Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lüdí por Rael Amicsis

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

21. El Plan 




 WuFei y Quatre se encontraban sentados sobre cojines, frente a una improvisada mesa baja en su habitación. El general le servía un aromático té junto con frutas frescas que se sentían ligeras en el estómago. Justo lo que necesitaba para calmar definitivamente las náuseas. 




-Estos tres días fueron algo largos. Me alegra ver que por fin te recuperaste del todo... además, todo lo que te contaron es cierto – Quatre le había comentado que Terion y los reyes le habían contado lo que había ocurrido mientras estuvo dentro del árbol – lamento que tuvieras que escuchar esa historia... 




-Bueno, en parte... estuve recordando lo que vi a través del árbol... - le dio un sorbo a su té agradecido de tener algo en el estómago - me llegó todo de golpe, sentí que me estallaría la cabeza. 




-Espero que ahora se sienta mejor... 




-Yo... - Quatre inclino su cabeza cabizbajo y entrelazo sus dedos, pensando muy bien en lo que iba a decir – yo te escuché... escuché todo. Te dejé solo... pero, no quería irme... 




WuFei extendió su mano sin vendaje y la puso sobre las de él. Fue justo en el momento en que las lágrimas comenzaban a asomar en sus ojos. 




-Amo Quatre... no le voy a mentir, fue horrible. Jamás pensé que sería tan horrible... fui un idiota de tanto insistir en saber, no intenté comprender lo que había pasado. Deseaba tanto saber, que ni siquiera pensé en lo que estabas pensando... yo, lo siento. Por empujarte a aislarte del mundo, lo siento tanto... -apretando suavemente sus manos. 




-Yo... aún intento asimilar lo que pasó... recién me doy cuenta de que pasó un año y de que pasaron muchas otras cosas, pero como dije antes, jamás, jamás había... yo solo he estado contigo y no soporto la idea de que alguien más se me acerque de esa forma. Es asqueroso, impensable... no lo pude soportar... y querer enviarme a casa, se sintió como si me rechazaras aún más... y no deseo regresar. Tengo familia, sí, pero no es nada comparado a lo que siento estando aquí. Aunque tú no estuvieras conmigo, este lugar se siente como un hogar para mí. Más si estás tú... lamento tanto haberte dejado así... lo siento, lo siento mucho. 




WuFei se inclinó lo suficiente para alcanzar suavemente los labios del joven, quien cerró los ojos con algo de temor, repitiéndose a sí mismo que él no le haría daño. 




Podía sentir sus labios temblar, no estaba seguro de si era por la expectativa o por el miedo que sabía aun sentía. Se separó lentamente de él, y le acarició el rostro con la punta de los dedos, quitando las pocas lágrimas que habían rodado por él. 




-Pase lo que pase, no te regresaré. No podrás arrepentirte... 




Quatre sonrió asintiendo, y se apartó de él para terminar el té que le había servido. 




-Debo regresar pronto... haremos una reunión para ver el plan a seguir. Aquí estamos a salvo, pero no sabemos por cuanto tiempo. 




-Yo... yo quiero ir - pidió Quatre de forma tímida pero segura. Estaba seguro de que sería una gran ayuda ahora que era capaz de dominar su habilidad. 




La reunión se realizaba frente a una fogata en medio de la gran caverna, custodiada por los soldados de Saltree. Civiles pasaban de un lado a otro intentando llevar sus vidas normales, mientras los reyes y Terion conversaban amenamente en lo que un par de escoltas preparaban una gran mesa con un mapa y figuras de guerra. 




En medio de las preparaciones escuchaban murmullos provenientes de los civiles y guardias, palabras dirigidas al general y hacia su acompañante quién comenzaba a despertar la curiosidad de los presentes: La persona dentro del árbol. 




WuFei hacía su entrada vistiendo impecablemente una camiseta holgada sin mangas con muñequeras metálicas ajustadas, y un pantalón de cadera holgada ajustado en las piernas, para calzar botas cortas ajustadas a los tobillos, llevando el pantalón por dentro. El cabello lo llevaba peinado en una cola alta y se mostraba impecablemente sin barba. Justo detrás de él iba Quatre, con su pálida piel expuesta por una camiseta sin mangas ni espalda, un pantalón abierto a los costados y sujeto a los tobillos por sandalias altas. Al cuello llevaba un pequeño cristal verde que reposaba en su clavícula, y unas muñequeras metálicas ajustadas. WuFei acostumbrado a su vida de guerrero, notó de reojo la atención que su compañero recibía sin hacer ningún esfuerzo, ya fuera por quién era o por cómo se veía, esa atención no le gustaba . 




-¡Maestro Chang!... ¡¡Amo Quatre!!- Terion se levantó de su lugar he hizo una profunda reverencia delante del joven – Amo, por fin lo veo compuesto... desde que salimos del templo de los monjes, todo ha sido cuesta arriba para usted... 




-Terion... gracias por cuidar de mí. 




-Es un honor. 




-Quatre - Duo se acercó al joven y lo invitó a tomar asiento cerca de la mesa – espero que te sientas mejor. 




-Si, gracias, ya estoy recuperado. 




-Estuviste dormido por tres días. Con suerte vimos a WuFei... pensamos que no te recuperarías. 




-Bueno, gracias a ustedes y a él, ya estoy bien... y podré ayudar en lo que sea que estén planeando. 




-¿Crees estar en condiciones? – preguntó Heero  




-Hizo un muro de raíces estando cansado, y otro estando inconsciente, yo creo que será de gran ayuda en nuestra defensa… Claro, si WuFei está de acuerdo. - defendió Terion haciendo que todos quedaran viendo al general. 




-Mientras se mantenga fuera del alcance del rey, nos será de gran ayuda. 




Quatre sonrió al resto. Por fin era capaz de controlar su habilidad y lo podría usar en favor de los demás. Protegería a WuFei a toda costa. 




-Les pedí reunirnos porque debemos decidir el siguiente paso. Hasta el momento nos hemos resguardado del enemigo. Hemos soportado los ataques constantes y logramos traer a Quatre con nosotros... prometí tomar el reino, y entregarlo a la reina fugitiva... pero también prometí encontrar lo que mata a nuestro mundo, y no sé si podremos hacer las dos cosas... tenemos a muchos refugiados, probablemente algún infiltrado que aún no da la cara. Sus majestades están arriesgando su reino por ayudarnos, así que tampoco podemos prolongar esto. 




WuFei se inclinó sobre el mapa que estaba extendido sobre la mesa, y observando a Quatre le hizo una pequeña clase de geografía. 




-Nuestro mundo conocido es Lüdí, aquí en el centro entre los valles se encuentra el reino de Ásturis. La ciudad capital de Ásturis es Li-Hon, donde se encuentra el castillo, y el templo se encontraba por aquí. Está lejos de la capital, pero se considera una pequeña nación autovalente e independiente dentro de sus paredes por lo que a ellos no les importaba mucho, hasta ahora. Como puede ver, nos alejamos bastante de la capital. Recorrimos las aldeas en esta zona de paramos –WuFei le mostraba cada  




área del mapa a la vez que mencionaba cada lugar por el que habían pasado -Aquí está la Ciudadela... Evergreen está aquí justo a aquí en este valle a los pies de La Cadena Humeante... con el muro creado, quedó cerrado por casi todos los flancos, ya que revivió parte del bosque que crecía en esta área... y aquí está la entrada de la caverna en la que estamos ahora. Por dentro la vía de túneles nos lleva a una salida que nos conecta con Las Colinas Rojas, por donde hay que cruzar para llegar a la Capital del reino de Saltree, Terera. Mi intención en un principio era ir a las Colinas Rojas, para contactar la caravana nómade de Saltree, y pedir asilo, pero ahora la caravana nos esperará en la salida de los túneles por el lado de las Colinas Rojas y se llevarán a todos a Terera. Saltree es algo más pequeño que Ásturis, pero nos superan en desarrollo y fuerza militar. 




-¿Qué pasa con los otros reinos que están aquí? - Quatre indicó otros 3 reinos, 2 que dominaban lo que parecía ser la costa y otro al norte de todo sobre Ásturis y parte de Saltree. 




-Creemos que están en una situación peor que la nuestra. Al norte está Niveria, aquí Colocuss y Velaria -indicó Terion nombrando las áreas que Quatre había indicado -envié a mis búhos y recibí respuesta solo de Velaria, pero ya hace muchos meses de ello. La enfermedad está propagada en todo Lüdí. Según nuestro contacto en Velaria, los peces grandes y pequeños flotan muertos hasta donde alcanza el horizonte. Los barcos de Colocuss no se veían por ninguna parte, y la arena comenzó a ponerse dura y seca. El agua ya no humedece las costas, como si algo lo impidiera. 




-Sus habitantes están tan enfermos como lo estábamos antes... y al parecer su reino ya gastó todos sus recursos. No hay noticias de Niveria ni Colocuss. 




Quatre estaba demasiado preocupado. Todo lo que había visto de la enfermedad, era igual o peor en todo el continente. Ellos sólo eran una cuadrícula en aquel extenso mapa. 




-Creo que podríamos hacer investigación... se dice que la enfermedad comenzó en las tierras de Li-Hon en las cuevas profundas... en toda esa área los habitantes comenzaron a enfermar, plantas y animales comenzaron a morir y las personas solo se marcharon. Li-Hon se encuentra cerca del castillo de reino, así que probablemente sea cierto... - comentó Terion un tanto pensativo. 




-¿Pero por qué el rey permanece en esa zona? No han evacuado a la gente que queda ¿qué beneficio tendría eso...? - Heero parecía preocupado de los extraños movimientos del rey. 




-Barton...-todos quedaron mirando a Quatre, y él palideció al pronunciar el nombre sin pensarlo- él... él era muy fuerte... inmune al veneno de lo que sea que enferma estas tierras. Es como si lo hiciera más fuerte. Yo... le quité parte del veneno que llevaba dentro, y era como si estuviera muriendo en lugar de recuperarse como los monjes. 




-¿Dices que lo usan para hacer soldados más fuertes? - Heero parecía un poco asqueado de la idea de usar a las personas de esa forma. 




-¿Tal vez? No lo sé... 




-Pero esa cosa nos mata... - Duo parecía incrédulo de que hubiera alguien capaz de hacer eso a su propia gente - hace años que no comíamos tan bien como hasta ahora. Y no me refiero a las cantidades... muchos han sanado incluso.   




-Bien, creo que primero comprobaremos si la ubicación corresponde. Con eso ya podríamos hacer algo - Confirmó WuFei como tarea importante a realizar. 




-Entonces enviaré a un explorador a Li-Hon -anunció Terion tomando notas. 




-Ahora, creo de debemos mantener el entrenamiento de las tropas y reforzar las zonas en las que mantendremos a los civiles. No podremos movilizarlos a todos hasta que las cosas se hayan calmado. El rey ya sabe que Saltree nos está ayudando, así que probablemente asegurará la frontera, y no podremos salir de aquí sin ser descubiertos. 




-Creo que yo podría ayudar en eso - anunció Quatre tomando otro mapa que habían hecho de la caverna en la que estaban - podría intentar algo, aunque no estoy seguro de si funcione. Mientras tanto puedo mantener el agua limpia y ayudar a reforzar las cuevas más pequeñas, tal vez refrescar un poco el ambiente, hace demasiado calor aquí. 




-Sí, muy dentro de las cuevas encontramos fosas de agua caliente - indicó Duo en una zona abierta en el mapa de la caverna - seguramente estamos sobre alguna de las reservas de piedra caliente de la Cadena Humeante y eso mantiene el lugar... es genial tomar un baño allí, pero deja la caverna muy calurosa. 




-¿Por qué la cueva en la que estoy no está marcada?  




-Bueno... - Terion no estaba seguro de cómo responder. 




-La ubicación está oculta en caso de que el mapa de extravíe. - WuFei se veía algo preocupado pero tranquilo con la decisión de no figurar la ubicación de Quatre en el mapa -Cuando te saqué del árbol estuviste inconsciente por mucho tiempo, y algunos infiltrados intentaron llevarte con el rey. No digo que debas permanecer escondido ni que debas permanecer encerrado, pero será mejor mantener esa información solo para nosotros. 




-Nuestra guardia personal, Terion y nosotros somos los únicos que sabemos de la ubicación. - Indicó Heero como queriendo asegurar que no había de qué preocuparse -Un par de sirvientas también la conocen, pero en realidad creen que es una especie de bodega, ya que solo van a dejar cosas y un guardia las recibe. 




-Tiene varios pasillos torcidos así que no se nota que haya una cueva en ese lugar. 




-También en caso de alguna invasión, es un buen lugar para ocultarse. 




-Se han tomado demasiadas molestias por mi culpa... lamento mucho ponerlos a todos en esta situación. 




Quatre hizo una pequeña reverencia mientras Duo colocaba su mano sobre su hombro. 




-Nosotros lamentamos que tu estés pasando por esto. - dijo Duo algo serio -Eres un extraño en estas tierras y debes hacerte cargo de algo que no te compete en absoluto. Este mal también está azotando a Saltree y gracias a ti hemos sido capaces de enviar agua y alimentos a nuestras tierras. 




-Según la última exploración, las tropas del rey fueron vistas intentado cruzar los muros de Evergreen -indicó Heero en el mapa de Lüdí en donde se ubicaba el muro en cuestión -... aún están intentando encontrar un paso, pero está muy bien cerrado…  creo que les tomará un buen tiempo cruzar, pero eso no impide que envíen a algún explorador. Hay guardias apostados en Evergreen quienes darán la alarma en cuanto vean algo sospechoso.  




-Bien, entonces podemos concentrarnos en mejorar la caverna, y entrenar a las tropas. Quatre será de gran ayuda.  




-Nosotros iremos a explorar el exterior- anunció Duo mirando a Heero -Revisaremos nuestras tropas y veremos la situación fronteriza. 




-Ordenaré la exploración, iré a revisar la pauta de entrenamiento y pediré que hagan un inventario del armamento que tenemos –dijo Terion tomando sus notas. 




-Enseñaré a Quatre la caverna y veré que las cosas estén funcionando entre los civiles. Sería un buen momento para revisar las pequeñas cuevas que necesitan reforzamiento. Nos volveremos a reunir en un par de días, a menos que la situación lo requiera. 




Los reyes se retiraron junto a su guardia, Terion se acercó a los superiores de su ejército y del ejército de Saltree, y WuFei hizo que Quatre lo acompañara al interior de la caverna, donde habían instalado a los civiles y una especie de mercado donde se abastecían de lo necesario.  




Por los pasillos podían ver agujeros cubiertos de largas telas, otros cubiertos con maderas o ramas simulando puertas. Algunos colocaban cajas improvisadas con las cosas que tenían para intercambiar, principalmente alimentos. Otros, ropa o telas y otros, armas viejas. Aquellas armas provenían de un herrero que las había entregado a cambio de alimentos para sus hijos. Había tenido que abandonar todo lo que le permitía trabajar excepto por aquellas herramientas que podía transportar. 




-Creo que este es un buen lugar... 




-¡General! -el hombre se acercó a WuFei y se inclinó, colocando una rodilla en el suelo, inclinando la cabeza –General, de verdad vino... 




-Claro que sí. Siempre trato de cumplir con mi palabra. Maestro Gio, él es nuestro amo Quatre, quién nos protege y por quién luchamos. 




Quatre se sonrojó hasta el cuello al escuchar esa presentación tan de improvisto. No estaba acostumbrado a los reconocimientos. 




-Lo vi, cuando lo sacó del árbol... 




-Tal vez nos pueda ayudar... por aquí - WuFei guio a Quatre al interior de la cueva. En ella había un par de catres en un rincón, junto con cajones donde almacenaban sus ropas y útiles de cocina, una improvisada mesa de suelo, y un montón de cojines, donde estaban sentados 2 niños conversando mientras comían unos pequeños frutos. Quedaron mirando a ambos mientras entraban a la cueva. Estaba más fresco que en la caverna, y el espacio era pequeño. En la pared contraria a los catres había un montículo de tierra y roca donde parecía que intentaron hacer un agujero - Aquí... el maestro Gio es herrero. Él nos armó cuando nos comenzaron a atacar. Y necesitaremos de su ayuda... debe haber alguna manera de reforzar estos muros... 




-¿Que quieren hacer? 




-Bueno – el hombre tomó una caja en la que tenía guardadas sus herramientas – hay una cueva junto, en que podría hacer mi taller, aunque sea pequeña. Pero intentamos agrandarla y casi se nos vino abajo. La cueva era más profunda y la terminé encogiendo... 




-Entonces, mmm... podría reforzar la cueva... agrandarla y.… hacer algún escape para el humo. 




-¿No lo verán de afuera? 




-Si lo hago de forma correcta, no. Escuché que había una caverna con agua caliente... si no me equivoco hay alguna salida natural o más cuevas pequeñas que dispersan el vapor podría... ver... - Quatre comenzó a atraer de alguna forma raíces de todo tipo que se alzaban lentamente en el lugar donde está el montículo, esparciendo la tierra y enredando las rocas entre ellas para luego seguir trepando por donde estaba el agujero medio abierto y cubrió los muros formando un arco lo suficientemente alto para no chocar las cabezas. Del otro lado la cueva contigua amenazaba con colapsar, pero las raíces siguieron trepando por las paredes engrosando para mantener el techo firme sobre ellos. Las raíces siguieron su curso trepando por toda la cueva en la que habitaban y una vez que se detuvo, parecía como si hubiese construido una choza dentro de la misma cueva. Se un rincón donde habían armado una improvisada cocina comenzó a crecer una raíz que pronto se llenó de hojas, seguido de brotes y a su vez estos brotes comenzaron a abultarse convirtiéndose en flores aromáticas que dieron paso a frutos grandes y morados parecidos a las manzanas que Quatre recordaba. 




Los niños estaban aturdidos con lo que estaban presenciando, el herrero se encontraba alucinado con su nuevo hogar y WuFei tenía una mirada de admiración y orgullo dedicada solo para él. Su corazón se olvidó de latir por un momento y sintió que se le quemaba la cara con lo avergonzado que estaba de la forma en que lo miraba.  




-Amm... el humo debería salir por esa apertura... - apuntó Quatre hacia el agujero que había en una de las paredes en un rincón - les advierto que tal vez tengan visitas, aunque esa planta que creció en la habitación debiera mantenerlas alejadas. 




-¿Cómo sabes eso?- WuFei seguía admirado por lo que Quatre estaba haciendo 




-No lo sé. Pensé en algo que espantara a las criaturas de las cuevas y eso creció aquí... espero que la fruta no sea tóxica. 




-De hecho, es excelente – dijo el herrero sacando las que estaban maduras – a las criaturas no les gusta, pero para nosotros son lo mejor de esta tierra. 




Los niños tomaron las frutas y se sentaron a comerlas en su pequeña mesa, felices de tener algo diferente para comer. 




-Maestro Gio, ¿cree que con esto pueda trabajar?  




-General, es lo mejor que podría tener en estas circunstancias. El espacio es ideal, solo debo traer agua y preparar el terreno para el horno... 




Quatre se había regresado a la cueva que haría de taller y vio cómo una gran raíz comenzó a abrir el suelo apartando la tierra, formando un improvisado pozo. 




-Esto debiera ayudar. Así evitaremos que deban salir de la caverna... creo que haré un par más en la zona civil... solo espero que nadie la acapare. 




-Eso no pasará - WuFei le puso la mano en el hombro, tanto para llamar su atención como para tantear su energía que parecía estar bastante estable – si aún puede seguir, tal vez podríamos revisar el resto del lugar... 




-Si... me encantaría. 




Ambos se despidieron del herrero y los niños, dejando a los mirones impresionados de lo que habían hecho a la cueva. WuFei espantaba un tanto con su presencia por lo que se hacían a un lado procurando no acercarse a ninguno de los dos. 




-No le quitarán sus cosas, ¿cierto? 




-No se preocupe amo Quatre, las leyes que hemos hecho son severas. No van a querer lidiar con las consecuencias. 




-¿Crees que pueda hacer lo mismo con las otras cuevas? 




-Yo confío en que serás muy capaz. 




Quatre se sonrojó nuevamente y por un instante olvidó que estaban rodeados de público. Se había sonrojado hasta el cuello y hasta entonces no había notado lo sensible que era a los halagos de su guarda. 




-¿No te asustarás de lo que haga? Prometo que no me perderé. 




WuFei asintió, y entonces Quatre hizo que unas pequeñas raíces se aferraran a sus pies, haciendo que de alguna forma visualizara todo el lugar, haciendo crecer raíces y plantas por todas las cuevas, reforzando muros, arcos y techos proveyendo de frutas que espantaban a las criaturas rastreras y a la vez les servía de alimento. Forzó dos grandes pozos en medio del gran pasillo y muchos otros en distintos lugares de la caverna, haciendo que le temblaran las piernas por un momento. Flaqueó y sus piernas cedieron, a la vez que trataba de afirmarse de WuFei y éste lo afirmaba con fuerza por debajo de los brazos, evitando la caída. 




Quatre parecía un poco afiebrado, con el rostro rojo, incluso los hombros, y los ojos vidriosos. Las raíces lo soltaron, y mientras los habitantes de aquella caverna se deleitaban con lo que había pasado, el general aprovechó el momento de tomar al amo en brazos al estilo princesa, y lo acomodó sobre su pecho para luego llevárselo a su cueva.  




Y entonces notó la envergadura de lo que había hecho. O sea, si era capaz de hacer un muro ancho, solo de raíces, de kilómetros de largo y alto, no debía sorprenderse de ver todos los muros cubiertos de raíces y plantas incluso en los cortos pasillos que formaban la entrada a su cueva donde las raíces formaban cascadas escondiendo la entrada. 




WuFei dejó a Quatre en la improvisada cama, y vio cómo se acomodó y se quedó dormido al instante. No pudo evitar pasar la mano por su rubia cabellera, sintiendo la necesidad de querer abrazarlo como había hecho antes, pero debía esperar a que él le diera alguna señal, de que aún había algo allí.  




Comprobó su energía, que estaba estable, pero parecía drenada de golpe, y lo cubrió con la manta de pelo que le había regalado antes. De seguro su temperatura iba a bajar de golpe, por lo que encendió una pequeña hoguera en un rincón de la cueva, salió a revisar su hazaña y a buscarle algo de comer para cuando despertara. 




Por lo que había visto en la caverna, solo las cuevas habitadas habían sido afectadas. Todas estaban con muros firmes, mini árboles frutales creciendo por doquier y un improvisado huerto creciendo a las orillas de la gran laguna interna, donde el reflejo de los cristales en el techo de estalactitas engañaba a las hortalizas y las hacían crecer. WuFei ordenó a los soldados que nada fuera cosechado de allí, ya que ellos se encargarían de aquella tarea. Terion parecía maravillado de lo que había ocurrido y dispuso de monjes para que cuidaran del huerto, sin entregar las cosechas a nadie. Recibió los informes de todas las áreas que cuidaban, lo más recurrente era el impacto del cambio en los civiles. Muchos estaban asustados, pero llamaron a la calma entre ellos mismos, ya que hubo muchos presentes al momento del cambio. Sin embargo, un informe le inquietó, había personas sospechosas entre ellos, o al menos eso le parecía a un soldado que estaba apostado en medio del área de civiles. 




-¿Estás seguro de esto?- preguntó WuFei al soldado frente a él, en el interior de una tienda que le servía de centro de mando. 




-Sí... no sabría como describirlo – el soldado parecía dudoso de su respuesta, pero sabía que todo informe era válido para el cuidado del amo – no parecen ciudadanos necesitados como los que se reunieron en Evergreen. Están siempre hablando entre ellos, observando. Aún no logro descubrir en donde viven, pero sí los he visto recorrer las cuevas. 




-Si los ves, detenlos. No hay necesidad de dar explicaciones. El que nuestras leyes, reglas y normas sean tan severas es precisamente para evitar la cacería sobre el amo Quatre. Él no tiene esa visión egoísta de servir solo a un reino, pero otros lo quieren para beneficio propio, olvidándose del resto de nosotros. No dudes en pedir refuerzos, y si fuera un error, prefiero pedir disculpas públicas a lamentar un error fatal. 




-Si señor. 




El soldado se retiró de la tienda, y seguido de ello entraron los reyes, dejando un reporte escrito sobre su improvisado escritorio. 




-¡¿Qué pasó aquí?! - Duo estaba asombrado de lo que había visto a su regreso, al igual que Heero. 




-Quatre lo hizo. -La sonrisa de orgullo no se le borraba del rostro - quedó exhausto, pero se encontrará bien. Lo hizo sin problemas. 




-Es impresionante lo que es capaz de hacer... nadie diría que hay personas viviendo aquí - Heero se sentó en una banca pequeña cerca de la mesa y le extendió una bolsa de piel algo pesada – Los guardias que estaban en Evergreen retrocedieron un tanto estaban buscando una partida de exploración enemiga que al parecer se filtró por los montes... se tomaron la molestia de viajar hasta algún punto de ingreso. Lo que no sabemos es si habrán entrado con el resto, no tenemos un conteo de los ciudadanos y las entradas a la caverna son múltiples. Tenemos soldados escondidos en las entradas principales, pero no pueden cuidar cada madriguera que puede servir de filtración.  




-Tal vez debamos hacer una revisión de todas las cuevas. Comprobar la identidad de todos. Por lo menos no son tantas personas 




-Gracias, de verdad no sabría que hacer sin ustedes. No soy materia de gobernante. 




-No te menosprecies, WuFei... no se sabe hasta que se hace. 




Heero se levantó de su lugar y Duo le dejó sobre el escritorio un frasco con un contenido algo verdoso y transparente. Se veía un poco viscoso. 




-Esto es para Quatre. Pasamos por la bodega y pedimos algo de pescado curado, y elixir. Eso sí, no unten las dos cosas, no es muy agradable. 




El trenzado se dio media vuelta y salió de la tienda detrás de Heero, mientras el general quedaba con una sonrisa en los labios, y algunos pensamientos un tanto preocupantes. 




Al termino de sus labores, WuFei se retiró tomando lo que Heero y Duo le habían llevado para Quatre. Tal vez ya había despertado y tendría hambre; pero para su sorpresa, seguía dormido, envuelto en su manta de pelo gris, como si se tratase de un capullo. Al verlo así, lo único que quería era acostarse a su lado, pero tal vez era mejor esperar. Después de todo Quatre aun luchaba con sus recuerdos confusos. 




En su pequeña cueva en un rincón, había surgido un pozo de agua cristalina. Avivó las brasas del hogar que estaba junto al pozo y comenzó a preparar algo parecido al arroz, en un plato de hierro plano y ancho y mientras dejaba eso cocinar, comenzó a disponer el pescado curado, algunas frutas que tenía en su improvisada cocina, algo de pan y elixir. Una vez que estuvo listo, sirvió dos porciones, y dejó encendido el fuego, pensando en que tal vez Quatre sentiría frio como aquella vez que quedó drenado de energía. Se acercó al joven y lo movió suavemente para que despertara. 




El joven amo de desperezó, y parecía aún con sueño, pero su semblante estaba más compuesto y animado. 




-Parece que tuvo un buen descanso. 




-Sí - respondió en medio de un bostezo – aunque aún me siento un poco cansado, parece que me puedo mover sin problemas.  




-Entonces ¿podrá acercarse a comer a la mesa? 




Quatre asintió y se levantó llevando la manta encima, parecía un oso extraño. 




-Lo siento, aún tengo frio. 




-Está bien. Encendí una fogata pequeña, le ayudará a subir la temperatura. 




Comenzaron a comer, y Quatre parecía recuperar color poco a poco. Hablaron de las trivialidades del día de WuFei, ya que él se la había pasado durmiendo, y de lo encantada que estaba la gente con la ayuda que brindó al reforzar las cuevas en las que habitaban. Le señaló los obsequios de parte de los reyes, y con mucho recelo probó el elixir, que no se veía nada apetitoso, pero cuyo sabor era igual a la miel. La diferencia era que se recogía directo de un árbol que lo producía justamente en esa temporada. 




Quatre comenzó a bostezar de nuevo, y WuFei acercó su mano para tocar su frente, ya que lo veía un poco sonrojado. Le llamó la atención que esta vez no tuvo una mala reacción a su contacto. 




-Parece estar bien, aunque siento su energía un poco baja aún. Será mejor que vuelva a descansar. Pediré que nadie lo moleste... 




-WuFei...mmm - el amo de avergonzó un tanto, aunque el general no entendía de qué - yo... ¿puedo pedir que duermas conmigo? 




WuFei se sintió un poco sobrellevado por la pregunta, ya que lo tomo muy por sorpresa. A cambio le sonrió y le cerró la manta de piel, abrigándolo. 




-Debo ir a hacer un recorrido de rutina. 




-Entiendo – Quatre se veía un tanto decepcionado, aunque el rubor no se le iba. 




-Pero a mi regreso, si aun quiere, puedo dormir a su lado. 




Quatre se acomodó la manta mientas WuFei le hablaba, y sonrió mientras asentía. Ya estaba más tranquilo, y más ubicado en el espacio-tiempo en que se encontraba. La diferencia de tiempo lo había desorientado tanto, que aún se encontraba muy afectado por lo ocurrido hace un año atrás. Y no es que no fuera importante ahora, solo que sabía que estaba seguro. 




Terminaron de comer, y ante los bostezos de Quatre, WuFei lo hizo acostarse nuevamente, le puso otra manta encima, además de la que tenía puesta, y luego de acariciar su cabello, algo que ya hacia cada vez que podía, sin darse cuenta de ello, se marchó ordenando a los guardias del pasillo que atraparan a cualquier persona sospechosa que no fueran él mismo, Terion o los reyes. 




En su recorrido se encontró a civiles que aun circulaban por los pasillos, sobre todo en el principal donde aún habían puestos abiertos, y otros comenzaban a cerrar. A su paso, recibía reverencias y saludos. Llevaba su espada a la cintura y sostenía el mango, como si estuviera listo para utilizarla en cualquier momento. Estaba prohibido para los civiles acercarse al general a menos que fuera una emergencia, sin embargo, muchas jovencitas le tendían regalos que él rechazaba cortésmente. Se encontró al herrero mientras guardaba las cosas que había preparado para intercambiar. Había finalizado unos cuantos cuchillos que no había podido terminar y estaban acumulados en un rincón de su cueva. WuFei tomo uno y examinó el peso y el filo detenidamente. Se veía que podía cortar con solo mirarlo. 




-¡General Chang! ¿Le gusta? Logré arreglarlo para intercambio, pero ya muchos se fueron a descansar. 




-Se ve muy bueno. 




-Lo es. Lo hice yo – el herrero rió de buena gana ante su propio chiste, lo que hizo sonreír al joven general – gracias al amo Quatre, he logrado hacer un hermoso trabajo, como antes.  




-A él le alegrara oír eso. 




-Por favor acepte esto. Es para él. 




En sus manos el herrero le entrego un puñal ligero, con un pomo duro cubierto en cuero claro y poroso, para evitar que resbale y un punzón ultra fino, con una pequeña funda que cubría solo la punta haciéndolo ver como un accesorio cualquiera. Era no más largo que su mano, y parecía perfecto para ocultar en cualquier parte. 




-Es un... 




-Es un puñal. Después de lo que presencié, y de las reacciones que provocó en el resto, imaginé que tal vez sea bueno él pueda defenderse. Sin desmerecer la protección que usted le pueda dar... 




-Tiene razón. El amo ha sido perseguido desde que llego a nosotros. No acostumbro a aceptar obsequios en mis recorridos oficiales, pero en este caso haré una excepción. El amo estará complacido. 




-Puede usarlo como un sujetador en su cinturón, y nadie sabrá que es un arma. Soy muy listo - terminó el herrero con una gran risotada mientras se iba al interior de su cueva, luego de retirar todos los cuchillos que había estado exhibiendo. 




WuFei guardo el puñal entre sus ropas y continuó su recorrido sin mayor novedad. Regresó a la cueva con Quatre y lo encontró dormido de la misma forma en que lo había dejado.  




Los guardias en el pasillo le reportaron que no había nada nuevo, y comenzó a pensar que tal vez estaba sobre reaccionando a lo que aquel soldado le reportó durante el día. 




Se quitó la armadura ligera y los zapatos, y vestido como estaba puso su espada cerca de la cama, y se sentó en la orilla. Acarició el cabello del joven dormido y recorrió poco hasta llegar a su hombro cubierto por la manta. Quería asegurarse de que Quatre supiera que era él quién estaba a su lado. No quería asustarlo. 




-Amo Quatre, soy WuFei- susurró al sentir que se tensaba bajo su mano, y rápidamente se relajó. 




-WuFei... - confirmó el joven con voz rasposa por el sueño, abriendo un poco los ojos - aún tengo frio. 




El general abrió las mantas y se acostó junto a él. Sin preguntar lo atrajo en un abrazo apretado, comprobando que estaba helado y con su energía muy baja. Lo acurrucó contra su pecho y enredó sus piernas con las de él, como si lo abrazara con todo su cuerpo. Lo escucho suspirar, y sintió cómo lo abrazaba de regreso. Sin temblar. Lo sintió respirar profundamente sobre su pecho y cómo bajaba su loca frecuencia cardiaca poco a poco, hasta que se volvió regular, acompañado por una respiración suave, seguida de suaves ronquidos. 


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).