Capitulo 4: Besos
-Aquí ahí algo muy raro Kadaj. Mi pa' no saldría así sin despedirse. Mejor ve hablando y dime que esta pasando.
Dijo William mirando fijamente a Kadaj, quien estaba descalzo, con unos pantalones anchos y una camiseta. El oji-verde japonés, se sentó sobre la cama de William uniendo sus manos nervioso.
-¿Por qué dices eso Will? La verdad no pasa nada.
-¿Entonces por que estas tan nervioso Kadaj?
-¿Yo? ¿Nervioso? Para nada Will.
Sonrió Kadaj dulcemente. William negó con su cabeza resignado al ver que no le sacaria nada al precioso japonés.
-¿Por cierto y Jakiel? Que raro que no haya venido a saludarte. Iré a buscarlo.
Dijo William.
-¡NO!
Grito Kadaj parándose de un salto y serrándole el paso.
-¿Kadaj que demonios te pasa?
-William yo tenia que decirte...que... que tu me gustas.
Improviso Kadaj de la nada. Y ante la cara de "¿Kadaj que carajos te fumaste?"Que puso William, Kadaj lo agarro de la camisa y jalándolo asía el, lo beso.
Fueron solo unos segundos de sorpresa para William, antes de que este reaccionara y rodeando con sus brazos la esbelta cintura estrechara a Kadaj contra el, respondiéndole al beso.
Y aunque Kadaj solo lo había dicho para distraerlo se dio cuenta con ese beso de que sus palabras tenían mucha verdad.
Cuando William separo sus labios de los del mas joven ambos se miraron a los ojos.
-Me gustas mucho.
Dijo Kadaj sonrojado.
-Y tu a mi.
Fue la respuesta de William antes de volverlo a besar.
***
Jakiel, despertó confundido y lo primero que sus ojos vieron fue a Yazoo. Aun adormilado le sonrió, reprimiendo un bostezo.
-Te vez tan hermoso durmiendo que pensé que te tendría que levantar con un beso como a la bella durmiente.
Jakiel volvió a sonreír, tal vez creyendo que era parte de su sueño, antes de volver a serrar los ojos y estirándose como un gato despertarse bien por fin.
Fue entonces que se percato de que esa no era la mansión Montes.
-¿Yazoo? ¿qué ases aquí? ¿Dónde estoy?
Pregunto sentándose en la cama y mirando a Yazoo quien estaba en una silla junto a la cama.
-Estas en mi casa Jakiel.
-¿Tu ca..?
Jakiel callo al recordar como fue que había llegado ahí y levantándose de la cama molesto miro a Yazoo a los ojos quien también se había levantando y le dio una bofetada.
Yazoo ni se inmuto y lo miro con una sonrisa divertida.
-¿Estas loco Yazoo? ¿Cómo se te ocurre fingir un secuestro? Sabes eso fue una broma de mal gusto.
Le dijo Jakiel molesto.
-No fue una broma Jakiel. Bienvenido a tu nuevo hogar.
Le dijo Yazoo tranquilamente y atrapándolo con una mano en su cintura y otra en su cabeza lo beso, sin dejarlo responder.
***
David entro a la habitación de Shiyuki sintiéndose nervioso, pero sin demostrarlo.
Su orgullo había sido pisoteado mil veces por Eddiel, no permitiría que Shiyuki también lo viera así.
Miro la habitación, grande, cómoda y elegante, pero nada de eso le importo, pues sentía a Shiyuki.
-Desvístete.
Le susurro al oído desde su espalda. David sintió un escalofrió recorrer su columna vertebral y trato de reprimirlo pero fue casi imposible.
Llevo sus dedos temblorosos a su Haori (parte superior del kimono masculino) y se lo quito dejándolo caer al suelo.
Se quito los zapatos con los mismos pies y por ultimo llevando sus manos al Hakama (pantalón del kimono) se lo quito junto a su ropa interior, levantándose y dándose la vuelta miro a Shiyuki a la cara con la barbilla bien alta y en toda su gloriosa desnudes.
Mientras Shiyuki quedo encandilado con la belleza de David. Si ciertamente David se veía hermoso con su kimono aun se veía mucho mejor sin el. (Yo opino igual ^_^)
-Eres realmente hermoso-Le dijo Shiryuki acariciándole la mejilla con una de sus manos-Ahora entiendo por que Eddiel es tan celoso contigo. Eres una mariposa, traicionera pro lo que demuestra el nacimiento de Jakiel, pero no menos hermosa por eso.
-Y tu eres un espejismo solamente. Cuando te vi la primera vez me pareciste un arcángel, hermoso e increíble, pero ahora veo que eres una basura tan ruin como Eddiel, que solo quiere mi cuerpo, adelante tómalo.
Le dijo David con desprecio.
-La cara y el cuerpo de un ángel y la lengua de una serpiente.
Sonrió Shiyuki antes de tomar su rostro entre las manos y plantarle un beso, que a pesar y toda la rabia de David hizo que le temblaran las piernas y el corazón se le fuera a la garganta. Nunca había sentido esa sensación con nadie, ni siquiera con su amado Gary.
Continuara...