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RE- por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola ~

Un capitulo mas de esta historia, espero que les guste.

Una clase de arte es algo aburrida, debo admitirlo.  Había pensado que sería entretenido, y lo era hasta que llevo casi una hora sentado sin moverme, apenas puedo contener las ganas de bostezar. Solo se escuchan voces muy lejanas, los autos pasando por la calle, y el rasgar de los lápices en el papel.  Hace un buen rato que ni Everett habla, solo camina entre los estudiantes y les habla tan bajo que no alcanzo a entender que es lo que les dice, cuando está en donde puedo verlo también señala en las hojas en donde están trabajando. Ah, tan aburrido… me gana el bostezo que no puedo reprimir.


— Tomemos un descanso— apenas escucho eso, me levanto y estiro las manos mientras bostezo.


— Deberías poner algo de música  en las clases, creo que ayudaría a no cansarse tanto— me acerco a Everett.


— ¿estás cansado? no me lo dijiste.


— no es cansancio. Es aburrido— me sonríe, y parece muy divertido con lo que acabo de decir. Le miro, esperando una respuesta a una pregunta que no he hecho.


— ¿Por qué pensaste que posar para una clase era divertido? Sabias que tenías que pasar un tiempo sin moverte.


— Admito que eso me hace parecer idiota— sus ojos se entrecierran cuando ríe mas— solo estaba emocionado por tener un trabajo, no pensé mucho en eso— no llega a responderme porque un grupito de chicos le ha hablado.


Everett es muy joven para ser profesor de arte, aunque ¿solo enseña dibujo? No le puse mucha atención a mi tía cuando me hablo de este lugar y del amigo que podía hacerle el favor de contratarme.  He trabajado de modelo antes, pero siempre fue en fotografías, y alguna que otra pasarela, nunca había modelado para que hicieran un retrato a mano de mí. 


— Laith, puedes irte, me tardare corrigiendo algunos detalles en los trabajos para que puedan seguir la siguiente clase, ya queda solo media hora para que terminemos.


— oh, bueno.


— Gracias— se da la vuelta y me deja allí.  Las pocas cosas que traigo las deje en el escritorio, así que solo las tomo y me voy al ver que no tiene caso quedarme. Tampoco tengo prisa en irme, no tengo otra cosa que hacer por el momento, y la paga que me dan por quedarme dos horas sin moverme es mucha más de la que esperaba, aunque también  lo hago en unas clase de fotografía y además sigo recibiendo invitaciones paras la pasarelas. Este lugar no está nada mal para ser mi primer trabajo. La escuela es grande, pero no hay mucha gente las veces que he venido. El edificio esta remodelado y no luce viejo.


— Laith


— ¿si…? ah, Rainer— el director de este lugar. Solo le he visto algunas veces, y nunca en la escuela— ¿hay algún problema?


— no, solo quería saber cómo van las cosas.


— oh, bastante bien. Acabo de salir de la clase de Everett, me aburrí un poco pero puedo soportarlo.


— ¿Cómo está tu tía?


— trabajando, ayer estaba estresada por no sé qué asunto, pero creo que es normal ¿no te pasa con este lugar? Mantenerlo debe ser complicado.


— un poco.


— Tienes profesores muy jóvenes, he hablado con algunos, como Everett…— espero unos momentos,  no quiero tener que preguntar directamente.


— podrá ser joven, pero algunos de sus trabajos son publicados y es expositor en algunos eventos y hace un buen trabajo enseñando a los que apenas inician, ahora solo tiene clases avanzadas, pero cuando inicie el nuevo curso será el encargado de los menores.


— ¿De verdad? Estoy sorprendido.


— ¿No te mostro algo de lo que hace?


— no exactamente, pero no hemos tenido mucho tiempo para hablar de otra cosa que no fuera sobre la clase que tendría hoy— aunque esos dibujos que vi en su escritorio eran muy buenos, de no ser porque se puso a guardarlos hubiera tomado algunos para verlos más de cerca— parece una buena persona.


— lo es. Si necesitas algo o pasa cualquier cosa mantenme informado.


— Claro— me despido. Fuera  está fresco, y me hace recordar el calor del anterior lugar donde vivía.  No me gusta pensar en mi casa, no ahora. Recién he llegado y ya conseguí un trabajo, pero debo buscar uno más acorde y estable a lo que yo he estudiado si quiero lograr mi propósito. Ahora tengo que regresar en autobús a una casa que no es la mía. Extraño mucho mi auto.


Mi familia no es adinerada, pero mantiene algunas empresas y  nunca hemos tenido problemas económicos. Antes de venir ayudaba en los negocios que hacían con otras empresas y podía vivir cómodamente en casa… ahora no saben dónde estoy y tengo que valerme casi por mí mismo. La hermana de mi mamá me está haciendo el favor de ayudarme un poco dejándome quedar en casa y con no decir a mis padres donde estoy.  La casa de mi tía queda a diez minutos en auto, como veinte en autobús y unos treinta y cinco minutos si camino, pero no quiero caminar hoy. No hay nadie en casa, ya que ella no está casada ni tiene hijos y la única otra persona que hay en su casa en la empleada que hace la limpieza y que solo va algunos días a la semana.


Se suponía que iba a buscar una forma de terminar con mis problemas al venir aquí, pensar y alejarme de casa para poder ver las cosas diferentes pero termine encontrado algo inusual y que en parte es lo mismo por lo que estoy aquí. Es muy aburrido estar ocultándose, ¿Por qué no puede ser más entretenido? No puedo usar mi antiguo teléfono y tuve que hacer varias cuentas falsas para que no me descubran. Irisa, mi tía, dice que estoy exagerando con lo que hago, pero no le he contado porque estoy haciendo esto, todos creen que lo que quiero es valerme por mí mismo y no depender de mis padres, y eso es cierto en su mayoría.


— ¿Laith?


— estoy en la cocina.


— creí que llegarías más tarde ¿no iniciabas hoy con tu trabajo?


— no he hecho mucho por ahora, conocer a los profesores y el lugar.


— Ya veo— Irisa es más joven que mi madre, y no se parecen mucho, mi madre es rubia, irisa tiene el cabello oscuro y es más alta que mi mamá— ¿ya hiciste algunos amigos?


— claro, soy muy sociable y me gusta conocer personas— los profesores de la escuela son amables conmigo, no puedo decir mucho de los estudiantes porque aún no he convivido con ellos pero no es que me importe mucho lo que pase con ellos. Pienso también en Everett, en su forma extraña de “no evitarme”— creo que es muy interesante ese lugar.


— ¿Qué cocinas?


— Estoy calentando las sobras de ayer— la cocina no es algo que se me dé bien. Le sonrió cuando le muestro la cocina— ¿quieres comer algo más?


— no realmente… Laith ¿sigues sin querer que se enteren dónde estás?— desde que me mude con ella me pregunta eso a diario. Niego con la cabeza mientras saco los platos— solo espero que no tardes mucho en decirles lo que quieres realmente.


— he hablado con ellos, no te preocupes. Tampoco es como si me hubiera esfumado— solo que lo hago de un teléfono público, porque una cosa es querer irme y otra desaparecer y dejarles preocupados  y pensando que me pudo pasar algo— pero si saben que estoy contigo entonces vendrán. No es momento.


— ¿Qué es lo que tramas, pequeñajo?


— oh, ya lo sabrán, todos— me llevo muy bien con mi tía a pesar de que no nos veíamos mucho debido a la distancia de nuestras casas. Ella solo me mira con sus cejas alzadas. Ella se encarga de la gerencia de una empresa,  por lo que no está mucha en casa—seguiré en la escuela de arte por ahora— ella no insiste más y comenzamos a hablar de cosas triviales.


 


Ser modelo en una clase no es lo que usualmente hago, y había pensado que sería diferente en mi gran alegría por tener un trabajo con apenas unos días por aquí. Sería muy aburrido de no ser por quien da la clase.


— ¿Necesitas un descanso?


— Estoy bien— Everett de todos modos me extiende un vaso de agua. Alrededor todos siguen dibujándome— ¿Falta mucho?


— creo que algunos terminaran esta clase, otros la siguiente. Un par de días más comenzamos con otra clase, pero por el momento no te preocupes por eso.


— no me preocupo,  ¿Te cuento algo? Me siento mal porque me paguen y solo estar sentado aquí, normalmente hago más de esfuerzo cuando escucho la palabra trabajar.


—  nosotros no lo vemos así, es difícil encontrar a alguien que pueda venir a cada clase… no sé si lo entiendas, porque no parece importante. Si tú no pudieras venir por algún motivo, ellos ya iniciaron el dibujo y sería imposible terminarlo con alguien más. Podríamos invitar a otra persona,  pero solía pasar lo mismo y el resultado es un montón de trabajos incompletos. Saber que vendrás a cada clase es reconfortante— me inclino y susurro, muy cerca de su oreja.


— ¿Estás hablando por todos o solo por ti?— sus mejillas se ponen rosas, se aclara la garganta y se aleja dejándome con una sonrisita. No puedo moverme mucho, así que regreso a mi posición.


Everett es…  tierno. No vine aquí con la intención de conocer a nadie de esta manera, creo que es lo que menos quiero porque es una de las cosas que quiero arreglar en casa, pero él… me beso apenas llegue, eso hubiera bastado para que le golpeara o al menos me molestara con él.  Me detuve porque además de ver que no se sentía bien, las palabras que dijo fueron extrañas. Luego, cada vez nos encontrábamos él parecía querer volverse invisible, me quedo claro que estaba avergonzado por lo que hizo.


— pueden guardar las cosas, asegúrense de guardar bien sus trabajos, no los querrán iniciar desde el comienzo— suspiro y me muevo por fin, ladeando mi cabeza a ambos lados para desentumirme. 


— ¿necesitas ayuda con eso?


— No, yo puedo…— tomo un montón de hojas que esta sobre un pupitre. Hay otros dos montones y varias cajas de lápices. Los estudiantes se han ido— ah, bien, puedes poner eso en ese estante de allí. 


— ¿tienes otra clase?


— No, por hoy es la última— Siento que ya he visto a Everett antes, pero no puedo recordarlo. Hay algo muy familiar cuando estoy con él, solo que apenas y nos conocemos. Dejo las hojas en el estante, él sigue recogiendo cosas, y como no me ve, me escabullo hasta la puerta y la cierro, poniendo el seguro.


— Everett ¿alguna vez has salido de la ciudad?


— ¿uh? Si, muchas veces. Me gusta acampar, mi familia y yo acampamos en distintos lugares cuando era niño, siempre a algún bosque o montaña, cuando me permitieron viajar, también he ido a acampar al desierto y al mar. También nos hemos quedado en poblados pequeños y rústicos. Ah, un año fuimos a Alaska, fue divertido, aunque muy frio— mientras habla, me he acercado a él.


— son muchos lugares.


— a mí me ha gustado acampar desde siempre. Me trae buenos recuerdos.


— ¿te ayuda para tus obras?


— un poco. Es más complicado que eso…— él se gira a verme al lugar donde se supone debería de estar. Le sorprendo moviéndome a su lado— ¿Qué…?— su espalda choca contra el estante del material. Y ahí está esa mirada, él me mira de una forma que no logro entender pero me hace sentir expuesto, es como si pudiera ver todo lo que pienso.


— ¿Podemos hablar por fin? Aunque justo ahora no tengo muchas ganas de hablar. Tu insinuaste que yo no iba en serio ¿Qué te hace creer que eso es así?— la confusión desaparece de su cara, y luego se ríe— ¿Dije algo gracioso?


— esto es casi igual… lo siento, no quiero reírme, y si supieras lo que yo también te parecería gracioso. No pienso que no seas serio, se que tu eres mucho más serio que cualquiera aunque parezca que solo estas tomándote las cosas a la ligera— ahora soy yo el que retrocede, dejo un espacio entre nosotros. ¿Cómo sabe eso? yo…— Más bien estaba hablando de mi… entonces ¿Qué estabas diciendo antes?— ahora es él quien me sonríe como si hubiera hecho una travesura. Lo próximo de lo que soy consciente es que giramos, mi espalda pega contra el estante y sus labios sobre los míos que tienen sabor a madera. Las cosas en el estante tintinean cuando empujamos contra él nuestro peso, sus manos pasan bajo mi camisa, un toque demasiado suave que hace cosquillas, totalmente diferente de la rudeza con que yo le sujeto contra mí, con que mis dedos tiran de su cabello o del borde de su pantalón. Le muerdo el labio, presionando con fuerza, el gruñido que obtengo se pierde en mi garganta. Nos separamos jadeando, solo el tiempo suficiente para volvernos a besar y repetir el mismo coqueteo. Ignoramos las voces que pasan cerca de la puerta, cualquier otro ruido que no sea nuestras respiraciones. Bajo mi mano, mis dedos acarician su entrepierna unos momentos antes de que su mano me detenga— aquí no— es todo lo que me dice, en un susurro ronco que tiene mucho de gemido contenido. Se apoya en mi hombro, yo me quedo jadeando, intentando recuperar la respiración.  Siento sus labios besándome, me da cosquillas y me hace soltar jadeos y risas contenidas.  Se detiene al mismo tiempo que suena mi teléfono, lo ignoro, pero él está más interesado en otra cosa.


— ¿Por qué te detienes?— se aparta de mí y jala un poco de mi camisa para dejar al descubierto mi hombro.


— ¿Qué…?


— oh, eso. Son marcas de nacimiento, o eso creo porque fue lo que me dijeron— sus dedos recorren la marca en forma de media luna que tengo— siempre he pensado que parece una mordida ¿no lo crees?


— lo siento, en verdad estoy arrepentido…


— ¿Qué?— él parpadea, parece que no estaba hablándome a mí.


— no es nada… este lugar no es apropiado para esto— tengo que darle la razón en esto, este lugar es muy público. Ahora es su teléfono el que suena, pero él ve quien llama y responde. Termino de poner las cosas que quedaron fuera de su lugar y luego tomo mis cosas, no es mucho lo que traigo conmigo. La mochila de Everett ya está lista sobre el escritorio, la tomo y se la extiendo cuando veo que está por terminar la llamada— lo siento, es de mi otro trabajo, tengo que ir.


— ¿otro trabajo?


— tengo tres trabajos, aunque dibujar no lo considero como uno, me pagan por hacerlo. A veces también ayudo en el negocio de mi padre, cuando algún empleado no puede ir— le miro mientras  quita el seguro de la puerta y abre— ¿Qué?


— ¿Cómo puedes tener tantos trabajos? yo apenas conseguí uno


— ya te lo dije, no es gran cosa. Suena más impresionante de lo que es— Everett es extraño de una forma que no entiendo. Le miro mientras caminamos a la salida, parece un chico normal, pero no siento que lo sea.


— ¿Estás seguro de que no nos hemos visto antes?— sé que no se lo he preguntado a él antes, pero no puedo quitármelo de la cabeza. Él se gira a verme con una sonrisa tan enorme que me deja perdido.


— Lo dudo mucho, porque yo lo recordaría— deja se sonreír y se acerca un poco a mí para volver a hablar— pero tenemos que hablar fuera de la escuela. Después quedamos, nos vemos luego Laith— me quedo de pie en la entrada, sin recordar que es lo que tengo que hacer. Pff pero ¿Qué ha sido todo eso? se supone que yo iba a ponerle nervioso, ocasionarle esas  expresiones divertidas pero de algún modo no resulto como esperaba.


Lo primero que hago al otro día es pasarme directo  por el salón donde da clases Everett. Está cerrado y es un poco tarde para que haya una clase justo ahora, tendré que regresar un rato mas, hoy no me dijo que viniera a su clase pero puedo darme una vuelta para seguir acostumbrándome al lugar. Hablo un poco con los otros profesores e incluso término comiendo con un grupo de alumnos de aquí.  Ya siento que es algo tarde, pero sigo dando vueltas por el salón que sigue cerrado ¿No podría encerrarse y fingir que no está?


— ¿Buscas a alguien?— es una de las chicas con quien estaba hace un rato.  Viene con otras dos chicas que no había visto antes.


— sí,  Everett… el profesor Everett.


 — ah, él no vino hoy.


— ¿No?


— Eso creo— voltea a ver a las otras chicas, que solo niegan con la cabeza— no estoy en clases con él este año así que no sé porque, pero las clase que tenia han salido temprano hoy o tienen tiempo libre.


— oh… ya veo. Gracias—no tiene caso quedarme más tiempo aquí.  Que fastidio ¿Por qué no menciono que no vendría? Me hubiera ahorrado el tiempo de haber venido.  Me despido solo sonriéndoles. Lo peor es que es fin de semana, y hasta donde sé, Everett solo da clases de lunes a viernes, aunque algunos otros profesores trabajan el sábado también. No tengo nada de ganas de salir, y lo mejor que encuentro para el viernes por la tarde es el maratón de películas del señor de los anillos que se termina muy tarde. Como es fin de semana, no me importa saber que me despertare muy tarde también por la mañana. La que no lo sabe es irisa, y yo pensando que hoy también trabajaba. Me despierta el ruido de la lavadora, el estéreo con música  de los ochenta: nada mejor que iniciar el día escuchando Funky town,  a todo volumen en los altavoces de la casa. Me levanto, arrastrando los pies por el segundo piso de la casa hasta el cuarto de lavado.


—  ah, Laith ¿no habías salido? Creí que no estabas


— yo pensé que trabajabas hoy también.


— me pidieron cambiar el día.


— umm…


— ¿No saldrás hoy?


— no.


— ¿Qué hay de esos chicos con los que estuviste saliendo? – La Primera semana que llegue aquí, irisa me presento con sus vecinos, y resulto que los vecinos de enfrente tienen dos hijos de más o menos mi edad, me invitaron a dar una vuelta por la ciudad con sus amigos y eso. Salí un par de veces más con ellos antes de conseguirme el trabajo.


— quiero quedarme en casa.


—  Bien— la dejo  allí, entretenida con los calcetines. Tengo hambre… reviso el refrigerador, pero no hay comida, y solo encuentro un paquete de galletas de avena. Las tomo y mientras paso de largo por la sala, algo me llama la atención en la mesita de noche, bajo un montón de papeles.


— Tía… ¿Por qué hay un montón de películas de renta aquí?


— ¿Qué?— ella viene hacia acá, y le muestro las cuatro cajas de DVD con las películas de estreno de la temporada pasada— oh, me olvide de esas.


— ¿Quién renta películas ahora? Puedes verlas pagando por un buen proveedor


— las tenía que entregarlas la semana pasada… ¿podrías llevarlas? La dirección está dentro de las cajas.


— ¿ahora?


— ¿Tienes algo mejor que hacer?— ah… que pereza, pero tampoco hay comida aquí, y esperar a que llegue es igual que ir yo mismo a comprar algo por allí— te prestare el auto.


— las llevare. Pero paga la multa por el retraso que te darán. Iré a cambiarme— cuando regreso, hay varios billetes sobre las películas y las llaves del auto a un lado. Hasta que no estoy en el auto  veo la dirección de las cajas. En el centro comercial… podre comer algo allí.  A pesar de ser tarde, hay poca gente andando por aquí. Entregar las películas no es difícil y el que sea una chica quien las recibe creo que es bueno, siempre he sido popular con las chicas.  La zona de comida esta en el último piso, así que me dirijo a las escaleras. Suspiro, pensando en mi problema. En realidad no es tan complicado: Solo tengo que decirles que soy gay.  Ese no es un problema, sé que puedo decirlo y no me avergüenzo por ello y quizá ellos no lo tomen mal, lo cierto es que con los años he construido una vida de mentira y ahora quiero salir de eso. Vine aquí con la intención de comenzar a valerme por mi mismo, tener la vida que yo quiero y poder relajarme un poco de  las presiones de casa, sin familia, sin chicos, nada. Esa última parte no salió como esperaba.


Mientras las escaleras eléctricas suben,  me distraigo al ver a alguien conocido. Everett camina por el pasillo más cercano. Bien, realmente no puedo quejarme de él. La escalera llega al final, y en lugar de seguir con la otra para llegar al último piso, camino por el pasillo, no le he perdido de vista.


— ¡Everett!


— ah, Za… Laith ¿Qué haces aquí?


— Traje algunas cosas… ¿Y tú?


— eh…— volteo a ver el local en el que iba a entrar.  La entrada tiene una cortina de cristales de colores, el interior es oscuro, iluminado por luces de neón, velas y lámparas de lava. Las mesas son bonitas, pero el que haya figuras y cuadros de demonios, ángeles, brujas y un montón de cosas más la hace lúgubre—  trabajo aquí.


— tú otro trabajo…


— solo ayudo a la dueña.


— ah, qué alivio, estaba preocupándome con esto— se ríe, y también mira al interior de la tienda.


— no es tan malo. Realmente es agradable y solo ayudo cuando puedo, no es mucho lo que hago por aquí, servir  bebidas, mover las cosas pesadas o vender las cosas cuando ella no está o está ocupada leyendo el futuro de los clientes.


— ¿En serio?


— Eso dice, yo no creo mucho en esas cosas— parece incomodo cuando dice eso— ¿Quieres tomar algo? Yo invito.


— ¿tengo que hacer algo? ¿No hay sangre de nadie por aquí en las bebidas?


— nada de sangre. Y solo si tú se lo pides a Daphne te leerá la taza de té, o las líneas de la mano o el tarot.


— entonces está bien.


— ¡joder! Si es él— el grito viene del  interior de la tienda. Las cuentas se apartan haciendo mucho ruidito, y una chica sale corriendo de la tienda, se para delante de mí y no hay otra forma de describir como me mira que examinando, ella me está examinando aunque no entiendo que pasa— es mucho más extraño cuando le ves de cerca ¿Qué clase de trato con el diablo hiciste, Everett?


— Evelyn, no estás ayudando. Entremos, podemos hablar adentro.


— Bien— Le sigo al interior de la tienda, con la chica aun mirándome como si yo fuera alguna clase de exhibición de fenómenos. Esto comienza a ponerse raro.

Notas finales:

Gracias por leer, hasta el proxímo viernes

See you ~ 


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