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RE- por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola ~

Ahora si se vienen las cosas interesantes.

El cielo esta gris cuando escucho los pasos acercándose.  Abro los ojos con pereza pero apenas los puedo mantener abiertos: la celebración se extendió hasta muy entrada la mañana, y aunque yo me fui cuando aún no era tarde, los ruidos no me dejaron dormir.  Solo espero que sea alguien perdido y que no vengan aquí, en especial que no sea Zachelle  porque es muy temprano para escuchar tanto parloteo sin sentido. Él también se fue cuando yo me retire, y creo que  no volvió a la celebración.


Que no se detenga, que no se detenga. Sigue caminando, solo sigue caminando.


Los pasos se detienen, solo es una persona. Le escucho aclararse la garganta.


— Rahn ¿podemos hablar?— es Vahard. Esperaba que me mandara a llamar o que viniera en al mediodía, no justo al amanecer después de una celebración que  termino hace un rato, y sin duda tampoco esperaba que viniera tan pronto.


— Dame un momento— murmuro. Logro sentarme, ya me acostumbre al tamaño de este lugar y me arrastro un poco para alcanzar la entrada— ¿Qué quieres?— Vahard está de pie frente a mí, no me gusta sentirme tan pequeño, así que me pongo de pie también.


— ¿Has pensado en que quieres hacer?


— Zachelle me dijo lo que quieres ofrecerme— es mejor ir al punto. Vahard suspira y niega con la cabeza.


— Ese chico no puede guardarse nada— más bien se guarda demasiado— ¿Qué piensas? No estarías en peligro  ni lucharías y harías una gran contribución.


— no hablo mucho.  Y tampoco conozco los refugios que mencionan, para mí es como si no existieran y solo fuera una promesa vacía— he pensado que si ese lugar no me gusta no tendría a donde más ir. Vahard sonríe.


— bien, iremos a uno de los refugios. Tenemos una reunión con alguien importante, podrás ver que es lo que quiero que hagas. Salimos al medio día— se va, aun escucho el ruido de sus pasos cuando Zachelle aparece por el otro extremo saltando sobre un arbusto.


— Te lo dije— es lo primero que me dice. Su cabello aun esta revuelto y no lo lleva sujeto, por lo que da la impresión más que nunca de que es una chica—  los refugios existen y no se vive tan mal. Estoy seguro de que te gustara.


— no parece que te agrade la idea.


—  es tu imaginación ¿sabes que es lo mejor de los refugios? No tienes que preparar nada para marchar.


— no entiendo ¿Por qué yo? no hablo mucho, para ser alguien que va a convencer a otros de unirse, tampoco estoy muy convencido— Zachelle sonríe


— a veces solo necesitas escuchar, y da la casualidad que tu escuchas muy bien. Acompaña a Vahard y sabrás mejor lo que podrías hacer. Solo prométeme algo— claro, prometer algo a un tipo que conocí hace poco. Vuelve a reírse— no es difícil, solo si decides quedarte en el refugio te agradecería que vineras a decírmelo.


— ¿ah?


— no iré con ustedes hoy, si te vas a quedar entonces solo ven y dímelo.


— ¿Por qué?


— me gusta despedirme de mis amigos. Ah, aún tengo que terminar los reportes de la salida, nos vemos luego— me siento incómodo con sus palabras ¿amigo? No he pensado en Zachelle como un amigo. Casi no tuve amigos en Melauth.


Como aún queda tiempo para el medio día, voy al comedor para ver si ya está el desayuno aunque no creo que haya muchos levantados ahora mismo. El campamento se ve vacío y no hay muchos  ruidos así que me permito respirar con tranquilidad.  El comedor está vacío como había pensado ni siquiera están las mujeres que siempre están aquí. Que mal,  no conozco la forma en que racionan la comida ¿puedo tomar yo algo sin decirle a los demás o tengo que darle alguna nota a ellas?  Me paseo por las zonas donde cocinan, buscando algo que me dé una pista. Ahora sí que me vendría bien tener al sabelotodo de Zachelle por aquí.  No se cocinar tampoco, no se ven sobras de la comida de ayer. Estoy por tomar un par de manzanas cuando escucho la puerta abrirse.


— Tú eres el chico nuevo… o lo eras hasta ayer ¿no?— es una de las mujeres que cocinan.


— eso creo.


— vaya, esas chicas no han llegado todavía. Aunque no puedo decir que alguien las extrañe tampoco— sonríe en dirección a las mesas vacías— eres el primero en llegar— que si no me lo dice no lo noto.


— saldré con Vahard al mediodía. Pensé en comer algo antes de irme.


— Si esperas unos momentos…— me encojo de hombros y me siento en la banca más cercana. Le escucho reírse y cuando me giro, me extiende una manzana— eres exactamente como dice Zach. 


— ¿Zachelle?— no es lo que quiero decir, lo que quiero decir más bien es ¿Por qué Zachelle está hablando de mí con otras personas?


— sí. Dijo que casi no te gusta hablar, y que eres muy respetuoso. Siempre nos dice como son los demás antes de que podamos conocerlos nosotras. Tiene un talento preciso para describir y adivinar el temperamento de los demás.


— umm. No creo que adivine nada— murmuro. ¿Tendrá que ver con que puede imitar  las habilidades de otros? Nunca le he preguntado mucho de nada aunque su habilidad me da algo de curiosidad.  La mujer me recuerda un poco a Chaelene, deben tener la misma edad aunque el cabello de esta mujer es casi blanco y  es más pequeña.  En buen rato solo estamos nosotros, en silencio.  Las cocinas en la casa donde vivía estaban en un espacio especial por el que no tenía que pasar para nada y solo he observado como cocinaban en los festivales y en espacios abiertos donde no se preparan muchas cosas, así que estoy observando con atención lo que está haciendo la mujer. 


— ¿Quieres ayudar?— su voz me hace dar un pequeño respingo.


— ¿Qué?


— Estas muy atento ¿quieres ayudar?— tengo hambre y ella parece muy lenta, sin duda necesita ayuda. No le respondo pero camino hasta pasar hasta donde está— puedes ir cortando los vegetales.


— Nunca he cocinado nada— el cuchillo es muy burdo e incomodo para sostener. Ella da un paso hasta mí y me pide el cuchillo con una seña de su mano.


— ¿Ni siquiera en los bosques?— pregunta mientras corta algunas verduras y me muestra cómo hacerlo.


— puedo convertirme en lobo, si tengo hambre simplemente me lo como no importa que no esté cocinado— ella se ríe, una risa muy fuerte. No bromeo, eso es justo lo que llegue a hacer cuando estaba viajando con Zachelle y lo he hecho algunas veces más desde que estoy aquí. Me pongo a cortar como me mostro sin responderle.


— entonces tú fuiste quien le pateo el trasero a Zachelle.


— ¿Qué?


— Llego con una gran herida un día— ah se refiere a la vez que le mordí. Siento que las mejillas se me ponen rojas.


— fue sin pensar.


— no, no, está bien ya hacía falta que alguien le hiciera poner los pies en la tierra— me sonríe y su rostro se arruga todavía más. 


— eh, bien…


— ¿sabes que eres el primer hombre que acepta ayudar en la cocina? Todos están tan ocupados queriendo pelear y golpear algo como salvajes y piensan que cocinar no es importante— agita un cucharon mientras habla, salpicando de caldo caliente por todos lados.


— Es absurdo ¿Cómo piensan pelear sin comer?— si yo no como dudo mucho que este de humor y mucho menos pueda hacer cualquier cosa por estar pensando en la comida.


— ¿¡Verdad?! Pero eso no lo entienden.  Chico ¿Cuál es tu nombre? Aunque Zachelle menciono tu nombre me temo que a mi edad se olvidan muchas cosas.


— Rahn.


— Yo soy Vilia—  hago un sonido con la boca a modo de respuesta.  Terminamos la comida sin que nadie llegue y comemos mientras ella me cuenta como extraña la ciudad en la que nació, las cosas que le gustaría hacer y en especial los lugares que le gustaría visitar. 


— no mencionaste cuál es tu habilidad— ella se ríe otra vez, pone su mano sobre la mía unos momentos y luego la retira para tomar los platos vacios.


— no soy como ustedes, no naci con una habilidad. Mi esposo y mi hijo sí… mi esposo murió mientras huíamos de la ciudad,  mi hijo desapareció en una de las salidas que hizo en grupo. Vahard me permitió quedarme, y no quise ir a un refugio porque soy más útil estando aquí porque después de todo los viejos como yo ya no podemos hacer mucho.


— umm.


— Rahn, te estuve buscando— Vahard aparece en la puerta y no evito el suspiro por verme salvado de decir algo más— es hora de irnos.


— entendido.


— Esperen— Vilia se acerca a la cocina otra vez, no veo que hace hasta que se acerca de nuevo con un  bulto de tela— les hará falta para el camino.


— gracias Vilia, pero no es necesario— Vahard hace un gesto con la mano, pero Vilia me pone eso entre la manos. Siento la dureza de algún trasto envuelto en la tela.


— ninguno ha comido, claro que lo van a necesitar aunque no vayan lejos.


— está bien, yo lo llevare. Gracias…— no sé qué más puedo decirle así que me doy la vuelta y salgo tras Vahard. En el otro extremo del campo donde entrenan hay un grupo de personas que no conozco y solo hasta que llegamos veo algunas caras familiares. Me quedo atrás mientras él comienza a dar indicaciones y los demás comienzan a ponerse de pie.  No me pasa por alto que la mayoría de los que están aquí son mujeres y niños y algunos ancianos. Vahard sigue dando indicaciones sobre como iremos hasta el refugio y  luego nos ponemos en marcha. En el camino también me mantengo detrás de todos por si algo sale mal poder huir o al menos dar una oportunidad a los demás de hacerlo.


Como no he venido a esta zona del bosque, me sorprende darme cuenta de que no hay tantos árboles o arbustos y el camino es más cómodo a comparación del viaje que hice con Zachelle. Andamos a paso lento, y el sol pronto se pone más caliente y los arboles dan menos sombra, a pesar de eso no nos detenemos en ningún momento.


— ¿Cómo vas?— Vahard se pone a mi lado y me extiende un recipiente con agua.


— no es nada ¿estás seguro de que ellos pueden andar más?


— No falta mucho para llegar— qué extraño, creí que el refugio estaba más lejos de donde estábamos. Cuando todos se detienen entiendo a lo que se refería: hemos llegado a un camino y allí espera una carreta— el refugio está muy lejos para ir andando hasta allá en poco tiempo. Llegaremos mañana por la mañana si no nos detenemos mucho. Espera…— me detiene antes de que suba —Sé que no estás de acuerdo con nosotros,  pero ¿podrías estar alerta en este viaje? Somos pocos los que sabemos luchar, y en caso de problemas…


— Estaré atento— le digo, y subo. Podría incluso sugerir que yo podría adelantarme en busca de trampas o lo que sea que él llame problemas, pero aún no. el viaje es tranquilo, y todos agradecen poder descansar y comer un poco. Me quedo junto a la entrada, mirando el camino que vamos dejando atrás.  No puedo dormir debido a los saltos que va dando el trasto este, de vez en cuando también nos encontramos con otra carreta que va en dirección contraria y cuando oscurece solo andamos nosotros por el camino.


— ¿No te parece increíble?— Vahard no me mira, va con la vista en la casi oscuridad por la que vamos.


— ¿el qué?


— lo tranquilo que esta todo por aquí.


— había un lugar así en Melauth, me gustaba pasar el tiempo allí.  


— Ya no quedan muchos lugares como estos— me pongo a recordar el camino, en las pocas personas que nos topamos y en  cómo iban vestidas.


— estamos en las tierras indómitas— debí haberlo adivinado antes. Los caminos que han hecho bajo las órdenes de la federación son más usados y hay guardias en diversos lugares, casi siempre al llegar a algún pueblo o ciudad.


— estamos cerca de la línea que divide las tierras de la federación— recuerdo los viejos mapas que me hacían estudiar, aunque no es exactamente tierra de alguien, tampoco se ha reclamado propiamente—  La idea que tengo para tu trabajo… esta mañana me ha quedado más claro que eres ideal para lo que te propongo.


— ¿En la mañana?— solo estuve con la anciana en la cocina— no hice nada, solo escuche.


— a veces no necesitas hablar.


— Zachelle dijo algo como eso pero no entiendo cómo es que ayudare porque no mentiré diciendo que está bien lo que hacen o que me gusta— Vahard me sonríe. No le he visto sonreír antes y ahora que lo hace me doy cuenta de que no es tan viejo como me pareció antes.


— las personas ya no quieren oír solo cosas buenas. No les convenceremos  de ese modo así como no te hemos convencido aun— no me dice nada más.


Como Vahard había dicho, llegamos por la mañana al refugio. Mi primera impresión es la de un pueblo brotando de la tierra y del bosque.  Hay muchas más personas de las que esperaba, incluso un grupo de niños nos recibe corriendo al lado de la carreta.  Qué raro ¿Dónde está la seguridad? ¿No hay guardias? ¿Alguien que vigile que no se acerquen invitados indeseados? Por más profundo en el bosque que pueda estar siempre hay peligro, y este lugar no está muy oculto como imagine.  Bajamos de la carreta  aun rodeados de personas que intentan ayudar y saludar a los que recién llegan mientras Vahard le hace preguntar a alguien y luego explica a medias lo que es el lugar. Yo me quedo viendo un carruaje, mucho más lujosa que las que he visto, con algunas partes de metal dorado y tirado por un trió de caballos enormes, blancos y hermosos.


— Nuestros invitados llegaron temprano— comenta alguien a mi espalda. Vahard se apresura a llegar con nosotros y nos hace una seña para que le sigamos a la casa donde está la carreta.  Antes de que Vahard abra la puerta, esta se abre y la persona que sale me deja sorprendido, no le conozco pero nunca he visto a alguien igual: su piel es muy blanca,  sus ojos son azules ¡Azules! Su cabello es claro ¿amarillo? Y tan largo que no se si tengo delante a un chico o una chica y también sus ropas son diferentes, en colores azul y plateado que no me dan ninguna pista sobre esa persona.


Vahard hace una reverencia corta y pasa por la puerta, yo solo entro sin mirar más a esa persona. Dentro        hay solo cinco personas, todas muy parecidas a la que estaba en la puerta, y solo sé que uno de ellos es hombre por sus ropas y su cabello corto, es el único que se da la mano con Vahard.


— le ofrezco una disculpa por el tiempo que le hemos hecho perder antes de nuestra llegada.


— no te preocupes. Hicimos un viaje sin contratiempos— su voz también es masculina y habla de forma extraña, lento y como si le costara pronunciar las palabras— pero veo que no vienes con tus acompañantes habituales.


— algunos problemas con las responsabilidades, pero hablemos de las cosas que nos importan, sé que tienes que seguir tu viaje pronto, Narar— me reclino a un lado de la puerta y luego me siento al ver que a nadie le importa y Vahard y Narar están hablando en voz baja y nadie les pone atención. Me entretengo observando a los otros acompañantes de Narar, deben ser de las tierras de las ventiscas que están tan lejos de aquí que nunca había conocido a nadie que viniera de ellas.  Un par de ellos se entretienen creando chispas de luz entre sus dedos.  


Después de un rato, veo a Vahard venir hasta donde estoy y no me deja ver que pasa tras él.


—  ¿Terminaste?— quiero ver lo que hay aquí, estando encerrado da lo mismo ¿Cómo se supone que voy a conocer el lugar? yo no tengo nada que hacer aquí.


— Seguimos dándole vuelta a lo mismo, y siempre terminamos en nada— parece molesto. Por fin veo que Narar está con sus acompañantes, y hasta donde estoy le escucho hablar en un dialecto que no entiendo. No sé si es porque escucho mejor o lo están haciendo en voz alta, pero de pronto entiendo una frase.


— ¿Qué debería hacer?— eso me hace soltar un bufido de fastidio que se escucha en todo el lugar. Todos me miran, y como yo sigo mirándole no puedo evitar hablarle.


— es ridículo ¿Por qué nos hace perder el tiempo si ya sabe lo que va hacer? No necesita preguntarle a nadie, aunque le digan que si o que no, usted ya tomo una decisión y no tiene caso seguir con esto— me levanto y me sacudo la ropa, mas por ser un poco dramático lo admito— iré afuera.


Ya le había dicho a todos que ese trabajo no era para mí. Como nadie me sigue ahora si comienzo a ver el lugar por mi cuenta. A diferencia del campamento donde he estado aquí hay casas bien hechas, algunas grandes. Muchas más personas de las que había imaginado también, es extraño ver a tantos niños corriendo y jugando por ahí porque en Melauth no podíamos jugar a menos que fuera algún día festivo.  


Hay un rio que atraviesa el refugio, incluso veo algunos puentecillos y mujeres lavando ropa en donde ya no hay casas. Camino un poco más y tras algunos arbustos veo un lago. Eso es genial, nunca visto uno tampoco y me dan ganas de zambullirme  como los niños que están allí ¡Incluso están nadando! Me gustaría aprender a nadar.


— en invierno se cubre de hielo y se puede jugar sobre él— Vahard está a mi lado, viendo a los niños en el agua— todo salió bien, tenemos una nueva alianza con Narar.


— bien por ti.


— no lo hubiera hecho sin ti.


— no hice nada, solo dije la verdad.


— no siempre podemos vernos en este lugar, ahora mismo tuvimos suerte de que Narar estuviera de paso, muchas veces tenemos que ir hasta ellos. Te lo sugiero a ti porque tengo otras cosas de las que ocuparme y no  confió en nadie más para hacer algo tan importante. Ninguno sabe lidiar con estas cosas.


— no estoy seguro de que funcione para mí. 


— yo tampoco pensaba que funcionaria para mí. Ni siquiera sabía  que tan grande era en lo que me estaba metiendo hasta que fue muy tarde.


— ¿no hiciste la fortaleza porque querías?


— no. Pero vi que no era el único que necesitaba esto, encontré aliados y personas que me apoyaron y ahora somos la oposición más firme que hay.


— ¿hay más?


— por supuesto, en otros lugares grupos más pequeños. También estamos intentando contactarles y proponerles unirnos y ser un solo frente.


— y yo tendría que hablar con ellos también.


— tómalo con calma, si quieres conocer más pregúntame lo que sea. Nos quedaremos un par de días más por aquí, necesito supervisar como va todo— y esa es mi respuesta. Me deja de nuevo solo, ante el paisaje del lago y los árboles.


 


El recibimiento del campamento es muy diferente al que nos dieron en el refugio. Apenas se acercaron un par de personas y directo a Vahard. Yo me  voy directo a mi lugar, pasando de largo a todos los que comienzan a acercarse. Estoy cansando del viaje, me duele la espalda por estar sentado todo el tiempo en el carruaje que lo único que quiero es tirarme a dormir.


Me despiertan los pasos de alguien acercándose y antes de que llegue me levanto y salgo. Aun es de día, no he dormido tanto como quería. Cuando Zachelle aparece en el camino no me sorprende nada.


— Rahn, creí que estarías dormido.


— ¿Por qué viniste si sabias eso?— Zachelle se encoje de hombros.


— solo quiero saber las noticias de primera mano, supe que les fue bien— me imagino que ya habrá hablado con Vahard— ¿te gusto el refugio? ¿Ya decidiste algo?— está hablando más rápido que nunca.


— estaba pensando en eso antes de que llegaras.


— ¿sí? ¿Y?


— el refugio no está mal, pero es demasiado ruidoso. No creo que pudiera estar allí mucho tiempo— Zachelle sonríe, ahora sí parece muy feliz.


— Siempre puedes pasar un descanso por allá.


— siempre quise salir y conocer otras ciudades, no quería quedarme en Melauth y envidiaba a los que podían irse. Quería que me asignaran como espía o rastreador, lo que fuera que me mantuviera lejos del ruido de la ciudad… solo por eso voy a aceptar la propuesta de Vahard. Y si las cosas no salen bien no me culpen porque les advertí que no soy bueno hablando— Zachelle no hace un escándalo como pensé que haría, en cambio me da un abrazo mientras dice:


— Me alegra que te quedes.

Notas finales:

Gracias por leer, hasta la próxima semana!!


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