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Futuro nuclear por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

Eustass Kid sabía desde pequeño que era escoria, lo peor de lo peor, descendiente de una de esas lacras de Lougetown que nunca debieron haber sobrevivido al cataclismo. Pero eso mismo siempre había sido una gran ventaja. Como la cucaracha que era, podía sobrevivir a casi cualquier clase de situación. Tenía un instinto de supervivencia bien alto, aparte de una brutalidad insana que le hacía ser el mejor en su trabajo. Además, tenía la mejor tripulación del universo entero, sus mejores amigos, alimañas como él. no querría recorrer el espacio con nadie más que con ellos, ni por todos los macarrones dulces de esos nobles a los que solía golpear. Ah, bueno, suponía que si una alimaña como él podía masacrar a una de esas lacras con aires de superioridad como ellos, significaba que todos eran alimañas, ¿verdad? Además, las alimañas de los nobles, que dependían de otros y trataban a los demás como mugre bajo sus zapatos, eran las peores.

Por eso, cuando conoció a Trafalgar Law, sintió confusión nacer en su mente y (¿por qué no?) también algo de curiosidad. Y esa fue la chispa que terminó uniéndolos a ambos por muy diferentes que pudieran ser.

“Acláramelo de nuevo” dijo Kid desde la mesa de examinación de la pequeña nave amarilla de Law, a donde sus compañeros lo habían traído después de un ataque que se torció en la última parte. Pero, en su defensa, no había sido su culpa. Se había estado divirtiendo tanto con ese reyezuelo tonto que no notó que su guardia tenía un arma… “¿Cómo es que un niño bien de Mariejoise termina convirtiéndose en un doctor del bajo mundo?”

“No soy de Mariejoise, Eustass-ya” le siguió la conversación el médico, sonriendo. Le parecía divertido, que el infame Capitán le hubiera tenido que pedir ayuda a un competidor con un problema como ese. “Y olvidaste mencionar que también soy pirata.”

“Si no eres de la tierra sagrada, entonces… ¿Marineford, quizás?” el interrogatorio continuó y el doctor consideró los méritos de dejarlo desangrarse. No, no sería bueno para su reputación perder un paciente. “Tiene que ser uno de esos sitios para los ridículamente ricos, sino no tendrías ese bonito instrumental de alta tecnología.”

“Puedo haberlo robado”

“Nah, excusa barata. Tiene tus iniciales grabadas en los mangos, definitivamente fueron hechos para ti” los dos se miraron antes de que Law llamara finalmente a su Room, utilizando sus poderes para extraer las balas que le impactaron en el pecho, reparando las arterias dañadas en menos de un segundo con su bonito instrumental, combinado con sus habilidades de promicina. Cuando lo cerró esperaba que se quedara callado, pero Kid seguía deseando saber más. “No has respondido la pregunta.”

“Soy de Flevance, Eustass-yan, aunque crecí en Marineford” respondió él, quitándose los guantes quirúrgicos. Estos no tenían ni una mancha de sangre, más igualmente los descartó. Tenían que obedecerse las reglas sanitarias. “Mi familia estuvo muy decepcionada cuando vieron en lo que me convertí… bueno, una parte. La que importa.”

“Vaya” silbó el otro, pensando en los habitantes de aquel lugar. “Pensar que un chiquillo bien criado de un lugar lleno de agentes del bien se convirtió en un delincuente… lo que lleva a mi pregunta de nuevo.”

“¿Quién sabe? Quizás simplemente me aburrí de las fiestas de té y los paseos en barco. O tal vez tuve una motivación mucho más intensa, seria para convertirme en lo que soy” se sentó con las piernas abiertas. “Trata tú de imaginarte una respuesta”

“¿No me vas a responder?”

“Aún no te has ganado eso” el Cirujano de la muerte contestó, haciéndose el interesante. Guardó con cuidado sus herramientas de punta de láser, fijándose en que no hubieran perdido la intensidad. “Pero puede que en un futuro lo reconsidere… si demuestras ser lo suficientemente entretenido.”

“Eres diabólico” Kid intentó levantarse para golpearlo, cosa que la anestesia lo impidió. “Ahhh, vaya sentido del humor para más retorcido, decirle a un hombre que tiene que realizar más masacres para ganarse una respuesta simple.”

“No es eso, Idiotass-ya” siguió con su juego el médico, observando a su paciente con interés. “Oh, ¿Por qué tanto interés en de dónde vengo? Quizás… ¿quieras saber cómo es?” se acercó, lo suficiente para que el herido sintiera su aliento en su piel. “Puedes preguntarme, esa respuesta sí que te la voy a dar.” Se retiró un poco, haciendo que Kid viera el interior de su playera. Demonios, el maldito no estaba para nada mal. “Adelante, hazlo”

“¿Cómo es?” inquirió finalmente. “¿Marineford?”

“Marineford, eh… plácida, eso es lo que puedo decir” hizo una mueca, recordando el lugar donde las fuerzas de defensa planetarias y sus familias vivían. “Las casas son grandes, con lujos que no ves en otras partes… de acuerdo al rango o algo así, las viviendas son más grandes” torció la boca “mi habitación incluso tenía un balcón por el cual podías ver Mariejeoise, con sus luces danzando por el cielo.”

“Vaya, tu padre debía ser un pez gordo de la fuerza espacial” el pelirrojo comentó. Con esa revelación le parecía incluso más irreal que el hombre ahí parado se hubiera convertido en un pirata.

“No, era teniente comandante. Pero su padre sí que era un pez gordo” al menos el adoptivo, terminó Law en su cabeza. Pensar en Cora-san y Sengoku-san todavía era doloroso, sobre todo porque los dos se negaban a hablarle desde que salió su primer cartel de Se Busca. Eso le hería más que nada. “Fui a muchos lugares con ellos, como Dressrosa y Minion.”

“¿Y Mariejoise? ¿Viste Mariejoise?”

“Sí, muchas veces” contestó Law casi sin pensar. “Cora-san… mi padre tuvo que viajar bastante en un momento de su vida, así que me dejaba con Sen-san o con su primo de Mariejoise… Mjosgard creo que era su nombre” negó con la cabeza. “Odié ese lugar desde la primera vez que lo vi. El palacio Pangea tiene candelabros de cristales shinobianos, los muros y fuentes están hechos de mármol olimpiano y las personas son de lo peor” apretó los dientes. “Hablan de hacer pedidos a cualquier parte como si fuera un juego, incluso a Anasatsu…”

“En resumen, todo apesta a dinero” el pirata mecánico, moviendo la cabeza hacia el costado. “Debía haberme imaginado que ese no era tu ambiente natural, Trafalgar. Eres demasiado sarcástico para ser de la alta sociedad.”

“Qué curioso, Charlos dijo lo mismo la última vez que estuve ahí” el de las motas ayudó al pelirrojo a levantarse. “Supongo que tú te has imaginado en ese sitio todo el tiempo, ¿verdad? A todos los que les cuento me dicen que cómo pude abandonar una vida así…”

“Sí, me imagino en ese sitio… pero, a diferencia de los demás, estoy destruyéndolo, no disfrutando del paisaje o la riqueza. Me encantaría ver si la sangre de esas venas realmente es azul o si está tan podrida que esa ilusión sólo se debe a que la sangre coagulada obstruye el paso del oxígeno por el cuerpo.”

“Vaya, alguien escuchó al profesor de biología”

“Nah, nunca tuve uno. Simplemente me he fijado en los cuerpos que dejo atrás durante mis fiestas” se estiró un poco, sintiendo dolor en la parte herida. “Aún no me has dicho cuanto te debo por tus servicios” cambió de tema repentinamente. “Por lo que sé sobre ti, las atenciones que prestas no son nada baratas.”

“Claro que no, pero tus compañeros cubrieron el gasto antes de que te tratara. Pregúntales a ellos lo que les costó” Law se levantó para salir de la habitación. “Por ahora voy a dejarte en observación, Eustass-ya, pero no te pongas muy cómodo. Mañana en la mañana estarás fuera de aquí. Tendrás que reposar por una semana al menos después de eso” agarró su espada, poniéndosela al hombro. “Y no más fiestas metaleras por un tiempo.”

“No puedo asegurárselo, doc” bromeó el pelirrojo, divertido. Por alguna razón, sentía que era mejor hacer buenas migas con este doctorcito diabólico, que no era la última vez que tendría que verlo. Increíblemente, fue verdad. No sabía si era por mera coincidencia o por el destino, pero Trafalgar siempre terminaba apareciendo en el mismo lugar que Kid. Y eso era una gran ventaja, porque el metalero siempre terminaba herido. Como unos meses después, cuando por seguir su lema terminó con quemaduras de tercer grado en la cara.

“Tendría que hacerte un precio especial por ser cliente frecuente, Capitán-ya” dijo el Cirujano, terminando de atar un vendaje alrededor de la cabeza del hombre. “Sino voy a terminar por dejarte sin un centavo.”

“No me trates con guantes de seda, Trafalgar, que gano mucho más que tú con mis incursiones” respondió el otro, molesto. Había sido alcanzado por un misil táctico de propulsión anasatsica que no consiguió repeler a tiempo, dejándole unas quemaduras horribles alrededor del cuerpo. “¿Cuándo piensas quitarme esas condenadas cosas de la cara? No me favorecen en lo absoluto.”

“Debiste de haberlo pensado antes de hacer esa incursión, Eustass-ya” se cruzó de brazos el moreno. “Incluso mis poderes tienen límite, sobre todo con la cantidad de tejido que se ve comprometida en ciertas circunstancias. El combustible de Anasatsu es una de las sustancias más volátiles de todo el universo y el nivel de penetración es increíblemente hondo, así que tendrás esas quemaduras el resto de tu vida”

“Genial, y yo que pensé que este careto no podía empeorar”

“Sólo da gracias que no perdiste el ojo, malagradecido de primera” Law le dio un pequeño empujón, señalando su molestia. “Habría tenido un día de campo haciendo una extracción tan delicada… cortando nervios y dejando una perfecta cuenca vacía.”

“Ugh, eres tenebroso” rodó los ojos el pelirrojo. El médico estaba a punto de irse cuando los dedos de su paciente se cerraron alrededor de su muñeca. “Oye, cuando me cure esta vez, ¿querrías pasar un rato conmigo en la nave que acabo de capturar? Estoy seguro de que tiene la mejor colección de licores en esta galaxia.”

“Hummm, pena. Todavía tengo esto” el moreno abrió un gabinete secreto, sacando una botella entera de líquido ambarino que hizo que Kid abriera los ojos como platos. “Ron de Dragones, lo mejor de Mariejois y el elixir más caro en todo el universo conocido”

“Woow, tú… sí que sabes de estas cosas”

“Es sólo lo mejor que el dinero puede comprar. Un regalito de Cora-san como disculpa por haberme ignorado por meses. Creo que Mjosgard-san lo compró por él… aunque dudo que ninguno de ellos hayan tenido siquiera que romper su cerdito para comprarlo” lo agitó, pensativo. “Sengoku-san todavía no me ha perdonado, pero seguro que el próximo mes tengo otra botella.”

“¿Sabes lo que les gustaría a algunos estar en tu lugar?” finalmente soltó rabioso Kid, tratando de levantarse en contra de las indicaciones médicas. “Hablas del dinero como si fuera un agobio, pero a los que nos faltó toda la vida es algo que…”

“No, lo entiendes todo mal. Entiendo lo importante del dinero para algunos, es sólo que… desde que tengo diez años no me ha costado nada conseguirlo. Por eso prefiero las cosas que obtengo con esfuerzo, como estos” sacó de otro gabinete una colección de copas junto con una botella de sake premiun. “De uno de mis robos. Resulta que vivir entre tipos ricos te ayuda a tener buen ojo para las naves de lujo.”

“Genial” Eustass extendió las manos para alcanzarlo, más el otro cerró el gabinete de un golpe. “¿Qué no vas a compartir?”

“Consideraré hacerlo… si me muestras algo interesante en nuestro paseo por tu nueva nave” contestó Trafalgar, aceptando en su propia y original manera tener una cita con él. “Pero te juro que si tiene algo que ver con fuego o con espectáculos de gladiadores, voy a arrojar tu inútil trasero por una escotilla.”

“Haré lo posible por entretenerte” terminó su conversación.

-En otra parte-

“Ya deja de holgazanear, cabeza de musgo, que tenemos mucho que hacer” dijo Sanji, golpeando en el brazo a su pareja antes de salir de la cama. Zoro bostezó, levantándose un poco para darle un último vistazo a su novio antes de que se pusiera los pantalones. “Lo digo en serio, vete ya. Senchou-san ha encontrado un nuevo planeta en el qué juguetear y está ahí con Robin-cwan y los demás, lo que significa que alguien me tiene que ayudar a mantener el Sunny bien.”

“Sí, sí, ya voy” el primer oficial hizo lo que le decían. Consolado por no tener la tarea más pesada ese día (lo que quería decir que no era niñero de Luffy), se puso las espadas en el cinto y se marchó con el cocinero. A través de los controles de Franky, vio las ubicaciones de sus compañeros. Y algo más que no le gustaba en lo absoluto. “Oye, Ero-cook, ¿Qué demonios estamos haciendo en un planeta contaminado de radiación? Si no fuera por los trajes protectores, estarían muertos.”

“Robin-swan cree que es Tierra uno, así que nos hemos detenido a echar un vistazo” contestó, cogiendo una de las pantallas antes de irse a la cocina. “Tú quédate vigilando las comunicaciones. Si algo sospechoso llega, avisas a los demás para retirarnos.”

“Entendido… idiota” dejar a Zoro en los controles nunca era algo recomendable, pero por el momento tendría que bastar. Sobre todo porque el ciborg los había dejado en modo seguro, para que ningún idiota en la nave pudiera hacerle nada a su precioso Sunny. No era que el segundo de Luffy estuviera muy interesado en pilotear, pero nunca estaba de más ser precavido.

“¿Me captan? ¡Soy Koby, capitán de la G1 de la Armada! ¡Alguien responda!” el peliverde levantó una ceja al escuchar el nombre familiar. ¿No era Koby ese mocoso de pelo rosa que el capitán había ayudado cuando apenas eran unos novatos? Eso explicaba por qué el receptor del Thousand Sunny captaba la frecuencia a pesar de no estar relacionada con los Mugiwaras. “¡A todas las unidades, reúnanse en las coordenadas…!” unos números se pusieron en el tablero de la nave inmediatamente. “Rubnik ha sido localizado. Repito, ¡Rubnik ha sido localizado!”

“¿Rubnik?” preguntó en voz alta el espadachín, preguntándose si debían ir o no. Muchos piratas de tercera sin duda lo harían, esperando poder colarse entre las naves de la Armada para aprovechar los restos. Las naves y armas destruidas se venderían muy bien en el mercado negro, sobre todo con la avanzada tecnología de los opositores.

“Escuché un jaleo. ¿Qué has arruinado ahora, espadachín de tercera?” inquirió Sanji, saliendo de su lugar de trabajo. Se quedó paralizado cuando el mensaje se repitió, pensando en las implicaciones de lo que acababa de escuchar. Si hubieran encontrado Baltigo, seguro que irían a ayudarlos, pero Rubnik… los hombres de ahí se cobraban vidas humanas sin respeto por nadie. Dios, sólo había que ver lo que le habían hecho a Flevance.

“Crees que…”

“Oh, por el amor de… dame eso” el renegado del Germa 66 le arrebató el sincronizador neural, colocándoselo en la cabeza. “Habla Sanji desde el Thousand Sunny. Sunny tratando de comunicarse con el mini Merry, ¿me copian, mini Merry?”

“Fuerte y claro, Sanji-kun” respondió Chopper en su típica voz chillona. Él se había quedado en la pequeña nave oveja mientras los demás exploraban o ayudaban a Robin con el equipo arqueológico. Listo para responder a cualquier emergencia. “Voy a decírselo al capitán ahora mismo” o a quien sea que sea si niñera hoy, añadió en su cabeza. “¿Algo más que agregar al mensaje?”

“Oye, cocinero, mira esto” acababan de llegar imágenes de la pelea que se había armado cerca del planeta de extremistas. El Moby Dick y un pequeño clase T amarillo se habían unido a la batalla para aprovechar los restos. “Parece que nuestros amigos están respondiendo”

“¿En serio?” el reno saltó con las pantallas en las pezuñas. “¡Iré a decírselo al capitán ahora mismo! ¡Ustedes prepárense para viajar!” los dos restantes se miraron el uno al otro, como preguntándose algo que consideraban obvio.

“¿Cuál crees que es la probabilidad de que Luffy no quiera unirse a esta batalla, Ero-Cook? ¿O Nami?”

“Ninguna” suspiró el otro, llevándose un cigarro electrónico a la boca. Le dio una calada profunda antes de escuchar la voz de Luffy que decía a gritos que tenían que ayudar a Torao y a Ace. Sonrió, pensando en la loca aventura en la que su líder iba a arrojarlos esta vez. “Si seguimos así, seguro que nos traga un agujero negro la próxima vez” Zoro gruñó para mostrar su aceptación. “De todas maneras, no seguiría a nadie más.”

“Ni yo” siguió el espadachín, acomodándose las katanas. Los gritos del capitán ya se escuchaban en la lejanía cuando habló. “Supongo que tendremos que prepararnos para la batalla que se avecina. ¿Vienes, Vinsmoke?”

“Bastardo” justo en ese momento, Luffu entró como una aplanadora de vapor de goma, rebotando contra las paredes. Nami fue la siguiente en subir, gritando a todo volumen que prepararan el Coup de Burst antes de que los de Barbablanca se quedaran con todas las piezas buenas de las naves destruidas. Dieron el gran salto a las coordenadas transmitidas por Coby, encontrándose inmediatamente en un fuego cruzado.

“¡Pero qué demonios!” gritó la pelinaranja, cubriéndose la cabeza. Habían fuerzas militares de todas partes, no solamente de Seaforce. Olimpia, Anasatsu, Shinobi… todos se encontraban ahí, disparando sus cañones contra unas pequeñas clase V blancas que defendían el planeta con cañones de antimateria.

“SUUUUUUUUUUUUUUPER” se maravilló Franky, poniéndose de nuevo el traje espacial para salir y recoger restos de la tecnología de antimateria más avanzada que había visto. Luffy lo siguió tras divisar a sus hermanos en el terreno, feliz de poder trabajar con ellos otra vez. Por desgracia la felicidad le duró poco. Como a Trafalgar y Kid, que también estaban ahí.

“¡¿QUÉ DIABLOS ES ESO?!” gritó alguien de la tercera división de Shirohige, señalando un enorme cañón que repentinamente se había abierto en la superficie más cercana. Law lo observó con la boca abierta, presintiendo que estaba presenciando algo peor que un enorme generador de antimateria. Sus peores pesadillas fueron confirmadas cuando energía negra se reunió en el centro y envió un rayo hacia el espacio, haciendo que se creara primero una distorsión, como una supernova controlada, y entonces…

“¡GENERADOR DE AGUJERO NEGRO!” alguien gritó, sacando a todos de su estupor e iniciando la evacuación inmediata. Trafalgar se quedó mirando. Se suponía que no existían, que eran sólo teóricos…

“¡¿Qué haces?! ¡Tenemos que irnos!” Kid lo arrastró hacia su nave, pero la gravedad de la cosa esa los atraía sin piedad. No iban a poder escapar. Marco y Ace, una pareja en su misma situación, dio con la respuesta. Algunas naves dañadas flotando en el espacio todavía tenían las protecciones de reingreso. Si conseguían llegar… “¡Por ahí!”

“¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAACEEEEEEEEEEE!” Luffy gritó, tratando de llegar con su hermano. Sabo, asustado al máximo, lo interceptó a tiempo, arrastrándolo de regreso a la seguridad del Sunny. Ace, desde su pequeña nave descompuesta, le dio a su hermano rubio un asentimiento de aprobación. No podía soportar la idea de llevarse a Luffy con él si moría en medio de ese enorme agujero negro. “¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAACEEEEEEEEEEE!”

“Perdón, Lu” fueron sus últimas palabras antes de que la nave se viera engullida por el agujero negro, junto con la de Trafalgar y Kid y muchas más de otras nacionalidades. Cerró los ojos, esperando la muerte con cada vuelta de la montaña rusa que era ese túnel infinito…

“¡Planeta a la vista, yoi!” señaló Marco, haciendo que su compañero abriera los ojos. Habían sido expulsados a toda velocidad contra un planeta azul y verde, entrando en su atmosfera con dificultad. “Sujétate, yoi. Va a ser una travesía agitada.”

Notas finales:

Bueno, estamos llegando a la parte buena. Como se habrán dado cuenta, en el futuro los humanos se han esparcido por las galaxias como una plaga... y también han seguido equivocándose exactamente de la misma manera, manteniendo sus enemistades. ¿Alguna vez aprenderán? Espero que les haya gustado, ¡review!


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