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SANTIAGA!! por juda

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-Tengo el auto a una cuadra... quieres ir a tomar una cerveza por ahí o vamos a mi casa?

Santy lo observó.

-No sé, Marcelo. ¿En tu casa habrá cerveza o esposas? No me van esas cosas que le gustan al degenerado, tu también eres así?

-No! no! Esas me las regaló Ernesto en un cumpleaños, fue una broma, pero en la desesperación pensé que funcionaría.

"Funcionaría"

Santiago entendía que a veces él se comportaba distinto al gran grupo masificado de la sociedad... pero Marcelo estaba llevando el término rareza a un costado un tanto extremo.

Caminaban por la vereda oscura.

-¿Estás saliendo con alguien?

Santy giró nuevamente y lo observó.

Marcelo se aclaró la voz.

-No se si ustedes utilizan ese término! quiero saber si te ves con alguien de manera exclusiva o... no sé como funciona. ¿Ustedes son monógamos o cogen todos contra todos?

Santy intentaba no reír.

-No sé a qué te refieres con "ustedes". Explícame quienes son.

-Ustedes los...

-Los...?

-Deja, no importa.

-Si importa! pareciera que pertenezco a una raza aparte que habita en un submundo secreto y no me había dado cuenta!

Marcelo lo miró... ¿Santiago estaba enojándose? Ni siquiera había mencionado la palabra "puto".

-No quise ser descortés.

-No lo fuiste.

-Santy, no quiero pelear antes de descubrirte.

-Descubrirme?

-Podemos ir a casa? Me gustaría que terminemos lo del baño.

"Descubrirte" Santiago entendió que para Marcelo su cuerpo era una especie de "América" y aparentemente estaba por ser descubierto y colonizado.

Se excitó.

-Está bien, haré señales de humo para que la Santa María, La Pinta y La Niña lleguen a buen puerto. -le dijo riéndose y Marcelo perdió un poco de la escasa cordura que tenía.

Había llegado al estacionamiento y lo acorraló contra el auto, esta vez fue más sencillo: lo atrajo hasta hacerlo chocar con su cuerpo, y antes de comenzar a besarlo con furia, sintió la entrepierna semierecta de Santiago y esa casi dureza le llevó una descarga de adrenalina al cerebro.

-¿Quieres cogerme? -jadeó el pelirrojo sobre la boca de Marcelo y Marcelo sintió que tenía dinamita en las yemas de los dedos.

-Quiero cogerte, si, si! quiero cogerte -le susurró sobre la boca.

No llegarían hasta su casa, o al menos Santy no lo haría.

-Ven -le dijo tomándolo de la mano.

Salieron del estacionamiento, cruzaron la calle y entraron en un callejón, Santiago respiraba agitado, se aferró a Marcelo cuando se escondieron detrás de unos contenedores y comenzó a morderle el cuello mientras se desprendía el pantalón, se lo bajaba y se dilataba apresurado. Trastocaba dientes y lengua en ese cuello glorioso.

Marcelo miró alrededor, en otra ocasión habría pedido un poco de higiene en el lugar, pero en ese momento le daba lo mismo estar al lado de un contenedor de basura o en el inodoro de Hades.

El pantalón de Santy cayó hasta los tobillos y Marcelo bajó la mirada para observar la pija dura, salivó... se le llenó la boca de saliva... las muelas se le harían agua.

Santy seguía mordiéndole el cuello. Tenía una mano detrás, sabía lo que estaba haciendo... pero esa pija dura!!! esa pija!!! esa pija dura!!!

Lo alejó de su cuerpo y Santy contuvo la respiración sin saber qué le pasaba. Tal vez Marcelo aun no estaba preparado para tanto, se alejó apresurado, quiso hacer un paso atrás pero el pantalón en los tobillos se lo impidió y casi cae, por suerte estaba cerca de la pared perimetral y la espalda quedó contra ella.

Marcelo tenía los ojos fijos en su polla pero no lograba entender qué le pasaba por la cabeza... hasta que lo vio arrodillarse e inhaló tanto aire que casi se le revientan los pulmones.

Lo vio abajo, de cara a su polla, inmóvil, estudiándola y recordó que era América y tenía que ser descubierto.

Pero la pija le palpitaba de tal manera que estaba seguro que luego de esa experiencia debería salir a buscar un cardiólogo para pollas.

-No lo hagas si no quieres hacerlo, Marcelo -jadeó y el pelinegro tomó la pija con la mano helada. -FUCK! -gritó con su voz gruesa y el muchacho que estaba de rodillas se asustó y la soltó. -No! no, no pasa nada, agárrala de nuevo -le rogó Santy al borde del infarto. Si se iba a morir de un paro cardíaco al menos lo haría con la mano de Marcelo haciéndole una paja.

Porque realmente creía que Marcelo había tomado ese lugar estratégico para hacerle una paja... no imaginó que el pelinegro tenía otra cosa en mente hasta que lo vio avanzar con la boca abierta y la polla del pelirrojo pasó del frío del ambiente a la tibieza del aliento y luego a su saliva endemoniada y hermosa.

Marcelo se la metió entera en la boca y la raspó con todos los dientes... cuando la metió y cuando la sacó. Volvió a repetir la operación un par de veces más. A Santy se le iba a caer la pija de tantas mordidas pero no decía nada y aguantaba estoicamente la mamada malísima que le estaban haciendo. Con los segundos mejoró, Santy veía que Marcelo se estaba esforzando y al pelirrojo se le iba a salir el alma.

Desde arriba le acarició el cabello, Marcelo elevó la mirada y lo observó sacando la lengua y acariciando el glande con la punta. Tragó saliva, Marcelo en esa pose era pornografía para degenerados no menores de 190 años.

Se levantó de golpe, le pasó toda la lengua con rastros de líquido preseminal por la boca, lo hizo girar y tomándolo por la cadera, lo obligó a que elevara ese culo precioso.

Santy estaba ansioso.

Marcelo hacía algo y no sabía qué! Fuck, ¿qué era tan importante que no lo estaba penetrando en ese momento? cuando vio luz, giró el rostro, el pelinegro había sacado su celular y le iluminaba el culo mientras apuntaba la pija lubricada con saliva en ese agujero y comenzaba a penetrarlo muy lentamente, sin perderse ningún detalle del acto.

Santiago lo miraba: el pelinegro se pasaba la lengua por la boca, se mordía los labios, tragaba saliva sonóramente y más la sensación de tener la polla adentro era un combo que lo iba a llevar a la tumba... pero iba a ir feliz.

El pelirrojo se apoyó con todo el pecho en la pared cuando la taladrada tomó fuerza y la próstata empezó a sentir la estimulación directa de la polla de Marcelo.

En un momento sintió que algo cayó al suelo y la luz se fue, el pelinegro había tirado el celular y ahora lo abrazaba desde atrás, pegando toda la mitad superior de su cuerpo a él mientras la cadera hacia un mete y saca insano. Lo escuchaba jadear con fuerza en el oído.

Santiago estaba pendiente de todos los sonidos que emitía el pelinegro porque sentirlo gozar era el placer de los dioses.

Marcelo se aferró a él con todas sus fuerzas, clavó los dientes en la espalda del pelirrojo y eyaculó tanto que sintió que había descargado el 50% de los líquidos que tenía y quedaría tirado en el piso como esas momias resecas que aparecían en los documentales.

Mientras eyaculaba, el esfínter de Santy aprisionó aun más su pija y lo escuchó gemir casi a los gritos.

Santy había tenido un orgasmo gracias a él.

Marcelo le había dado un orgasmo.

Entre tanto mareo postcoital... se sintió poderoso.

Lo hizo girar, lo besó.

-Quiero seguir viéndote -jadeó agitado.

Santy no respondió al instante.

-Lo hice bien, verdad?

El pelirrojo cerró los ojos intentado calmarse para que el sistema sanguíneo no le reventara la aorta y Marcelo lo sacudió.

-Lo hice bien???

Santiago sonrió y le pasó la lengua por la boca.

-Lo hiciste de puta madre!

-Quiero seguir viendote!!

-Ok -respondió sin entender muy bien a qué se refería, frunciendo el ceño, examinándolo... unos minutos antes lo había visto sentirse avergonzado de que Ernesto supiera que estaba con él así que supuso que Marcelo quería coger de vez en cuando en algún lugar ultra secreto para que nadie supiese que se tenían ganas. -Ok -repitió acariciándole el cabello.

Marcelo le gustaba... MIERDA QUE LE GUSTABA!!!

No se haría ilusiones, se dedicaría a disfrutar de lo que el pelinegro estuviese dispuesto a darle, no importaba si era mucho o poco, con que estuviera interesado en él, le bastaba y sobraba.

Se acomodó la ropa y dejó que lo llevara a su departamento.

Marcelo se veía feliz.

Santiago sonrió para si mismo, era la novedad, le causó intriga saber cuanto le duraría querer seguir experimentando con su cuerpo, porque una vez destrozada esa barrera mental que lo limitaba, supuso que pronto querría conocer más hombres.

Ok.

Lo principal era... no sufrir.

Tragó saliva mientras observaba como el vehículo del pelinegro se alejaba.

Lo había dejado en su departamento pero no había insistido con entrar.

Lo principal era... no sufrir.

Ok, Santy, no sientas tanto y ten la mente fría.

Es una pija más, es una pija más, es una pija más, es una pija más... (repítelo Santiago, tal vez en algún momento te creas esa mentira).


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