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Casi Efímero por gravitycb

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Capítulo 11

 

 

—Qué maravilla estar contigo, theós mou —saboreó ChanYeol antes de introducir su lengua en la boca de BaekHyun con una sensualidad que provocó estremecimientos en su menudo cuerpo.

 

Sin aliento y debilitado por la maravillosa sensación que provocaba en su cuerpo, debido a sus hábiles manos y labios, el menor trató de recuperarse.

 

—Deberíamos hablar primero…

 

Convencido de que esa conversación le impediría saciar ese deseo cuya fuerza crecía de forma ingobernable, ChanYeol le empujó sobre los cojines, inmovilizándolo con su cuerpo. Todo él estaba centrado en proporcionarle tanto placer, que una discusión seria quedaría eliminada en ese momento, sometiendo sus rosados y sensuales labios a la pausada exploración de su boca, de sus dientes y lengua.

 

Una oleada de puro erotismo invadió a BaekHyun, como un lanzallamas dirigido hacia una hoja de papel. Acariciaba incesantemente los hombros y la espalda del más alto, mientras el calor en sus entrañas se hacía cada vez más intenso. Frustrado por la molesta camisa, empezó a tirar de la tela. ChanYeol se separó un poco de el menor, desabrochándose los botones, dejando al descubierto parte de su musculoso y definido torso.

 

BaekHyun aspiró hondo. Era precioso, absolutamente precioso; incluso más perfecto de lo que él recordaba. Sin pensarlo, conducido por un deseo que jamás había imaginado que volvería a sentir, se puso de rodillas y deslizó las manos sobre aquel pecho fuerte y recio, descendiendo después sobre sus marcados abdominales. Provocando aquel cuerpo grande y fuerte, el cual se estremecía de placer con las caricias proporcionadas por el de cabellos rojizos, quién se sorprendió de su desinhibición. El banquero se terminó de quitar la camisa arrojándola hacia un lado.

 

—¿Por qué íbamos a querer hablar cuando podemos hacer esto? —rugió el mayor con voz trémula.

 

De nuevo le llevó las manos a su cuerpo para que el más joven siguiera acariciándolo, y lo hizo con la desinhibida sensualidad que era la otra cara de su naturaleza impasible y controlada.

 

—ChanYeol…

 

Sólo de tocar su piel cálida, el más bajo sintió el calor del deseo, pegado a él como una segunda piel. El banquero se movió de tal modo que los dedos de BaekHyun se deslizaron sobre el fino vello que se estrechaba y desaparecía por debajo de la cinturilla del pantalón.

 

—Tócame —le urgió él mientras le agarraba las caderas suavemente redondeadas para apretarlo contra él y que sintiera la dureza de su erección bajo la tela de su pantalón.

 

—No deberíamos… no podemos… —empezó a decir BaekHyun, presa de una turbación imposible de controlar.

 

Pero incluso mientras hablaba su cuerpo menudo y esbelto traicionaba sus palabras con movimientos eróticos. Se deleitó con su calor viril, regocijándose con su fuerza y masculinidad. Cuando él aplastó sus labios ya hinchados y sensibles sobre los suyos, gimió sin poderlo remediar y dejó caer la cabeza hacia atrás, muy consciente de las sensuales palpitaciones entre sus cuerpos.

 

Al notar que se deshacía de su camiseta, abriendo el botón de su pantalón, salió de la febril inconsciencia en la que estaba sumido con un gemido de sorpresa.

 

—Debemos…

 

ChanYeol se quedó completamente anonadado mientras contemplaba con deleite su cuerpo esbelto, precioso en aquellas vestimentas, pero podría apreciarlo mejor sin ellas.

 

BaekHyun quedó asombrado con la clara apreciación que vio en su resplandeciente mirada. Aunque un suave sonrojo tiñó sus mejillas, indicando su timidez, no pudo ahogar la emoción que sintió al ver la admiración en sus ojos.

 

Con una mano le desabrochó el cierre del pantalón, comenzando a deslizarlo por sus piernas, revelando el resto de su cuerpo.

 

—No sé lo que tiene tu cuerpo —le confesó ChanYeol en tono ronco y sensual, mientras lo abrazaba con pasión —, pero me vuelve loco, glikia mou.

 

La erótica caricia de sus labios sobre su sensible pecho derribó cualquier barrera que aún pudiera quedar. Cuando el banquero se puso de pie y lo levanto en brazos, él temblaba intensamente.

 

Cruzó entre la arcada de piedra, más allá del entramado cubierto de rosas y subió las cortas escaleras de caracol con BaekHyun entre sus brazos, quien se sorprendió al ver la sencilla belleza de la habitación de la torreta. La cama con dosel de color negro, forma recta y líneas puras, tenía una apariencia de habitación de cuento moderno, resaltando aún más con las ventanas góticas de cristal emplomado.

 

—Por todos los dioses…

 

BaekHyun sintió como si estuviese en un sueño, del cual no quería despertar.

 

—Sé lo que te gusta —afirmó el banquero en tono ronco, mientras lo recostaba en la cama con tal delicadeza que él tembló con anticipación —. Sé exactamente lo que te gusta.

 

—Sí…

 

En una décima de segundo, su memoria, ajena a toda disciplina, retrocedió veinte meses para recordar algunas de las cosas tan románticas que había hecho ChanYeol por él. Una bañera rodeada de velas y con el agua cubierta de pétalos de rosas Juliet, aquellas flores que él había descubierto recientemente. Pequeños regalos, como delineadores de ojos coloridos, o bien tarjetas y flores. Le había regalado un ejemplar de la primera edición de su libro favorito, y la versión digital de una película que no había visto desde la infancia, que el banquero había buscado para él. Le había parecido como si el mayor poseyera una sorprendente facilidad para saber lo que le hacía feliz. Sus recuerdos empezaron a avanzar hacia la brusca conclusión de su romance, que había sido para él una desagradable sorpresa de la que nunca se había recuperado; pero cerró ese recuerdo y lo guardó de nuevo en el pasado.

 

—BaekHyun…

 

ChanYeol bajó su orgullosa cabeza para besarlo apasionadamente, y los recuerdos del pasado se quedaron reducidos a una terrible sombra.

 

—Te deseo…

 

Cuando él se fijó en la cara del de cabellos negros, vio el rostro de tez clara y facciones definidas, lo inundó por completo un fiero anhelo, una sensación que no dio cabida a ningún pensamiento racional. Todo él estaba inquieto, tenso, el mayor deslizó las manos por su cuerpo, recorriendo su cuello, clavículas, rozando con hábiles caricias los rosados pezones, arqueó la espalda mientras el placer le recorría como un oleaje imparable. En ese momento, el banquero agachó la cabeza, y utilizó su boca para juguetear con los tiernos pezones mientras le retiraba la última prenda de ropa.

 

Cuando él le separó los muslos al menor, sintió que se derretía por dentro, y su deseo resurgió de nuevo con más fuerza. Bajó la mano para acariciar su sexo caliente y semi erecto, el primer estremecimiento de deleite recorrió su cuerpo hambriento de pasión. Y así el de cabellos rojizos se abandonó a las sensaciones; todo su cuerpo se sentía caliente, como si estuviese bajo el sol del verano. Con habilidad él fue recorriendo todo su cuerpo inquieto de deseo, y antes incluso de que el menor pudiese adivinar lo que pretendía, él lo sometió a una intimidad que sorprendió a BaekHyun.

 

Sus caricias demostraban el increíble amante que era el mayor, el placer de sus atenciones fueron una tortura exquisita. Perdió el control como jamás lo había perdido antes, con jadeantes susurros y gemidos temblorosos que partían de sus labios entreabiertos. Mientras comenzaba a prepararle lentamente con un lubricante que no había visto de donde apareció, la intrusión del primer dedo fue molesta, mientras avanzaba la intrusión de más dedos resulto ligeramente dolorosa, pero a la vez placentero, a su vez era distraído por las atenciones que el resto de su cuerpo recibía, en especial su miembro siendo acariciado por la boca de ChanYeol. El febril nudo de deseo que le tensaba las entrañas se fue haciendo cada vez más intenso, hasta que alcanzó una intensidad tan grande que desató en el más joven una oleada de liberación.

 

—¿Te sientes bien…?

 

Jadeando, BaekHyun regresó flotando a la realidad, aturdido por la intensidad de lo que acababa de experimentar.

 

—Mejor… que bien…

 

Una sensual sonrisa de satisfacción embelleció su boca grande y sensual.

 

—Bien. No te he dado oportunidad de ceder a tus inhibiciones…

 

Con un movimiento ágil separo sus delgados muslos, con las manos firmemente apoyadas en sus caderas mientras le separaba más los muslos y se colocaba sobre él. BaekHyun se sentía lánguido, débil, y muy sensible. El más alto se hundió en él con una fuerza profunda y pausada que le arrancó gemidos de placer, despertando de nuevo su deseo. Su letargo desapareció cuando él lo llenó por completo con su miembro caliente y erecto, y la primera sacudida de renovada excitación lo estremeció.

 

—Por favor… —susurró él con tensión, mientras el deseo se concentraba y aumentaba con cada embestida.

 

ChanYeol le agarró las manos, dominándolo con pasión y nueva energía.

 

—Qué gusto estar dentro de ti —le confesó con un jadeante susurro de satisfacción, y cierto desconcierto en la mirada —. Me siento tan bien…

 

El cuerpo de BaekHyun parecía haber cobrado vida propia, y se arqueaba respondiendo a los movimientos, aferrándose y tocando la espalda de ChanYeol, quien acariciaba con sensuales movimientos su cuerpo, y le masturbaba al compas de las embestidas, mientras que el salvaje deseo se elevaba inexorablemente hasta que él alcanzó el clímax de nuevo y se perdió en los intensos espasmos del placer.

 

Después estaba tan relajado, tan alejado de la realidad, que sentía como si flotara en otro mundo. La turbadora dicha de la liberación se había vertido en una intensa oleada de fiera emoción. Lo abrazó y medio adormilado le fue dando besos en el hombro.

 

Una risa ronca de apreciación hizo vibrar su cuerpo musculoso, y ChanYeol acercó nuevamente sus cuerpos, abrazando con ganas el esbelto y menudo cuerpo de su acompañante.

 

—Te he echado de menos; eres tan cariñoso, agapi mou.

 

—Tengo tanto sueño —murmuró él.

 

El banquero lo observaba, mientras le mantenía apoyado sobre su pecho y le retiró el pelo de la cara con movimientos suaves y arrulladores.

 

—Entonces duerme.

 

—Mmm…

 

Momentos después, cuando su cuerpo estaba lánguido por el sueño, despertó ante la erótica insistencia del contrario. Sus cinco sentidos cobraron vida de nuevo en respuesta a sus caricias, y susurró su nombre en señal de instantánea aceptación.

 

Había sido la experiencia más intensa y dulce de su vida. Una lenta y profunda unión de placer sin fin que culminó en otro alucinante torbellino de erótico gozo. Una dicha profunda y satisfactoria lo empapó por completo. En ese momento, con la guardia muy baja, las palabras de amor se formaron de pronto en sus labios; y tal vez las habría pronunciado de no haber sido porque un sexto sentido lo apartó de ese peligroso límite y lo silenció. Fue el recordatorio más cruel de la realidad que podría haber sufrido.

 

—Has estado sublime, agapi mou… —le dijo ChanYeol con pereza.

 

Con los ojos abiertos, tenía su mirada perdida de asombro y miedo, una fatídica sensación de déjà vu comenzó a atormentarlo. Se había acostado con él otra vez, se había quedado dormido entre sus brazos como un bobo confiado, y había estado a punto de decirle por segunda vez que lo amaba. Allí, en el fondo de su ser, además de toda la rabia y desconfianza que le obligaba a estar a la defensiva, estaba el amor que pensaba que había superado. El pánico y confusión, además de los sentimientos que había ocultado incluso a sí mismo dieron paso rápidamente a la rabia y la vergüenza. Aquél era el hombre que le había abandonado sin remordimientos. ¿Le habría echado de verdad de menos? Sí… Tanto, que jamás había vuelto a llamarle. ¿Qué había pasado con ese nuevo comienzo y amistad que él había sugerido? ¿Acaso habría intentado proporcionarle una falsa sensación de seguridad? Aquellas incertidumbres parecieron tomar fuerza al tiempo que iba atacando cabos.

 

BaekHyun paseó la mirada por la habitación con curiosidad. El decorado era precioso, parecía seleccionado según sus preferencias personales, analizaba con creciente suspicacia. No era simplemente el hecho de que la habitación tenía tonos cálidos, los cuales eran sus favoritos, sino que también adoraba los cuadros que adornaban aquellas paredes. El más joven reconoció que jamás había visto de tan cerca aquellas imágenes de aquel artista que le gustaba. ¿Qué era lo que hacía falta para provocar sus sospechas y que se pusiera en guardia? ¿Una alarma contra incendios? ¿El ataque frontal de un tanque militar?

 

La escena del picnic había sido igualmente preparada para que el momento tuviera un atractivo especial, reflexionó con cierta angustia. Estudió la estructura de la cama, aquel toque elegante, tocó el respaldo de madera color blanco y estuvo a punto de atragantarse con la convicción de que seguramente todo en aquella habitación era nuevo, y de que en realidad había sido pescado con un cebo muy interesante a manos de un experto. Peor aún, ¿cuántas horas habían pasado desde que había visto o pensado en sus hijos? Ese pensamiento le provocó un tremendo sentimiento de culpabilidad.

 

—Estás muy silencioso —dijo de pronto ChanYeol —. Detesto poner fin a nuestro momento idílico, pero no he comido nada desde que desayuné, y casi es la hora de la cena.

 

El de cabellos rojizos se apartó de él con un brusco movimiento para ponerse de pie.

 

—Me has hecho hacer el ridículo…

 

ChanYeol, levemente aturdido mientras admiraba sus sublimes facciones, delicadas como las de un ángel, incluso con el cabello revuelto y el rostro sin ningún tipo de maquillaje; al verse interpelado, se puso tenso, apoyando un codo sobre la cama.

 

—Creo que no te entiendo.

 

BaekHyun saltó de la cama como si hubiese sentido un intenso dolor en su cuerpo. El sol se escondía por el oeste, pero todavía entraba bastante luz por los ventanales, demasiada como para que no sintiese vergüenza. La desnudez nunca le había resultado tan incómoda o humillante como en ese momento. Al ver parte de su ropa en la alfombra a los pies de la cama, comenzó a recogerlas con manos temblorosas, poniéndoselas rápidamente.

 

ChanYeol retiró la sábana y se incorporó.

 

—¿Qué ocurre?

 

—No me puedo creer que me hagas ésa pregunta —soltó BaekHyun con furia —. Te lo puse tan fácil también, ¿verdad? Dame un poco de sol, un momento agradable y un entorno bello como éste, y caeré en las mieles de tu seducción…

 

—¿Qué seducción? —ChanYeol se puso su ropa interior y después fue a hacer lo mismo con los pantalones —. Jamás he tenido que seducir a una pareja en mi vida.

 

—No creas ni por un momento que voy a olvidarme de lo que me estás haciendo —le espetó BaekHyun mientras tiraba de la sábana para ponerla sobre sus hombros, cubriendo su cuerpo con una serie de movimientos precipitados.

 

Su chaqueta, camiseta e incluso sus pantalones aún estaban fuera, en la hierba. La vergüenza que sentía le pareció un castigo justo a su comportamiento liberal.

 

Con lágrimas de dolor y de rabia en los ojos, BaekHyun bajó corriendo la escalera de caracol. El increíble encanto de la manta arrugada, de los cojines desperdigados sobre el lugar y de las copas de vino olvidadas en el césped rodeado de árboles le impresionó de nuevo. Se puso a buscar su camiseta, pero no la encontró.

 

—¿Es que te has vuelto loco? —le preguntó ChanYeol mientras ponía su camisa, a la vez que descendía a la terraza —. ¿Estábamos haciendo el amor, y al momento empiezas a gritarme?

 

—¿Qué pasó con la amistad? —le recriminó el más joven.

 

 

 

Notas finales:

¡Un nuevo capítulo!

Hemos decidido que haremos una actualización por semana, por el momento seguirá siendo los sábados.

 

Gracias por leer y comentar.


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