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SANTIAGA!! por juda

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Marcelo abrió la puerta, Santy estaba por entrar cuando el pelinegro lo tomó por la cintura, lo elevó en el aire y lo acomodó en su hombro como si de un costal de papas se tratara.

Ingresó, cerró con el pie la puerta, le pegó un fuerte parchazo en el culo y lo llevó así hasta la habitación, tocándolo en el camino, excitándolo, excitándose. 

Una vez ahí, lo tiró en la cama.

Santiago rebotó en el colchón casi a punto de aplastar el cuerpo de Raul.

-SANTY!!! -gritó el platinado sujetando el cuerpo de su examante, bebitodesualma, para que no cayera al suelo.

Santiago logró hacer equilibrio y se levantó como resorte.

-Raul! qué haces aquí? -preguntaron los recién llegados a dúo.

El platinado tenía el ceño fruncido, apagó el televisor (había estado viendo un programa mientras esperaba a que llegaran) y se sentó, cruzando sus piernitas a lo indio, para mirarlos con seriedad.

-El degenerado me llamó para contarme que le jugaste sucio. Él estaba sorprendido, yo no tanto. -miró a Santiago que estaba tan colorado como su pelo -Bebé... ¿como llegaste a esta situación? ¿fue de mutuo consentimiento?

-Estás queriendo decir que me lo estoy violando??? -chilló su primo y Raul no lo miró.

-Santy!

-Por supuesto que es consentido, Raul!

-Y qué? de un día para el otro llegó mi primo y te besó delante de todo el mundo? -También se había encontrado con una de las meseras en la calle y el espectáculo dado era el chisme del momento.

-No fue de golpe, hubo algunos acercamientos -susurró poniéndose más nervioso.

-Ajá! Cuando Ernesto me contó todo imaginé que ya había pasado algo con anterioridad y no estaba enterado... ¿y cuando se supone que me lo ibas a decir?

-Mañana.

-Mañana? Tenías pensado pasar la noche aquí?

-Raul no eres el padre! -gritó el pelinegro perdiendo la paciencia.

-Por supuesto que no soy el padre -devolvió el grito su primo en modo "asesino serial", luego bajó el tono, se apeó de la cama, se dirigió a Santiago y acariciándole el rostro, le preguntó, muy muy muy cerca de los labios -¿Es esto lo que quieres, bebé?

-Queremos probar qué pasa -susurró el pelirrojo y Marcelo perdió la paciencia, hizo un paso, alejando a Santiago y se puso entre los dos.

-Es lo que Santy dice, vamos a probar, y hasta que veamos si esto anda o no... ya no te acercarás.

-¿QUE? -gritó Santiago desde atrás y Marcelo volteó para explicar, los ojos como platos, señalando al platinado.

-Cada vez que se te acerca te come la boca, hasta que veamos si lo nuestro funciona, no dejaré que otro te bese de esa forma!!!

-Él y yo no nos besamos en la boca!!! -renegó Santy.

-No, y tampoco dormimos juntos, abrazados -susurró desde atrás Raul y cuando Marcelo volteó a verlo, vio esa sonrisa de burla. Marcelo retrocedió un paso y lo apuntó con el dedo 

-Volverás a esta casa a dormir en el cuarto del final del corredor como lo hiciste al principio, hasta que se te acaben las vacaciones de mierda no será necesario que vivas en la misma casa con Santy.

Raul sonrió de costado.

-Te veo en casa, bebé. No te demores y no tomes frío. -le dijo mientras se acercaba y refregaba su nariz con la del pelirrojo. -Nos vemos, primo. No creo que regrese a esta casa, pero gracias por la oferta de la habitación de mierda; y otra cosa: conseguí trabajo aquí, ya no debo abandonar la ciudad, te dejo sobre la mesa la llave que una vez me diste.

Y se fue.

Los dos quedaron en silencio, Marcelo con la mirada fija en el corredor por el que había desaparecido su primo, con un pequeño tic en el ojo derecho.

Santy por su parte, se había sentado en la cama y jugaba con los dedos, no sabía si la cogida seguiría o si tenía que irse, Marcelo era una caja de Pandora.

Se aclaró la garganta y el pelinegro volteó con lentitud.

-¿Duermen juntos en la misma cama?

-NO! -mintió.

Marcelo se quedó observándolo.

Santy se sintió incómodo. ¿Qué seguía a continuación? ¿Nada? ¿Marcelo era así de celoso siempre? Con Raul dormían juntos pero porque no había otra cama y ya no eran amantes como lo fueron en su adolescencia. Si, se despertaba abrazado con alma y vida a su platinado pero era porque siempre que dormía debía abrazar algo... no le daría esa explicación al pelinegro o lo correría a las patadas.

Seguía el silencio.

Santy miró la habitación de manera distraída para no mirar a Marcelo que todavía lo observaba como si fuera a encadenarlo en el sótano y a dejarlo morir de hambre.

-Ok -dijo el pelirrojo levantándose y frotando las manos mientras le sonreía -Se ha hecho muy tarde -le explicó mirando su muñeca sin reloj -creo que debo irme.

Marcelo no contestó.

-Ok -volvió a repetir mientras volvía a mirar su muñeca sin reloj, lo miró de reojo e hizo un paso para salir de la habitación y Marcelo le pegó tal empujón que lo hizo rebotar en el colchón.

Estaba por objetar esa violencia gratuita cuando el pelinegro se sacó la remera, el calzado, las medias y el pantalón con tanta velocidad que lo único que pudo hacer Santy fue mirarlo con la boca abierta... era la primera vez que veía a ese hombre desnudo. Ni Santiaga había tenido ese honor y Marcelo... Marcelo estaba del infarto.

-No, Santy, afuera hace frío y te puede hacer mal -jadeó mientras se acostaba sobre él, apoyando primero su pija dura sobre la cadera del pelirrojo.

Santiago se dejó desvestir con lentitud y una vez que estuvo totalmente desnudo, Marcelo, sentado en su entrepierna, con todo el culo en contacto con la pija dura, se dedicó a observarlo: Santiago tenía un cuerpo hermoso, le hormigueaban las yemas de los dedos mientras lo acariciaba. Santiago era hombre y quería tocar ese cuerpo, ya no tenía ninguna duda. Se sentía tan atraído por Santiago que por ratos no entendía porque había llegado tan tarde a su vida.

Se tiró sobre él y lo besó.

Santiago recibió todo el peso del cuerpo de su pelinegro hermoso y lo abrazó, lo aprisionó con brazos y piernas, quería que se quedara ahí, viviendo en el hueco que se abría en su pecho solo para él.

Marcelo le pasó la lengua por el pecho, los omóplatos, el cuello, hasta llegar al oído, jugó dos segundos con el lóbulo de la oreja y jadeó:

-Cogeme.

A Santy le palpitó en francés la pija.

-¿Qué? -preguntó agitado.

-Cogeme.

-¿Estás seguro?

No, no lo estaba.

-¿Me dolerá?

-Intentaré que no. -le dijo sobre los labios, mirándolo a los ojos. Marcelo era hermoso, no entendía como había pasado la vida sin conocerlo antes.

Lo giró y se fue directamente hacia su culo, lo abrió con ambas manos y metió el rostro para lamerlo, succionarlo, besarlo. Lo escuchaba gemir con fuerza y relajarse poco a poco, Marcelo ahora era sustancia maleable en sus manos. Metió la lengua en ese agujero pequeño y se ayudó con los dedos, subió hasta su espalda, pasándole la lengua por cada sector de piel con el que se encontraba y se dedicó a mordisquearle la nuca mientras seguía dilatándolo.

Marcelo tenía el rostro enterrado en una almohada y se lo escuchaba gemir casi a los gritos, ese sonido era apoteósico. Marcelo era el placer hecho carne, corporizado.

Se puso sobre él y lenta, suave, delicadamente, lo penetró. Haciendo pausas cuando el pelinegro se tensaba hasta que luego de unos largos minutos por fin estuvo dentro de él.

Hizo que girara el rostro para poder lamerle la boca, alimentarse de su saliva y cuando lo sintió nuevamente relajado, comenzó a embestirlo con tanta delicadeza que era casi un baile de salón lo que sucedía en esa cama.

Marcelo volvió a gemir, la próstata estaba siendo tocada por la pija de Santiago y no quería cerrar los ojos porque creía que iba a morirse del gusto que le estaba dando ese pelirrojo del infierno que había llegado a su vida no solo para quedarse, sino para poner todo de cabeza y terminar cogiéndolo.

-Más! -jadeó casi sin voz y Santiago obedeció.

Lo penetró una, dos, tres, cuatro, cinco veces, sacando apenas la pija y metiéndola con profundidad. Lo penetró seis, siete, ocho, nueve veces, a la décima el esfínter de Marcelo se sujetó a su pija y el pelinegro gritó. Gritó!!! Santiago acabó cuando lo sintió gritar, Santiago llegó al orgasmo cuando sintió que su pelinegro se convertía en orgasmo puro, en semen delicioso.

Quedaron los dos agitados, sin poder moverse.

Santiago intentó levantarse pero el cuerpo le temblaba y cayó nuevamente sobre su espalda.

-Ahora si? -preguntó el pelinegro sonriente y Santy le besó la sonrisa.

-Ahora si, qué?

-Ahora ya soy oficialmente puto?

Santiago largó la carcajada.

-Marcelo, tú y tu palabra favorita.

-No quiero ser distinto a ti, ahora ya soy como vos?

-Siempre fui como tú!

-Sígueme la corriente!!

-Ok.

-Ya soy puto?

Santiago lo besó y recostó el rostro en la espalda bendita.

-Si, bebé, ya eres oficialmente puto... si necesitas una confirmación, dame 10 minutos para recuperarme y puedo bautizarte nuevamente.

 

 

FIN

 

Santiaga ha llegado a su fin. 

Si llegaste hasta este punto te doy mil gracias por leer la historia de mi Santiago vestido de mesera y a su Marcelo descubriéndolo.

Si te gusta la temática yaoi, tengo varios fics que sé que te gustarán, estás invitado a pasarte por ellos.

♥ Ten una buena vida! ♥


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