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Casi Efímero por gravitycb

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Capítulo 7

 

 

—Como excusa, no me vale —le dijo ChanYeol en tono seco.

  

—Y eludir la pregunta no te hará ganar ningún punto conmigo tampoco —se defendió BaekHyun, enderezó su cuerpo para enfrentarse a él en igualdad de condiciones —. Sabes muy bien que no me dijiste que estabas casado, y eso es inexcusable…

 

—No estoy casado —lo interrumpió ChanYeol.

 

—¿Estás divorciado…? —BaekHyun vaciló involuntariamente mientras llegaba a esa conclusión; parte de su rabia se disipó, comenzando a sentir curiosidad, de modo que le costó trabajo disparar la frase siguiente —. ¡Pero debías de estar aún casado cuando viajaste a Irlanda!

 

—No.

 

BaekHyun esperó que él añadiese alguna clase de explicación, pero esa palabra parecía lo único que iba a salir de sus labios.

  

—No creo que pueda creerte…

  

ChanYeol se encogió de hombros.

  

—Tengo el derecho a saber…

 

—No tienes derecho a saber nada de mi matrimonio —respondió el banquero, que lo miraba con desdén.

 

BaekHyun se puso muy pálido.

 

—No tienes ninguna razón plausible para dudar de mi palabra tampoco —añadió él.

  

—¡Pues claro que la tengo! —consiguiendo que su voz saliese con fuerza.

 

ChanYeol levantó una de sus manos grandes y delgadas para silenciarlo. 

  

—No tengo tiempo para esto. Si no hubieses tenido esos niños, ahora no estarías en esta casa.

  

—¿Acaso imaginas qué pensaría lo contrario? —BaekHyun estaba rígido de tensión —. No puedo decir que en el banco me dieras una bienvenida muy calurosa.

 

—Ya sabes lo que quiero decirte. Anoche escuchaste mi advertencia y me juraste que no habías hablado con la prensa. Me cuesta creer que tuvieses tanta desfachatez, pero me mentiste…

 

—¡No es cierto!

 

—Silencio —dijo ChanYeol con gélido énfasis —. Anoche no confié del todo en ti, pero quería concederte el beneficio de la duda. No volveré a cometer el mismo error. ¿Cómo has podido ser tan estúpido como para traicionarme cuando en realidad dependes de mí?

 

Aturdido por el ataque, y con el orgullo pisoteado hasta un punto insospechado, BaekHyun aspiró hondo.

 

—¡Ni dependo de ti, ni lo haré jamás! Soy mucho más independiente que todo esto…

 

—¿Venderle historias a un periodicucho te parece ser independiente? —se burló el mayor.

 

BaekHyun sintió su rostro enrojecer y apretó los puños de rabia.

 

—No se te ocurra echarme nada encima —le advirtió ChanYeol en voz baja.

 

La vergüenza y la rabia lo consumían, puesto que esa provocación le parecía un golpe muy bajo.

 

—No pensaba hacer nada de eso.

 

—¿Ah, no? —arqueó una ceja —. Me da la impresión de que cuando tienes las de perder en una discusión empiezas a lanzar cualquier cosa.

 

—No estás discutiendo conmigo, sino burlándote de mí; y soy capaz de estar por encima de todo ello y…

 

—Vas a necesitar una escalera muy larga para elevarte por encima de la ordinariez de tu estatus actual —añadió en tono frío y ofensivo.

 

BaekHyun alzó una mano con gesto de furia.

 

—Por supuesto, no se te ha ocurrido que tal vez no haya sido yo quien haya vendido esa historia al News.

 

ChanYeol soltó una risa sardónica.

 

—Oye… ¿Eso que se ve por la ventana es un dragón?

 

—En este momento me estás recordando todas las cosas que odiaba de ti —lo atacó BaekHyun.

 

ChanYeol le echó una mirada de ardiente desprecio, y la rabia surgió en el de cabellos rojizos con facilidad explosiva. Su profunda arrogancia, la convicción de que era de una naturaleza superior, y esa insolencia que literalmente parecía exudar le provocaba una rabia tan intensa que lo aturdía. Pero luchó para controlar su contrariedad porque sabía lo mucho que él valoraba su intimidad; una intimidad que había sido violada por el News. Y lo que era más, aunque él no se hubiese beneficiado de ello, se sentía responsable por lo que había hecho su amigo.

 

—Anoche te dije la verdad cuando negué haber hablado con ningún periodista. Entiendo que estés enfadado…

  

—¿Por qué iba a estar enfadado? —pronunció ChanYeol en tono dulzón.

  

—Y siento lo que ha pasado…

  

—Decir que lo sientes, es gastar saliva. Pasará mucho tiempo antes de que me olvide de este episodio.

 

—No fui yo quien vendió esa historia… Fue mi amigo, ZiTao —confesó el de cabellos rojizos con pesar.

  

—En el césped veo tres dragones —murmuró ChanYeol con suspicacia —. ¿Por qué me estás contando todas esas tonterías?

 

BaekHyun apretó los dientes.

 

—Lo diré sólo una vez más. No fui yo.

  

—Me tomaste unas fotos en Irlanda sin que yo me diese cuenta —lo condenó ChanYeol —. El que hoy fuesen publicadas en el News confirma tu culpabilidad.

 

—Fue con la cámara de un teléfono… una tontería por mi parte…

 

Sintió angustia al recordar en lo desesperado que había estado en su día, por tener una foto de él.

  

—Son fotos robadas…

  

—¡Oh, cállate! —el dolor y la rabia se mezclaron en su interior, acumulándose como el vapor de una olla a presión que empezaba a soltar vapor sin aviso alguno —. Es cierto, estaba enamorado de ti, obsesionado, y te perseguía a escondidas como un niño, para poder sacarte un par de fotos ridículas con mi teléfono… ¡Olvídalo ya!

 

Él se sonrojó suavemente.

  

—Y esas fotos aparecieron en ese asqueroso artículo…

  

—¿No crees que eres afortunado de que no tomara ninguna más reveladora? Tu problema es que en realidad no sabes lo que es un verdadero problema, así que pones el grito en el cielo por tonterías…

 

—¿Tonterías? —ChanYeol le echó una mirada de pura incredulidad —. Según ese despreciable periódico, rocío a mis amantes con vino blanco y después me las tiro en bañeras de espuma… Eso cuando no las estoy obligando a utilizar diversos disfraces para excitarme.

  

—Estás de broma…

  

BaekHyun lo miró horrorizado porque, aparte del titular relacionado con su estado civil, no había leído el artículo del News.

  

—¿De qué te quejas? —le preguntó con rabia —. Todos los hombres pensarán que eres un «gran macho», pero yo quedo de chico fácil.

  

Aunque estaba totalmente desconcertado con su actitud, ChanYeol no cedió ni un milímetro.

  

—¿Y quién tiene la culpa de eso? Tú mentiste para vender esa bazofia.

  

BaekHyun sintió que algo se rompía dentro de él. Su angustia y desesperación provocadas por su negativa a creerle, alcanzaron un nivel tan alto de emoción, se dio cuenta de que no podía hablar. Así que en lugar de eso, sólo pudo levantar manos con gesto angustiado.

   

—BaekHyun…

  

Se dijo que debía ignorarlo, y por ello se dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta.

  

—¿Qué haces?

  

—Me largo.

  

—¿A dónde crees que vas? —le preguntó ChanYeol con creciente incredulidad.

  

BaekHyun abrió la puerta.

  

—¡Al sitio de donde he venido!

  

Con un movimiento que lo tomó por sorpresa, el mayor le alcanzó con facilidad y cerró la puerta de nuevo.

  

—¿A qué crees que estás jugando? —BaekHyun se volvió hacia él con rabia —. ¡Yo aquí no me quedo!

  

—En este momento, no tienes una opción mejor.

  

El desafío iluminaba sus ojos cafés rojizo.

  

—No me puedes obligar a quedarme… ¿Y quieres saber algo? ¡Ojalá hubiese vendido yo esa historia! Es lo que merecías. Pero me educaron demasiado bien como para hacer algo así. No tuve el valor de hacerlo.

  

—Si eso fuese cierto, entonces te debería una disculpa. ¿Pero de dónde sacó tu amigo las fotos?

  

—ZiTao todavía tiene muchas cosas mías en su apartamento. Entre esas cosas estaban las fotografías.

  

—Pero había ciertas cosas que sólo tú sabías…

   

—Era mi amigo… Así que hablé con él… le conté cosas —respondió BaekHyun a la defensiva.

  

Él arqueó la ceja.

 

—Caramba… ¿Qué hay de la discreción?

 

—¡No soy tan inhibido como tú!

  

—¿A quién llamas tú inhibido? —ChanYeol se plantó tan cerca de él, que no habría podido ni darse la vuelta para abrir la puerta —. ¡Tú sólo haces el amor a oscuras, con las luces apagadas, las cortinas cerradas y tapado hasta la cabeza!

  

Rojo de vergüenza, BaekHyun retrocedió y se topó con la puerta.

  

—¡Apártate de mi camino, ChanYeol!

  

—No. En este momento estoy pensando en los dos.

  

—Dime que no has querido decir eso que has dicho…—la rabia se reflejaba en tu rostro sofocado.

  

ChanYeol apoyó sus manos delgadas y grandes a ambos lados de su cabeza, de modo que él no pudiese escapar.

 

—Lo recuerdo todo como si hubiese sido ayer —susurró en voz baja y ronca —. Te enfadas tanto, que no piensas en lo que haces…

  

—Y tú eres la voz de la sensatez, la voz llena de desprecio que todo lo sabe, ¿verdad? —susurró BaekHyun con furia mientras se ponía de puntillas para poder lanzarle en mejor posición esas palabras de desdén.

  

Su mirada ardiente estaba llena de apreciación masculina. Al menor se le encogió el estómago, y un calor empezó a extenderse por su vientre.

  

—Sé lo que quieres ahora…

  

A BaekHyun se le seco la garganta, mientras el corazón le latía alocadamente en el pecho.

  

—Es lo que crees tú. Siempre crees que vas un paso por delante de los demás.

  

—Si no fuese un paso por delante de los demás, tú estarías al otro lado de la puerta en este momento.

  

ChanYeol le acarició los hombros. Él se estremeció, con sus ojos cafés rojizos fijos en los suyos con una anticipación que no podía ocultar. Tan sólo con BaekHyun había experimentado él esa clase de comunicación no verbal; y era la única persona que le hacía sentir unos impulsos tan intensos.

  

—Por favor… No… —susurró BaekHyun con voz temblorosa, aspirando rápidamente mientras con desesperada urgencia trataba de dominar sus sentimientos.

  

Sabía que debía empujarlo, pero no se fiaba de sí mismo si tenía que tocarlo. Incluso mientras él sujetaba su cuerpo delgado, seguía siendo extraordinariamente consciente de los movimientos de sus cuerpos y del anhelo casi insoportable que crecía en sus entrañas.

  

—¿No qué? —murmuró ChanYeol en tono suave como el de un tigre ronroneando, con los cinco sentidos puestos en él —. Si quieres que me aparte, me lo debes decir.

  

Sus ojos, de aquel tono oscuro, poseían un brillo tan ardiente como una piedra ónix. Sabía que el menor no iba a decirle que se apartara. La rabia surgió en el de cabellos castaños como la erupción de un volcán, le picaban las palmas de las manos de las ganas que tenía de abofetearlo por su audacia. Pero cuando se fijó en sus facciones delgadas y varoniles, en aquel rostro apuesto, una respuesta primitiva echó a perder cualquier pensamiento lógico.

  

ChanYeol sonrió, y el corazón empezó a latirle más deprisa. Sus dedos largos y ágiles le agarraron del mentón, y de un modo casi imperceptible sus cuerpos se acercaron cada vez más. El de cabellos negros le rozó la comisura de los labios con su sensual boca. Entonces inclinó la cabeza, dejando caer sus manos a las caderas de su acompañante y lo elevó con una osadía que desplegó un río de ardiente deseo por todo su cuerpo.

  

Theós mou… Te deseo.

  

—No podemos… no debemos… —susurró BaekHyun mientras él lo tumbaba con delicadeza sobre un sofá y se inclinaba encima de su cuerpo.

  

Pero un apetito intenso como una luz cegadora nació en sus entrañas, y sin poderse contener, BaekHyun extendió sus largos dedos entre los sedosos cabellos negros. Tiró de él hacia su cuerpo, dominado por una avidez incontrolable que no prestaba atención alguna a advertencias más sensatas de su debilitado razonamiento.

  

Él saboreó su generosa boca de labios definidos y rosados, con provocativa sensualidad inherente a su persona.

  

—Detesto los pantalones vaqueros, agapi mou —le recordó ChanYeol en tono ronco, mientras paseaba una mano sobre su muslo que estaba cubierto de la dura tela de aquella prenda.

  

Su segundo beso fue lento y profundo, estremeciendo violentamente al de cabellos rojizos, respirando entre jadeos y gemidos. El banquero se retiró del cuerpo contrario con la gracia y la seguridad de un cazador que disfrutaba de la caza y le sacó el hoodie que estaba utilizando, dejando su delgado cuerpo al descubierto.

 

—ChanYeol —susurró el menor con un hilo de voz, al borde de una emoción tan intensa que le daba miedo.

  

—Tu piel es tan suave, tan delicada…—musitó mientras acariciaba sus brazos

  

Con esos ardientes ojos negros fijos en él, ChanYeol terminó de quitarle la camiseta que ocultaba su cuerpo de él. Cuando por fin terminó de descubrir su torso, comenzó acariciando su cuello, clavículas y abdomen, un gemido de apreciación masculina brotó de su garganta.

  

Al otro lado de la habitación, sonó el teléfono móvil.

  

—Ignóralo —le dijo él en tono ronco.

  

Pero el teléfono no dejaba de sonar, y cuando por fin se quedó en silencio, se oyeron unos suaves golpes en la puerta. ChanYeol maldijo entre dientes en griego, se levantó del sofá y se pasó la mano por la cabeza con evidente frustración.

  

—Hagas lo que hagas, no te muevas… Y no empieces a pensar, agapi mou.

  

Durante varios segundos él permaneció obedientemente recostado, todavía dando vueltas en el torbellino de emociones que el banquero había desatado en su interior. Pero entonces, el murmullo de voces al otro lado de la puerta del otro extremo del salón lo sacó de su sueño de sensualidad. BaekHyun se incorporó y se puso derecho, volviendo a colocarse su camiseta y hoodie. Temblaba como una hoja por dentro y por fuera. ¿Cómo era posible que se hubiese olvidado de sí mismo hasta tal punto? Su cara se fue sonrojando poco a poco. ¿Cómo podía haberse tumbado allí deleitándose con lo que él le hacía sentir, como si el pasado no importara?

  

Con su esbelto y apuesto rostro marcado por la tensión, ChanYeol cerró de nuevo la puerta.

  

—Aparentemente, la niñera que contraté tiene problemas con SeHun y LuHan. No puedo creer que los niños no puedan pasar sin ti cinco minutos. O tal vez sea que mi personal haya contratado a una niñera demasiado quisquillosa…

  

BaekHyun se sintió todavía más culpable.

  

—¿Dónde están?

  

—El ama de llaves te llevará donde están ellos.

 

Cuando BaekHyun pasó junto a él para abrir la puerta de nuevo, ChanYeol le tomó la mano inesperadamente y le volvió hacia él con la facilidad con la que habría agarrado un juguete.

  

—No me hagas esperar mucho…

  

BaekHyun se puso tenso, negándose a mirar sus ojos ardientes.

  

—No quiero que ocurra nada entre nosotros… ¿De acuerdo? Es algo por lo que ya he pasado.

  

—Y algo que estás deseando volver a hacer —añadió ChanYeol.

 

—No, lo digo en serio. No me gusta estar en tu casa —reconoció BaekHyun con tirantez —. Me siento mal. Me sentiría mucho mejor estando solo…

  

—¿Solo? —repitió ChanYeol en tono seco.

  

—No pertenezco a este lugar. No me gusta estar contigo…

  

—Debo corregirte… Te gusta demasiado.

  

BaekHyun se estremeció como si lo hubiesen abofeteado, y giró un poco la cabeza.

 

—Los mellizos y yo necesitamos tu ayuda para conseguir un sitio decente donde vivir…

  

ChanYeol maldijo entre dientes.

  

—Si las pruebas de ADN confirman lo que ya sospecho, ¿crees que buscarte un apartamento será suficiente para satisfacerme?

  

—Si quieres ver a los niños, por supuesto puedes visitarlos… lo que sea… —murmuró BaekHyun, desesperado por concluir la conversación —. Pero es el único contacto que necesitamos tener.

  

Él le soltó la mano inmediatamente.

  

—¿Y eso es lo que tú quieres?

  

—Sí.

  

Sabía que estaba mintiendo. Lo deseaba, temía que jamás dejaría de desearlo, que no llegaría el día en que miraría su rostro apuesto y varonil sin sentir casi más de lo que podía soportar en silencio.

 

 Más enfadado de lo que se había sentido en muchísimo tiempo, ChanYeol lo observó marchar. Siempre había apreciado el hecho de que no jugara con él al gato y al ratón. BaekHyun siempre había dicho lo que sentía; y siempre había cumplido sus promesas. Detestaba que la gente fingiese. Que el menor negase su deseo por él, cuando lo había sentido en cada poro de su piel era algo que lo enfurecía. Con pesar reconocía que el de cabellos rojizos debía tener otro motivo que explicase su comportamiento.

 

El ama de llaves, una mujer esbelta de mediana edad, esperaba a BaekHyun al pie de la magnífica escalera. El menor se sentía agotado emocionalmente. Sabía lo poco que le había faltado para caer en el salón. ChanYeol no habría dudado en tomarlo en el sofá, y él jamás se habría recuperado por fallarse a sí mismo de ese modo, pensaba con la agonía del reproche.

  

Cuando subía las escaleras se fijó en un enorme retrato al óleo de una mujer en la pared frente a él. El retrato suscitó el recuerdo de una foto que había visto en Irlanda, y BaekHyun se quedó helado.

  

—¿Quién es ésa? —preguntó bruscamente.

  

—La fallecida señora Park, señor.

  

La mujer era una impresionante rubia platino vestida con un magnífico traje de noche azul. ¿La señora Park? ¿La fallecida señora Park? ¿Quería decir… muerta? ¿ChanYeol era viudo? Habiendo negado que no estuviese ni casado, ni divorciado, ¿qué más podría ser? Con el rostro tenso y pálido, BaekHyun se quedó mirando el retrato.

  

—¿Cuándo falleció?

  

—En octubre de hace dos años… en un accidente de automóvil en el sur de Francia. Fue una terrible tragedia —añadió su acompañante.

  

BaekHyun tuvo que apartar la mirada de la pintura y obligarse a mover las piernas, que parecían habérsele quedado paralizadas, para continuar subiendo las escaleras. Las palabras del ama de llaves consiguieron que se le fuese el alma a los pies y que sintiera náuseas en el estómago. Estaba pálido, como en estado de shock. Tal vez su reacción no fuese tan sorprendente, ahora sabía que había tenido una aventura con el tipo que había enterrado a su esposa tan sólo unas semanas antes de conocerlo a él. Y el mayor no se lo había dicho. De hecho, le había ocultado esa dolorosa verdad.

 

 

 

 

∞∞∞∞

 

 

 

  

—¿Quién es ésta? —le había preguntado él cuando había recogido la pequeña foto del suelo de su despacho.

  

—Nadie importante —le había respondido el banquero.

 

 

 

 

∞∞∞∞

 

 

 

 

No, nadie importante; sólo su esposa. La mujer con la que se había casado antes de cumplir los veinte años, según el News. Él no había querido hablar de ella, claro estaba, y cuando el de cabellos rojizos había vuelto a mirar unos días después, no había vuelto a ver la fotografía. Increíblemente, feliz como se había sentido con ChanYeol ese invierno, no había sospechado de nada que él hubiese dicho o hecho.

  

Pero en retrospectiva era como si de pronto le hubieran entregado la ficha que faltaba de un rompecabezas que anteriormente le había parecido que estaba completo, cuando en realidad no había sido así. ChanYeol había ido a Irlanda para encerrarse en esa remota y preciosa casa porque le dolía el corazón. ¿Acaso no había sentido aquella tristeza y aquella rabia que le salía de dentro? Sencillamente había asumido que era un ejecutivo que sufría de estrés por trabajar muchas horas.

 

 

 

 

Notas finales:

Por mientras no decidimos nada, hoy es día de actualización.

Esperamos leer sus comentarios.

Gracias por leer

 

Team GravityCB


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