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EL ROBO por juda

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Lautaro se desplazaba arrastrándose delante de Leonel.

-No mires hacia los costados, apúrate -le gritó su hermano desde atrás y el menor no pudo resistir la tentación de mirar hacia la primera rejilla. Lo que vio lo dejó helado, su Lisandro, con el rostro ensangrentado estaba sentado en el piso y el gerente lo tenía fuertemente sostenido por el cuello mientras le apuntaba a la cabeza, Thiago estaba parado al lado agarrando de la misma manera a Mario. Su pelinegro tenía un fierro y también amenazaba la cabeza del ladrón alto. Todos estaban de cara al ducto de ventilación... sabían que pasarían por ahí.

-LISANDROOOO!!! -Gritó Lau y comenzó a sacudir la rejilla intentando entrar.

-SIGUE! -aulló Leonel.

-HIJO DE PUTA, TE VOY A MATAR!!! -vociferó Lautaro escupiendo rabia, dolor, impotencia, resentimiento. Sacudía la rejilla, metía los dedos e intentaba alargarlos en un intento ridículo por tocar a su hermano mayor que lo observaba serio, sabía que era duro, sabía que Lisandro era de temer, no se dejaría amedrentar por esos empleaduchos, lo tenían reducido pero lucharía hasta lo último y aun así, con toda la dureza del mundo en su rostro, los ojos no le paraban de llorar.

-SIGUE! -volvió a gritar Leonel empujándolo -VOLVEREMOS POR ÉL! SIGUE! TENEMOS QUE SALVARNOS PARA PODER RESCATARLO, LAU!

El ex peligris gritó impotente antes de seguir arrastrándose, llorando histérico.

Leonel pasó y lo miró unos segundos. Hizo un pequeñísimo asentimiento con la cabeza cuando se miraban con su hermano/amante y Lisandro respondió de la misma forma.

Llegaron al techo, Lautaro y Leonel corrieron agachados, saltaron hacia la terraza de una casa familiar y desde ahí al fondo. El ex peligris cayó mal y se dobló un tobillo, gimió de dolor. Leonel intentó levantarlo tomándolo de un brazo pero el menor estaba rendido.

-Levantate, pendejo de mierda! -le siseó en el oído, pero Lau lloraba, la fiebre lo tenía casi próximo al desmayo y le dolía en lo profundo del pecho la imagen de su hermano mayor ensangrentado, y la traición del pelinegro.

Lo hizo parar de un tirón y lo empujó para que siguiera avanzando, llegaron hasta la tapia perimetral, la saltaron y encontraron que la puerta trasera de la vivienda siguiente estaba abierta, ingresaron, se dirigieron hacia una habitación, se cambiaron de ropa (afortunadamente vivía un hombre que tenía más o menos la talla de ellos) y escaparon por la puerta principal.

Una patrulla de policía estaba estacionada cerca y uno de los agentes corría hacia la derecha.

-¿Qué está pasando? -le preguntó Leonel al hombre y el policía casi sin parar, le gritó:

-Intente no salir de su casa, el banco de la vuelta está siento asaltado!

Los hermanos se miraron, Lautaro estornudó fuerte y otro policía lo observó.

-Está enfermo, tengo que llevarlo al hospital.

El policía se puso junto a ellos y los acompañó hasta la avenida e hizo parar un taxi.

-Aquí estarán seguros, los ladrones están armados, si regresan antes que los detengamos, por favor, no ingresen en sus domicilios, es preferible que queden en la casa de alguien más.

-Muchas gracias Sr.! -respondió Leonel haciendo una inclinación de cabeza.

Leonel y Lautaro tomaron el taxi a las 22,15 hs. y se dirigieron hasta el hospital, una vez ahí caminaron amparados por la oscuridad durante aproximadamente 5 cuadras, encontraron un estacionamiento y luego un auto mal cerrado.

Lo tomaron, lo hicieron andar y huyeron.

A las 23 hs. Nam conducía por la ruta, Lautaro estaba acostado en los asientos traseros y ardía en fiebre. Aun lloraba la pérdida de su hermano.

A esa misma hora, Lisandro era ingresado en el quirófano para una cirugía de urgencia, una costilla rota le había perforado un pulmón.

Los empleados del banco prestaban declaración.

Thiago quedaba detenido momentáneamente hasta esclarecer cuanto tuvo que ver en la huida de los dos delincuentes y qué tipo de relación había mantenido con uno de ellos.

Mario estaba en la comisaría y daba detalles de todo el atraco y de la identidad de los otros ladrones para que le redujeran la sentencia.

La traición.

***

Lautaro y Leonel viajaron hacia el oeste, habían planificado hacerlo hacia el sur pero sabían que en cuanto detuvieran a Mario, éste contaría con lujo de detalles no solo la planificación del atraco sino hacia donde huirían luego.

Aun tenían los bolsos con el dinero robado de la recaudación.

En medio de la nada encontraron una granja, y al granjero le dieron un fajo de billetes para que los hospedara. Era gente de campo que nada sabía de la ciudad. No tenían internet ni televisión, no había manera de que estuvieran enterados de que eran buscados por la policía.

Lau deliró tres días más y al cuarto, cuando por fin despertó de su maratón de fiebre y cansancio, se dedicó a sentarse en los rincones oscuros para masticar su odio. Regresaría, buscaría a su hermano mayor y mataría a Thiago. Lo mataría!

***

Thiago estuvo detenido una semana. Cuando se comprobó que la relación que había tenido con uno de los delincuentes había sido sólo un ardid del ladrón para obtener información y que el pelinegro no estaba metido en el atraco, recién fue liberado.

El banco le había enviado al departamento una carta documento notificándole que su relación de trabajo quedaba invalidada. Lo que cobraría por indemnización seguramente lo ayudaría a subsistir hasta que consiguiera otro empleo. Si es que lograba conseguir alguno!!!! En los diarios salió que era el amante de uno de los asaltantes.

Su madre lo esperó ese día cuando salió de la comisaría y lo llevó al departamento para que descansara.

Aun le dolía en el pecho que Lautaro lo hubiese utilizado. Nada había sido cierto.

Se enamoró como adolescente y el peligris aprovechó el momento.

Suerte que su madre lo dejó que ocupara los asientos traseros en el auto mientras regresaban al hogar.

Suerte que su madre no lo cuestionó cuando lo escuchó llorar.

***

Lautaro y Leonel estuvieron en la granja durante dos semanas, luego partieron alejándose más.

En un pueblo pequeño alquilaron un departamento, estaban a 6 horas de distancia de Lisandro.

Era un miércoles, el menor se levantó soñando con Thiago, estaba acostado sobre su pecho y lo besaba. Se odió por eso, odió su subconsciente, se sintió el peor traidor de todos.

Thiago solía jugar con su cabello cuando después de tener sexo quedaban exhaustos y tirados uno encima del otro así que para sentirse mejor con él mismo, se lo cortaría.

Se dirigió al baño sin darse cuenta que Leonel no estaba, tomó una gomilla, se ató el cabello largo de la parte superior de la cabeza y se pasó una maquina por los costados hasta dejarse sin rastro de pelo. Estaba luchando con la parte trasera cuando llegó su hermano, no se dijeron nada, Leonel se acercó, tomó la máquina y peló la parte de atrás de la cabeza hasta donde había dejado Lautaro la gomilla, cuando se la sacó, la parte superior del pelo cayó tapando solo en parte la cabeza rapada.

Leonel le acarició la nuca y se miraron por el espejo.

-Hoy comienza el juicio preliminar de Lisandro -le dijo en un susurro, sonriente y Lautaro giró de inmediato.

-¿Cómo lo sabes?

Leonel salió del baño y Lau corrió detrás de él, ya veía hacia donde se dirigía, había un periódico sobre la mesa.

Lo sobrepasó y cuando llegó vio en primera plana la foto de su hermano.

Lo llevaban esposado, escoltado por 5 policías gigantes y él miraba a la cámara.

Estaba hermoso como siempre y tenía una sonrisa irónica, casi casi de superioridad.

Era una sonrisa burlista, se les cagaba de risa a todos: a los policías, a los jueces, al sistema, a los moralistas que querían tirar la primera piedra.

Hacía un mes que lo habían abandonado a su suerte y ahí estaba Lisandro, en primera plana, siendo tan hijo de puta y hermoso como siempre.

Lautaro cayó en la silla riendo mientras lloraba.

Su hermano mayor había sido también como un padre.

-¿Cuando iremos por él? -le preguntó con los ojitos brillosos.

-Yo ya estoy listo, te estoy esperando a vos -le respondió Leonel cerrándole un ojo y Lau se levantó como resorte para preparar algo de ropa, algo de comida, algo de bebida y las armas.

Nunca llevaba la suya cargada, esta vez sí.

Tenía que rescatar a Lisandro y vengar la traición.


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