Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre Te Amaré por AniBecker

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Dedicado a mi querida Saku por su cumpleaños, que me pidió la actualización de este fic :) 

Al día siguiente, fue al trabajo como si no hubiera pasado nada, con la diferencia que ahora rezaba por no encontrarse a Hidan por ninguna parte, incluso al maleducado y malcriado de Sasori tampoco, ya de paso.

Al que sí se encontró fue a Kisame, que como el día anterior, le ofreció un bento preparado por él para el almuerzo, al que ahora, sí rechazó.

—Lo siento, Kisame-kun, lo mejor es que no te sigas molestando en preparar nada, y tampoco mantengas mucho contacto conmigo, recuerda que yo soy un trabajador del centro y tú un alumno, podrían pensar mal y meterte en problemas.

—Qué tontería más grande, si fueras un adulto o un profesor, quizá podría haber incluso polémica, pero sólo eres dos años mayor que yo, y no eres ningún profesor —habló con calma el menor, sentándose en la fina hierba recién cortada en la mañana.

—Te digo que no, Kisame-kun, es lo mejor.

—¿Tiene que ver con lo que pasó ayer? No les hagas caso ni a Hidan ni Sasori, son simplemente idiotas.

—Ellos no tienen nada que ver —mintió, levantándose para poder alejarse.

—¿Y entonces? Parece que lo estás haciendo por algo como eso. Yahiko me preguntó que si volverías, él ya reprendió a esos dos y dice que no te molestarán más, y que eres bienvenido si deseas trabajar con nosotros.

—Dale mis disculpas y agradecimiento, pero no voy a aceptar el trabajo, ya encontré otro.

—Eso es mentira, en menos de 24 horas no has podido encontrar nada —se levantó Kisame—. Itachi-san, créeme cuando te digo que nadie se creyó las babosadas que Hidan dijo sobre ti, y aunque fueran verdad, no nos importan, porque de verdad nos gustaría que trabajaras en Akatsuki.

—De verdad, lo mejor es que no, ya encontré algo. Me tengo qué ir, gracias por el almuerzo, pero como te digo, lo mejor es que dejes de relacionarte conmigo —una sonrisa amarga se dibujó en su rostro cuando el Hoshigaki lo sujetó del brazo—, de verdad, eres muy buena persona, y no quiero que tengas problemas por relacionarte con un trabajador del centro.

Como el agarre no era muy fuerte, pudo soltarse sin problemas, y se encaminó a la habitación del conserje. Al final no había almorzado, pero al menos sí desayunado, no le pasaría como la vez pasada.

—Oye ricura —le habló alguien justo a sus espaldas cuando iba a entrar a la habitación, que le hizo erizarse la piel.

—Normalmente los alumnos no suelen venir hacia aquí, si necesitas algo, el conserje está en el jardín —dijo sin voltearlo a ver.

—Venía a verte a ti.

—¿Qué es lo que quieres?

—¿Por qué te marchaste ayer de esa forma? —se le acercó, poniéndolo tenso.

—Tenía algo de prisa, y perdona, pero ahora también la tengo —se excusó pasando de largo, pero la mano ajena lo detuvo.

—Espera un momento, ¿por qué huyes de mí? ¿Es que acaso me tienes miedo? Si no te voy a hacer nada —sonrió, aunque esa sonrisa no le gustó en absoluto.

—No te tengo miedo, pero estoy trabajando, no puedo estar hablando. Además, acaba de sonar la campana, deberías volver a clase.

—¿Es que te molestó lo que dije ayer? Si es la verdad, ¿no? Tú y yo nos divertimos no hace mucho. ¿O es que lo que te molestó fuera que lo dijera delante de todos? Bueno, tampoco es que fuera algo grave —comentó con despreocupación.

—Lo que hubiera pasado, no tenías ningún derecho de ir diciéndolo por ahí —bufó con molestia.

—Bueno, bueno, no te enojes, ya lo sé para la próxima vez.

—No habrá una próxima vez —respondió con seguridad—, lo que pasó, sólo fue una vez, y porque no tuve más remedio, que te quede claro.

—Porque no tuviste más remedio… —se acercó al Uchiha, que retrocedió—. Recuerdo que llegué a entender que necesitabas el dinero para pagar los estudios de tu hermanito… ¿no me digas que está estudiando aquí?

—¡No! —levantó la voz, al contestar con rapidez—. No estudia aquí.

—Vamos, no me mientas, sé de sobra que estudia aquí, sólo hay que ver la expresión que has puesto —sonrió satisfecho. Itachi se maldijo mentalmente por haberse delatado, ahora estaba perdido—. Tranquil, no voy a delatar que tu hermanito está aquí… Pero quiero algo a cambio.

—¿Qué es lo que quieres? No acepto los chantajes, no me van esos juegos, así que vas listo —afiló su oscura mirada, cruzándose de brazos.

—Yo creo que sí vas a jugar conmigo, porque si no, si no quieres que todo el mundo sepa qué fue lo que hiciste para que tu querido hermanito entrara aquí y piensen mal de ti, o expulsen a tu hermanito por tu culpa…

—Está bien, ¿qué demonios quieres a cambio? —dijo con rapidez al saber que Sasuke podría salir mal parado.

—¿Ves cómo nunca hay que decir de esta agua no beberé? —le tomó un mechón de su cabello para colocárselo detrás de la oreja, pero Itachi se retiró.

—Dime de una vez qué es lo que quieres.

—Qué impaciente eres, te has vuelto muy antipático, con respecto a aquella vez —sonrió—. Está bien, te diré lo que quiero, aunque deberías saberlo de antemano.

—¿No… no hay otra cosa que no sea esa? —desvió la mirada. Cualquier cosa menos esa.

—Ya lo vamos viendo. De momento, a penúltima hora, ven al almacén de atrás.

—Aquí en el trabajo no quiero, al menos espera a que salga, no quiero problemas.

—Hagamos una cosa; vente entonces a trabajar al bar con nosotros.

—No hace falta que deba trabajar allí.

—Oh, vamos, ahora no te hace falta, y ayer sí. Me vas a decir que ahora no te hace falta el dinero —recapacitó por unos momentos, pensando en que si Sasuke se unía al final al club de básket, estaba claro que iba a necesitar dinero para pagarle todo el equipamiento—. Después de clases ven para el bar, no te preocupes, yo hablaré con Yahiko y no habrá ningún problema —un mísero roce que para él le resultó repugnante.

Esa misma tarde, Itachi fue, en compañía de Hidan, nuevamente al Akatsuki, haciendo que Kisame, quién le había vuelto a insistir de que fuera, se sorprendiera de verlo, pero se alegró de que aceptara a trabajar allí, aunque algo dudoso debido a que el de cabellera violácea tenía una sonrisa en el rostro que no le gustaba nada.

A quién no le hizo ni pizca de gracia verlo fue a Sasori quién, aunque no tenía ningún motivo para que le cayera mal, su presencia no le gustaba. Y para más inri para el pelirrojo, Deidara fue el encargado de mostrarle y enseñarle como trabajar, quién además se mostraba muy amable y simpático con el de cabellos largos.

—Bueno, ¿qué tal el primer día? —preguntó el rubio terminando de colocar unas de refrescos cajas vacías en el almacén—. ¿Muy agotador?

—No mucho, se ve un trabajo tranquilo. Si estoy algo cansado es de esta mañana —sonrió levemente.

—Quizá dos trabajos es demasiado, ¿no?

—Oh, no, para nada, estoy acostumbrado a eso. Sólo que no lo habré hecho muy bien. Gracias por la ayuda y perdón si he interferido mucho en tu trabajo hizo una pequeña reverencia.

—Pero ¿qué dices? Para ser la segunda vez que trabajas en un bar, se te ha dado muy bien —dijo con sinceridad—. Si vieras la primera vez que cogí una bandeja, tiré un café encima a una clienta y rompí varias copas y tazas —se reía el rubio—. Tú al menos lo has hecho todo bien. Pero no te preocupes, en dos días controlarás todo.

Unas cajas apiladas se tambalearon cuando Itachi colocó encima de éstas otra caja más, por lo que Deidara las sujetó y ayudó al Uchiha a que no se cayeran, ubicándose detrás de él.

—Gracias —susurró nervioso por la cercanía.

—Deidara —entró en el almacén Sasori, con cara de pocos amigos—. ¿Qué haces?

—Estábamos terminando de colocar las cajas de refrescos vacíos.

—¿Nos vamos ya? —le metió prisa para que abandonaran el lugar lo más pronto posible.

—Sí, vámonos. Hasta mañana, Itachi-san.

—Venga ya —le tiró del brazo molesto, para que no siguiera hablando por más tiempo con el de cabello largo, que sólo alcanzó a levantar un poco su mano para despedirse. No hacía ni cinco minutos que la pareja había abandonado el almacén cuando entró Hidan.

—Hey ricura, muy bien tu primer día —la voz lo hizo estremecer—. ¿Sabes? Me siento algo molesto que se la barbie estúpida quién estén enseñándote a ti.

—Bueno… así lo dijo Yahiko, que es el dueño.

—Lo es, pero yo podría enseñarte mejor —sonrió, acortando la poca distancia entre los dos, haciendo que Itachi retrocediera hasta las cajas que hacía un momento había apilado, consiguiendo que por el pequeño golpe se tambalearan—. ¿Por qué evades mi contacto?

—No lo evado —trató de sonar lo más tranquilo posible—, sólo ya terminé, debería regresar a casa.

—De eso nada, ricura, ¿y qué hay de lo mío?

—¿Aquí? ¿Y si nos descubren?

—Nadie nos va a descubrir. Tranquilo, por ser la primera vez no voy a exigirte mucho —sonrió, desabrochándose el pantalón—. Lámelo, y más te vale no morder.

Sabía que su pesadilla, no había hecho nada más que empezar.

.

.

Los entrenamientos parecían que a partir de ahora, iban a ser como una especie de competición entre Naruto y Sasuke, ya que el rubia veía como un rival a batir al azabache, mientras que éste, hasta cuando se le acababa la poca paciencia que tenía, es que entraba en su juego para hacerlo rabiar más todavía.

El resto del equipo, entrenador incluido, lejos de enojarse con el comportamiento de ambos, se divertían y reían, incluso pensando que ese par, tenían más en común de lo que pensaban, y que se podía ver cierta química entre ellos.

Después del entrenamiento, el Uchiha se relajaba bajo el chorro de agua caliente, debía aprovechar ya que en su apartamento no podía permitirse estar más de cinco minutos con el agua caliente corriendo.

Cuando estuvo lo suficientemente relajado salió, encontrándose con el Uzumaki, únicamente con una toalla atada en su cintura. No pudo evitar sonrojarse al fijarse en el buen formado cuerpo del de piel tostada, y más se le subieron los colores a su rostro al verse descubierto por esos orbes de un intenso azul.

—¿Qué es lo que haces aquí?

—Pues qué quieres que haga, ducharme, como todo el mundo-dattebayo —se encogió de hombros, pero sin apartar sus ojos del azabache—. Tengo el mismo derecho que tú, que por muy doncel que seas, el vestuario no es sólo tuyo, y no tienes que ocultar un cuerpo que tiene lo mismo que el mío.

—Aún así, ¿quieres dejar de mirar? —respondió nervioso, colocándose con rapidez su uniforme—. Eres un pervertido, Dobe.

—No me llames Dobe, Teme. No entiendo por qué me tienes que decir pervertido si tienes lo mismo que yo. Eres un antipático, así nadie se fijaría en ti, los donceles deben ser más simpáticos.

—No necesito que nadie se fije en mí —terminó de vestirse y se dispuso a salir del vestuario—. Y mucho menos, alguien como tú.

—¡Oye! Espera un momento, hay que hacer ese trabajo de investigación juntos —el de ojos oscuros se golpeó mentalmente el rostro.

Eso era otro quebradero de cabeza para él. Kakashi-sensei se le había ocurrido la genial y brillante idea de que su clase y la de Iruka-sensei hicieran por parejas un trabajo de investigación, tocándole así a ambos tener que hacerlo juntos.

—Está bien, mañana quedamos en la biblioteca, te diré qué debes buscar, y cómo —sentenció con seriedad.

—¿Qué eres de esos que sólo les gusta trabajar ellos mismos y nunca en equipo?

—Sólo quiero que las cosas se hagan bien y como yo quiero.

—Pues lo siento mucho, esto es un trabajo de dos, y te guste o no, también lo haré —se cruzó de brazos—. Y fíjate que en otras circunstancias hubiera preferido que otros hicieran todo el trabajo y luego incluyeran mi nombre, pero no te voy a dar el gusto de hacerlo como tú quieres-ttebayo.

—Está bien —suspiró con resignación—, pero al mínimo error, lo hago todo yo. Mañana después de los entrenamientos en la biblioteca, y más te vale no llegar tarde.

—No me gusta la biblioteca, te mandan a callar hasta por respirar —se quejó—. Y además, habiendo internet que le den a los libros.

—No es que le den a los libros, está claro que con el internet es más rápido, pero con los libros puedes ampliar información.

—Se me ocurre algo mejor —sonrió—, ¿en tu casa o en la mía?

—¿Qué? —no entendió por unos segundos, hasta que su cerebro quiso reaccionar—. ¡Serás Dobe pervertido! Yo te estoy hablando del trabajo y tú sólo piensas…

—Yo también estoy hablando del trabajo —inclinó su cabeza a modo de inocencia—, que mejor podríamos hacerlo en tu casa o en la mía, ¿dónde prefieres? —los colores se le subieron al rostro por haber pensado otra cosa.

—Si tengo que elegir… prefiero antes tu casa —comentó, ya que por nada del mundo debía saber nadie dónde ni cómo vivía junto a su hermano, prefería antes ir a casa de un niño rico.

—¡Entonces perfecto, vamos! —con una rapidez sacada vete tú a saber de dónde, se vistió, tomó sus cosas y las del azabache y, tomándolo de la muñeca, prácticamente lo arrastró hasta su casa.

—¡Espera! Yo no dije de ir hoy a tu casa, sino mañana.

—Bueno, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, ¿no es así? Toma —le extendió un casco, mientras él se colocaba otro.

—¿Esto es tuyo? —se refirió a la motocicleta de tonalidades naranjas—. ¿Seguro que tienes licencia y sabes manejarla?

—¡Claro que sé! —hizo un puchero—. Venga, sube de una vez —indeciso, terminó por subirse al vehículo —agárrate bien, no vayas a caerte —tomó los brazos del Uchiha para que lo rodeara de la cintura.

Se sonrojó, y hasta con el ruido que hacía la motocicleta, podía oír el palpitar rápido de su corazón, y no era precisamente por el miedo a caerse o tener un accidente, sino por tener tan cerca al rubio.

En media hora de trayecto, se encontraba en la zona de mayor poder adquisitivo de la ciudad, a los pies de un majestuoso edificio. Entraron en él, y subieron hasta la duodécima planta.

—¡Ya llegué! —avisó el Uzumaki, y justamente por el pasillo de entrada salió una mujer pelirroja a recibirlo, con un golpe en la cabeza—. ¡Duele-dattebayo! ¿Por qué me pegas?

—¿A qué vienen esos gritos? ¿No puedes avisar que llegaste de forma educada? Oh, ¿quién es tu amigo? —fijó curiosa sus ojos violetas en el chico junto a su hijo.

—Es Sasuke, un compañero de clases, tenemos que hacer un trabajo juntos.

—¡Eres perfecto-dattebane! —exclamó la fémina con entusiasmo, sujetándole el rostro con ambas manos.

—¿Perfecto? —consiguió articular sin entender.

—¿Mamá? —secundó el interrogante Naruto.

—Perfecto para mi nueva colección de ropa —respondió feliz—. Dime que serás mi modelo, ¡por favor!

—¿Colección de ropa? ¿Modelo? ¿Quién, yo?

—Es que mi mamá es diseñadora de ropa —el azabache pestañeó, recordando que el rubio se apellidaba Uzumaki, por lo que entonces esa mujer debía ser Kushina Uzumaki. ¡Claro, con lo famosa que era la mujer! Claro que la conocía y había visto sus diseños y oído muy bien de ella, pero obviamente, nunca había tenido el honor de poder permitirse comprar dicha ropa.

—Es que… ese rostro, esos ojos, ese cuerpo… ¡eres perfecto! ¿Me dirás que sí? Por supuesto pienso pagarte, no porque seas amigo de mi hijo no te pagaría, ¿eh? Además, no posarías solo, sino con mi Naru-chan.

—¿Qué? —protestó el nombrado—. ¿Por qué tengo que posar yo también?

—Porque sí —sentenció la mujer—. Porque te lo está pidiendo tu madre, y participarás sí o sí.

—No sé yo si a mi hermano le guste la idea…—susurró.

—¿Por qué? Ah, claro, al ser menor necesitarías permiso familiar para poder trabajar, pero no te preocupes, si quieres hablo yo con tus padres —sonrió.

—En todo caso sería hermano —rectificó. La sonrisa de la mujer se esfumó al entender que no tenía padres.

—Oh, lo siento, yo…

—¿Qué estáis haciendo en el recibidor? —una voz en la puerta del apartamento hizo que giraran para encontrarse a un hombre alto, de físico casi idéntico a Naruto.

—¡Oh, querido! —se lanzó a los brazos de su esposo, que la recibió gustoso—. Estaba pidiéndole a Sasuke-kun que fuera mi modelo para la nueva colección.

—¿Sasuke-kun? —ladeó su cabeza, posando sus orbes zafiro en el joven—. Oh, eres estudiante de la escuela —dijo con una sonrisa.

—Mi papá es el director de Konoha —intervino el Uzumaki menor—. Él es Sasuke Uchiha.

—Encantado, soy Minato Namikaze —le extendió su mano, que el de cabellos oscuros estrechó—. ¿Uchiha? —pensó por unos segundos, sonándole de sobremanera ese apellido—. ¿Eres familiar de Itachi Uchiha?

Al terminar de formular la pregunta, su cuerpo se tensó. Era lógico que ese hombre, si era el director de la escuela, que supiera el nombre de su hermano, ya que era su empleado. Si no hubiera dicho Naruto su apellido, quizá el Namikaze no lo habría expuesto de esa manera.

—Sí…es mi hermano —respondió con la boca pequeña.

—¡Así que es tu hermano! Qué bueno —esbozó una sonrisa—. Es un encanto de muchacho y trabajador.

—¿De quién habláis? —cuestionó el de piel tostada sin entender.

—Es el nuevo conserje, se incorporó el otro día.

—Oh, entonces tenemos en común algo, y es que tú tienes a tu hermano trabajando en la escuela, y yo a mi padre —dijo con completa naturalidad Naruto, sonriendo, haciendo que Sasuke se extrañara por tal reacción.

—Bueno querido, mejor será que los dejemos, tienen que hacer un trabajo —intervino Kushina.

—En ese caso les dejamos, siéntete como en tu casa, Sasuke-kun.

—Ahora os llevaré la merienda para que tengáis fuerzas para el trabajo.

—Ven Teme, vamos a mi habitación —lo tomó de la mano guiándolo hasta su cuarto—. Está algo desordenada, pero no me dio tiempo a organizarla —reía nervioso, apartando con el pie algunas carátulas de videojuegos.

—Tienes tu habitación hecha un desastre, eres un desordenado.

—Bueno, bueno, ya la ordenaré, de momento cierra la puerta, si mi madre la ve, me gano un buen golpe —se sentó en la mesita de madera que había en el centro del lugar—. Venga, siéntate, ¿qué te ocurre?

—¿Por qué actúas tan normal? —formuló por fin. El de ojos azules lo miró extrañado.

—¿Y cómo quieres que actúe? No te entiendo.

—¿Por qué no te burlas de mí porque mi hermano es el conserje de la escuela? ¿Por qué no haces comentarios sobre mi supuesta situación económica?

—¿Por qué tendría que hacerlo? ¿Es que hay algo de malo que tu hermano trabaje de conserje en la escuela?

—¡Es que si está trabajando es porque no tenemos dinero! Entonces ahora es cuando tú te burlas de mí, y para que yo te suplique que no se lo cuentes al resto de la escuela y sea el objeto de burla, me chantajearás con algo, que seguro que tiene que ver con índole sexual.

—Estás muy equivocado si piensas que, primero me burlaría de tu situación, de tu hermano y de ti, segundo te chantajearía y tercero lo haría de esa forma —dijo con semblante serio—. ¿Crees que me importa si tienes dinero o no? Hay muchos estudiantes que están becados, sus padres no son altos ejecutivos, médicos, abogados, actores de cine o políticos. Sé que muchos se burlarían o reirían, pero yo no soy así, ya que mis padres me enseñaron a respetar y tratar a todo el mundo por igual.

Lo dicho por el rubio le hizo que sintiera su corazón encogerse, le había conmovido, ya que podría verse muy hiperactivo y cabeza hueca, incluso bocazas, pero ahora no dudaba que tenía un noble corazón.

—Pero si te preocupa que esto se sepa en la escuela, tranquilo no pienso decir nada, y mucho menos pedirte cualquier tipo de pago por mi silencio —le tomó la mano para que se sentara a su lado. Aunque eso sí —continuó después de una corta pausa—, sólo te pediría que me dejaras conocerte mejor.

Los orbes azules se posaron sobre los oscuros, mostrándole una sinceridad absoluta. Podía sentir que ese chico iba a ser alguien importante en su vida, y si no lo dejaba formar parte de ésta, se iba a arrepentir, porque personas así de dobles, no conocías todos los días.

Notas finales:

Gracias por leer :) 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).