—¡Kagami-kun/Aomine-san!
—Kazunari, trae mi bolso, ahí debo tener mi maletín de primeros auxilios. —el mencionado hace lo que le pide el peliverde y en unos segundos ya está de vuelta. Se lo entrega y se queda al lado del magane, en cuclillas, por si luego va a necesitar de su ayuda—. Kuroko, Sakurai, por favor mantengan distancias y no se preocupen por ellos, nanodayo. No parece ser muy grave.
—S-shin-chan, si no es muy grave ¿por qué sus ojos brillan como si estuvieran en zone?
—¡Tetsu-kun, no tú también. No nos dejes!
—Momoi-san, por favor. Necesito aire.
—Satsuki, suéltalo. Ahora Shintarō, antes de trasladarlos a la enfermería para una mejor atención, debemos hacer que su temperatura corporal baje, al parecer se emocionaron mucho nada más empezar el juego.
—Bien, pero los ojos. No me explico por qué sus ojos parecen estar enfocados al techo... pero aún así están inconscientes... —murmura esto último. Se acerca a ambos para poder cerrar sus párpados, siendo agarrado del hombro por Takao. Extiende sus dos palmas a cada par de ojos y los cierra al mismo tiempo. Sin preveer que al intentarlo una luz roja y otra azul lo cegara y se lo tragara, no literalmente pero así él lo sintió al igual que el pelinegro que venía sujetado a él por un hombro.
***
Midorima abre los ojos y los enfoca en el techo del gimnasio, se siente aturdido pero eso no evita que en su mente empiece a hacerse miles de preguntas empezando con el típico "¿eh?"
Siente un movimiento al lado suyo y cae en cuenta que su novio también se encuentra tendido en el piso, con los ojos entreabiertos y los labios levemente abiertos. Mira su rostro y se sonroja levemente por aquella inconsciente muestra de ternura por el más bajo.
—¿Shin-chan...? —Kazunari se para, tallándose los ojos, y el de orbes verdes imita su acción, parándose frente a él. Miran a sus alrededores y se dan cuenta que aún siguen en aquél recinto pero no había nadie en la cancha más que ellos dos, la pintura de las paredes era diferente, hacía más calor de lo normal.
Midorima tuvo un dejavù. Se decide por ir a los vestidores, quizás encuentre a alguien. Le comunica esto a Takao y él asiente.
Antes de girarse para irse, ve a su acompañante dirigirse hacia la entrada principal.
Takao no sabía qué decir, este lugar vacío le recordaba a una película de terror. No sabía si llorar o reír por ser, a su parecer, el protagonista. Quería verificar si aquellas puertas estaban abiertas, y como lo suponía, estaban trabadas.
Cuando quería darse la vuelta para dirigirse hacia su novio tsundere, escucha voces proveniente de afuera y por más conocidas que les parezca, no evitó que le recorriese un escalofrío de pies a cabeza. Escucha cómo insertan una llave en la cerradura. Él no se mueve. La llave da dos vueltas y se escucha un click. Shin-chan aún no aparece, gran novio, piensa con sarcasmo.
Ve cómo la puerta se abre causando un chirrido agudo. Y él aún así no se mueve. No se mueve por más impactante que haya sido ver a siete personas parecidas a ciertos amigos suyos.
Maldito Shin-chan, ¿por qué no apareces?