Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Casi Efímero por gravitycb

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 12

 

 

El banquero se quedó quieto, con la camisa a medio abotonar. La luz del atardecer  reflejaba en su rostro destacando sus preciosos rasgos. Sus bellos ojos entrecerrados le miraban con vehemencia.

 

—La opción estaba ahí… Pero tú la ignoraste.

 

Temblando de incredulidad, BaekHyun lo miró directamente a los ojos.

 

ChanYeol le tendió una de sus grandes manos.

 

—Vuelve a la cama, kardia mou. Pediré que nos traigan algo de comer.

 

Él hizo caso omiso a su petición, levantó su chaqueta para poder abrigarse, optó por cerrarla, cubriéndose de forma inmediata su torso, recogió los pantalones del suelo, dejando caer la sábana, poniéndose su ropa a toda velocidad, sin poder encontrar su camiseta.

 

—¡Debes de estar bromeando! Vine a Italia porque confié en ti, porque quería ser justo contigo y con los niños.

 

ChanYeol levantó los brazos extendiéndolos en un típico gesto griego y los dejó caer con fuerza.

 

—Lo has sido… y eso te honra. Hoy hemos avanzado, dejando atrás el pasado… Es un paso importante.

 

—El único lugar al que he avanzado ha sido a tu cama, y más que un paso adelante me parece un retroceso.

 

—Pero te lo has pasado bien en mi cama —respondió él sin vacilar —. No te he oído quejarte.

 

—No se trata de eso…

 

ChanYeol le dedicó una sonrisa encantadora que consiguió que se le encogiese el estómago con una mezcla de tensión y resentimiento.

 

—Tal vez tu explicación sea demasiado irracional para que yo esté de acuerdo. Me deseabas, BaekHyun.

 

Con lágrimas de rabia en los ojos, el de ojos castaños se agachó para levantar y sacudir la manta con el fin de localizar sus zapatos.

 

—Y te ha parecido bien volver a tenderme una trampa, ¿no? Como sabes que todavía me atraes, te pareció bien traerme hasta aquí con engaños, prometiéndome una falsa amistad.

 

ChanYeol observó cómo introducía sus delicados pies en los zapatos, y se dijo cuánto le gustaba esa parte de su cuerpo también.

 

—Te aseguro que esta ridícula escena no me resulta en absoluto divertida —gruñó con impaciencia —. Todavía no entiendo qué es lo que te pasa.

 

—¿De verdad? —BaekHyun le echó una mirada llena de amargura —. ¿No te parece mal lo que has hecho?

 

Con expresión implacable, ChanYeol se encogió de hombros; era un veterano endurecido por la batalla cuando se trataba de esquivar preguntas directas.

 

—¿Qué es lo que he hecho?

 

—Debería haber sospechado que planeabas algo nada más ver este precioso escenario. Era demasiado maravilloso para ser cierto.

 

ChanYeol se sentía cada vez más frustrado. Se consideraba un hombre muy práctico. Al menor le gustaban los cuentos modernos, las camas con dosel, y aquel artista gráfico; él se había asegurado de que estuviese rodeado de todas esas cosas y de que se sintiera verdaderamente encantado. En cuanto a si mismo, todo había ido de maravilla; BaekHyun había sido feliz, por lo tanto él también. ¿Qué problema tenía el de cabellos rojizos? Era la única persona que le había gritado en su vida.

 

—¿Desde cuándo es una ofensa darte lo que quieres para que lo disfrutes?

 

—Todo ha sido un engaño… Un asqueroso y cruel montaje.

 

Theós mou… ¡Quiero casarme contigo! —exclamó ChanYeol con incredulidad —. ¿De qué manera ha sido para ti un engaño?

 

BaekHyun estaba tan disgustado, que sintió un alivio enorme al ver la camiseta que no encontraba, pues le daba la excusa de poder agacharse para recogerla. Le dolía tanto todo aquello que quería gritar; porque sabía que había deseado que fuese real, que le añoraba tanto que aún tenía el sabor de ese deseo en la boca.

 

—Te pedí que te casaras conmigo y me dijiste que no. Cuando quiero algo, no ceso hasta conseguirlo —ChanYeol le miró con desafío —. Yo soy así. Así hago las cosas, no engaño a nadie.

 

Encolerizado por su negativa a reconocer su error; BaekHyun se enderezó.

 

—¿Ah, no? ¡Fuiste romántico conmigo y no significó nada! Me animaste a encariñarme contigo y después me abandonaste —condenó, lleno de dolor y vergüenza; evitando el romper a llorar, echó a andar por el camino del bosque —. Bueno, no pienso dejarme engañar de nuevo con la misma artimaña. No me puedes manipular como si fuese parte de un trato de negocios.

 

—¿Qué entiendes tú por romántico?

 

—Los pétalos de aquellas rosas en la bañera… las tarjetas y flores… mi película favorita… el libro… —recitó angustiado, más encolerizado aún por su incomprensión.

 

ChanYeol parecía molesto.

 

—No entiendo por qué hay que darle tanta importancia a unos pequeños regalos y algunos detalles que tuve contigo —dijo de manera concisa —. No tuve intención ni de animarte, ni de engañarte. Jamás había tenido una relación de ese tipo en mi vida…

 

—Sí… lo sé. ¿Por eso te referiste a mí como «simplemente un empleado doméstico» cuando se presentó tu amigo a hacerte una visita? —BaekHyun soltó una amarga risa mientras cruzaba el arco de piedra.

 

ChanYeol se encogió por dentro. No sabía que él hubiese escuchado ese comentario.

 

—Ese amigo era un chismoso. Intentaba proteger nuestra intimidad.

 

BaekHyun hizo un gesto consternado, a punto de echarse a llorar.

 

—No, estabas diciendo la verdad. Siempre fui eso para ti, lo único que querías que fuera… el empleado que te calentara la cama.

 

—¡Tal y como lo dices, haces que parezca algo sórdido y vulgar! ¡Pero no fue así! —estalló ChanYeol —. El primer día que te permití que me gritaras dejaste de ser un empleado, para pasar a ser mi igual.

 

Sorprendido por la explosión en su actitud, BaekHyun le lanzó una mirada que reflejaba su sorpresa y comenzó a caminar más deprisa, con su camiseta en la mano.

 

—Bueno, lo de hoy ha sido miserable… ¿Qué hiciste? ¿Contrataste a un decorador para que preparase el escenario de mi seducción?

 

Theós mou… —pronunció ChanYeol con incredulidad —. No volveré a tratar de complacerte mientras viva… ¡Eres una persona imposible de complacer!

 

—No confío en ti... ¿Te sorprende?

 

BaekHyun se dio la vuelta para dirigirse de nuevo a él.

 

—¿Dónde estaban tus guardias de seguridad esta tarde? —le preguntó —. Su ausencia es prueba de que querías llevarme a la cama.

 

ChanYeol extendió sus manos con gesto elegante.

 

—Sin comentario…

 

Su evidente falta de vergüenza enfureció tanto a BaekHyun que tuvo deseos de gritar.

 

—¡Ojalá te pudras en el infierno por esto, ChanYeol Park!

 

—No es un crimen que quiera casarme contigo…

 

—Mira, cuando esté tan desesperado por tener un marido, que deba de aceptar a uno que se siente culpable por haberme dejado embarazado, te avisaré.

 

Estando en la terraza, ChanYeol le agarró de la mano y tiró de él con suavidad, obligándolo así a que se diese vuelta para mirarlo.

 

—Tal vez agradezca la existencia de esos dos niños más de lo que tú crees —susurró en tono cortante —, SooYoung se sometió a todos los tratamientos de fertilidad existentes y aún así nunca pudo concebir.

 

Sorprendido por esa revelación, BaekHyun lo miró sin pestañear con los ojos abiertos de la impresión. Sintiendo más dolor. Su primer pensamiento fue que su fertilidad debió de parecerle un golpe irónico, ya que su fallecida esposa había tenido que soportar la continua decepción con su deseo de concebir un hijo.

 

—Y tal vez también sea consciente de cuánto les debo a mis abuelos por aceptarme en su hogar y educarme como a un hijo —añadió ChanYeol.

 

—Si alguna vez me caso, querría tener una relación más personal con mi esposo y mis hijos —le dijo el más joven en tono seco.

 

Cuando BaekHyun se dio la vuelta y entró corriendo en la propiedad, ChanYeol sintió como si un detonador se disparara en su interior, y cruzó las puertas interiores que accedían al vestíbulo de mármol como si hubiese entrado un tornado.

 

—¿Qué podría ser más personal que lo que tenemos ahora? —rugió tras de él.

 

Sorprendido por su furia y abrasado por el calor de su fiera mirada, BaekHyun se quedó inmóvil.

 

—Sólo es algo físico —murmuró en tono despectivo.

 

—¿Y qué tiene eso de malo? —dijo ChanYeol en tono agresivo —. ¡Si estuviese en el otro extremo del mundo, tomaría un avión exclusivamente para pasar una hora contigo en la cama! Es la mejor relación sexual que he experimentado en mi vida. Me hace feliz; más que feliz. ¿Por qué no puedes sentirte tú igual?

 

La vergüenza tiñó sus mejillas. No podía dar crédito a lo que él acababa de decirle.

 

—ChanYeol…

 

En algún lugar a sus espaldas se oyó una tos, como la que emite una persona cuando quiere advertir a alguien de su presencia. Observó como el banquero se quedó paralizado.

 

—ChanYeol… —repitió el de cabellos rojizos.

 

Despacio, con aprensión, muerto de vergüenza al descubrir que alguien había escuchado los últimos minutos de su conversación, BaekHyun se dio la vuelta. Un hombre mayor de pelo blanco que sostenía tranquilamente en sus brazos a su hijo SeHun, les sonreía con felicidad desde el otro extremo del largo vestíbulo.

 

—Nicos Park —dijo el hombre en el tono más alegre y amigable del mundo —. Y tú debes de ser…

 

—BaekHyun —dijo ChanYeol con firmeza, mientras le daba la mano y le quitaba disimuladamente la camiseta para guardarla en algún lugar indeterminado, puesto que cuando volvió a mirarlo tenía las manos vacías —. Deja que te presente a mi abuelo.

 

El banquero con uno de sus brazos, le rodeó la cadera al más bajo, y Nicos le apremió para que lo precediera al salón.

 

—BaekHyun… esta es mi esposa, Dianthe.

 

Una mujer mayor de rostro amable, que poseía un brillante cabello canoso y con LuHan en su regazo lo saludó en inglés con un fuerte acento griego.

 

El banquero despidió a la niñera que esperaba órdenes, mientras BaekHyun se decía que al menos no estaba sucumbiendo a un ataque de histeria. Tenía la cara tan sonrojada que podría haberse frito un huevo en sus mejillas. ¿Cuánto tiempo llevaban los abuelos de ChanYeol esperando a que ellos aparecieran? ¿Acaso sospechaban lo que habían hecho en su ausencia? Era imposible que no hubiesen notado que tenía el cabello revuelto, o que su nieto, tenía una aspecto que distaba mucho de su elegancia habitual, no llevaba su chaqueta corte americana, ni calcetines. Era evidente que Nicos y Dianthe  habían notado que su nieto y el abbi de sus bisnietos acababan de tener una terrible discusión. Pero ninguno de los encantadores abuelos de ChanYeol dio muestras de desaprobación alguna.

 

Nicos sonrió cuando SeHun extendió los brazos para reunirse con BaekHyun, y se lo pasó a su abbi.

 

—Por supuesto, quieres irte con tu abbi. Dianthe y yo nos alegramos mucho cuando nos enteramos de la existencia de estos niños. Espero comprendas que no podíamos esperar ni un día más para venir a conocerlos. El tiempo es muy valioso a nuestra edad.

 

ChanYeol inmediatamente se dio cuenta de lo equivocado que estaba al asumir que sus abuelos quedarían muy disgustados por el escándalo provocado por la existencia de sus dos hijos ilegítimos. Los mayores parecían felices y dichosos con la situación, pensaba mientras se inclinaba un poco para besar la suave mejilla de su abuela.

 

—Tu abuelo quería avisarte de nuestra visita, pero ya sabes lo mucho que me gustan las sorpresas —le informó Dianthe en tono cantarín.

 

—Es una sorpresa maravillosa —respondió ChanYeol sin vacilar.

 

Explicándole que la artritis le tenía un poco aquejada, Dianthe invitó a BaekHyun a que se sentara junto a ella.

 

—Son dos niños preciosos; fuertes, saludables y llenos de vida. Debes estar muy orgulloso de ellos —comentó Dianthe mientras acariciaba a LuHan, que se recostaba sobre el pecho de su bisabuela, feliz con aquel momento de atención.

 

Igualmente emocionado, Nicos acarició la ondulada mata de cabello de SeHun antes de que BaekHyun dejase a su hijo en la alfombra para que pudiese gatear un rato.

 

—Quiero que sepas que pase lo que pase entre ChanYeol y tú, siempre los consideraremos a ti y a los niños como parte de la familia y serán muy bienvenidos a nuestra casa —dijo Nicos.

 

Aquella generosa declaración conmovió profundamente a BaekHyun. Vio que SeHun iba directamente hacia su padre.

 

—Se quedarán unos días, por supuesto… —le decía ChanYeol en voz baja a sus abuelos —. Desgraciadamente, mañana tengo una reunión a primera hora en Bruselas, y deberé salir a última hora de la tarde. Pero a BaekHyun le encantará que le hagan compañía.

 

El de cabellos rojizos se sintió culpable. ¿Estaría inventándose una excusa por la discusión que habían tenido? Vio que tomaba a SeHun en brazos con una alegría y una confianza que sorprendió a la pareja mayor. Los mellizos ya empezaban a querer a su padre. ¿Habría tomado él la decisión correcta?

 

Media hora después, ChanYeol insistió en ayudar a BaekHyun a llevar a los mellizos a su habitación. Cuando los acostaron directamente, pues los niños ya habían cenado y sido bañados por la niñera, avanzaron juntos por el pasillo hasta el dormitorio que le había sido asignado al de cabellos rojizos durante su estancia en el lugar.

 

—Tengo una pregunta que quería hacerte… Es de cuando estabas gestando a los mellizos…

 

BaekHyun lo miró con sorpresa.

 

—¿Cuándo hiciste exactamente esas llamadas al número de teléfono que te di?

 

El de cabellos rojizos presionó los labios con gesto pensativo.

 

—Fue en verano… a finales de junio, principios de julio…

 

ChanYeol le miró con interés.

 

—¿Y la carta que dijiste? ¿Cuándo la enviaste?

 

—Más o menos en la misma época.

 

—Pero entonces eso debió de ser unos seis o siete meses después de nuestra ruptura. Para entonces, hacía tiempo que sabrías que estabas embarazado... ¿Por qué esperaste tanto tiempo antes de intentar contactar conmigo? —preguntó con incredulidad.

 

—Esperé a ver si me llamabas tú primero.

 

Él frunció el ceño.

 

—No lo entiendo.

 

BaekHyun alzó la barbilla, rechazando la intensa sensación de recriminación que aún sentía en su interior.

 

—Quería saber si saldría de ti ponerte en contacto conmigo... Pero no lo hiciste, lo cual me dejó muy claro lo que necesitaba saber.

 

—¡Te habría llamado de haber sabido que estabas embarazado! —le respondió ChanYeol con incredulidad y frustración —. Cuando quisiste llamarme, tu nombre ya había sido borrado de la lista… Y por eso no pudiste hablar conmigo.

 

—Algunos de nosotros no funcionamos de ese modo cuando se trata de nuestra vida amorosa —murmuró el más joven con amargura.

 

ChanYeol aspiró hondo para contenerse. Con sorpresa, se dio cuenta de que estaba a punto de perder los estribos de nuevo con BaekHyun. Pero aspiró y trató de serenarse. No perdería la compostura con sus abuelos bajo el mismo techo. Desgraciadamente, Nicos pensaba que todas las mujeres y hombres fértiles eran como su esposa, flores frágiles de eternas sonrisas, naturalezas adorables y dócil carácter.

 

El único lugar donde BaekHyun cedía era en la cama, pensaba ChanYeol con pesar, pensando que era una auténtica pena haberle permitido salir de la torre. Jamás antepondría la comida al sexo. Ya era hora de idear algo creativo y poner en práctica un nuevo acercamiento. Pero de momento sentía que lo mejor era retroceder un poco.

 

—Quédate aquí al menos hasta que vuelva —le aconsejó el banquero a BaekHyun en tono sereno, ignorando con elegancia su último comentario —. Así tendré más tiempo para buscarte un apartamento adecuado para ti y los niños en Londres.

 

El más joven se quedó desconcertado con el cambio de tema, además de la serenidad que mostraba el banquero con la perspectiva de que él y los niños tuviesen su propia casa.

 

—ChanYeol… —lo miró con incertidumbre —. Entiendo que sigas enfadado conmigo, pero de verdad creo que hemos tomado el camino equivocado y…

 

—Hace un par de horas estabas en mi cama… por favor, no me pidas que seamos amigos —insistió el más alto en tono cortante y burlón —. Es demasiado tarde para eso.

 

—Tal vez jamás fue una posibilidad —concedió BaekHyun.

 

—No esperes que me quede tan tranquilo si te acuestas con otro hombre —ChanYeol quiso establecer los límites antes de marcharse.

 

Consternado de que el mayor pensara que él podría lanzarse a los brazos de otro hombre, BaekHyun le tomó la mano con un gesto íntimo que fue totalmente involuntario.

 

—No soy así. ¿Acaso no lo sabes todavía? No planeo…

 

—Estás arriesgándote demasiado —con un brillo dorado de advertencia en sus ojos, ChanYeol lo empujó suavemente contra la pared y apoyó las manos a ambos lados de su cabeza —. No toques, si no quieres que te toque, agapi mou…

 

El fuego de su mirada despertó un cosquilleo vergonzoso que le recorrió de arriba abajo. Estaban tan cerca sus cuerpos, que se estremeció, y sintió vergüenza al darse cuenta de que no era aprensión lo que le dominaba. Una sensación de anticipación inconsolable le aceleraba el pulso.

 

—Necesitas trabajar tu nivel de resistencia, porque yo no me he dado por vencido —dijo ChanYeol en voz baja, como un tigre ronroneando —. Cuando quiero algo, voy a por todas. A la siguiente oportunidad, es muy posible que juegue sucio, kardia mou.

 

Con una sonrisa mordaz, dejó caer las manos, se puso derecho y se retiró con exagerada cortesía para dejarle vía libre.

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).