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Suegro vs Yerno por KattyKatty2

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Es el peor padre del mundo, definitivamente es un asco como tal. Y no, no es que apenas se haya dado cuenta, él siempre ha sido consciente de su incompetencia como padre. Sin embargo, hoy ha cruzado la línea.

Su hijo, ahora tenía dificultades al sentarse o caminar. Y no sólo permitió aquello, sino que, muy, muy en el fondo, lo apoyaba. No se refiere a invalidar a su hijo, en absoluto.

Él mira a Killua, y en sus ojos, puede ver la lealtad hacia Gon. Demasiado en el interior, está feliz de que Killua esté con él. ¡Y eso no puede ser!

Su orgullo como suegro simplemente no lo deja aceptar que considera a Killua un buen chico, un buen partido para Gon.

Pero realmente no puede evitar reprocharse mentalmente ser así. Anteponer su orgullo y no dejarlos disfrutar de su relación, realmente se siente patético no aceptarlo aunque estaba bien. De verdad estaba furioso consigo mismo, estaba decepcionado. ¡Estaba siendo mucho más infantil que nunca! Y eso realmente le molestaba. Si tal vez aún odiaba a Killua, era porque, realmente es un buen chico. Y Ging odia no ser capaz de aceptarlo.

Ahora mismo estaba en su habitación, en una lucha interna sentado sobre su cama y meditando. Las pertenencias de Gon ya no estaban ahí. Él mismo se las lanzó a la cara a Killua y le exclamó que ahora sí dormirían juntos, con la excusa de que Gon tenía sus gérmenes ahora, y lo mejor es que continuara compartiéndolos con él y no pudrieran las plantas del patio.

Y ahora Ging se replanteaba: ¿Habrá sido buena idea? ¡Nunca estará de humor para escuchar ruidos raros en esa habitación!

De hecho… ¡Debía dejar en claro las limitaciones ahora!

Y así, un tanto alarmado, se levantó y se encaminó a la ahora habitación de los adolescentes.

Sólo le tomó algunos pasos, pues el cuarto estaba justo al lado del suyo. No lo dudó y tomó el picaporte, sin miedo a encontrar una escena pornográfica. Abrió la puerta y…

Definitivamente no estaba preparado para lo que vio.

Aquellos dos mocosos, sobre la cama, en posiciones desordenadas y dormidos.

El corazón de Ging se estrujó por un momento, y sus ojos mostraron una infinita ternura volviéndose grandes y brillantes, pero el mismo se abofeteó con fuerza e hizo resonar el aplauso indiscreto, dejándose de paso colorada la zona afectada.

Se asustó por un momento al pensar que pudo haber despertado a los jóvenes, pero suspiró de alivio al ver que no.

Cerró la puerta, se fue. Ahora golpeaba su cabeza contra la pared.

—Malditos mocosos homosexuales que se ven tan jodidamente no feos juntos.

Tal vez su relación con Killua mejoraría de ahí en adelante. 

Cuando los jóvenes despertaron cerca de las 14 horas, tenían demasiada hambre.

Y aunque las piernas de Gon seguían débiles y le dolía casi todo, no dudó en hacer una competencia contra Killua hasta la cocina. Claramente el albino salió ganador aunque Gon haya tomado ventaja.

—¡Ah! ¡¿Eso de ahí es sangre?! —exclamó Gon entre asustado y extrañado la mancha rojiza en la pared. 

—Ah, sí —Llegó Ging con su gorra de siempre, y con un trapo comenzó a limpiar. Curiosamente ahí mismo se estuvo golpeando.

—¿Q-qué pasó? —preguntó Gon extrañado, tal vez un poco nervioso.

—Aplasté una araña.

Killua estaba muy concentrado en comer como para darle importancia a lo que pasaba. Realmente tenía hambre.

—… ¿Ah? ¿Eso no era mío?

—Era.

Y una discusión que Ging miraba de reojo se formó, mientras aún limpiaba la pared.

Ah…

¿Por qué era tan difícil retener una sonrisa?

Cerró sus ojos mientras una pelea de comida se formaba atrás, y dispuesto a irse, se vio interrumpido por tener que esquivar un sandwich que ahora dio contra la pared, embarrándola mientras se deslizaba hasta el suelo.

Miró a los jóvenes que repentinamente dejaron de hacer desastre, Killua miraba con una sonrisa traviesa y Gon con una nerviosa.

—Gi-ging… Lo sien… —su cara se vio embarrada repentinamente, y la de Killua también. Ambos quedaron con los ojos como huevo, sin esperarlo. No supieron en qué momento Ging cogió y lanzó pedazos del sandwich, y ahora rebotaba con una ligera sonrisa el pan sobre su mano.

Una enorme sonrisa ocupó la desafiante cara de Killua, y una determinada la de Gon.

Sabían lo que estaba por venir.

¡Un entrenamiento, donde quien logre darle a Ging gana!











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