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Kyüseishuu (Boku no Hero Academia) por BlackHime13

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Notas del fanfic:

Este fic empecé a escribirlo hace mucho, pero con otra pareja. No llegué a terminar el primer capítulo U___U pero hace unos meses lo encontré y al leerlo pensé que la historia quedaría bien si lo canviaba a Katsudeku n.n

Bueno los personajes no me pertenecen a mi sino a Horikoshi-sensei (=^w^=)

Notas del capitulo:

Bueno.... la temática de lo supernatural no es lo mío, pero hice lo mejor que pude n.n" espero que os guste y nos leemos en las notas finales. (=^w^=)

Miedo, desesperación, pánico... todos y cada uno de aquellos sentimientos, más los que se asemejaran de cualquier forma, son los que ahora mismo estoy sintiendo. Recorren mi cuerpo en su totalidad sin descanso alguno.


Corro desesperado entre los oscuros callejones de la ciudad, pobremente iluminados por algunas farolas antiguas y desgastadas que titilaban sin cesar. Mis piernas tiemblan y las siento pesadas de tanto correr mientras que mi respiración se encuentra agitada, sintiendo arder mi garganta por culpa del frío y el extenuante ejercicio. El latir de mi corazón, totalmente acelerado, me retumba en los oídos. Mi cuerpo quiere que me detenga, pero se con seguridad que si lo hago será mi fin. No me atrevo a mirar atrás pues se con certeza lo que veré y el terror que aquel pensamiento me produce me impide hacer caso a las quejas de mi propio cuerpo que suplican un descanso.


Siento el frío azotarme de golpe mientras que la fuerte lluvia me cala hasta los huesos sin tregua ni misericordia. En mi profunda necesidad de sobrevivir, presa de la adrenalina circulando por mis venas, ni cuenta me había dado que había comenzado a llover. Mis sentidos se encuentran enfocados solamente en una cosa: no morir a manos de ellos.


Con la ropa humedeciéndose con rapidez, pegándose cada vez más a mi cuerpo, al tiempo en que el suelo se embarraba mis movimientos se hacían cada vez más lentos pues lo resbaladizo de la tierra y la incomodidad que me provocaban mis prendas lograban dificultarme la tarea de seguir avanzando. Mi visión comienza a nublarse tanto por mi cabello apegado a la frente a causa de la lluvia, esta misma junto a la espesura del bosque al cual había llegado en mi frenética carrera y por último también por el cansancio acumulado. Finalmente, minutos más tarde ya no resisto la pesadez en las piernas las cuales acaban cediendo provocando que resbale y termine en el lodo.


Jadeo con fuerza intentando recuperar el aire perdido, sintiendo aún más el frío y la lluvia sobre mí, y pruebo a levantarme, lo cual no logro pues mi tobillo y rodilla derecha no quieren cooperar así que termino sentado en el mojado suelo.


- ¡Maldita sea! - mascullo para mí mismo. No puedo creer que me encuentre embarrado hasta el cuello, empapado, en mitad del bosque a las afueras de la ciudad y con lo que parece ser un esguince de tobillo, sin contar los cortes en las manos y rodillas que se han producido por la caída. Maldigo mi suerte una y otra vez. Solo había salido a caminar un rato para despejar la mente y por un pequeño descuido termino en la zona más peligrosa de la ciudad, siendo perseguido por esos seres que no le dejaron más remedio que correr para salvar su vida hasta llegar al bosque, el peor de los sitios donde podía haber acabado. Todos sabían muy bien que ese era territorio prohibido y que de seguro acabarías muerto si te adentrabas a él en plena oscuridad.


Entre mis maldiciones e insultos a mi mala suerte oigo una leve risa que hace que todo mi cuerpo se tense. Durante escasos segundos había olvidado sobre mis perseguidores y ahora caigo en la horrible realidad.


- Nunca pensé que vería algo como esto. - oí que decía una profunda voz. Siento mi cuerpo paralizarse e inconscientemente comienzo a temblar sin control alguno al tiempo en que oigo sus pasos acercándose a mí. Cierro los ojos por instinto y escucho que chasquea la lengua con, lo que supongo, es molestia. - Ábrelos. - demanda en claro tono enfadado. Aunque suenan alarmas en mi cabeza diciendo que obedezca pues no es buena idea hacer enojar aún más al ser enfrente de mí, mi cuerpo piensa de otra forma por lo que antes de siquiera darme cuenta ya he negado con la cabeza a la vez en que aprieto con más fuerza los párpados.


En pocos segundos me encuentro recostado en el frío suelo al ser empujado de forma brusca por el contrario y en consecuencia a ese repentino y nada delicado acto abro los ojos al tiempo en que de mi boca se escapa un gemido de sorpresa mezclada con dolor.


Al ver sus ojos... unos hipnotizantes y profundos orbes rojo sangre, siento como mis párpados pesan. Hago lo imposible por mantenerlos abiertos, pero con el pasar de los minutos estos se van cerrando sin remedio. Sé que he cometido un error. Sé que no debí haberle mirado... y ahora que voy cayendo presa del sueño me abruma una sensación de miedo... pues no sé si volveré a abrirlos otra vez.


 


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Una sonrisa se formó en mi rostro al ver el semblante pacífico y tranquilo del joven que dormía plácidamente entre mis brazos.


Cuando noté que habían traspasado la barrera que protegía mi territorio salí decididamente dispuesto a deshacerme de los intrusos. Los localicé rápida y fácilmente y después de tomarme mi tiempo en darles un escarmiento y hacerles sufrir profundamente fue que lo noté. El olor más dulce, agradable y atrayente que haya tenido el placer de oler en mis muchos años de vida. Con gran curiosidad y casi empujado por mis instintos fue que me dirigí hacia el origen de aquel intoxicante aroma. Nada me preparó para lo que vi una vez llegué al lugar. A penas a unos metros de distancia se encontraba el joven más bello y adorable que alguna vez imaginé ver.


Estaba en el suelo, maldiciendo con una voz que me pareció casi angelical a pesar del grosero lenguaje que empleaba, y con el cuerpo lleno de lodo. A pesar de que estaba empapado y embarrado de pies a cabeza el pensamiento de que era lindo no huyó de mi mente ni por un segundo.


Sin darme cuenta solté una leve risita producto de la sorpresa, pero aquello le alertó de mi presencia y, muy para mi disgusto, pareció tensarse al notarla. Muy a mi pesar, tuve que reconocer para mí mismo que estaba nervioso ante el inesperado encuentro con ese joven, por lo que solté lo primero que se me ocurrió. No me agradó nada la reacción que tuvo al oír mi voz. Si su cuerpo ya estaba tenso en un comienzo ahora había empezado a temblar producto del miedo que era más que evidente sentía hacia mi persona.


Intentando no darle importancia a su reacción caminé en su dirección. Quería, no... necesitaba ver su cara más de cerca. Podía notar sus finas facciones y su lindo cabello de un color más vibrante que el de los árboles que nos rodeaban, incluso si este estaba mojado y se veía ligeramente más oscuro de lo que de seguro sería, no podía esperar a verlo bajo la brillante luz del sol. Entonces me percaté que sus ojos permanecían escondidos pues su rostro se encontraba agachado además de también tenerlos fuertemente cerrados.


Sin poder evitarlo chasqueé molesto con la lengua y demandé que los abriera. Normalmente la gente obedece a mi profunda voz, pero sorprendentemente el chico solo negó con la cabeza apretando aún más los ojos si es que se podía. La reacción fue de lo más interesante para mi persona, pero no me iba a impedir cumplir con lo que tanto ansiaba en ese momento.


Noté que un pequeño quejido salió de sus labios al mover su pierna derecha y al mirar hacia allí comprendí que el dulce aroma que me había atraído procedía de la herida en su rodilla. También vi lo hinchado de su tobillo y automáticamente supe que era un esguince.


Aproveché ese descubrimiento para hacer que se recostara en el suelo. No era mi intención el ser tan brusco con él, pero no calculé muy bien mi fuerza en ese momento. Mi mente estaba un poco nublada por el aroma, pero me controlé lo suficiente para no hacer nada de lo que pudiera arrepentirme más tarde. Me enfoqué en mi deseo inicial el cual era verle a los ojos y a causa de mi repentino acto lo logré. Me sentí algo mal cuando oí su gemido sorprendido y dolorido, pero al menos logré mi propósito. Abrió los ojos y me encontré cara a cara con unos bellos orbes color esmeralda que parecían atraerme sin darse cuenta.


Noté el miedo en su mirada, pero había algo más allí, algo escondido que seguro que ni él mismo lo sabía. El sentimiento de comprensión inundó mi cabeza cuando una corriente eléctrica me recorrió todo el cuerpo y supe en ese momento por qué me sentía tan atraído al muchacho. Fue entonces que recordé que todavía estábamos en mitad del bosque siendo empapados por la lluvia la cual seguía cayendo sobre nosotros sin ningún tipo de misericordia.


Entonces le miré profundamente y poco a poco sus párpados fueron cerrándose, a pesar que resistió durante unos minutos era inevitable que cayera presa del sueño. Supe que su cuerpo agradeció el descanso pues notaba lo tenso de sus músculos seguro que producidos por la carrera al haber tenido que huir de aquellos hombres que le perseguían momentos atrás.


Y esto nos lleva al principio. Le cargué en brazos con la mayor delicadeza posible teniendo en cuenta las heridas en su cuerpo. Fruncí el ceño enojado, pues a pesar de saber que no eran graves seguía sin gustarme nada el verle en aquel estado. La ira inmensa que me embargó quedó algo aplacada al recordar que había ordenado que llevaran a esos tipos a mi mansión. Sonreí con toda la maldad que poseía y de seguro que si alguien me hubiese visto daba por sentado que tendría pesadillas incluso después de haber muerto. La idea de torturarlos hasta que clamaran clemencia era realmente atrayente y aún si suplicaran por su vida no tenía pensado dejarles ir. Los haría sufrir por todo el miedo que de seguro pasó ese pobre chico, pero primero debía ocuparme de él.


Me dirigí hacia su hogar a paso rápido ya que el joven necesitaba ser tratado lo más rápido posible.


 


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Al llegar a la mansión no se sorprendió cuando fue recibido por los demás residentes del lugar cada uno de ellos gritando más que el anterior con preguntas y exigencias sobre lo sucedido y sobre quien era la persona que cargaba en brazos. Cabreado porque no le dejaban pasar les gruñó con el ceño fruncido a más no poder. Ellos parecieron comprender la situación y se hicieron a un lado. Cuando ya había llegado casi al final de las escaleras giró levemente la cara para verles.


- Traed a la vieja. - ordenó y sin esperar una respuesta siguió con su camino. Llegó hasta su cuarto donde entró y con cuidado depositó al joven sobre la enorme y mullida cama. Este se removió un poco, pero pronto pareció sentirse cómodo y siguió durmiendo profundamente.


Una leve sonrisa ladeada se instaló en su rostro sin permiso y rápidamente la borró. Comprendía muy bien por qué estaba actuando como lo hacía y una parte de él no estaba muy conforme. No le gustaba dejar que sus instintos decidieran por su persona, pero en esta ocasión no le molestaba tanto. Había tenido mucha suerte y se sentía absolutamente orgulloso de sí mismo. No todos podían lograr lo que él había conseguido en tan poco tiempo y eso hacía que su pecho se hinchara con autosuficiencia.


Oyó los leves pasos en el pasillo seguidos por unos golpecitos a la puerta.


- Entra. - medio gruñó y a continuación una señora de baja estatura se adentró al lugar. Llevaba una bata y un pequeño maletín en su mano derecha. Sus ojos brillaban con preocupación, lo cual aumentó al ver al chico peliverde sobre la cama.


- ¿Qué ha pasado joven Bakugo? - exigió saber ella mientras se apresuraba hacia el joven recostado.


- Lo encontré en el bosque. Estaba siendo perseguido por los tipos que atrapé. - dijo entre dientes. Sentía su pecho arder por el enojo que le embargaba de solo recordar a esos idiotas. Ella asintió comprendiendo la situación, aunque le miró con leve curiosidad por su actuar. Para nadie era un secreto que el joven rubio tenía un temperamento de los mil demonios y no le gustaba que nadie traspasara sus dominios, pero aun así el verle preocupado por ese joven, algo que notó pues no por nada llevaba conociendo al de ojos rubís desde su nacimiento, le pareció algo curioso.


Decidió no comentar ese pequeño detalle, al menos no hasta haber terminado de tratar al chico que temblaba ligeramente sobre el mullido colchón. Fue entonces que notó que este se encontraba empapado y sucio por el barro. Miró amonestadoramente al joven rubio a su lado.


- No me dio tiempo de cambiarle. - respondió a la pregunta no hecha de la señora.


- Sal para que pueda tratarle y dile a Mina que traiga algo de ropa para él. - pidió ella y aunque al contrario no le hizo mucha gracia, sabía que era mejor obedecer a la doctora, por algo ella era la experta. En parte agradecía esa petición, pues si seguí oliendo el aroma del peliverde acabaría perdiendo el poco autocontrol que le quedaba. Sonrió una vez fuera en el pasillo, dado que tenía claro que la anciana había notado aquello y por ello lo había hecho salir. No le hizo falta caminar mucho pues un par de metros más allá, en las escaleras hacia el primer piso, vio a los que reluctantemente llamaba amigos los cuales parecían nerviosos y ansiosos.


- Alien, ve a buscar ropa más o menos de mi talla. - ordenó y ella le miró sorprendida para luego sonreír ampliamente.


- ¡Si señor! - exclamó y corrió escaleras abajo.


- Si está en tu cuarto… ¿no era más fácil coger algo de allí? - cuestionó un moreno mirándole curioso.


- Sero sabes que Bakubro no le dejaría su ropa a nadie. - comentó un pelirrojo quien sonreía de oreja a oreja.


- Yo tengo más curiosidad en saber quién es ese chico y porqué está aquí. - habló ahora otro rubio, pero este tenía los ojos de color ámbar. Loes tres le miraron impacientes, pero antes de que pudiera pronunciar palabra alguna, la joven pelirrosada llegó. En sus manos sostenía una camisa de color negro y unos pantalones marrones que reconoció como suyos, pero que dejó de ponerse por haberse vuelto algo ajustados. Asintió con la cabeza en señal de aprobación y después de que ella soltara una risita divertida se dirigió hacia la puerta por la que él había salido minutos antes.


Sabiendo que la chica les mataría si la dejaban fuera, esperaron a que volviera para seguir con la conversación. Tardó más de lo que imaginaron y cuando la vieron salir con una sonrisa de oreja a oreja, pero con un leve rubor en sus mejillas la miraron sin comprender.


- Ejem… Chiyo-san me pidió calentar algo de agua y ayudarla a desvestirle… - dijo vagamente, pero entonces su sonrojo aumentó más. Aquellas palabras hicieron que el de ojos rubís frunciera el ceño.


- Si le has puesto las manos encima te mataré. - gruñó con los dientes apretados. Los demás le miraron estupefactos.


- Bro, enserio. ¿Quién es el chico? - preguntó más seriamente el pelirrojo. Ya era lo suficientemente extraño que el rubio cenizo trajera a alguien a la mansión, incluso aunque no fuese la primera vez que ayudaba a alguien, pero que reaccionara de esa forma… eso ya era más preocupante.


- Es él. - respondió escuetamente.


- ¿Él quién? - inquirió sin comprender el otro rubio. Como respuesta solo recibió un encogimiento de hombros y una sonrisa ladeada. Quien pareció comprenderlo primero fue, como no, la única chica del grupo quien gritó emocionada.


- ¿Él? ¡¿En serio Baku?! - exclamó dando saltitos en su lugar, aunque cuando el contrario asintió, ella se lanzó a abrazarle.


- ¡No entiendo nada! ¡¿Qué demonios pasa?! - habló un exaltado moreno. El pelirrojo por su parte se había quedado pensativo hasta que sus ojos brillaron en comprensión.


- ¡Bro! - gritó para saltarle encima al igual que la pelirrosa.


- Vale… creo que somos los únicos que no pillamos lo que ocurre. - comentó un desganado ojiámbar.


- Me sorprende que no lo hayas notado pikachu. Tú y el cabello pincho deberíais saberlo mejor que nadie. - se burló el rubio mirándole con esa sonrisa ladeada que denotaba total superioridad. Frunció el ceño sin comprender hasta que miró al pelirrojo a los ojos quien le miraba con ternura y una sonrisa repleta de dulzura.


- ¡Ah! - gimió y se rió por su propia estupidez. - Él… encontraste a tu pareja Baku. - dijo sonriéndole contento.


- Mmm… ¿y eso es bueno? - cuestionó ahora el moreno.


- ¿De qué hablas Sero? ¡Pues claro que es bueno! Sabes que no muchos consiguen encontrar a su pareja en mucho tiempo, algunos nunca lo logran. - habló Mina mirándole de brazos cruzados.


- No me refería a eso. - suspiró él. - Quería decir que… el chico claramente es humano, no que eso sea un problema, pero si lo trajiste aquí tendrá algo que ver con los tipos que atrapamos, lo cual a su vez tendrá relación con sus heridas…- explicó rascándose nerviosamente la nuca.


- Como fue atacado por los nuestros no estará precisamente cómodo. Eso quieres decir ¿no? - habló el rubio y el moreno solo asintió. - ¿Crees que no lo sé? Cuando lo encontré estaba en el suelo, agotado de tanto correr, y cuando le hablé su cuerpo comenzó a temblar. El miedo en sus ojos era evidente y no dudo que cuando despierte su reacción no vaya a ser la mejor. - dijo despreocupadamente.


- No pareces muy preocupado que digamos. - comentó divertido el pelirrojo.


- ¿Crees que algo como eso me detendrá de conseguir lo que quiero? - la voz del ojirubí estaba cargada de presunción. - Si el destino lo ha puesto como mi pareja no pienso dejarle escapar. - declaró con absoluta convicción.


Los otros tres se miraron y soltaron una carcajada. Conocían al rubio desde hacía mucho tiempo y esa respuesta no era para nada una sorpresa para ninguno de ellos. Inevitablemente el joven sonrió de lado ante las reacciones de sus amigos. No sabía cómo irían las cosas con el chico peliverde y aunque no le gustaba ceder ante su parte más salvaje… tenía curiosidad por ver qué tipo de persona era la destinada para él. Si resulta ser un cobarde sin remedio se desharía de el sin dudarlo ni un segundo, pero tal vez las cosas serían interesantes por una vez. Después de todos… llevaba mucho tiempo aburrido en ese lugar. Una cara nueva traerá cosas interesantes de seguro.


…Continuará…

Notas finales:

Okey, los caps. no serán muy largos y la historia en si tampoco, unos 12 caps. con un extra.

Espero que os guste mi pequeña aportación al mundo de los vampiros n.n

Nos leemos en el siguiente, que subiré la semana que viene (viernes a más tardar) y esperaré los reviews ansiosa (=^w^=)


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