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¡Pobre! por jotaceh

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Notas del capitulo:

Hola todos!!! *-* espero estén muy, muy bien :D

Bueno, me tardé, lo sé, pero ya está publicado el último capítulo de ¡Pobre!. Fueron dos años escribiendo la historia... mucho tiempo :o y espero el camino hasta aquí haya sido grato para ustedes *-* me da un poco de nostalgia terminar esta historia, porque mi vida cambió mucho mientras la escribía... quizás algunas (o muchas) de las vivencias de Pablo reflejan lo que yo estaba viviendo en ese instante, y creo que me ayudó mucho para comprender todo lo que acontecía.

Muchas gracias a quienes me acompañaron en esta travesía, espero que este final sea de su agrado y recuerden, que mientras pueda, seguiré escribiendo, así que siempre me pueden encontrar en otra historia :D

Nos leemos!! *-*

Último día: Hasta 100pre

 

Tengo ganas de llorar, y no, no es por estar triste. Me siento orgulloso, he tenido que soportar muchas penurias en lo que llevo de vida, pero aun así he seguido siempre adelante y ahora estoy seguro que poco a poco estaré mejor y mejor.

Estoy detrás del telón, subido en un escenario, esperando a que digan mi nombre para salir cual miss en un concurso de belleza.

-¿Y cuál es su mayor deseo, miss El Sauce? –

-Paz mundial -respondería mientras muevo la mano saludando a todos quienes me ven el culo en aquel traje entallado.

Nah, estoy en mi ceremonia de titulación, ya he terminado mi carrera de Trabajo Social y por fin podré comenzar a trabajar. Y es que, de hecho, ya tengo un contrato en la municipalidad de mi pueblo. Macarena, la pareja de mi mamá, me ayudó con un contacto que tenía en el área social, por lo que en dos semanas me vestiré con camisita y corbata para ir a la oficina. ¿Lo pueden creer? Que ya seré todo un profesional, todo un adulto.

Desde la última vez que escribí han pasados más de dos años, por lo que sus temores se han cumplido, muchas otras cosas han cambiado nuevamente. ¿O tal vez no? ¿Qué es lo último que les había relatado?

Ah sí, Julieta. Bien, como había estado soltera mucho tiempo después de terminar con Federico (después que Emilia se lo robó), decidimos con Rafael presentarle al guatón Contreras, el hijo de los dueños del supermercado del pueblo. Y todo bien, la primera cita fue prometedora, comenzaron a salir un par de veces y mi amiga parecía estar convencida que él era el indicado.

Sin embargo, vaya enredo, la linda de Emilia volvió a atacar, aunque no directamente contra la Juli, porque esta vez atacó hacia otro flanco. Ay que enredo, tendré que retroceder un poco para que entiendan.

Julieta dejó la carrera de psicología y no siguió estudiando nada más, así que entre trabajo y trabajo que encontraba, comenzó a hacer el aseo en nuestra escuela. Todo bien, parece que hacía bien su chamba, tan solo que… bueno, comenzó a hablar mucho con el señor González y como mi amiga no es muy fácil, se terminó enamorando de él. Dejó a Fede como un trapo viejo y comenzó a acosar al inspector.

-Es que no puedo creer cómo es tan descarada esa maldita hija de puta, ¿por qué puso sus garras en mi hombre? -me recriminaba Ruka detrás de las rejas luego que casi deja pelada a la Emi y la policía se lo tuvo que llevar detenido para que no la matara.

-Ok, pero lo que tengo entendido es que solo le coquetea, no es que él le haya seguido el juego –intenté explicarle.

-Me da igual, si se mete con él, se mete conmigo y yo desciendo de samurais, así que se ande con cuidado, porque puedo aparecer desde las sombras y atacarla en cualquier momento-

La chica será toda promiscua (que no la culpo, miren que si estuviera soltero…), pero estúpida no es, así que cuando se dio cuenta que contra el chino japonés no podría competir, decidió dejar la escuela y probar suerte en la capital provincial. Sí, la misma ciudad donde vive el puto de Cristián. Y no, no son pareja de nuevo, pero sí, están viviendo juntos, porque a Emi no se le ocurrió una mejor idea que convertirse en prostituta.

-Es que nunca lo había pensado. No es que me enamore de los hombres que hay a mi alrededor, es que solo los quiero probar. Y con esta profesión lo puedo hacer sin culpa. Y lo mejor, es que me pagan por ello -me comentó la chica un día que fui a visitar a mi amigo y nos quedamos conversando.

-Pero ustedes no están juntos, ¿verdad? –

-¡No! ¡Claro que no!- gritó espantado mi amigo, lo que me da a entender a que en cualquier momento van a volver, o que si ya lo hicieron, es un secreto.

En fin, ¿dónde iba? Ah sí, en Julieta. Como Federico quedó soltero nuevamente, se dio cuenta que nunca había estado mejor que con mi amiga, por lo que volvió a buscarla. Ya saben, el reencuentro con el ex y toda esa mierda. La cosa es que el cerebro de ella quedó todo echo líos.

-A ver, pero todo estaba yendo muy bien con el guatón Contreras ¿o no?  ¿Por qué te confundes con Fede? –la aconsejé.

-Porque… él me hace sentir cosas que Contreras no…-

-Pero eso quizás sea porque lo conoces hace más tiempo, pero puede que el guatón te sorprenda…-

-No, es que no entiendes… no me refiero a su personalidad –

-¿Entonces qué es? –

-Am… bueno… es que no me hace sentir nada… ahí abajo… -y solo en ese momento entendí todo.

-¿La tiene chica? –

Y claro, un hombre puede ser muy bueno y todo, romántico y cariñoso, pero si tiene la verga diminuta, nada de eso cuenta. ¿O no chiquillos?

Es broma, es broma. Intenté explicarle a mi amiga que lo importante en una relación es… ¡El sexo! ¿A quién engaño? Le dije que mandara a freír monos al guatón Contreras y que regresara con Federico, que, si el polvo es rico con él, ya todo el resto se puede ir trabajando. Que amores hay muchos, pero amantes, pocos. ¿O era al revés? Creo que para la otra le daré consejos cuando esté un poco más sobrio. Es que justo a ella se le ocurre reunirnos en un bar, obviamente iba a comenzar a tomar alcohol y así, digo cada tontería junta.

Bien. En resumen, Cristián está con Emilia y Julieta con Federico, de nuevo. Me hubiera ahorrado el capítulo anterior y no se darían ni cuenta, pero era necesario revelar lo indecisos que son mis amigos, que fuera de ellos, todo sigue tal cual.

Mi mamá es feliz con Macarena y con sus hijos, que ya son casi mis hermanos. Mi abuela sigue feliz con su pareja, ambos cada vez más viejos y arrugados, pero muy dichosos haciendo retos en Tiktok. Ruka se casó hace un año con el señor González y adoptaron a un niño ucraniano. Claro, el muy racista del chino japonés no fue a buscar a otro oriental. No, fue a Europa a encontrar el niño más rubio y blanco que encontró. En fin, la hipotenusa.

Y yo, pues ya ven, me estoy titulando mientras Rafael sigue estudiando administración de empresas y trabaja en el supermercado. Seguimos viviendo en la antigua casa de mi abuela y seguimos ayudando a Olivia en sus terapias. Y a veces eso me desanima, porque siempre pensé que regresaría a ser la misma niña alegre que era antes de lo que su padre le hizo, pero tal parece que eso nunca sucederá. Es capaz de sonreír y disfruta mucho viendo videos de kpop, pero ya no expresa sus emociones como antes y suele estar de malhumor muy seguido.

-Lamentablemente el trauma fue muy profundo y en esos casos, con la amplitud del síndrome… veo muy difícil que pueda comportarse como lo venía haciendo hace algunos años. Lo importante es que no dejen de contenerla, porque si bien es verdad que veo difícil que mejore, siempre es recomendable continuar para que no recaiga, o incluso, empeore…- nos dijo un día el doctor.

Esa fue una noticia muy fuerte para nosotros como familia, ese día nuestras esperanzas se terminaron de romper.

-¿Qué vamos a hacer ahora? -me preguntó Rafael mientras íbamos camino a la casa.

-Seguir…quizás el doctor se equivoca y si seguimos insistiendo, puede que mejore ¿no? –

-¿No escuchaste lo que dijo? –

-Sí, estaba ahí igual que tú, pero prefiero tener fe… No quiero derrumbarme, porque eso sería peor para Olivia. Ahora tenemos que ser más fuertes que antes…-

-No deberías estar pasando por esto…-comentó sin mirarme a los ojos.

-Te amo, Rafael, pero, sobre todo, amo a Olivia. Nos criamos juntos y es como si fuera mi hermana también. Lo que les suceda a ustedes me incumbe, así que no me vuelvas a decir eso, porque en esta lucha estamos los tres juntos… ¿entiendes?- y si eso no nos convierte en una familia, no sé qué más podría ser.

 

 

-Pablo Soto -escuché mi nombre en el altoparlante y comencé a caminar. La luz me encegueció un instante, hasta que puede distinguir a la multitud que estaba frente a mí. Entre ellos estaba mi familia y mis amigos, que me aplaudían orgullosos por mi logro.

Recibí mi título, posé para el camarógrafo y después me echaron cual prostituta después de ser utilizada. ¿Le ha pasado que siempre idealizan un momento de sus vidas y cuando llegan se dan cuenta que no era tan grandioso como se lo imaginaban? Me pasó en la graduación del colegio, imaginé que sería un momento crucial, un paso fundamental en mi vida, pero no fue así, al otro día me sentía normal. No me había crecido una tercera teta ni me había cambiado la voz, nada de nada. Y lo mismo fue en esa ceremonia, fue como… meh, un papelito que tiene mi nombre. Después una comida en un restorán en el centro del pueblo y calabaza, calabaza, cada uno para su casa.

Y claro, estarán pensando, este Pablo está cada vez más amargado y es que la edad le ha sentado fatal. Y tienen razón, en parte, pero piénsenlo de otra manera: he aprendido que lo importante no es el resultado, sino que el camino para alcanzarlo. Lo relevante en el colegio no era la graduación en sí, sino que todo lo que aprendí durante mis años en la escuela, mis vivencias con mis amistades y con mis amores, todas las risas y lágrimas que derramé simplemente aprendiendo a ser humano, comprendiendo a mi forma única e irrepetible cómo es que un Pablo Soto vive. Y claro que hubiera podido ser mejor, tal vez podría haber tenido más novios y conocido a más muchachos, aunque también pude estar desde siempre con Rafael y ahora llevar una relación aun más larga. Tal vez no hubiera permitido que las cosas me importaran tanto, que me ahogara en un vaso de agua. Sin embargo, mis años allí ya pasaron y yo ya decidí cómo los iba a vivir. Esta ha sido mi vida y lejos de arrepentirme, estoy muy orgulloso de lo que he logrado.

Mientras comía en el restorán recordé las veces en que debía ayudar a mi mamá en el trabajo, limpiando la casa de los Eguiguren mientras Cecilia leía una revista tomando el sol al lado de la piscina. Recordé las veces en que me encerraba en la pieza de Olivia para ver a Jisung bailar, con sus caritas extrañas y viendo cómo crecía comeback tras comeback. También recordé todas las veces en que espiaba a Rafael mientras se cambiaba de ropa. Dios mío, que imágenes más suculentas. Recordé cuando conocí en el kínder a Cristián y todos los años en que me dijo cara de mono. Por un instante me paralicé al recordar que mi primer beso me lo dio Emilia. Recordé cuando Joaquín comenzó a protegerme y lo confundido que estuve cuando no sabía si estaba enamorado de él o de Rafael. Recordé lo malvada que fue Julieta conmigo cuando estaba enamorada del rubio, y cómo, poco a poco, nos comenzamos a hacer amigos. Recordé la bancarrota y cómo tuvimos que irnos a vivir con mi abuela, la vieja amargada, pero influencer que vivía en medio del campo. Recordé lo mucho que me costó terminar con Joaquín, lo responsable que me sentía de su bienestar y lo mucho que aprendí con ese sufrimiento, lo importante que es pensar en uno mismo, antes que sacrificarse por otros haciéndote infeliz. Recordé la desesperación de Cecilia y la decisión que tomó, aquel momento en que todas nuestras vidas se complicaron por completo. Recordé la partida de Rafael y Olivia, lo mucho que me costó superar nuestra separación. Al rato, recordé mis idas a las juventudes católicas y cómo conocí a Roberto, mientras era acosado por Ricardo de la Sotta. Aunque fue una relación corta, aprendí a eliminar esos prejuicios que tenía sobre la gente que se viste de cierta manera o que escucha cierto tipo de música, a que no todos quienes consumen alguna droga con delincuentes y que es cada vez más normal. Julieta quedó embarazada y la refugié en nuestra casa cuando sus padres la echaron. Ella eligió tener a su bebé, mientras meses antes mi mamá había preferido abortar al pequeño que había concebido con Cristián, porque sabía perfectamente que ese pequeño no tendría lo necesario para tener una buena vida. Recordé que no era compatible con Roberto y lo dejamos justo antes de reencontrarme con Rafael, como también la forma en que conocí al desquiciado de Ruka.

Y así, entre vivencia y vivencia, llegamos a la vida que tengo actualmente, rodeado de todos aquellos que a quienes quiero y que no tengo dudas, que también me quieren a mí.

Deseo de todo corazón que el camino que hemos transitado juntos durante todo este tiempo haya sido grato para ustedes, que se hayan sentido acompañados por este pobre muchacho que solo quería tener un poco de humanidad, un poco de crecimiento en una vida normal y corriente, sin superpoderes ni rasgos extraños, solo siendo yo contra un mundo que al final, prefiero ver como una comedia y no un drama, porque créanme, que este relato podría haber sido mucho más cruel, pero ¿para qué hacerlo así? Si de amargados ya estamos repletos, ya la única salida que nos queda para la felicidad es la locura.

Muchas gracias por llegar hasta aquí, por acompañarme en mi crecimiento, espero sigan sus caminos sin arrepentirse de nada, amando y disfrutando cada detalle de sus vidas, no haciéndole caso a pensamientos grises y viendo el lado luminoso de las cosas siempre que puedan.

Hasta aquí llego yo. Un abrazo fuerte, un beso en la mejilla y espero nos podamos encontrar nuevamente en otra vida, en otra dimensión, en otros cuerpos.

Siempre suyo,

 

Pablo Soto.


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