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EL ROBO por juda

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Los cuatro se sentaron a comer en el piso, la mesa tenía planos y papeles que no querían mover.

-Tengo que salir esta tarde para buscar alicates especiales. Según las fotos que sacaron, los cables...

-Danos las indicaciones, nosotros los compramos -lo cortó Leonel mientras se metía media hamburguesa en la boca. Mario bajó la cabeza y apretó la mandíbula.

-No creo que puedas comprarlas, necesito salir yo y verlas.

Leonel tomó aire para contradecirlo pero Lisandro le puso la mano en el brazo.

-Irá a una ferretería, no nos pongamos paranoicos.

-No es ser paranoico, Lisandro, sólo cuidadoso! -bufó Leonel.

-Puedo ir con Lautaro, iremos a alguna ferretería de esos barrios de mala muerte, nadie me ligará con el atraco al banco.

-No puedo ir, tengo cosas que hacer -aclaró el peligris mientras se metía un puñado de papas fritas en la boca.

Los tres giraron y lo miraron.

-¿Qué tienes que hacer? -preguntó Lisandro cuando se dio cuenta que Lautaro seguía comiendo sin importarle la mirada de todos.

-Mi máscara está rota, buscaré otra.

-¿Cómo que está rota? compré nuevas hace dos semanas.

-Pero la mía vino rota.

-¿Y recién lo dices?

-Recién me doy cuenta!

Los tres seguían mirándolo y Lautaro comía como si la charla no fuera con él.

-Quiero verla -exigió Lisandro.

Lautaro se levantó, fue al cuarto y regresó con una máscara blanca agarrada del dedo que menos mayonesa tenía, se la tiró en la cara al hermano y se sentó para seguir comiendo.

Lisandro la inspeccionó y luego lo miró fijamente.

-Ok, Mario saldrá con el vehículo para comprar los alicates, ¿como te movilizarás tu?

-Tomaré un taxi o caminaré.

Mario tenía los ojos clavados en él con el ceño fruncido.

-¿No quieres venir conmigo? -le preguntó

Lautaro no lo miró.

-No, tengo que comprar la máscara.

-Podríamos ir en el auto a comprarla!

-No, ve tú por tu alicate, yo saldré por mi lado. Y de paso ustedes pueden quedarse solos para hacer sus cosas de hermanos -aclaró mientras miraba a Leonel y Lisandro con una sonrisa de costado.

Lautaro se levantó sin mirar a Mario.

-Me voy a descansar un rato, nos vemos luego.

El peligris se fue a lavar las manos y luego a su cuarto. El departamento tenía solo dos habitaciones, en una dormían Lisandro y Leonel y en la otra él con Mario.

Se tiró en el colchón para dormitar cuando escuchó la puerta abrir y cerrarse, estaba esperando que el alto llegara y le reprochara que no fuera a coger con él pero no le dijo nada, lo percibió caminar por la habitación y luego tirarse en su propio colchón hasta que sintió la puerta de entrada al departamento.

-Oh! cierto! tus hermanos me dijeron que te avisara que irían a comprar unas cervezas.

Lautaro se sentó en el colchón y lo observó.

-Te dije que quería coger esta noche -observó el alto mientras tensaba la mandíbula.

-Esta noche no, Mario. Tal vez mañana.

-Estoy podrido de esto, me tienen encerrado desde hace casi un mes y me vas a dar el culo AHORA para que no tire todo a la mierda y me vaya.

-Vete, no me importa -siseó Lautaro apretando los puños, realmente lo tenía podrido. Si los abandonaba, Leonel se las ingeniaría para eliminar el sistema de alarmas. El imbécil no podría  delatarlos porque se estaría delatando él mismo. ¿En qué puto momento había pensado que el imbécil podía ser bueno como cuarto miembro? No era tan estúpido cuando lo conoció en prisión!

-Lautaro, sácate el pantalón, voy a cogerte -le anunció mientras se paraba y avanzaba hacia él tocándose la pija dura.

-Me tocas un pelo a la fuerza y te juro que te mato.

Mario se le acercó y Lautaro retrocedió hasta chocar con la pared.

-Sácate el pantalón!

Lautaro giró hacia la puerta para salir corriendo cuando el muchacho alto se le tiró encima, lo agarró del cabello y tapándole la boca, comenzó a intentar sacarle el pantalón a la fuerza. El peligris elevó las manos y se aferró al pelo de Mario y lo tironeo hasta lograr que lo soltara.

El pelinegro lo giró y se aferró a su boca.

El peligris lo empujó con fuerza, zafándose del agarre, Mario trastabilló y retornó con mayor brío, lo tomó de un brazo y lo tiró en el colchón. Lautaro cayó con brutalidad dando la cabeza en el piso y quedó desorientado por unos segundos, tiempo que le valió al pelinegro para sacarle el pantalón y tirarse sobre él, tocándolo hasta hacerlo jadear. El muchacho alto nuevamente subió hasta su boca y comenzó a besarlo mientras le metía dos dedos en el culo. Lautaro arqueó la espalda por el dolor mientras abría la boca y permitía que la lengua de Mario se le colara hasta la garganta.

Se escuchó la puerta del departamento y Mario elevó el torso para prestar atención, Lautaro aprovechó y le pegó un puñetazo para sacárselo de encima.

Lisandro y Leonel entraron con un par de cervezas, a los segundos apareció Lautaro acomodándose la remera dentro del pantalón, llegaba sonriente.

-Quiero una -gritó con su voz grave y Lisandro se le acercó con el ceño fruncido.

-¿Y esto? -preguntó el hermano tocándole la frente, en el lado izquierdo donde nacía el cabello había un hematoma, Lautaro gimió. -¿qué te pasó? tienes un moretón!!!

-Acabo de golpearme con la ventana -le aclaró el hermano menor restándole importancia mientras iba directo a la cerveza. Mario apareció con el cabello despeinado y tomó otra de las bebidas.

Lisandro apretó los dientes, si se enteraba que ese tipo le estaba haciendo algo a su hermanito menor sin su consentimiento, lo mataría. Lisandro era el menos escrupuloso, si tenía que matar a alguien, no se le movería ni un pelo al hacerlo.

-Seguro que te golpeaste? -volvió a preguntar.

-Seguro! -le contestó Lautaro sonriente mientras le guiñaba un ojo. Lautaro sabía defenderse, no necesitaba de otros, aunque sabía que si su hermano mayor se enteraba de lo que Mario acababa de intentar... se pudriría todo.

***

No había tomado ningún taxi, el departamento quedaba a unas diez cuadras del banco, las caminó tranquilo pensando en el atraco. El banco era un proyecto más ambicioso que los otros asaltos, aun era una sucursal chica, pero ésta era más importante que las otras y por ende había mayor protección. Los bancos anteriores tenían, por ejemplo, 4 cámaras... éste tenía 16! El que tuviese mayor control lo hacía más interesante, los hermanos estaban perfeccionándose en lo suyo y necesitaban propuestas que fueran un reto para ellos mismos.

Llegó a la esquina e inconscientemente se acomodó la bandana y sacudió el cabello a la altura de la nuca para que cayera en los hombros con cierto descuido.

Faltaban 10 minutos para la hora acordada, estaba por sacar un cigarrillo y una voz desde atrás y justo en el oído no solo lo hizo voltear con fuerza sino que le erizó la piel.

-Sabía que fumar es malo para la salud, Sr. Perez?

-Sr. Belasgui! -exclamó mirándolo de arriba a abajo.

Tenía un tenue perfume dulzón, el cabello mojado le caía sobre la frente y llevaba puesto un pantalón de cuero negro y una camisa gris. Tragó duro. El maldito pelinegro se había vestido para el infarto y él no se lo esperó. No tenía nada que ver con el muchachito de traje, corbata y con un formal peinado para el costado que lo atendía en el banco. Se maldijo internamente por no haberse puesto ropa acorde.

Thiago se había vestido de esa manera a consciencia. Quería impresionar al peligris y por la forma en que lo miraba: con el cigarrillo apagado colgando del labio... había logrado su objetivo.

Quería, con su atuendo, gritarle en la cara que también podía ser tan sensual como él.

El Sr. Perez seguía mirándolo sin disimulo y eso lo estaba cohibiendo. Sí, eso era lo que quería, pero la forma de ser de Lautaro, tan descarada y directa, no sólo le estaba produciendo una erección sino que sentía que le ardía la cara; seguro estaba colorado. FUCK!

-T-T-T-tomamos un café?

SHIT!

¿Por qué tenía que tartamudear? Había arruinado todo lo logrado, si Lautaro se le reía, se daría media vuelta y se iría.

El Sr. Perez lo escuchó tartamudear y lo miró directamente a la boca.

-Eres adorable Belasgui, absolutamente adorable. No sé si me generas ganas de acariciarte el cabello o destrozarte a dentelladas -le dijo casi como en un susurro, con la voz gruesa. Y la erección maduró en Thiago. -Haremos lo que vos digas, si quieres un café, café será.

-Es que no sé con cuanto tiempo dispongo. Si estás apurado es un café, si no lo estás podríamos ir al cine y luego por unas cervezas.

Lautaro lo pensó, si llegaba tarde sus hermanos saldrían a buscarlo con armas de alto calibre para matarlo, pero tampoco quería desperdiciar a Belasgui. Si Lisandro y Leonel se enteraban que estaba en una salida con un empleado del banco, no solo lo matarían, sino que lo harían lentamente y produciendo el mayor dolor posible. Sonrió ante su travesura.

-No dispongo de tanto tiempo como para cine, pero sí para unas cervezas. No conozco la zona, si tu sabes de un lugar con cerveza artesanal, me encantaría ir.

-¿No conoces la zona? ¿no eres de aquí?

El estómago hizo un salto mortal y la bilis se le subió hasta la faringe. Tenía que cuidarse en lo que decía, el pelinegro lo obnubilaba tanto que por momentos olvidaba que no tenía que dar detalles de sí mismo, o al menos no detalles ciertos.

-Si soy de aquí, pero no salgo mucho.

-En serio??? -preguntó asombrado -das la sensación de ser de esos hombres que viven en los pubs y en las disco, llamando la atención de todos.

-Por qué pensaste eso? llamé tu atención? -preguntó pasándose la mano por el cabello para sacudírselo mientras la lengua se deslizaba por los labios.

FUCK QUE ERA SENSUAL ESE HOMBRE!

Thiago se quedó mirando la lengua y comenzó a salivar.

-Si, definitivamente llamaste mi atención -le contestó y Lautaro no respondió, sólo lo miró profundamente -T-T-T-T-T-tengo mi vehículo aquí cerca, nos vamos en él? -tartamudeó de nuevo y el Sr. Perez asintió sin desviar ni un segundo los ojos de los suyos.


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