Capítulo 9
Muy sorprendido por la increíble declaración de BaekHyun, ChanYeol tuvo que echar mano de toda la disciplina posible para dominar su rabia. Le sorprendía que su propuesta hubiese sido rechazada.
Sin duda el de cabellos rojizos debería reconocer que el bienestar de los mellizos y su derecho a la herencia únicamente podrían quedar asegurados con su matrimonio. Era la solución más sensata, y él era un hombre práctico. Sabía cuál era su deber para con sus hijos, aunque el menor no lo supiese. Provenía de una familia muy conservadora, que daban por hecho ciertos convencionalismos. Siempre existía una excepción, ese fue padre, quien había sido un irresponsable, que prefirió ignorar esos principios; pero ChanYeol vivía de acuerdo a ellos.
Contempló a BaekHyun con vehemencia, mientras una sensación poco habitual en él nublaba sus habitualmente fríos pensamientos. ¿El menor quería recuperar su vida de soltero? ¿Quería ir por ahí con otros hombres, acostarse con otros? Si deseaba experimentar con diferentes parejas, debería haberlo hecho antes de conocerlo a él, porque en la actualidad y futuro no sucedería, era imposible. Hasta ese momento, él había sido el único hombre con quien se había acostado. Frunció el ceño mientras trataba de entender por qué la sugerencia de que fuese a acostarse con otros, lo enfurecía de tal modo.
—Theós mou… —susurró suavemente, él era el abbi de sus hijos, y ésa era razón suficiente.Eso lo colocaba en una categoría especial y desde luego única, razonaba ChanYeol con empeño. No tenía derecho a vivir la vida de un soltero. Pero tal vez ese no fuese el mejor momento para confirmarle a BaekHyun esa inevitable verdad, ya que su abogado le había comentado que los padres solteros tenían muy pocos derechos por ley. Por primera vez se daba cuenta de que el matrimonio le aportaría otras ventajas aparte de la sexual, tendría más control sobre él y sus hijos.
Entonces se dio cuenta de que el más joven estaba temblando y tenía los ojos llenos de lágrimas. Éste último, al ver que era observado, se dio la vuelta y fue rápidamente hacia la ventana, dándole la espalda. Se abrazó, tratando de controlar sus emociones. ¡Cómo se atrevía a sorprenderse de tal modo! ¿Cómo podía pensar que se casaría con él, un hombre que sólo le había pedido matrimonio por obligación? Y lo más importante, ¿cómo podría casarse con un hombre que no tenía ningún interés en sus hijos?
—No me siento bien quedándome aquí. Por favor, búscame un sitio donde pueda mudarme lo antes posible —murmuró BaekHyun con tensión —. Entonces cada uno podrá continuar con su vida.
ChanYeol se quedó inmóvil, oprimido por una intensa inquietud. Se daba cuenta de que había llegado el momento de aplicar a esa situación la creatividad que le hacía sobresalir en los negocios. Su hostilidad y deseo de independencia lo sorprendían, sabía que era esencial que no perdiesen la comunicación y contacto. Tal vez les hiciese falta un descanso en un entorno más relajado.
—Creo que podemos hacer algo mejor que eso —le aseguró con tranquilidad —. Esta noche tengo que dar una conferencia en Roma. ¿Por qué no vuelas pasado mañana en uno de mis aviones privados y nos juntamos en la casa que tengo en Italia para pasar allí unos días?
La sugerencia lo pilló totalmente desprevenido, y BaekHyun no fue capaz de disimular su confusión…
—Yo… bueno…
—Necesitamos tiempo y espacio para hablar de nuestras opciones… Al menos, tratémonos como amigos.
El menor se inquietó al reconocer que su reacción inmediata a la sugerencia de ser amigos, era la de rechazo. No quería a ChanYeol como amigo. Sin embargo, sabía que su oferta era sensata, debería sentir alivio. En su interior se debatían sentimientos encontrados; incluso le irritaba la facilidad que él parecía tener para haber abandonado su proposición de matrimonio.
—Te encantará el clima —comentó el banquero con naturalidad —. Y los mellizos también disfrutarán.
—Sí… de acuerdo…
A BaekHyun le impresionó que él lo contemplara de ese modo, y a la vez se sintió mal al pensar en rechazar esa propuesta, no era un abbi cruel, no podía negar a sus hijos tal beneficio.
—¿Te importaría que compartiese ahora un rato con los niños?
ChanYeol sabía detenerse mientras llevase ventaja. Pero su pensamiento le devolvía las imágenes del pasado: el de cabellos rojizos corriendo al jardín de la casa de Irlanda para disfrutar del sol invernal, o relatándole la emoción que había sentido durante su único viaje al extranjero. Y sin duda le habían conmovido los felices recuerdos que BaekHyun compartió, de una infancia que a él se le había antojado marcada por la pobreza y escasez.
—Pues claro que no…
Su formalidad le distanció de él. Mientras lo acompañaba arriba, el banquero le preguntó si todo lo que había comprado para los mellizos resultaba apropiado.
—Más que adecuado.
BaekHyun arqueó una ceja con gesto sorprendido, ya que la niñera tenía experiencia, la habitación de los niños estaba llena de juguetes y todo lo necesario para los bebés.
—La niñera, por supuesto, es temporal. El personal a mi servicio ya está elaborando una lista de opciones más permanentes. Tú podrás emitir la decisión final —le aconsejó él —. También he organizado todo, para que a corto plazo tus necesidades económicas y las de los mellizos queden cubiertas…
BaekHyun se puso tenso.
—¿Mis necesidades...? Pero tú sólo tienes que preocuparte por las de SeHun y LuHan.
—Si mis hijos han de vivir con comodidad, tú también. Para hacer eso, necesitas los fondos adecuados —respondió ChanYeol —. Tendrás que aceptar unos ingresos personales de mi parte, además de los gastos y necesidades económicas de los pequeños.
—Pero yo no podría…
—No veo qué remedio te queda. Está claro que has pasado sin muchas cosas hasta ahora, pero ya no hay necesidad de hacer ese sacrificio. Para empezar, necesitas ropa.
Aquel brusco comentario silenció a BaekHyun, que sentía vergüenza de que él se hubiese fijado en que sólo tenía algunos pantalones vaqueros y camisetas.
—Me ocuparé de que mañana alguien te lleve de compras. Los niños también necesitan ropa.
Cuando ChanYeol entró en el cuarto de los niños, los mellizos mostraron un interés inmediato por él. SeHun se tambaleó al ponerse de pie, apoyándose en los barrotes de la cuna, con una alegre sonrisa en su carita mientras alzaba sus brazos hacia su padre para que lo levantase en brazos. Cuando, sin el apoyo del travesaño de la cuna, se cayó para atrás, la afrenta a sus expectativas fue tan grande, que estalló en un rabioso llanto.
BaekHyun se quedó desconcertado al ver que ChanYeol iba directamente a donde estaba el niño y lo tomaba en brazos, diciéndole en griego lo que sonó como palabras de consuelo. En el espacio de unos momentos, SeHun pasó del llanto, a un animado gorjeo. Igualmente confundido por su comportamiento, el banquero miró a su hijo, maravillándose de que algún instinto hasta el momento desconocido lo empujó a consolar inmediatamente a un niño disgustado.
Buscando también un poco de atención, LuHan soltó en ese momento un grito. BaekHyun lo levantó en brazos, pero el bebé parecía mucho más interesado en ChanYeol. Los mellizos estaban acostumbrados a un grupo pequeño de personas, y la presencia de aquel hombre resultaba fascinante para ellos. De modo que el menor apretó los labios y ahogó una innoble punzada de dolor cuando LuHan le echó los brazos a su padre.
—Son unos bebés muy simpáticos —dijo ChanYeol divertido y totalmente ajeno a la atención exclusiva que le daban sus hijos —. Pero tendré que sentarme para poder estar con los dos.
Cuando el banquero se sentó con agilidad en la alfombra, BaekHyun sentó a LuHan a su lado. El pequeño se levantó agarrándose al fuerte muslo de su padre y gorjeó de satisfacción. El de cabellos rojizos observó maravillado cómo los mellizos se subían encima de su padre, tocándolo con creciente confianza y placer. Le agarraban del pelo, tocaban su cara, quedando encantados cuando él les respondió con movimientos más emocionantes y que presentaban mayor desafío que los de su abbi.
Por primera vez desde el nacimiento de los mellizos, se sintió solo, sus hijos lo ignoraban. Mientras SeHun y LuHan gateaban por el suelo, se echaban encima de su padre, los minutos trascurrían repletos de las risas y balbuceos llenos de emoción de sus hijos, BaekHyun sentía lo que era ser invisible. Jamás se le había pasado por la cabeza que ChanYeol fuese capaz o quisiese salir de sus reservas hasta tal punto.
Un rato después, llegó JongIn para recordarle a su jefe que pronto tendría que salir para el aeropuerto. Sus duras facciones reflejaron la sorpresa que debió de sentir al ver a su jefe jugando con sus hijos, y su sonrisa al contemplar la escena fue igualmente obvia.
—Tu traje va a quedar como si te hubieses acostado con el —le dijo BaekHyun a ChanYeol.
Él se pasó la mano por la cabeza y le dedicó una sonrisa de aquellas que tenían todo su sello personal y eran tan carismáticas, sin ocultar la diversión que sentía.
—No creo haberme divertido tanto desde que salí del preescolar… Con todos los niños juntos, allí jugando y peleándonos todo el día.
Tratando de permanecer imperturbable ante la atractiva sonrisa de ChanYeol, BaekHyun cruzó sus brazos.
—SeHun y LuHan pueden ser bastante difíciles a veces.
El banquero se levantó con facilidad y se encogió de hombros, desestimando su negativo comentario.
—Les gusto. Es un buen comienzo.
Se sintió culpable de aquellos sentimientos, no podía comportarse como un niño, mezquino y celoso, trató de animar un poco el tono de su voz.
—Eso parece.
Los mellizos empezaron a llorar cuando su padre se puso de pie, y se marchó; tranquilizarlos otra vez le costó un triunfo.
Esa tarde, a BaekHyun lo invitaron a estar presente en las entrevistas de las niñeras. Cuando después le pidieron su opinión, él votó por una chica francesa llamada HeeYeon, era la más joven de todas las aspirantes, pero le pareció menos severa.
Al día siguiente, JongIn y otro hombre de seguridad acompañaron a BaekHyun a una exclusiva tienda de ropa. Con la asistencia de una persona designada para ayudarlo, compró ropa nueva para sus hijos. No tener que preocuparse del precio le dio tranquilidad, incluso podría decir que fue liberador. Entonces se probó diversidad de prendas para él, escogiendo un poco de todo: camisetas, hoodies, chaquetas, abrigos, pantalones y calzado, asimismo selecciono algunos accesorios para complementar su vestimenta. Incluso escogió ropa interior y pijamas para dormir, se sintió como un niño emocionado al que hubiesen dado vía libre en una tienda de juguetes.
Esa tarde, BaekHyun visitó un centro de estética, donde cortaron su cabello a un estilo que le gustaba: en capas a la altura de sus orejas, dándole forma a sus ondas naturales, su tono rojizo con aquel cambio relucía nuevamente, junto a lo anterior le hicieron manicura y pedicura. Seleccionó diferentes productos para el cuidado de su piel, algunos productos de maquillaje, y a medianoche seguía experimentando con diferentes delineadores en sus ojos, tenía un particular gusto por el uso de delineadores, sabía que resaltaban su mirada, siendo un complemento que le sentaba de forma excepcional, provocando que la gente prestase atención, alagando su estilo. Se recostó en la cama, con su cabeza apoyada sobre la almohada y sus suaves manos, extendidas sobre el cubrecama. No tenía nada de malo enorgullecerse de su apariencia, se dijo mientras su lado audaz se debatía con su otra parte más ingenua, que le sugería lo ridículo de todo aquello. El que el padre de sus hijos hubiese estado casado con una mujer con la cara y el cuerpo de una diosa no implicaba que él tuviese que darse por vencido del todo. En cualquier caso, ChanYeol y él se relajarían en Italia. Sería un nuevo capítulo en su relación, una fase más civilizada y madura. Estando por quedarse dormido, se preguntó por qué tanta sensatez, le provocaba tanta tristeza…