Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Esfúmate «HunHan» por Romanella

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Hacia mucho que no se sentía tan atractivo. Sus zapatos de charol marcaban con autoridad su fuerte paso por la calle, atrayendo la mirada de todo aquel que se cruzara en su camino. Como si el LuHan seguro de sí mismo volviera para saludar un momento.

Ese día se cumplían dos meses de que SeHun volviera a la casa, luego de la pelea mayor.

Las cosas habían mejorado un poco, a pesar de que llevaba dos días sin regresar a la casa, nada era tan grave, pues habían hecho el amor tres veces en la semana, dejando marcas moradas por todo su cuerpo cuando mordió hasta el último rincón, tal vez para marcar su territorio. Significando que lo amaba, ¿No?

Como sea. Su plan era esperar, como siempre, a su esposo en el pórtico, pero justamente ese día había amanecido con una sensación diferente, si se quedaba un segundo más en casa, perdería la cabeza, necesitaba distraerse en si mismo, recobrar las fuerzas para seguir sufriendo, luchar por el poco amor propio que le quedaba. Así que ignoraría el miedo, tomaría la tarjeta de crédito para emergencias y saldría al centro comercial, sin pensar en las graves consecuencias que eso le podría traer con el hombre de la casa que lo quería encerrado sin importar qué.

A SeHun le gustaba verlo al ‘natural’, sin arreglarse, porque lo amaba así, siendo solamente LuHan. Por lo que se iría a maquillar, comprar un poco de ropa tal vez, sólo para darse un pequeño gusto, verse en el espejo por un par de horas, pues cuando presintiera al pelinegro escondería todas esas cosas y se metería a bañar. Evitando el posible enojo.

Era una locura, arriesgarse sólo por un rato de diversión, pero siendo realistas, no se sabía siquiera si su esposo volvería ese día.

Siendo las seis de la tarde regresaría con un maquillaje súper cargado, pestañas postizas que nunca habría necesitado, pues las suyas parecían unas, pero que puso sólo por maña. Labial rojo de un total sinvergüenza, sombras oscuras que acompañadas de un delineador brutal resaltaban sus ojos de color exótico. Y en cuanto su pelo, había teñido las puntas de rojo, con tinta que se borraba con simple agua, dándole un aire rockero y sensual. La camiseta sin mangas y el pantalón ajustado de piel le daban un plus incluso aún mayor.

Se sentía en verdad lindo. Ya quería llegar a su hogar para tomarse un par de fotos. Estaba a dos casas de la suya cuando alguien lo tomó del brazo.

—Hola, me da mucha pena molestarte. Ahm, soy Locke, sé que no me has visto nunca, soy nieto de la señora de la casa rosa fluorescente. No estoy loca como ella para poner ese color de casa, así que no me tengas miedo. Como verás soy muy tímido, pero te vi pasar y me fleché, si no hablas juro que me pondré de rodillas porque pensaré qué tal vez eres un Dios.

LuHan bajó la mirada, debía tener un sonrojo gigante. El chico era demasiado guapo, con facciones fuertes y varoniles, cejas pobladas y nariz recta, como si fuera un matón dispuesto a mostrar su atrayente masculinidad. Tenía la mano inmovilizada con yeso, debía haberse lastimado.

—Sí puedo hablar Locke. Me llamo LuHan, vivo en la casa con el color aburrido y sin chiste. Conozco a tu abuela y es muy creativa, estáte orgulloso.

—Déjame invitarte algo amor, hay un restaurante a diez minutos de aquí. Quiero seguir viendo tu sonrisa.— LuHan alargó aún más la comisura de sus labios.

—Eres también muy agradable. Pero soy casado, y amo mucho a mi esposo, sé que no haríamos nada malo, pero lo respeto y no le gustaría que yo hiciese eso. Perdóname, pero no soy a quien estás buscando…— Locke rascó su nuca, su rostro sólo mostraba decepción.

—No te preocupes. Pero oficialmente odio a tu esposo, es malditamente afortunado, debe amarte a montones…

Los dos rieron suavemente, mirándose por breves segundos como despedida, sus caminos no debían cruzarse.

—¡Deja de mirar a mi esposo hijo de puta!— El rubio sólo retrocedió cuando SeHun tiró al suelo al chico, creando un fuerte estruendo con la caída tan brutal. ¿De dónde había salido? ¿Había mirado todo?

—¡Lo vas a matar, déjalo ya! SeHun para mi amor, te lo ruego…— LuHan comenzó a llorar con desesperación, gritando a todo pulmón para que el contrario pudiera recobrar la razón. Jalaba su camiseta para intentar separarlo, pero era en vano.

—¡Mi nieto!— La anciana se tapó su boca cuando vio la escena al salir de su casa, ella apenas se podía mover y lo que más se temía es que le diera un ataque al corazón por ver a su nieto en ese estado.

Y es que su esposo soltaba fuertes golpes a la cara casi desfigurada de Locke, el cual ya estaba sangrando a más no poder, incluso más que sus nudillos. Era un animal pegándole a alguien indefenso como si fuera un salvaje, ¿Quién era ese hombre?

—¡Para!— LuHan se desgarró la garganta, el pobre hombre ya había perdido la conciencia. SeHun dejó de golpearlo cuando la anciana se acercó entre llanto.—Lo siento mucho señora, en verdad, la ambulancia no tardará….

—¡Tú cállate!— SeHun demandó, tomándole de la muñeca con una fuerza descomunal para poder meterlo a la casa a pesar de que el rubio se aferraba a hacerse responsable de lo que había pasado. El pelinegro azotó la puerta, dejando ver a LuHan el estado en el que se encontraba. Había venas saltonas en su frente que amenazaban con explotar, sus puños soltaban gotas gruesas de líquido carmín y su ropa estaba empapada con sangre ajena.

SeHun, para desahogar todo su enojo, golpeó la pared, dejando un hoyo por la fuerza de aquel impacto.

—Puedes ir a la cárcel imbécil, eres un jodido demente, casi te conviertes en un asesino.— LuHan se pegaba a la pared, por primera vez, le tenía miedo al amor de su vida.

—¿Crees que me importa? Eres un fácil, una puta, vi cómo le coqueteabas. No me puedes dejar LuHan, podemos separarnos por un tiempo pero no una vida. No lo podría soportar.— El rubio sólo lo miró, entendiendo su temor.

—Te amo y lo sabes, era la primera vez que lo veía por amor de Dios, créeme.— LuHan cayó de rodillas, necesitaba hacer que su esposo le creyera, lo quería a él, eso era de lo que más estaba seguro en la vida. Abrazó sus piernas, empapando su pantalón con lágrimas, berreando a sus pies.

—Y por qué te vestiste y maquillaste así, ¿Para que todos los hombres te voltearan a ver? ¿Querías seducirlos para enrollar al primer idiota como lo hiciste conmigo? Me das asco.—Con su pierna, lo empujó, alejándolo de su cuerpo, quedando tirado solamente ahí, en medio del frío suelo.

—No, claro que no…—Negaba con desesperación, buscando que confiara en él.

—No eres más que una prostituta, ofreciéndote a todos con esa apariencia vulgar.— Escupió incluso con odio, causando en LuHan un inmenso dolor.—Párate idiota.— Con un jalón, el pelinegro lo levantó, llevándolo al baño para sentarlo en el retrete.

—Te amo SeHun, te amo mucho…— LuHan murmuró entre sollozos. Aceptando que SeHun tomase papel para tallarle la cara, restregando el material rugoso con brusquedad, causándole irritación. Quitándole cualquier rastro de maquillaje.

—Me da miedo que alguien más pueda ver tu belleza. Eres mío.— Murmuró devastado, tomando sin otro remedio las tijeras, cortando la parte teñida de los inmaculados mechones, destruyendo su radiante pelo para convertirlo en simples hebras regadas en el suelo.

—No lo volveré a hacer. Lo juro…

—Es que te veías bellísimo, jamás te había visto tan precioso. Me dieron muchos celos. Si te maquillas que sea sólo para mí, que sólo yo te pueda ver, ¿Está bien?—Amenazó entre lágrimas mientras apretaba el mentón del rubio con fuerza...

 

 


LuHan mordió su labio inferior cuando notó la ausencia de SeHun, una vez entrando a la casa luego de su reunión con JongIn en la cafetería.

Cerró su paraguas y se quitó su abrigo para tirarlo por ahí. Su hogar no había cambiado en nada, seguía siendo el mismo que antes de que fuera al hospital. Solo, deprimente y carente de amor.

En su habitación, no hizo nada más que acostarse en su cama, tomando la almohada de su esposo para poder oler el vago aroma de lo que algún día fue suyo. Se decía una y otra vez que no llorara pero lo extrañaba mucho.

Ya era un llanto cansado, silencioso y agonizante, si tuviera el valor, se habría matado desde hacia meses, pero incluso sabía que en el infierno, en lo único que pensaría, sería en SeHun.

Se levantó de la cama cuando las náuseas y un aliento a bilis le invadieron.

Necesitaba ir al baño a vomitar, pero verse en el espejo de la alcoba fue inevitable. ¿En verdad era esa persona tan difícil de ver? Joder, era simplemente asqueroso. Su palidez, acompañada de fuertes ojeras le hacían ver enfermo y demacrado, su pelo, se caía con rapidez de tan seco que estaba y su delgadez, conseguida por la falta de apetito, era inhumana. Parecía un cadáver.

¿Cuándo se había convertido en eso?

El timbre sonó, por lo que fue a la puerta corriendo a tropezones, a lo mejor era él.

—Ahm… ¡Hola! Soy BaekHyun, SeHun me envió para ver cómo te encontrabas, no podía concentrarse en el trabajo, le preocupa tu estado de salud.— Mintió, y mintió mucho. SeHun ni siquiera había mencionado o preguntado por su esposo, pues una vez que KyungSoo despertó, habrían comenzado a follar como conejos.

En realidad, había ido por su propia cuenta, no podía soportar el pendiente de saber que aquel frágil muchacho estaría solo después de estar tan grave en el hospital, nadie sabe las secuelas que podría traerle aquello.

Además, sentía una gran empatía por elrubio, verdaderamente necesitaba un amigo y era obvio que él también. Los dos estaban jodidamente solos.

—Estoy bien, hasta fui a ver a un amigo y no me sentí en ningún momento mal. Pero pasa, debes congelarte ahí fuera, te haré un café bien caliente, dicen que todo lo que preparo es delicioso, cielos, soy tan soberbio, olvida eso.— LuHan sonrió suavemente, tomándolo con delicadeza del brazo para meterlo él mismo a la casa, mostrando lo dulce que era ante cualquier persona. Aunque era de confesar, que estaba nervioso, desde hace años que sólo cruzaba palabras con SeHun, Maggie y ahora JongIn, había olvidado totalmente lo que era socializar.

BaekHyun estaba impactado, LuHan era distinto al cantante en todos los sentidos. SeHun debía ser un estúpido como para cambiarlo por la perra maldita y desalmada de KyungSoo.

—Sólo me quedaré un momento, para hacerte compañía, ¿Vale?— BaekHyun se excusó, si SeHun se enterara que había ido a ver a su esposo, lo mataría de la peor manera, siempre le había prohibido entrometerse en su matrimonio, más sabiendo cada secreto de su infidelidad. Pero ese angelito valía cualquier arriesgue.

—No sé cómo agradecértelo, estoy cansado de sólo escuchar mi eco en esta casa.— LuHan confesó, yendo a la cocina para preparar la bebida caliente a su lindo invitado.

—Está bien, hoy no trabajo y estaba bastante aburrido. Yo tampoco tengo muchos amigos.— BaekHyun rió con lentitud, sintiendo una terrible opresión en el pecho, se notaba que LuHan había estado llorando, el aura de agonía que lo rodeaba era infinita.

—Ayer SeHun se fue muy nervioso, ¿Trabajas con él, no? ¿Pasó algo en la empresa? Siempre se la pasa trabajando, sé que ama su empleo, pero me preocupa que le pase algo por el estrés.

Baek sólo bajó la mirada, el rubio estaba en el peor engaño. Jamás había visto a SeHun trabajar, su oficina era sólo un vil cuarto de hotel. Su alto puesto no había sido resultado de esfuerzos, ChanYeol se lo había dado para recompensarlo por su año de romance con su hijo.

—Sí, hubo un problema y el índice de ganancias estuvo en peligro. Creo que en verdad era de urgencia.— Lo último que quería era ser cómplice de la mierda que hacían Do y SeHun, pero no podía decirle la verdad, no quería hacerle más daño a esa pobre alma que sólo sobrevivía con cenizas. Lo destruiría.

—Entonces lo esperaré despierto, tal vez quiera hablar conmigo.

El castaño mordió sus labios, ni siquiera podía mirarlo a los ojos.

BaekHyun echó un vistazo a la casa, antes de que todo se arruinara debió estar llena de pasión y alegría, era el típico hogar de un matrimonio perfecto.

No quería ser un fisgón, pero le fue inevitable mirar algo en específico, pues en una pared encontraría la foto de lo que parecía, su boda.

Sus ojos se lagrimearon casi al instante, lucían tan enamorados. No sabía cómo LuHan podía soportarlo, de sólo imaginarlo era cruel. Él más que nadie sabía lo que era ser maltratado por el amor de su vida y era la peor de las sensaciones.

¿KyungSoo podía dormir sabiendo que había arruinado algo tan mágico?

—Si lo sé, he cambiado mucho. No sé cómo alguien como SeHun sigue conmigo, él es guapo y yo un asco.— Murmuró LuHan, entrando a la sala con la bandeja que sostenía los cafés.

—No, yo no había notado eso. Tienes una vibra tan embriagante que lo último que alguien podría ver en ti es tu apariencia.

—Lo dices porque eres muy guapo BaekHyun, has de traer a todos los hombres detrás de ti. Ni siquiera debes saber lo que es sufrir por amor.— El castaño suspiró, tomando la taza que era para él. Sentándose, junto a su nuevo amigo, en el sillón.

—Si tú supieras. Desde que tengo memoria, he amado sólo a una persona. Y no quiero espantarte, pero es demasiado, por no decir bastante mayor que yo, podría ser mi padre.

—Ay santo cielo, cuéntame más de él.

—Su nombre es ChanYeol, es el diablo en persona, un ser sensual, peligroso y dominante. De manos firmes, mirada asfixiante y con una sucia boca de vividor. El hombre prohibido, al que vi teniendo relaciones sexuales con cientos de mujeres, al que vi enamorado a punto de casarse, y prácticamente, mi erótica figura paterna.

—Ahora entiendo tu enamoramiento por él tonto, hasta me hizo olvidarme de SeHun por unos segundos.— LuHan estaba atento a la plática, por primera vez no era el protagonista en la absurda historia de amor.

—Creí que lo que sentía por él era algo pasajero, que lo superaría, era sólo un adolescente que se masturbaba con sus fotos, por lo que asumí que eran las hormonas del crecer, lo excitante de querer algo que jamás podría tener.

—¿Y no fue así?

—Cuando tenía 17 me resigné a que jamás podría corresponderme, porque de igual forma, siempre me vio como eso, sólo un niño molesto y rebelde. No sé cómo terminé perdiendo mi virginidad con él, o siendo su prostituta personal.

—¡¿Qué?!— LuHan levantó ligeramente la voz, eso no se lo esperaba.

—Ya lo sé. Soy el hijo de su mejor amigo, por qué follaría a una persona 24 años menor. Un chico delgado, joven, sin gracia, de futuro incierto y todo lo contrario a lo que un hombre como él debería buscar— Baek rió, pero no pasarían más de diez segundos para que la risa se convirtiera en llanto puro. El rubio, lo abrazó sin dudarlo, acariciando su espalda para reconfortarlo.

—Respira, aquí estoy yo…

—Es sólo que lo amo, como no te imaginas. Y a veces creo que él también me quiere de verdad, siento que sus miradas, sus caricias bajo la mesa e incluso sus palabras no me podrían mentir. Pero la mayor parte del tiempo, me rompe el corazón, porque me busca sólo cuando quiere desahogar sus asquerosas ganas de tener sexo, cuando se siente solo y miserable, él sólo me ultraja y se va, a pesar de que sabe que soy la persona que más lo ama en el mundo. Le doy vergüenza porque no soy su primera ni tampoco su última opción. Y cuando siente que me estoy cansando de la situación, me dice cosas preciosas al oído, aunque luego me vaya a tratar como la peor basura enfrente de todos. No sé cómo puedo aguantarlo tanto, me está matando. Él sabe que me está destruyendo y lo goza, porque sabe que nunca me iré, que podrá hacer su vida, casarse, tener más hijos, gozar de su éxito, y que yo estaré atrás del escenario, mamándosela con el mayor amor.

—Es una mierda, y tranquilo, no soy quién para juzgarte, estoy en este abismo contigo…

—Ya dejemos de hablar de mí. Esto se volvió a poner deprimente y ni siquiera estamos ebrios.

—Sé dónde esconde el alcohol mi esposo, puedo robarle un poco.

—Sí, necesito olvidarme del senil pene del idiota ése.—El rubio rió a carcajadas, dejando a Baek cautivado, soltando luego de unos minutos, lo siguiente.—Lu, no deberías ser inseguro de ti mismo, puede que no estés en una buena época, pero sigues siendo la misma persona, el que tengo enfrente es el mismo LuHan de esa foto, ni que te hubieran cambiado la cara.

—¿Enserio lo crees?

—Por supuesto que sí. Oye, te propongo algo. Déjame maquillarte, te pondré precioso y luego me puedes acompañar a la empresa, que SeHun vea que sigues siendo el mismo. Le encantará la sorpresa y hará que te valore más.

—¿Podrás hacer magia conmigo? Tal vez sea un caso perdido.

—Soy todo un profesional cariño. Esto va a ser muy divertido…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).