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Tú eres mi felicidad. por Keiko Midori 0018

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Cinco años después...

Ya habían transcurrido cinco años, todo seguía igual. Los niños crecían, algunos llegaban, otros se iban, los mayores empezaban a trabajar o simplemente se iban para vivir como adultos y Sesshomaru seguía ahí, seguía siendo el ''fenómeno'' aunque ya no le tomaba importancia. Cuando fuese mayor le daría una lección a sus hermanos y ellos aprenderían a respetarlo justo como lo hicieron con Bankotsu.

Ya no era el más pequeño, recientemente habían traído mas niños de un orfanato que cerró sus puertas por falta de presupuesto, por suerte el suyo era mantenido por las donaciones y por el trabajo de sus hermanos mayores. Quería ayudar a la mantención de su hogar pero aún era un niño y lo único que le quedaba por hacer según palabras de su nana era jugar y seguir fortaleciendo lazos con sus hermanos y hermanas, como si eso fuera sencillo, ellos se encargaban de molestarlo e insultarlo y francamente había dejado de molestarle aunque aun le molestaba.

Estaba en un columpio, reflexionaba sobre su corta vida y eso era extraño según sus hermanos.

―¡Fluffy!. ―Escuchó un grito, sabía de quien se trataba puesto que solo una persona lo llamaba de esa forma y aunque le fuera molesto ya se había resignado.

―Koga, ya te dije que no me llames así. Ya supéralo. ―Pidió con falsa molestia. Hacia un año en navidad, Kaede les dio obsequios a todos y a él le había tocado una gruesa bufanda blanca y mullida, desde entonces su hermano menor Koga había empezado a llamarlo de esa forma.

Recordaba el día en que trajeron a Koga, según escucho, los padres del moreno habían muerto en un accidente de tráfico dejando a su hijo huérfano y a la falta de familiares y espacio en otros lugares lo habían enviado allí, fue el primero en no molestarlo por sus marcas y apreciaba eso. Koga era menor que él por dos años, le gustaba molestarlo por eso.

―Como sea, nana Kaede nos quiere a todos reunidos. Así que vamos Fluffy.

―Ya sé lobo. ―Rió al ver la cara de su amigo enrojecerse, a Koga le habían regalado una pijama en forma de lobo, con cola esponjada y le gustaba molestarlo, era como regresarle de manera amistosa el que le llamara ''Fluffy''

―Te dije que no me llamaras así, todos se rieron de mí por una semana. ―Koga se había obligado a usar esa pijama que consideraba vergonzosa porque Kaede se la había obsequiado, a pesar de llevar solo tres años en ese lugar ya lo sentía su hogar y a la directora su madre.

―Bien vamos. ―ambos corrieron hacia el frente donde hacían las reuniones para poder saber para que eran requeridos.

Al llegar vieron a sus demás hermanos reunidos, Kaede estaba frente a todos y unos niños que no conocían estaban a su lado.

Se pararon junto a Bankotsu, que pese a ser un adulto seguía ahí para cuidar de sus hermanos menores y ayudar con contribuciones monetarias al que era y seguirá siendo su hogar.

―Bien niños, ya que todos están aquí, quiero hacerles un anuncio. ―Miro a todos los niños, estos la miraban con atención y en silencio.― Han enviado a estos niños de otro orfanato, quiero que los traten bien y los adentren a su hermandad, quiero que todos se lleven bien y los traten como de la familia.

Todos miraban con curiosidad a los recién llegados, solo eran dos niñas y un niño. La niña mayor aparentaba unos diez años, sus sedosos cabellos eran color negro carbón, sus ojos color rubí y su piel era clara. El niño aparentaba ocho años, su cabello era negro azabache y sus ojos azul oscuro, y por último la niña pequeña, aparentaba al menos seis años y sus ojos castaños contrastaban con su cabello negro azulado, se veía un tanto asustada por lo desconocido pero también curiosa y con ganas de adaptarse a su nuevo hogar.

Al finalizar Kaede, todos se apartaron para seguir con sus actividades cotidianas, los nuevos estaban algo nerviosos pero Bankotsu noto que la niña mayor veía el lugar con desagrado, si bien entre él y Suikotsu ayudaban a mantener el lugar no se veía como un lugar lujoso, tenía un toque hogareño y presentía que tal vez esos niños venían de un buen lugar.

―Ustedes dos, vayan a presentarse con nuestros nuevos hermanos y hagan que se sientan cómodos, yo debo volver al trabajo. ―Dijo Bankotsu mientras revolvía en cabello de Sesshomaru y Koga con diversión, ambos niños bufaron y con algo de lentitud se acercaron a los nuevos. Sabían que Bankotsu era mensajero y estaban orgullosos de él.

Se acercaron a los niños y Koga se escondió tras Sesshomaru, este bufó y lo arrastró al frente.

―Hola, soy Sesshomaru y seré su nuevo hermano. Por cierto... él es Koga. ―Había notado que Koga se había ocultado tras él de nuevo, eso sería un nuevo motivo para burlarse de él un poco.

―Yo soy Kagura. ―Se presentó la mayor con algo de arrogancia que paso desapercibida por los demás niños y fue cuando noto el rostro del albino.― ¿Por qué tienes esas horribles marcas en tu cara?

―No lo sé, supongo que nací con ellas. ―Se cubrió las mejillas algo avergonzado, debió esperarlo, estaba seguro que sus nuevos hermanos serían como todos.

―Yo soy Miroku y quiero ser su hermano. ―Hablo rompiendo el momento incomodo y había funcionado, Sesshomaru había retirado sus manos de su rostro.― Y ella es Kagome, la había olvidado.

―Hola. ―Saludó la pequeña, alzo las manos hacia el rostro del albino y este algo confundido se acercó.― Hermano lindo. ―Sonrió mientras tocaba sus marcas, él también lo hizo. A su parecer la niña era demasiado inocente para entender que esas marcas no eran lindas, que esas marcas le causaban problemas. Se volteó y ella subió a su espalda, se aseguro de sostenerla bien y junto a Koga les dieron un tour por el orfanato, no era tan grande pero tampoco pequeño, en total eran veinte niños contando a sus nuevos hermanos, hacia tiempo que no traían más y con los demás siendo adoptados, el lugar se vaciaba.

Los llevaron al comedor, el área de juegos, el jardín y demás alrededores. Kaede a lo lejos veía como los nuevos se integraban y ver al pequeño albino en compañía de sus hermanos lleno de emoción todo su ser, le alegraba que este se hiciera de buenos amigos en ese lugar ya que no quería que fuera solitario y sufriera, no lo merecía.

―Y bien eso fue todo, si quieren pueden ir a presentarse con los demás para que los conozcan también, yo iré a dar una vuelta por ahí. ―Comentó el albino mientras bajaba a la niña de su espalda.

―Este lugar es desagradable, en el otro estábamos mejor.―Se quejó la ojirubí.― Ahí teníamos nuestras propias habitaciones y era un lugar maravilloso.

―¿Y que paso? ¿Por qué los enviaron aquí?. ―Preguntó el moreno, si ese lugar era tan bueno... ¿Por qué los enviaron a su hogar?.

―Según escuche un orfanato se quemó, obligando a los adultos a distribuir a los niños en lugares diferentes, nos cambiaron porque en el nuestro se especializaban en niños pequeños y bebés, a la falta de espacio empezaron a dispersarnos y acabamos aquí. La verdad me gusta aquí, me gusta la idea de tener hermanos. ―Contestó Miroku.

―Este lugar es estupendo, nana Kaede es muy buena con nosotros y verán con sus propios ojos todo eso. ―Afirmo Koga, Sesshomaru solo observaba ya que no estaba acostumbrado a hablar con otros que no fueran Koga y observó a Kagome, ella jugaba con un camino de hormigas en el suelo, sin duda los niños pequeños se distraían con cualquier cosa y ella no era la excepción.

Continuara...

 


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