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SANTIAGA!! por juda

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Ese domingo pasó casi todo el día con fiebre, los medicamentos le daban descansos cortos, pero luego el ardor en el cuerpo regresaba.

Hacia la noche la fiebre quería dar tregua, ya no era tan alta y Santiago parecía estar más consciente.

El lunes se despertó con la voz de Raul en el baño que tenía la habitación del hospital.

-No entiendes Fran, él me está ocultando algo... no! no lo conoces tanto como yo... si... te lo agradecería... tengo una entrevista de trabajo en media hora pero no quiero dejarlo solo... en serio??? podrás???... y como harás con la máquina??... estás seguro que sabes manejarla??... ok ok... 

El celular de Santiago sonó con la notificación de un mensaje y el pelirrojo saltó en la cama, había olvidado por completo que Marcelo lo dejó el día anterior y lo tenía entre las mantas.

La cabeza de Raul apareció automáticamente por la puerta del baño con el ceño fruncido.

-Si Fran... gracias de nuevo... ¿en cuanto crees que podría estar aquí? -el platinado siguió hablando mientras lo observaba atentamente.

A Santiago el corazón le latía en las yemas de los dedos.

-Lo estaré esperando, adiós -y cortó.

-¿Con quien hablabas? -preguntó el pelirrojo aprisionando con alma y vida el celular debajo de la manta, tenía la mano transpirada por la fiebre y los nervios.

-¿Qué fue lo que sonó?

Santy dudó un segundo, no iba a mentir porque corría el riesgo de que volviese a sonar.

-Mi celular. -respondió sacándolo para mostrárselo.

Raul observó la mano temblorosa en alto.

-Me dijiste que te lo habían robado.

-No! no me lo robaron!!! ni siquiera recuerdo qué te dije, seguramente el frío que tomé me confundió.

-¿Dónde estaba?

-Lo tenía en mi pantalón! lo saqué ayer cuando fuiste a tomar café con Fran.

-Tu lo sacaste? Cómo hiciste con el suero?

Santiago lo pensó haciendo funcionar el cerebro a 1000 km de velocidad neuronal por segundo.

-Justo entró una enfermera y le pedí que me lo acercara.

-Qué extraño! yo mismo te saqué la ropa cuando te ingresaron y no lo vi. ¿Quien te escribe?

No iba a destrabarlo. ¿Qué pasaba si era un mensaje de Marcelo? de todas maneras... ¿por qué seguía protegiéndolo? ¿Por qué no decía que él lo había atacado y que se presentó el día anterior solo para torturarlo?

Se mantenía en silencio porque aun sentía culpa y porque no entendía qué buscaba el pelinegro, no entendía qué era lo que necesitaba descubrir. Era una estupidez hacerse ilusiones sobre algo tan incierto como: Marcelo sintiéndose atraído por otro hombre.

-Raul, ¿recuerdas que solías ser demasiado sobreprotector cuando eramos adolescentes? ¿Cuantas veces discutimos por lo mismo?

Raul sonrió.

Santy nunca había entendido nada, en la adolescencia no era sobreprotector, era posesivo. Hubiese querido que el pelirrojo fuera absolutamente suyo, más era consciente que su amigo lo amaba pero no al mismo nivel que lo hacía él.

-Está bien, no haré más preguntas.

-¿Qué le decías a Fran?

-Que no quiero dejarte solo! Tengo una entrevista de trabajo y no me iré de aquí sin que alguien se quede a cuidarte.

-Yo me sé defender solo.

-Sé que sabes, pero esa fiebre de mierda te tiene como nenita.

El corazón le dio un patadón en el pecho a Santy, recordó que Marcelo le había dicho algo así, no lograba recordar bien lo que habían hablado. El pelinegro llegó en el momento en que más fiebre había tenido y todo lo acontecido flotaba en una nebulosa confusa.

Raul se sentó a su lado y lo estuvo peinando y acomodándole las mantas de la cama hasta que a los 15 minutos se abrió la puerta y entró Daniel.

Santiago se sentó de golpe.

-¿Quien quedó a cargo del Ronroneo?

Daniel quedó estático en el lugar.

-Francisco!

-Dios mío! a quien se le ocurrió dejarlo a cargo del bar?? lo incendiará!!!

-Están las chicas para ayudarlo. Marylu fue al Ronroneo del tigre, todo está en orden. -agregó el recién llegado sin saber si llegarse hasta él y saludarlo con un beso o volver corriendo al bar.

-Y yo no demoraré mucho -objetó Raul -tengo la entrevista en 15 minutos, es más que nada protocolar. Ya vieron mi curriculum y estoy prácticamente dentro de la empresa. Y NO TE QUEDARÁS SOLO, SANTIAGO, ASÍ QUE DEJA DE PONER ESA CARA.

-¿Qué cara pongo? Es la única que tengo, pendejo!

Raul sacó a Daniel al pasillo para darle algunas recomendaciones (las mismas que las enfermeras se habían cansado de advertirle a él).

-No puedes acostarte junto a él porque todavía está con un poco de fiebre y el cuerpo debe permanecer fresco, tampoco lo beses en la boca si no quieres contagiarte y no lo dejes solo.

Daniel pestañeó.

-¡¡¿¿Por qué me acostaría con él en la misma cama y lo besaría en la boca??!!

-Ok, tienes razón... sólo cuídalo, regreso en una hora.

***

Santiago aprovechó que los dos hombres habían salido y destrabó su celular.

El mensaje era un whatsapp de Marcelo.

"Raul estará todo el día contigo? necesito verte, putito"

A Santy le palpitó una vena gruesa en el cuello.

Una cosa era sentirse culpable y dejar que el otro liberara su bronca, y otra muy distinta dejarse pisotear a cada rato... Marcelo no lo conocía.

Si Marcelo creía que podía regresar e intentar golpearlo de nuevo... entonces no lo conocía!

Borró el mensaje y lo bloqueó.

***

Daniel entró sonriente y se sentó a una buena distancia de él.

Santy lo miró.

-¿Te dijeron que te podías contagiar?

La sonrisa se le borró al recién llegado.

-Si!

-Sólo tengo una gripe fuerte, tampoco es como que tenga sarna.

-De todas maneras me siento cómodo aquí -respondió moviendo el culo sobre el asiento que había elegido... bien lejos de Santiago.

Cuatro minutos pasaron desde que Raul se fue cuando la puerta se abrió y Marcelo que estaba por entrar, quedó quieto en el lugar al encontrarse con Daniel.

Daniel se paró de golpe.

-Hola.

-Hola... quería ver como estaba Santy -respondió el pelinegro y Daniel regresó el rostro hacia el pelirrojo.

Santy tenía los puños apretados en torno a las mantas y lo miraba serio.

-Daniel, ¿nos podrías dejar solos un momento? -preguntó el pelirrojo, Daniel los miró a ambos (que se fulminaban con la mirada) y un poco inseguro, salió del lugar.

Cuando estuvo en el corredor, caminó de un lado al otro sin saber qué hacer, le habían dicho VIGÍLALO. Por lo que escuchó, alguien acosaba a Santiago... ¿y si había dejado entrar al acosador? Pensándolo bien... le había visto un poco de cara de acosador. ¿Y si no era un acosador sino un asesino y cuando salía le dejaba el muerto a él? Dios!!! ¿Por qué se había ofrecido como cuidador? ¿Por qué no se había quedado junto a su amada cafetera?

Sacó su celular y temblando marcó el número de Raul solicitando una video llamada.

-Daniel, qué pasa?

-Raul, llegó un muchacho para visitar a Santy!

-Un muchacho!!?? Como es??

-De mi altura, joven, de pelo negro.

-Quiero verlo, muéstramelo -dijo mientras estacionaba el auto en un lateral de la calle.

Daniel abrió un poco la puerta lentamente y metió con cuidado la mano con el celular, intentando que la cámara filmara al extraño.

-MARCELO! -gritó Raul

Marcelo giró de golpe al escuchar la voz.

A Daniel, por la sorpresa del grito, le tembló la mano. Dejó caer el aparato. Cerro la puerta. Volvió a abrirla lentamente. Metió la mano. Lo buscó, barriendo el piso con los dedos hasta localizarlo. Lo encontró. Lo levantó. Lo sacó y cerró nuevamente la puerta.

-¿Qué quieres Marcelo? Raul no tardará en volver y no quiero que él arregle las cosas, si crees que voy a dejarme golpear nuevamente estás equivocado.

-Me bloqueaste.

Santiago no respondió, respiraba agitado y tenía el rostro colorado. 

-Desbloquéame.

-O qué?

-Solo desbloquéame.

-¿Para que me sigas mandando mensajes bonitos? Marcelo estás mal de la cabeza, andá a un psiquiatra. Después dicen que el raro soy yo.

-Necesito saber.

-Entonces vuelve a la escuela y que te enseñen.

Se miraron unos segundos tensos, el pelinegro tenía los ojos fijos en los labios rojos y afiebrados del pelirrojo. Tragó duro. ¿Qué quería saber? 

Ya lo había besado un montón de veces!!! 

No!!

Había besado a Santiaga, necesitaba saber qué sentía si ahora lo hacía con la plena consciencia de que era un hombre.

Marcelo se abalanzó de golpe, lo tomó del rostro e intentó besarlo.

Santy pensó que lo golpearía de nuevo así que la primera reacción fue querer sacárselo de encima: puso las manos en los hombros del pelinegro y lo empujó, pero al mismo tiempo sintió la boca de él en la suya y el esfuerzo de Marcelo por acercarse, por adherirse, por tocarlo; la puerta se abrió de golpe, escuchó el grito de guerra de Raul y luego todo el cuerpo del pelinegro cayó sobre él cuando el platinado saltó sobre su espalda. 

Todo sucedió tan rápido y fue tan confuso!!

Raul se le tiró encima a Marcelo, Marcelo cayó sobre él y le pegó un cabezazo en la nariz que le produjo una fuerte hemorragia. Cuando los cuerpos salieron de encima suyo arrastraron el suero, se sentó con urgencia llevándose la mano a la nariz, la cánula nuevamente había sido arrancada y le sangraba el dorso de la mano donde la aguja había quedado enterrada.

Marcelo giraba en medio de la habitación sin poder sacarse de la espalda a Raul que estaba fuertemente sujeto a él por el cabello y Daniel gritaba mientras corría alrededor de Santiago. Cuando el pelirrojo levantó el dorso de la mano y mostró la aguja torcida a medio enterrar en una de sus venas con la sangre deslizándose por el brazo, Daniel puso los ojos en blanco y azotó con todo el cuerpo en el piso.

Recién ahí Marcelo dejó de girar. Raul bajó de su espalda y vio a Santy todo ensangrentado, a Daniel tirado en el piso y se puso a gritar mientras zapateaba.

Marcelo aprovechó el momento de confusión para huir nuevamente.


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