Kyungsoo abrió sus ojos lentamente con temor de abrirlos rápidamente y que Tao no estuviera ahí. Pero que equivocado estaba, porque al fin abrirlos Tao estaba acostado a su lado, su rostro llevaba un expresión apacible, y su pecho subía y bajaba lentamente. Era hermoso para él, desearía despertarse con una vista como esa siempre.
Suspiro y se acomodó mejor para poder comenzar acariciar los cabellos suaves del mayor. Vio cómo el contrario se movía y de alguna extraña manera se apegaba a él, buscando calor extra. Tao abrió los ojos, aún soñoliento, fijo su vista en el menor quien lo miraba con adoración.
— Soo -murmuro con voz profunda por acabar de levantarse recientemente-
— dime, ¿qué es lo que sucede, Tao? -preguntó el menor-
— es que si te lo digo mi vida correrá peligro y la tuya -dijo Tao casi inaudible, excepto para el menor quien lo escuchó perfecto- tengo miedo ¿sabes? -cambio su posición en la cama para sentarse al igual que Kyungsoo a su lado-
— ¿quién es? -frunció el ceño y apretó sus puños-
— yo no sé, pero entraron a mi departamento y dejaron un sobre en la cama -los ojos del mayor de aguaron y rápidamente los estrujó con sus nudillos- por favor, no podemos hablar más, yo no tengo mucho, solo mi vida y estudios -sorbió por la nariz- quiero vivir, aunque haga cosas que no quiera para poder sobrevivir, Soo
El menor miró al mayor con pena, coraje, y culpa. ¿Estaba sucediendo esto por su culpa? No quería meter a Tao en problemas, mataría a cualquier persona que lastimara a su mayor. Extendió sus manos para limpiar las lágrimas de las mejillas de Tao y luego abrazarlo. Descubriría quién era y lo mataría, pensó mientras su mirada se oscurecía.
— Tao, hay algo que debes saber antes de tomar una decisión -Kyungsoo suspiro pesadamente y se levantó de la cama con la mirada del mayor puesta en el- tengo 18, y me llamo Do Kyungsoo -lo miro seriamente- solo tengo a mi madre y tío, pero no están en el país -siguió para recorrer con sus largos dedos pálidos sus cabellos negros- soy jefe de una mafia Tao, es mi culpa de que te hayan amenazado, pero juro por mi vida que te protegeré -asintió-
Tao parpadeo y juro por los rayos del Sol que entraban por su ventana en esos momentos que quería reírse pensando qué era un chiste, pero no, el rostro serio del menor se lo confirmaba. Aunque casi siempre su rostro se mostraba así. Agacho su cabeza y miro su regazo ¿Qué haría? Kyungsoo era muy joven para morir.
— entiendo -levantó su cabeza para sonreírle al menor- debe ser una carga muy fuerte para ti, ahora que me lo dices, te protegeré también y tendré más cuidado para no ponerte en peligro
— Tao... no tienes porque hacer eso -negó rápidamente- solo tienes que mantenerte a salvo, y yo lo haré, solo no te lo quería decir para no exponerte a este mundo. Y no lo harás -dijo con voz gélida que hizo asentir al mayor en respuesta- bien
Suspiró y con eso sacó su teléfono de los bolsillos para hacer una llamada. Tao se levantó y se aseó, tomando su tiempo. Era mucho que digerir en tan poco tiempo. Salió, secó y vistió unos pantalones rojos, largos y sueltos -como de hacer ejercicio- con una camisa blanca, sin diseño. Camino fuera de su habitación revolviéndose el cabello un poco para entrar a la cocina y hacer el desayuno para ambos.
Kyungsoo llegó tiempo después, y aseado con ropa media holgada del mayor. Su cabello estaba medio húmedo, pero alborotado como el del mayor. Ambos tomaron asiento en silencio, a excepción de las sonrisas y tímidos gestos del mayor que normalmente hacía cuando comían los dos. Eso lo alivio y lo hizo sonrojar de sobremanera, al saber que el mayor a pesar de la situación en la que se encontraba, no lo rechazó.
Tomó acción primero y lavó los platos sucios antes que el mayor lo hiciera. Secó sus manos y camino hacia el mayor que se encontraba sentado.
— puedes seguir tu vida normal, solo ten cuidado -le miro- tendré unos hombres vigilándote en caso de que algo suceda, en caso de que no te sientas seguro, me llamarás -le entregó su teléfono y medio sonrió- te llevaré a vivir conmigo si la cosa se pone peor
— esta bien, pero ten cuidado soo -tomo el teléfono y dejo un casto beso sobre los labios del menor- y-yo quiero decirte algo, no ahora ya que no es el momento, pero algún día te lo diré -asintió-
Kyungsoo le miro por un momento mientras llevaba sus manos al rostro del mayor para sostenerlo con gentileza y así cerrar sus ojos al conectar sus gruesos labios con los finos contrarios en un lento beso. La lengua del menor se abrió paso por entre los finos labios de Tao, quien soltó un pequeño gemido al sentir la lengua cálida de Kyungsoo hacer contacto con su cavidad bucal.
Tao apretó el agarre que tenía en sus propios pantalones por los nervios, sonrojado a pesar de su edad, sintió como el menor robaba su aliento tan solo con un beso. Al separarse ambos hicieron contacto visual con mejillas sonrojadas, y una sonrisa tímida en ambos labios; Tao se levantó como resorte y se dirigió hacia su habitación.
— voy a terminar de vestirme -vociferó en voz alta desde su habitación. Sintiéndose avergonzado, se terminó de poner sus zapatos y abrigo para agarrar su mochila y así volver con el menor- tengo clases, pero puedes venir conmigo soo
El menor asintió y salió junto al mayor, asegurándose de que Tao cerrara bien la puerta antes de encaminarse a la parada del autobús.
— me gustaría que vivieras conmigo, y no trabajaras más en ese club -dijo Kyungsoo mientras se adentraban al autobús y tomaban asiento- pero tranquilo, estoy en proceso de comprar el club, así estaré más tranquilo -murmuro para si-
Tao abrió sus ojos y soltó una carcajada, llamando así la atención de los otros pasajeros y la del menor.
— esta bien, chico malo -trato de guiñarle al menor y para su sorpresa Kyungsoo soltó una carcajada por el intento del guiño-
Sonrojado, Tao bufo y se mantuvo callado todo el trayecto hasta llegar a la parada de su universidad para así bajarse con Kyungsoo detrás suyo. El día transcurrió normal para ambos, claro que con ello una que otra asignación para Tao, pero más nada.
Kyungsoo llevó a Tao a comer a un restaurante caro, y luego fueron por unas donas. Un auto negro se estacionó al lado de la acera, justo frente a ellos mientras caminaban y de ahí bajo Yixing junto a Kai; quien le abrió la puerta.
— desapareciste de las otras reuniones, y no me avisaste ¿sabes lo asustado que me encontraba? -frunció el ceño, claro que ignorando la presencia de Tao detrás de Kyungsoo- tienes que salir con tus hombres siempre, sin importar a quien veas -miro serio a Tao y este miró hacia otro lado algo incómodo-
— mis ojos están aquí Lay -le dijo seriamente- y no avise porque no quería ser molestado ¿no lo has pensado? quiero algunos de mis hombres con Tao, alguien lo ha amenizado y no se saldrá con la suya
Yixing sintió una corriente eléctrica recorrer su espina dorsal al escuchar lo que su jefe le dijo. Una de las razones por la que Tao tenía que desaparecer ya, hablaría con la señora así podría persuadir a Kyungsoo de dejar a Tao.
Asintió y adentro al auto junto con su pequeño jefe y Tao quien no dijo ni una palabra en todo el trayecto hasta su trabajo. Se despidió del menor antes de entrar al club y comenzar a trabajar como normalmente hacia.
El auto se movió y dirigió de vuelta a la mansión Do, donde Lay comenzó a relatarle un poco de todo acerca de las reuniones que habían tenido. KyungSoo atendiendo atentamente, ya no podía bajar la guardia cuando alguien sabe de la existencia de Tao. Era su talón de Aquiles, y nada podía cambiar eso.
El mayor se adentró en su corazón y en las capas de su piel sin darse cuenta. Nunca antes se había sentido así, no se había enamorado. Pero quería estar cerca del mayor y que este estuviera cerca suyo, para así protegerlo y darle lo que nunca tuvo, pero podía llegar a dar.
— ¿entiendes? Tenemos que viajar a Japón, los yakuza le están causando problemas a los Nam, y estos quieren un acuerdo antes de que comience con una guerra que se puede evitar
— -Kyungsoo lo miro y volteó su cabeza un poco para mirar por la ventana- de acuerdo, pero ambas partes me darán parte de su territorio sin objetar -frunció el ceño- no daré protección a seres que no lo necesitan. Además, nada es gratis en esta vida -sus ojos se ensombrecieron y Lay se removió incómodo en su asiento- los puedo matar si quisiera, pero tengo asuntos más importantes que atender
— vale, mandaré un aviso a ambas organizaciones y luego te informo
— yo iré personalmente -dijo antes de salir del auto y adentrarse a su "hogar" y ser recibido por los seres que trabajan para él-
Tao ayudó a que todo estuviera limpio e impecable antes de cambiarse y maquillarse un poco para encender esas ojeras que tenía por naturaleza. Salió por la puerta y se dirigió hacia fuera, donde ya la música resonaba en las paredes y las personas bailaban.
Miro alrededor y como no vio al menor, dejo salir un suspiro. Ahora las ansias de verle se agudizaban, haciendo que sus mejillas se tiñeran de rosa. Vio a Sunggyu con su hombro alrededor de una de las chicas de compañía y se acercó.
— ¿jefe? ¿Podemos hablar? -preguntó alzando la voz un poco para que le escuchara-
— claro, querido panda -le sonrió a la chica y la soltó antes de caminar con un Tao detrás suyo- ¿de qué quieres hablar? -dijo cuando ya se habían adentrado a su despacho-
— -Tao le miro y aparto la mirada cuando Sungyu le devolvió la mirada- yo quería no hacer más privados, ya no quiero hacerlo -Llevo una de sus manos hacia la parte de atrás de su cabeza para acariciarla- y la verdad es que pueda ser que encuentre un nuevo trabajo, hyung
Sunggyu le miro sorprendido primero y luego su frente se arrugo, y su mirada cambio a filosas dagas que atravesaron los ojos contrarios. Se levantó y camino hacia Tao, alzando su mano y dejando caer esta. Impactando y enrojeciendo la mejilla de Tao, quien sintió sus ojos aguar y su mejilla arder.
— ¿hyun...-Tao cerró sus ojos y dejó escapar un quejido al Sunggyu tirar de sus suaves cabellos-
— ¿quién te crees que eres para hacer lo que quieras aquí? -le arrastró hacia su escritorio y le propinó un puñetazo- ¿sabes cuánto ganó por tu y los demás acostarse con los clientes? ¡Mucho más! -gritó y dejó caer la cabeza de Tao sobre la mesa mientras baja los pantalones cortos de este- ¿y piensas que te puedes ir así como si nada? ¡Tú no te irás! Eres mi perro ¿lo entiendes?
Tao cerró sus ojos fuertemente al sentir como Sunggyu le desgarraba y le proporcionaba más moretones sobre sus caderas y brazos. Sorbió por la nariz y deseo ser fuerte y poder pararse por si mismo ante personas como Sunggyu, que abusaban de los más débiles.
El mayor de los dos terminó y dejó a Tao caer en el suelo para acomodarse sus pantalones y camisa. Tao tembló y tambaleándose se puso de pie ya luego de ponerse sus pantalones. Miro sobre el escritorio el bolígrafo y trago duro, no se atrevía hacerlo. Así que solo se marchó de ahí y camino hacia la habitación en donde todos se cambian. Busco su casillero y lo abrió para tomar el celular que le había dado el menor y sin pensarlo mucho marco su teléfono.
Limpió sus lágrimas y esperó hasta que contestaron del otro lado.
— ¿Tao? ¿Qué suced...-
— ¿m-matarías por mi? -preguntó con voz temblorosa y sin darse cuenta, sollozo-