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SANTIAGA!! por juda

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Con el lunes, todo retornó a una aparente normalidad dentro del Ronroneo.

En el turno tarde-noche había una chica nueva que se manejaba perfectamente en patines y Santy por fin pudo dedicarse tiempo completo a su amada cafetera.

En la oficina de la bolsa de valores Ernesto no le reprochó a Marcelo su verborragia con la loca de la pelirroja y que le contara que había filmado al hermano porque aparentemente la loca le había pegado la patada antes de comenzar algo y el pelinegro no estaba de buen humor.

Marcelo le había mandado varios mensajes a Santiaga pero era evidente que la mujer lo había bloqueado... y todo por un par de tetas!!! El pelinegro no estaba acostumbrado a esos desplantes, las mujeres con las que trataba siempre tenían sexo en la primera cita y nunca se quejaban si él miraba otros culos o tetas... es decir, era Marcelo!! a él se le perdonaba todo!!

Había visto a Ernesto con la nariz inflamada pero no quiso preguntar en qué lío se había metido, conocía que su amigo solía frecuentar lugares de BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) así que suponía que tenía algo que ver con esas prácticas. Tampoco quería que le contara sus andanzas con el pelirrojo. No estaba de humor!!! Se lo imaginaba al gemelo raro y lo único en lo que podía pensar era en que lo había besado y que tuvo que hacer todo un teatro para simular que no notó diferencia con la boca de la mujer hermosa... que lo había besado y esa boca sabía a gloria!

Santiago le propuso a Ernesto que se vieran el sábado siguiente en la misma disco y no le dio su número de celular.

El castaño evitó ir al Ronroneo porque estaba convencido que el pelirrojo no aguantaría una semana sin coger con él, la habían pasado de puta madre y juraba por Thanos que el gemelo se le aparecería rogando por un poco más.

Marcelo iba a desayunar y merendar como de costumbre.

El miércoles Ernesto esperó a que su compañero llegara del desayuno y lo encaró.

-¿No viste a Santy?

-No vi a ninguno de los dos. -respondió pasando directamente a su oficina y Ernesto lo siguió.

-Pero ni siquiera de lejos?

-Nop

-Tal vez no sabe que estás en el bar.

-No entiendo para qué quieres que me vea él!!!

-Pensé que te iba a pedir mi número o al menos te preguntaría por qué no voy!

Marcelo lo miró sonriente!

-No te lo quiso dar?

-No es eso, quedamos en encontrarnos el sábado que viene en el Rapsodia, pero imaginé que intentaría contactarme durante la semana.

-Se verán de nuevo? -preguntó intentando no parecer muy interesado.

-Si, quedamos de acuerdo que follaríamos con mayor asiduidad. El pelirrojo es una bestia cogiendo y dejándose coger. No te imaginas lo que es!!!!

-Tampoco es para tanto, cogiste solo una vez!

-No! me lo cogí el sábado a la noche y él me cogió todo el domingo a la tarde. No entiendes, Marcelo, Santiago es la hostia. Estoy hablando de él y se me para la polla de solo recordar -dijo abriéndose el saco para mostrar como tenía la entrepierna y Marcelo agarró una carpeta y se la tiró riéndose... pero se la tiró con fuerza, queriendo infligir algún tipo de daño.

-Si tanto lo extrañas, llama al bar y pide que te traigan el desayuno aclarando que deseas que lo haga él!

A Ernesto se le iluminaron los ojos.

-¿Crees que venga?

-Si está interesado en verte, seguro que viene.

¿Qué era lo que tanto le estaba molestando?

¿Era envidia de que su compañero hubiese conseguido a uno de los gemelos?

¿Era bronca porque extrañaba a la pelirroja y ella no se dignaba a desbloquearlo?

¿Eran celos porque hablar de Santy era también como hablar de ella y él quería que ese ser pelirrojo (sea hombre o mujer) le perteneciera?

Agradeció cuando Ernesto se fue de su oficina lleno de adrenalina por la idea que le había dado. No quería verlo, no quería que le siguiera contando como había tocado al pelirrojo, como lo había cogido... porque sentía que cogerlo a él era como cogerla a ella y a él le habían quedado las ganas acumuladas en las manos.

-Estoy llamando -le gritó desde la oficina de al lado -¿Pido para vos también?

Marcelo ya había tomado su café, no tenía hambre.

-Si! pide para mi también -vociferó Marcelo y se puso a hacer números y anotar finanzas para no cuestionarse que ya había desayunado, que no tenía hambre, que no era necesario que el pelirrojo se acercara a su oficina pero que aun así... tal vez... y solo tal vez... él también había estado intentado verlo durante todos estos días y que extrañaba esa melena pelirroja.

***

Miércoles y Santy estaba enfrascado en su cafetera.

Durante esa semana se había negado a si mismo a espiar para ver si el dientes de conejo visitaba el bar.

Se abrió la puerta y una de las meseras metió la cabeza.

-Santy, están pidiendo dos desayunos desde la bolsa de valores.

El pelirrojo ni siquiera volteó.

-ok, pásame el pedido -contestó extendiendo la mano para tomar la orden.

-Está al teléfono, todavía no le dije que si.

-Por qué no???

-Por que quieren que se los lleves tu!!!

Santy sonrió. Tenía la esperanza que si Santiaga desaparecía, Marcelo lo buscara a él.

-Dile que lo llevaré. ¿Quien llama?

-Un tal Ernesto.

La sonrisa se lo borró.

-Ok -respondió regresando a su cafetera. Desilusionado.

-¿Desde cuando llevas órdenes? -preguntó Fran desde los hornos.

-Desde que mi socio me convenció de rifar el culo por el bien del bar.

-Una cosa es darles una probada para evitar que nos hagan mala fama y otra es entrar en una relación con alguno de ellos.

Santiago lo miró con las cejas levantadas.

-No entiendo, Fran. Me pediste que saliera, salí... ahora que quieres??? Deberías hacer una lista sobre los pasos a seguir! Me confundes.

-Estás saliendo con el que te tocó el culo?

-A mi no, a mi hermana. Y técnicamente sólo estamos cogiendo.

-Ten cuidado.

-¿Con qué?

-Con tus rarezas, intenta comportarte como alguien normal, no nos hagas quedar mal ante esa gente.

-AGARRAME ESTA RAREZA -gritó agarrándose la entrepierna con las dos manos y antes que Fran volteara para estirar el brazo, salió corriendo de la cocina.

***

Un capucchino suave para la oficina 101 y uno doble con medialunas para la 102.

No sabía que Marcelo ya había estado en el Ronroneo desayunando o habría adivinado que el simple era para él.

Estaba en el corredor y casi convencido (o eran las ganas que tenía) de que uno de esos pedidos era para el dientes de conejo.

Hizo ta te ti entre las dos oficinas, golpeó e ingresó: Ernesto estaba al teléfono, cuando lo vio se le iluminaron los ojos. Cortó la llamada y se levantó como resorte.

-Mi cafetero favorito -le susurró abrazándolo desde atrás y apoyándole toda la pija en el culo.

-¿Cual es tu pedido? -le preguntó sonriendo y el castaño señaló el suyo mientras se colaba por debajo de la camisa y le lamía el cuello al mismo tiempo que lo abrazaba y le estimulaba los pezones por sobre la ropa.

-No aguantaba esperar hasta el sábado!!!

-Pues te tendrás que aguantar porque estoy trabajando -respondió girando con la bandeja en la mano y Ernesto le tomó el rostro con ambas manos y lo besó.

-¿Qué te parece si esta noche vas a casa y terminamos de ver la serie?

Santy dudó.

-No, mejor nos vemos el sábado!

-No te hagas de rogar -suplicó amasándole la pija erecta por sobre el pantalón y pegándola a la suya para refregarlas juntas.

Santiago jadeó.

-No me presiones, por favor -gimió sobre su boca y Ernesto se separó.

-Está bien, no te presiono, pero vos te lo pierdes. Habríamos visto películas y cogido como loquitos -susurró dándole un último beso.

Santy sonrió cansado. Sí, se moría de ganas de coger, pero no con él precisamente.

-El sábado -contestó bajándose lo más posible la camisa para que no se notara la erección que le había dejado el castaño y salió hacia la oficina contigua.

***

Marcelo escuchó el golpe en la oficina siguiente y luego la voz grave del gemelo.

Intentó seguir con sus anotaciones pero no lograba concentrarse.

Se levantó y sin pensarlo mucho se dirigió a la pared que lo separaba y apoyó el oído.

No lograba entender qué le decía su compañero porque los dos hablaban en voz baja, pero sí entendía qué significaban esos soniditos acuosos.

¿Qué diría Ernesto si supiera que él también lo había besado?

Tragó saliva recordando el beso que pensó que se lo estaba dando a la pelirroja pero que en realidad era a él.

Se escuchó la puerta de la oficina contigua y regresó corriendo a su escritorio.

Dos golpes y la suya se abrió.

Entró él.

Entró él con esa sonrisa rectangular tan particular.

-Buenos días. -lo saludó con la voz grave y se dispuso a poner su capucchino sobre la mesa.

-Buenos días -respondió sin saber qué más decir, sin entender muy bien porqué había pedido otro desayuno si no tenía hambre... era para verlo a él?? No, no, seguro que no. -cómo está tu hermana? -preguntó y a Santy se le borró lentamente la sonrisa mientras dejaba varios sobrecitos de azucar sobre la mesa.

-Bien. Supongo que ya hablaste con ella.

-Me tiene bloqueado y me amenazaste que si no dejaba de molestarla le dirías que te había confundido con ella.

Santy no contestó. Terminó de poner el vaso con agua y el de naranjada, y se estaba por retirar cuando Marcelo se paró y avanzó hacia él.

-Se lo dijiste?

-No -respondió el pelirrojo.

Y se miraron durante algunos segundos sin decir algo más.

-Dile que me gustaría verla -susurró y Santy se acercó un paso hacia él.

-Ok, se lo diré.

Marcelo tragó saliva y también se acercó.

-Gracias por no contarle sobre lo otro.

-Sobre qué? -preguntó haciendo otro paso.

-Lo que pasó -respondió dando el paso que faltaba para que quedaran a solo unos centímetros de distancia.

-Qué pasó?

-Te besé.

-Quien de los dos besa mejor? -cuestionó en un hilo de voz, acercándose demasiado, un poco agitado ante la excitación de tenerlo tan cerca.

Marcelo no contestó, se quedó quieto en el lugar, con el corazón bombeándole adrenalina a toneladas.

Santiago acercó el rostro hacia él, rozó sus labios con los del pelinegro, el pelinegro cerró los ojos y cuando el pelirrojo se apretó más a él intentado meter la lengua... Marcelo retrocedió.

-¿Crees que podrías decirle que quiero verla? -preguntó bajando la cabeza.

-Escríbele -respondió el pelirrojo de mala gana, saliendo de la oficina -ya te desbloqueó. 

Y se fue apurado, maldiciendo esa suerte de mierda que tenía, porque odiaba las tangas corta huevos, pero por él... se la pondría de nuevo.

Apenas salió a la calle sonó su celular, era un mensaje de Marcelo.

"Te extraño Santiaga, podemos vernos hoy?"

Y Santiaga volvería a aparecer, porque si era la única manera que tenía de poder estar con ese dientes de conejo de mierda que lo tenía como loco, se bancaría que le tuviera asco a su pija y fingiría ser quien no era.


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