importante que tenía que atender? No lo sabía, y tampoco estaba segura de querer enterarse de ello. Pero en el fondo, una parte de ella deseaba que Lara le hubiera dado alguna palabra de ánimo. Estaba comenzando a admitir que Lara le llamaba más que la atención y quizás había visto gestos en la morena que la hacían pensar que ella también podía pensar eso sobre ella. Y el hecho de haber aceptado una cita, daba una gran prueba de ello. Jamás había pedido una cita a nadie y menos aún tan rápido. Había sentido una conexión especial con la agente y no quería llevarse una desilusión.

-        Disculpa… Busco a Becca Hale. – Giró sobre sus pies, topándose con una melena cobriza y unos ojos pardos que la miraban con atención.

-        Sí, soy yo. – Se acercó a la barra de forma tensa y la miró. - ¿Eva, verdad? – Asintió y la castaña la invitó a pasar hacia la cocina, alejadas de los cilentes. Sintió la presión sobre sus hombros e incluso le costó respirar conforme el momento se acercaba. Se sentó frente a Eva y la invitó a hacer lo mismo.

-        Estoy un poco nerviosa… - Confesó la chica al sentarse, lo cual hizo que Becca se pusiera más tensa todavía.

-        Tranquila, no pasa nada. – Sonrió, intentando tranquilizarla, pero se notaba una cierta tensión en el ambiente que no era muy agradable. – Becca respiró hondo y trató de ordenar sus pensamientos para comenzar las preguntas. - ¿Dime, cuáles crees que son tus aptitudes para trabajar aquí? – Preguntó a los ojos pardos que la miraban con nerviosismo. Becca tragó saliva y volvió a mirar el folio que sostenía entre sus manos, donde había escrito una pequeña guía para poder realizar la entrevista.

-        B-bueno, yo diría que… - La chica tragó saliva y Becca supuso que toda aquel conjunto de preguntas sólo hacían que se sintiera todavía más nerviosa, y ella también.

-        Lo siento. – Se adelantó. – Nunca he hecho una entrevista de trabajo a nadie… - Suspiró y volvió a mirar la estúpida guía de preguntas que había conformado la noche anterior. – A la mierda. – Rompió el papel en varios trozos y miró a la chica.

-        Hagámoslo de una manera menos formal, ¿Quieres? – Becca sonrió y la chica respondió de la misma manera. – Becca. – Tendió su mano y la chica la apretó con firmeza.

-        Eva. – Sostuvieron la mirada durante unos segundos y su sonrisa se ensanchó, los nervios comenzaban a disiparse.

-        ¿Por qué quieres trabajar en mi cafetería, Eva?

-        Necesito el dinero para pagarme el máster. – Respondió con total sinceridad. – Me gradué hace 2 años y todavía no he podido reunir todo lo que necesito. Mi padre cayó enfermo y tuve que ocuparme de él. – Encogió los hombros, restandole importancia. – No quiero que me des el puesto porque te doy pena. Quiero que eso quede claro. – Eva la miró con seriedad. – Me he ganado todo lo que tengo por mi esfuerzo, no quiero que esto sea de otra manera. – Becca sonrió, sintiendose claramente reflejada en la actitud y situación de Eva.

-        ¿Tienes algún tipo de experiencia en hostelería?

-        He trabajado en varios restaurantes durante las vacaciones de verano. – Contestó con firmeza, transmitiéndole seguridad a Becca. – Necesitaría un poco de ayuda al principio, pero creo que podría estar a la altura.

-        Lo estarás. – Respondió Becca, zanjando la entrevista. – Estás dentro. – Eva alzó el ceño, mirando a la castaña sin entender todavía la situación. – Necesitaría que me cubrieras mientras estoy en la universidad. No te preocupes, los primeros días estarás trabajando conmigo y mi prima, hasta que te adaptes. ¿Qué dices? – La expresión de Eva cambió a una de sorpresa, incredulidad.

-        S-sí claro. Lo que tú me digas. – Se acercó un poco a Becca, sonriente y nerviosa a la vez.

-        Empiezas mañana a las 8. – Eva asintió con ganas. – Bienvenida al equipo.

 

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-        Joder, Lara… - Jadeó con ganas. – Me has dado una paliza. – La morena rodeó a su compañero y golpeó su espalda levemente.

-        Hice boxeo durante años, te dije que no me retaras. – Se quitó los guantes y los dejó sobre el ring que se encontraba en una de las diferentes salas del gimnasio.

-        No lo volveré a hacer. – Respondió entre jadeos. - ¿Te gusta el sitio?

-        Tiene de todo. – Echó un vistazo alrededor. – Creo que es el mejor gimnasio en el que he entrenado nunca.

-        De nada. – Respondió su compañero, acercándose a ella.

-        Gracias, Ed. – Recalcó el “gracias” y lo empujó levemente.

-        ¿Trabajas mañana?

-        No, libro. – Dijo con una sonrisa.

-        ¿Y esa cara de felicidad? – Preguntó con intiga. - ¿Algo especial?

-        Me han invitado a una fiesta de cumpleaños.

-        Agente Lara Jones, ¿Va usted a reventar el alcoholímetro? – Rió con la ocurrencia de su compañero y mantuvo una sonrisa.

-        Quizás sí.

-        ¿A qué local iréis? – Preguntó su compañero.

-        No tengo ni idea. – Se encogió de hombros al llegar a la puerta de los vestuarios. – Me dejaré llevar. – Ed la miró de reojo conforme se metió al vestuario a darse una ducha y cambiarse, sonrió por ver a su compañera cada vez más suelta y confiada, al fin y al cabo ella estaba sola en la ciudad, y le recordó a él cuando llegó.

 

Sentía cada uno de sus músculos relajarse con el agua caliente que emanaba de las duchas del vestuario del gimnasio y masajeó sus hombros, totalmente marcados por el ejercicio. Era innegable que tenía un cuerpo envidiable, atlético y definido. Su trabajo requería que estuviera en forma y a ella le apasionaba el deporte desde muy pequeña. Tenía el reto de superarse a sí misma cada día y eso era la que la motivaba a seguir adelante.

 

Tenía los ojos de la castaña en su cabeza y sintió un pequeño molestar al reivivir el episodio de la cafetería, donde Erika nombraba a Alex. Que sí, que quizás aquella chica había sido algo importante para Becca durante una época de su vida, pero eso estaba más que cerrado y olvidado, ¿Verdad?

 

Decidió cambiar la temperatura del agua, esta vez a muy fría, intentando despejar sus dudas. La cita se la había pedido a ella, eso debía significar algo, ¿O no? Entonces recordó cómo desayunaron juntas en su casa, en cómo los brazos de la castaña la rodearon en su moto cuando la llevó a la universidad, y recordó su nerviosismo cuando la invitó a salir.

 

-        Tengo que dejarme llevar… - Intentó calmar cada uno de sus pensamientos y apretó la mandíbula, rescatando su teléfono móvil del fondo de su mochila. Sin pensarlo abrió la conversación de Becca y escribió.

 

Lara [18:30]: ¿Qué tal ha ido la entrevista? Espero que haya salido bien.

Se puso algo nerviosa sin saber por qué, quizás se sentía algo nerviosa por haberse ido del restaurante con esa prisa, sin dedicarle alguna palabra de ánimo o apoyo a la castaña. Se vistió con prisa y dejó su pelo mojado al aire.

Becca [18:38]: Tenemos chica nueva en la oficina.

Lara [18:39]: Sabía que iba a ir todo bien.

Becca [18:41]: ¿Sí? Porque no me habías dicho nada.

Vaya, sí que se había dado cuenta.

Lara [18:42]: Lo siento, tenía que irme corriendo… Me estaban esperando.

Becca [18:45]: No pasa nada, Lara. No te estaba echando nada en cara.

Lara [18:47]: Lo sé, pero quería pedirte perdón por haberme ido de esa manera y no haberte dicho nada.

Becca [18:49]: Lara, tenías cosas que hacer, tu mundo no gira en torno a mí, y no me voy a enfadar porque hayas tenido que irte. En serio, no estoy enfadada.

Se quedó mirando la pantalla, leyendo y releyendo el mensaje durante unos segundos. Y tenía razón, era exagerado pensar que se hubiera podido mosquear por aquello, pero Lara se sentía enfadada con ella misma por haberse dejado llevar por los “celos”, e irse apresuradamente.

Lara [19:55]: Tengo muchas ganas de salir mañana contigo y las demás.

Y tras ese mensaje, enterró el móvil en el fondo de su mochila, como teniendo miedo de la respuesta que fuera a recibir. Se excusó con su compañero y decidió volver a su casa andando para despejar sus pensamientos. Había decidido que iba a dejarse llevar, y eso era lo que iba a hacer. Nunca había sentido nada romántico por una mujer, ni si quiera habían llamado su atención. Quizás ese giro que le daba a su vida comenzaba a ser de 360º. Había comenzado a sentir cosas en su interior que había enterrado hace tiempo, concretramente tras la ruptura con su única y última pareja de 7 años.

Había pasado unas cuantas horas tras el último mensaje que habían intercambio por el teléfono móvil. Tenía a Leia enredada en sus piernas, dejándose acariciar por sus manos y dándole todo el cariño que el pequeño animal podía dar. Había acabado de leer el libro horas atrás y miraba en la televisión un programa en el que intentaban vender una aspiradora multifunción.  

Decidió irse a la cama cuando la mesa comenzó a vibrar, había llegado un mensaje a su teléfono móvil.

 

Becca [1:30]: A mí también me apetece estar contigo.

Notas finales:

AVISO: EL PRÓXIMO CAPÍTULO SERÁ MUUUUUUUUY INTENSO


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