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RE- por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

Hola ~

Aquí otro capítulo más, espero que les guste. Muchas gracias por el apoyo a esta historia.

Ya no estamos en carpas, y aunque la pequeña casa en la que vivo es fría no tiene importancia cuando sigue estando junto al bosque ni cuando cada que despierto Zachelle está usándome como fuente de calor.  Ya me acostumbre a los golpes que de vez en cuando recibo cuando está dormido. Sus dedos acarician mi brazo, donde tengo la marca que me hicieron en mi última salida.


— tu cabello esta largo.


— Hay mucho trabajo importante, no tengo tiempo para mi cabello— sonrió porque no es verdad, sé que sigue poniendo más atención a su cabello que a otras cosas cuando se va por las mañanas.


Acaricio las  cicatrices en forma de medio círculo que le quedaron cuando le mordí, me parece que fue hace mucho tiempo. Zachelle se estira sobre mí como un gato y luego suspira, deja caer su peso sobre mí.  Afuera todavía no ha salido el sol pero ya hay un poco de luz.


— ¿Cuándo sales de nuevo?— le pregunto. Hace tiempo que no he ido a otro lado más que el refugio y los paseos que doy de vez en cuando por los bosques. Zachelle y algunos otros están planeando algo grande, desde que comenzaron a llegar personas de otros lugares la Fortaleza ha hecho cosas más grandes, que incluso alguien como yo que no está involucrado directamente en la lucha reconoce cosas como el saquear las caravanas de provisiones, comenzar a infiltrarse en las ciudades y liberar a muchos prisioneros. Recuperaron pueblos completos también, y sé que han dado otros golpes más intensos pero Zachelle nunca quiere decirme mucho sobre eso así que solo puedo imaginar que cosas pueden hacer.


— Hoy, pero solo será un recorrido rápido. Vigilar este lugar es más difícil que un cómodo campamento en medio de la nada.


— Umm…


— Rahn… si sigues haciendo eso…— suspira y no termina lo que iba a decir. Me gusta acariciar las cicatrices que le deje y luego seguir acariciando su espalda— No querré salir de aquí.


— Yo no tengo nada en contra de eso— eso le hace reír, y por fin se levanta un poco, lo suficiente para besarme.


— Siempre me reclamas cuando hago que te retrases.


— …


— Le pediré a Vahard un descanso. Podríamos pasar unos buenos días entonces— no suena mal, le digo que si con la cabeza— Y antes de que preguntes, aun no decido.


— Está bien— cada mañana le pregunto si ya ha decido ir a vivir conmigo lejos de aquí. No vivo mal en este lugar, pero vivir con la amenaza de perder nuestra vida cualquier día hace que prefiera algo mucho más tranquilo. He visto ciudades completas en donde nadie se preocupa por la federación ni por los Sentinellas. Sé que Zachelle tiene razón al decir que es importante hacer esto y que si no lo hacemos podemos causar que la Federación quiera extenderse a esas ciudades, y Zachelle también está tan comprometido con esto que la única respuesta que he obtenido de momento es que ira conmigo cuando termine. El problema es que esto no parece terminar.  Pienso que es una lucha inútil, la federación es muy grande y tan dispersa que no se puede dar un solo golpe, es como querer matar a un monstruo que tiene muchos corazones que pueden regenerarse, y no sabes dónde vas a encontrarlos. Destruyes uno, y en el tiempo que buscas el próximo ese corazón que acabas de destruir ya está latiendo otra vez. 


— ¿quieres venir con nosotros al recorrido?


— No, iré a la cocina— Vilia ya no está aquí, pero sigo ayudando en la cocina. Tengo muchos más privilegios de los que pensé cuando les ayude, comer cosas que los demás no es el mejor ejemplo que tengo.


— guárdame algo bueno para cuando regrese— ahora si sale de la cama y comienza a vestirse. Me gusta como el cinturón con las armas de fuego hace que su pantalón le resbale un poco por la cadera— ¿Rahn?


— No he dicho nada.


— Estas mirándome.


— ¿No puedo?— me sonríe, esa sonrisa traviesa que también me gusta aunque a veces me desespere. También me enloquece— no sabía que no podía mirarte— se acerca y sus manos me atraen hasta que nos besamos. Se sienta en mis piernas mientras cada vez queda menos espacio entre nosotros.


— ¡Zachelle, debemos irnos ya!— la voz viene de afuera, ni siquiera esta tan cerca de la puerta. Los dos suspiramos. Al menos tienen la inteligencia para no acercarse más. Ya no es un secreto para nadie que Zachelle y yo estamos juntos.


— Cuando vuelva— Un último beso y nos ponemos de pie, yo también tengo que ir a la cocina para comenzar el día. Zachelle se ríe cuando ve a  los que tiene por compañeros hoy— Siguen temiéndote.


— Creo que nunca dejaran de hacerlo— al menos eso evita que se hagan comentarios desagradables o alguien insulte a Zachelle, porque siguen pensando que yo les golpeare si me dirigen la palabra.


— Sigues siendo popular— se despide agitando la mano y los dos andamos en direcciones contrarias.  Como siempre por las mañanas hay un ambiente de calma, ahora que estamos aquí es mucho más notorio que en el campamento o en los refugios. La niebla de la montaña apenas se está levantando, por lo que apenas puedo ver un poco más allá de unos pasos. La cocina está cerrada pero no me preocupo porque tengo una de las llaves desde que vine aquí.  Esta cocina es más grande y con más cosas que podemos usar pero sigue siendo tardado cocinar tanta comida.


Siempre soy el primero que llega, pero no me quedo mucho tiempo solo pues pronto comienzan a llegar las chicas y a saludar con voces adormiladas.


— No dormiste mucho— vaya, Sahar está aquí— ¿Cómo está Zachelle?


— Bien. Pasamos la noche fuera— casi todas las noches que tenemos tiempo vamos al campo a ver las estrellas caídas. No somos los únicos claro, porque muchos van a ver ese hermoso lugar, aunque terminan por cansarse con el tiempo, yo no me cansare nunca de verlo— las estrellas nos gustan mucho.


— Y yo que pensé que hacían otras cosas— Es raro que este ayudando aquí, ella prefiere estar entrenando y luchando con quien tenga la valentía de enfrentarla.


— También, pero hablar de eso aquí no es muy apropiado— alguien tose, escucho algo caerse con un ruido muy fuerte y luego escucho risas. Sahar es la última que comienza a reír—  y no te diría eso aunque preguntaras.


— ¿Te da pena?— es una burla. Yo no sonrió, aunque sí que me han dado ganas de hacerlo.


— No, es solo que no quiero que nadie más conozca eso de Zachelle.


— No sé cómo responder a eso— ahora si me rio.


— es raro que estés aquí ¿Vahard te ha castigado?— comienza a golpear la masa para el pan de forma poco sutil.


— Accidentalmente me sobrepase con uno de los nuevos, y…


— Eso no fue un accidente— Interrumpo— Y si sigues haciendo eso la masa va a estropearse, hazlo con cuidado.


— ¿Por qué no te encargas de entregarle los platos a los que vengan por la comida?—Alzo la mirada a la chica que dijo eso.


— No, seguramente se lo arrojara a la cara a la primera provocación— más risas— Corta estos, rebanadas— le paso los panes que ya están listos— cuando termines comienza con las zanahorias— las risas terminan y los ruidos propios de la cocina vuelven y callan toda conversación. Para cuando los primeros madrugadores en la cocina llegan ya tenemos listo todo.


— ¿Tú tampoco entregas?— Solo estamos Sahar y yo al fondo de la cocina, acabo de terminar con lo ultimo y necesito sentarme— creí que esto era fácil, cosa de niñas, pero parece que acabo de entrenar todo el día, y apenas es la hora del desayuno— alzo las manos y le muestro las cicatrices de las pequeñas cortadas que me hecho mientras cocino o corto las cosas.


— Vilia conoce un remedio para las quemaduras, por eso veras que nadie aquí tiene quemaduras visibles por cocinar.


— Oh… que útil. Ojala sirviera para las cicatrices del combate.


— Creí que te gustaban, ya sabes para mostrar las batallas que has tenido.


— Esas están bien, no cuando de las hace algún torpe que no sabe usar armas—  queda tiempo para la comida, así que acompaño a Sahar a entrenar. He estado practicando con las armas de fuego, es más complicado de lo que pensé al ver a Zachelle usar una.  Usarla no es complicado, no es difícil presionar el disparador pero darle a lo que quieres herir es complicado. No logro tener una buena puntería por más que practico y se supone que tengo una mejor vista.  Creo que lo mío es el combate cuerpo a cuerpo. Sahar tampoco lo lleva bien con estas armas, creo que ella se esfuerza más porque no tiene ninguna habilidad como nosotros.


— Lo dejare por hoy— El último disparo que hice dio muy cerca de mi objetivo. Es increíble lo que pueden hacer esas cosas, si no tienes cuidado ni usando una habilidad podrías salir vivo, y creo que la Federación está apostando por ellas más que por los que son como nosotros.  


— ¿Volverás a la cocina?


— Zachelle debe estar regresando ya, me pidió que le guardara algo— Ella se ríe, y pasa su brazo por mis hombros.


— Nunca te lo dijimos, pero cuando Zachelle regreso por primera vez de Melauth convertido en un lobo, nadie le mostro sus habilidades y estuvo varios días con la única habilidad de convertirse de un animal. Aunque luego pudo ir y venir a su antojo— ah, hace mucho que no pensaba en nuestro primer encuentro.  Si no fuera por Zachelle ahora estaría muerto, aunque si no fuera por él tampoco hubiera estado en peligro para iniciar— ¿Qué está pasando allá?


— Es Vahard…— camina apresurado hacia el bosque. A lo lejos, entre las copas de los arboles veo humo— algo no está bien…— corremos  hasta que llegamos con los que se quedaron tras Vahard.


— ¿Qué ha pasado? ¿Por qué Vahard se veía tan preocupado?— Reconozco a uno de los chicos que iba esta mañana con Zachelle.


— Sentinellas— Es todo lo que necesito escuchar para salir corriendo yo también. No me convierto en lobo, aunque llegaría más rápido así. Es fácil seguir el rastro del ruido y los olores del humo. Paso a Vahard y a los que van con él y casi vuelo por el bosque hasta llegar a donde quiero. El bosque está quemado en gran parte, sale humo de los troncos aunque no veo fuego.   Hay tres Sentinellas en el suelo, atados. Me siento aliviado al ver que ya tienen controlado lo que sea que haya salido mal aquí pero aun no estoy bien del todo, no hasta que encuentre a Zachelle y vea que no le ha pasado nada. No logro escuchar nada más que los latidos de mi corazón, y el olor del humo me impide reconocer otros olores.


— ¿Rahn?


—…— Me doy la vuelta y le veo de pie a unos pasos de mí. No siento que me muevo, pero el aire regresa a mi cuando abrazo a Zachelle. Le siento y escucho reír.


— Me estas apretando mucho, casi no respiro— Le suelto ¿y si esta lastimado? No debería presionar nada.


— ¿Estás bien? 


— Sí, no me ha pasado nada— Solo tiene el rostro y el cabello lleno de cenizas— No es tan grave lo que paso, no te preocupes de más— se estira y me besa. Un beso con sabor a humo. Vahard y los demás llegan, y me aparto solo para que ellos puedan moverse mejor— Estos nos han sorprendido esta mañana, les seguimos desde el otro lado del bosque, y luego nos han puesto una trampa— Eso no suena a que no pasó nada—  Lo vimos antes de que funcionara, luchamos y terminamos así. Pidieron hablar contigo.


— ¿Rahn?— No hay chicas por aquí, y la voz me hace mirar entre los arboles— ¿Eres tú, Rahn?— Mi primer idioma, el de Melauth. Bajo la vista a los Sentinellas. La única chica aquí.


— Vanna…— Al igual que Zachelle tiene el rostro y el cabello lleno de cenizas.  Es a la única que apuntan con las armas ¿Cómo han logrado contenerles? Entiendo que ella es la causa de que todo este quemado por aquí, bien podría hacerlo otra vez. Esta tan sorprendida de verme como yo por verla a ella, no sé qué decirle o que hacer. Estoy feliz de verla y saber que está bien, que no le ha pasado nada desde que me fui y que ha logrado salir adelante, pero ella nunca se fue, ella se quedo en la ciudad o en donde sea que le enviaran después de mi huida, tuvo su asignación y ahora es un Sentinella y está poniendo en peligro a todos aquí— ¿Por qué estas…?— Ella debería estar en una ciudad, nunca le gusto salir como a mí.


— Rahn, regresaremos. Vahard quiere hablar con ellos, eso es lo que pidieron. Y Vahard va a escucharlos— Aparto la vista de ella para ver a Zachelle. Me sonríe, pero es una sonrisa amable. Me extiende la mano, y no dudo cuando la tomo y comenzamos a caminar— Ellos también están bien, no creo que nos hayamos herido mutuamente ya que hay muchos árboles. Me temo que tuve poco tiempo para aprender su poder y cause un desastre más grande. Solo los rodeamos y luego se rindieron.


— ¿Cómo llegaron aquí?


— Bueno, Firah era una ciudad que pertenecía a la federación hasta que la recuperamos, esperábamos que pasara algo como esto desde hace mucho. Nunca se lo dijo a nadie pero Vahard quería venir aquí desde que la recuperamos, solo teníamos que hacerla más segura de lo que era para evitar que la volvieran a tomar.


— Zachelle, Vahard quiere que te adelantes y le digas a todos.


— Bien… ¿Puedes esperarme dentro? No será buena idea si estas en la cocina— Estoy distraído, claro que no es una buena idea.


— ¿No me necesitan haciendo otra cosa? Tampoco es importante.


—  Solo espérame— Me quedo solo en una de las calles.  Todos parecen moverse, hacer algo.  Yo solo camino a la nueva casa.


No sé cómo están las cosas afuera, ni si ya trajeron a los Sentinellas. El día parece pasar lento y rápido al mismo tiempo, un momento es de mañana y cuando vuelvo a mirar ya esta atardeciendo. Luego el atardecer parece durar más que otros días. Escucho a Zachelle en la puerta. Ha estado todo el día fuera, y verle me regresa un poco en mi. Ya no tiene cenizas encima y trae dos tazones con arroz. 


— ¿Cómo fue todo?


— Supe que no fuiste a comer— Me pasa uno de los tazones. Oler comida me hace notar que estoy casi muerto de hambre— Esa chica es la misma de la que siempre hablas, la que vivía contigo— No me está preguntando, y tampoco está molesto, se sienta frente a mí y comienza a revolver la comida de su tazón.


— Vanna, me sorprende que este aquí. Nunca le gusto explorar como a mí ¿Qué va a pasar con ellos?— Zachelle deja de moverse.


— No lo sé.  Muchos no quieren dejarlos ir pero no podemos tener prisioneros, perdemos el tiempo y recursos en cuidarles. Dejarlos ir es tener que movernos y dejar este lugar o prepararnos para luchar, aunque no han venido antes ahora saben que no somos muchos.   Quizá podríamos resistir un ataque, pero no un asedio. No sé lo que hará Vahard.


— ¿Matarles?


—… Se ha pensado también. Sería lo mejor, pero Vahard no quiere hacer lo mismo que ellos… ¿Quieres verla?


— Ha pasado mucho tiempo, ya no somos las mismas personas que nos conocimos. Y… es extraño, no sé qué pensar. No quiero elegir entre alguien que conocí y quienes conozco ahora— Su mano toma la mía.


— No tienes que hacerlo. Nadie te está pidiendo que elijas, si la defiendes está bien. Si  no quieres hacer nada  también.  Pero puedes hablar conmigo de lo que pienses— le miro, su sonrisa ahora amable. Levanto su mano y la acerco a mi boca, coloco mi otra mano en su antebrazo y  murmuro aquellas palabras que aprendí antes— ¿Rahn?


— No te molestes… si no te gusta, preguntare como quitarlo.


— ¿Qué dices…? Ah…— Dejo que mire con atención la marca permanente que he creado en su brazo— es una estrella.


— Lo es, pero no lo es. Lo vi en Daoyang, lo usan para saber en dónde están y a donde tiene que ir. Le llaman rosa de los vientos— Zachelle tuerce el brazo, gira la cabeza y entrecierra los ojos.


— Sigue siendo una estrella, no tiene forma de flor— le sonrío.


— Creí que te interesaría más saber porque hice eso y no otra cosa— hace un gesto con la otra mano, todavía admirando el dibujo en su brazo— Así aunque nos separemos, sabremos donde encontrarnos. Siempre dices que no me perdonaras si te dejo. Con eso te encontrare a donde sea que vayas. Te seguiré a donde sea, Zachelle.


— ¿A qué viene eso ahora?— me mira, sin sonreír.


— No lo sé, solo pensé que era apropiado.


— Más te vale cumplir esa promesa— Me besa, casi me asfixia cuando me abraza por el cuello. Me da algunos tirones para que me levante y le siga hasta la habitación.


— Entonces ¿Te gustó? no te había hecho uno porque nunca me dijiste que sí y…— me calla con un beso.


— Me gusta— mientras avanzamos a la cama las ropas van quedando en el camino, beso las cicatrices en su hombro, acaricio su espalda. Nuestros cuerpos se conocen bien después de compartir la cama tantas noches. Podría dibujarle aun si no tuviera ojos. Siempre es él quien termina perdiendo la paciencia, quien nos hace caer en la cama y vuelve todo pasión y calor. Conozco los lugares que le hacen sentir bien, dejar de pensar. Todo él me hace a mí dejar de pensar y dejamos solo que nuestros más salvajes instintos se apoderen de nosotros. A mí me gustan sus jadeos, en especial cuando le muerdo el cuello. Me gusta ver mis manos en su cuerpo, por eso no me importa que sea él quien inicie siempre. Zachelle siempre parece distraerse con el placer,  mi mano en su rostro para que me mire. Siempre hace una cara que no resisto e inevitablemente me pongo duro, el gime cuando lo nota y pone su mano sobre la mía, la guía hasta su boca y me mordisquea los dedos, siento su lengua.  Mi otra mano se mueve hasta su cadera, a veces mis dedos quedan marcados en su piel.


Su mano hace que la mía baje por su pecho, disfruto tanto como él con la caricia, más porque hoy nos estamos mirando a los ojos. Nuestras manos bajan más, y más. No es la primera vez que lo hacemos, y la pena de vernos desnudos y tocarnos quedo atrás hace mucho tiempo. Sin aviso me enderezo, sujetándole para que no se vaya de espalda y le beso, nuestras lenguas se mueven juntas y me produce más sensaciones de las que puedo nombrar. Hoy ninguno quiere romance.


— Zachelle…— saboreo su nombre en mi boca. Le beso de nuevo, mis dedos ahora en su cabello, ese cabello que se desparrama por la almohada cuando le tumbo en la cama.  Sus manos  en mi espalda.  Un gemido ahogado cuando entro en él y su rostro es un éxtasis de placer y dolor. A sus jadeos se unen mis propios gemidos y gruñidos.  Nuestros cuerpos chocan, la postura comienza a ser incomoda pero es mayor el placer.  Su cuerpo se arquea, sus dedos se clavan en mi espalda, un gemido más largo y siento como termina, yo no aguanto mucho más. Apenas tengo tiempo de respirar y dejarme caer en el otro lado de la cama cuando Zachelle me besa otra vez, su pierna sobre la mía y sus manos en mi pecho. Incluso más que ver las estrellas,  me gusta estar con Zachelle


 


Ninguno duerme a pesar de que ya es muy entrada la noche.  Estoy cómodamente casi encima de Zachelle, con una pierna y un brazo sobre él y descansando la cabeza en su hombro. Su mano me acaricia el cabello y me adormece un poco.


— ¿Por qué me has elegido? Tú… sabes lo que he hecho, y creo que no merezco estar con alguien como tú.


— ¿Y qué me importa lo que paso antes?


— No has respondido.


— eres el único que me entiende, además de Sahar— un tono de disgusto se filtra en mi voz, y Zachelle se ríe— Me sacaste de Melauth y me diste la oportunidad de ser yo por primera vez.


— Ese fue Vahard, yo solo hice lo que me pidió. Y tú viniste conmigo, no te obligue a seguirme.


— Entonces será más fácil si me dices que quieres que diga— una carcajada que siento vibrar por su cuerpo— Hablo en serio. No sé porque, solo me desesperaba verte llorar por personas que no te tomaban en serio.  No me gusta que lastimen a las personas que quiero, y te quiero.


— Eso está bien. Suena mejor— no decimos nada más. Sigo pensando en muchas cosas y al final, cuando pienso que ya se ha dormido consigo hablar de nuevo.


—… Quiero verla.


— Te llevare entonces, es mejor si vamos ahora—  me da unos golpecitos para que me mueva.


— Puedo esperar a que amanezca— Pero Zachelle ya se ha levantado y ha ido por ropas limpias. Me quedo mirando como lanza mi propia ropa a la cama donde estoy sin mirarme.


— Podría ser tarde si esperamos. No sé qué es lo que decidirá Vahard, debes apresurarte— sus palabras me hacen darme cuenta de que tiene razón, y comienzo a vestirme con rapidez.  Le pierdo de vista unos momentos, pero le sigo escuchado moverse y tomar cosas. Cuando voy a la puerta, él ya está esperándome en la entrada. Me sonríe y me toma la mano antes de andar casi corriendo.


No hacemos ruido mientras andamos entre las casas, aunque parece que no hay nadie despierto a esta hora, también se siente extraño, como antes de que llegue una tormenta. Zachelle se detiene y me hace esperar.  


— ¿Está prohibido entrar?— le pregunto.


— No lo sé. Cuando estuve con Vahard no menciono nada, pero quizá piense que la quieras ayudar… descuida, no es que piensen en ti como un traidor, solo que Vahard piensa mucho. Mejor no parezcamos muy ansiosos— Le frunzo el ceño, fue él quien me hizo correr por todo el lugar.  No me suelta la mano cuando avanzamos después de que él recupere el aliento ¿Cómo puede seguir tan activo después de lo que hicimos hace un rato? Si no fuera porque esto es importante, yo me quedaría en la cama.


— Hey, Zachelle, pude venir solo, no tienes por qué acompañarme.


— Lo sé— me sonríe y me da un apretón en la mano. le dice algo desganado a los guardias que están en las puertas de la prisión. Nos dejan pasar sin ningún problema. Nunca he estado aquí, espero ver un lugar horrible pero lo primero que veo es un pasillo con antorchas y una habitación muy grande. No hay muchas celdas, pero todas están metidas en la roca siguiendo pasillos cortos. Vanna está en el de enfrente— las celdas contienen cualquier habilidad, no sé cómo lo consiguieron, pero puedes hablar seguro. Yo… daré algo de espacio— antes de que me suelte le jalo y le beso— te esperare por aquí— me suelta y avanzo hacia donde esta Vanna. Al acercarme noto que ella está mirándome. Pensé que estaba durmiendo.


— Vanna…— Murmuro. Ella me mira, y no veo el mismo reconocimiento que vi cuando estaba en el bosque. Hay algo diferente en ella, algo peligroso. Mientras nos miramos sin decir nada me doy cuenta de que prefiero perder mil veces a Vanna que a mis amigos de hoy, que perder a Zachelle.  

Notas finales:

Nos leemos el próximo viernes!! Les dejo con la duda ¿que pasara con ese reencuentro? 


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