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Títere Encadenado ¿Quién eres? por DanyNeko

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Finalmente Talila se quedó tranquilamente dormida en su cuna, bajo la mirada de su madrina y su tío.

 

—Asombroso —murmuró por lo bajo el pelicenizo —a Odion y a Malik aún les cuenta un par de intentos dejarla completamente dormida en su cama.

 

Riyu se encogió de hombros y le dió una sonrisa — ¿Puedes traer los radios? 

 

Marik alcanzó los aparatos blancos de una esquina de la habitación. Riyu los encendió y colocó uno en la esquina de la cuna, quedándose con el otro.

 

~∆~

 

El par fue de regreso a la cocina, dónde Malik e Ishizu seguían en lo suyo para tener toda la comida lista.

 

Un rápido vistazo al reloj confirmó que faltaba menos de una hora para la cena programada.

 

— ¿Oh? ¿Mi nena ya se ha dormido? —preguntó Ishizu, cuando los vio entrar.

 

Riyu asintió, ofreciéndole el otro radio blanco —aquí. Dejé el otro en su cuna por si se despierta —explicó.

 

La mujer asintió en aprobación —correcto, gracias —tomó el radio, comprobando que no había ningún ruido extraño desde el otro lado, y luego lo dejó en el mostrador frente a ella para tenerlo en rango de audición.

 

— ¿Necesitas ayuda, ángel? —Marik se acercó a Malik, quien envolvía cubiertos en servilletas, y le acarició la nuca con las uñas, consiguiendo que la piel canela se erizara en el acto.

 

Malik disfrutó del breve escalofrío antes de levantar la cabeza para besar a su pareja —sí, quiero ir a cambiarme también ¿Puedes llevar esos afuera, a la mesa, por mí? —señaló algunos floreros vacíos que estaban en una esquina cercana.

 

—Claro, bebé —le robó otro beso rápido y lo dejó para que fuera a su habitación mientras recogía un florero en cada mano, deteniéndose un segundo a pensar si podía llevar todos a la vez, pero resolvió no hacerlo y se llevó los primeros dos consigo.

 

— ¿En qué puedo ayudarte, Ishizu? —se ofreció también Riyu.

 

— ¿Por qué no vas con Marik y decoras los floreros que lleva? —propuso ella —todas las cosas están en una caja, en la sala de estar ¿recuerdas cómo hacerlo?

 

— ¡Lo recuerdo! —afirmó ella —haré eso —asintió y salió tras de Marik para recoger la caja que mencionó la mayor de los Ishtar.

 

Cuando salió al patio encontró la mesa lista con un bonito mantel, las sillas acomodadas y Bakura con su padre estaban acomodando una cadena de faroles que iba desde el techo sobre la puerta trasera hasta un árbol cercano, y daba una bonita iluminación dorada-rojiza al lugar. Odion estaba barriendo alrededor y Marik estaba colocando los jarrones sobre la mesa.

 

— ¿Qué traes ahí? —preguntó el oji-fucsia cuando se la cruzó de regreso al interior para traer más floreros.

 

Riyu levantó un poco la caja que llevaba en brazos —lo que va en los floreros —explicó antes de dirigirse a la mesa.

 

Colocó la caja cerca de un extremo, con cuidado de no arrugar el mantel, y la abrió. 

Lo primero que sacó fue un puñado de piedras decorativas. Eran un poco pequeñas, lisas y de tacto suave, de colores blanco y dorado.

 

Riyu colocó dos puñados de las piedras en el primer florero. Lo siguiente que sacó de la caja eran unas pequeñas linternas de apariencia extraña, tenían forma de huevos, de alrededor de 12 centímetros, y parecían forrados en algún tipo de plástico o silicona. 

La chica sujetó una de los extremos y la giró, como si fuera uno de esos relojes/cronómetros para la cocina, y entonces se encendió, de una cálida luz amarilla-dorada. Hizo lo mismo con otro y los colocó en el florero.

 

Hizo lo mismo con el otro florero mientras Marik traía los que faltaban, y luego entró en la casa para conseguir una jarra llena de agua.

 

Con cuidado, colocó algo de agua en el primer florero. Las linternas no parecían tener en claro si flotar o quedarse en el agua, pero Riyu les impidió lo primero, colocando una esponja verde que había sacado de la caja y finalmente empezó a acomodar en esta las flores.

 

Repitió el procedimiento con todos los floreros y, luego de unos minutos, los centros de mesa estuvieron listos. Las linternas dentro de ellos hacían juego con los faroles que daban luz al patio.

 

—Bueno, eso definitivamente se ve bonito —alabó Malik, quien había salido un momento al patio para ofrecer otro par de cervezas a los dos mayores.

 

Ryutaro tomó una, nuevamente después de que Odion aceptó la suya, y se dispuso a beberla, ignorante de que el moreno solo le dio un pequeño trago a la suya antes de cederla a Marik.

 

—Gracias —los labios pintados de color coral se curvaron en una pequeña pero bonita sonrisa cuando Malik palmeó suavemente su cabeza, junto con el elogio, inclinándose para mirar más de cerca los floreros decorados con linternas, margaritas y campanillas.

 

Y, de pronto, todos los varones se acercaban a mirar —Malik tiene razón, parece algo que verías en un salón de eventos.

 

Riyu sonrió un poco más con el comentario de Bakura —Ishizu y yo vimos un montón de arreglos antes de decirnos por este —explicó —nos costó encontrar ese tipo de linternas, pero valió la pena. Me encanta porque se parece un poco a esas lámparas de lava —cerró los ojos mientras concluía.

 

Sin embargo, los abrió de golpe mientras se tensaba cuando un conocido toque repitió las palmadas de Malik en su pelo antes de colocarse en el centro de su espalda —podría decirse que se parece un poco —cedió su padre, entre dientes —agua con colorante habría dado más ese efecto… pero están aceptables.

 

Ryutaro fue blanco de miradas de desagrado, apenas disimuladas, cuando ni un miserable 'bien hecho' fue ofrecido ante el trabajo de su hija. Pero Riyu estaba más que acostumbrada a ese trato, a qué lo que ella hacía nunca era suficientemente bueno, siempre 'aceptable' en el mejor de los casos.

 

Simplemente tragó en seco, sintiendo el familiar nudo en la garganta y asintió con la cabeza en reconocimiento —gracias, padre —se forzó a decir, porque ella debía ser educada y agradable, debía beber felizmente de cualquier mínima mención que recibiera y sonreír por ello.

 

Simplemente se quedó ahí, mirando al suelo, terriblemente consciente de la mano de su padre en su espalda, así como de la mirada de Malik sobre su persona.

 

En esos momentos, lo único que el oji-lavanda quería era arrebatar a Ryou del agarre de su padre, dejar que se quitara el maldito vestido y patear a su padre en el suelo hasta que el hombre sintiera dolor en los propios huesos.

 

Malik odiaba ver la desolación y la ansiedad escondidos en los ojos de Ryou, y no ser capaz de hacer nada.

Marik y Bakura estaban aprendiendo a reconocer esa mirada también, y a odiarla casi al mismo nivel de Malik.

 

Como si de repente recordara algo, Ryutaro zumbó ligeramente y levantó una mano hasta alcanzar el hombro de su hija — ¿Dónde está Talila, por cierto?

 

—Durmiendo en su cuna —contestó Marik, quien ya se había bebido y dejado la botella de cerveza fuera de la vista.

 

Riyu tembló y casi lloró un quejido de sorpresa cuando la mano de su padre se cerró con más fuerza en su hombro —la dejé dormida en la habitación de sus padres. Coloqué un radio-monitor en su cuna y le di el otro Ishizu —elaboró para el hombre.

 

La chica pensó que pasaría los días siguientes con pequeños hematomas en su hombro izquierdo, por la forma en que su padre la estaba sujetando. La piel blanca se magullaba tan fácilmente.

 

—Deberías~ —Ryutaro fue interrumpido por el sonido del timbre de la puerta principal e, inmediatamente después, la voz de Ishizu.

 

— ¡Malik! ¡Riyu! ¿Pueden venir a la cocina? Tengo que ir a recibir los invitados —exclamó la mujer, desde dentro de la casa.

 

— ¡Sí! —contestaron felizmente, a coro, los dos menores. 

 

Malik tomó la mano de Riyu y tiró de ella, terriblemente ansioso por alejarla del agarre de ese hombre, que los estaba incomodando a todos —vamos —le susurró suavemente.

 

Y Riyu estaba más que feliz de cumplir. Dar un paso dentro de la casa fue como tomar un soplo de aire fresco.

 

— ¿Estás bien? —casi saltó en su lugar cuando Malik la cuestionó, pero el pelicenizo no la estaba mirando, miraba a su hombro, el cual había empezado a frotar sin darse cuenta.

 

—Sí, yo solo… —Riyu no fue capaz de formular una excusa decente lo suficientemente rápido.

 

Malik miró a sus espaldas antes de tomar el tirante de su vestido y hacerlo un lado, lo más que pudo, dado la escasa elasticidad de las mangas de encaje.

 

Hubo una exclamación entrecortada, como cuando alguien se queda sin aire por un golpe.

 

—Ese maldito energúmeno te dejó cardenales en el hombro —siseó, bastante molesto, si su tono era alguna indicación —sabía que te estaba sujetando muy fuerte. Ese hijo de… mierda, no puedo insultar a tu abuela —apretó los dientes.

 

En contra de su buen juicio, Riyu se rió entre dientes por esa última corrección que se hizo su mejor amigo.

 

El moreno lo miró con ojos lavanda ávidos —Ry, esto no es gracioso —reclamó, con voz tosca.

 

—Lo siento. Pero Malik, te lo estás tomando muy a pecho —trató de calmarlo.

 

—Creí que habías dicho que no te lastima físicamente.

 

Riyu giró la cabeza, asustada, cuando escuchó a Bakura, quien entró en la cocina junto a Marik.

El corazón se le aceleró cuando ambos se acercaron a inspeccionar los pequeños puntos rojizos en su hombro.

 

—Chicos, por favor, no exageren. Esto no es para tanto —se quejó, tratando de hacerse para atrás y acomodarse el vestido.

 

Si su padre entraba… si su padre entraba y la veía así, rodeada de chicos con la ropa desarreglada, estaba muerta.

 

Su respiración se aceleró.

 

—No le restes importancia —la regañó Marik.

 

—De verdad. Mi piel es tan blanca que se magulla muy fácil, sin necesidad de aplicar mucha fuerza —trató de calmar su ritmo cardíaco mientras les daba una sonrisa nerviosa.

 

—Ry —empezó a decir Malik, cuando ella lo interrumpió.

 

—Debería darle una vuelta a Talila —casi chilló antes de, literalmente, huir de la cocina.

 

Malik lanzó un gruñido y golpeó con el lateral de su puño cerrado, una de las alacenas —Maldita sea.

 

Marik pasó lentamente sus brazos alrededor de su novio para intentar calmarlo un poco, mientras que Bakura, en silencio, siguió a la chica con la mirada, hasta que se perdió escaleras arriba.

 

Segundos más tarde, la oyeron entrar en la habitación, a través del radio blanco que Ishizu había dejado en el mesón de la cocina. 

Escucharon sus pasos apresurados y la respiración entrecortada que se convirtió en pequeños y ahogados sollozos.

 

Malik apretó los dientes, con la vista fija en el radio. Marik lo apresó más entre sus brazos, pasando suavemente sus dedos por la cintura de su novio en un gesto tranquilizante.

 

Bakura, en cambio, decidió ir tras ella.

 

— ¿Dónde está mi hija? —los sorprendió la voz del hombre.

 

Los tres tuvieron que contenerse de soltar expresiones de asco o reclamos.

 

—Subió a ver a Talila, porque parecía que se estaba moviendo —logró decir Bakura, en la base de las escaleras —voy por ellas.

 

Marik, cuidadosamente, soltó a Malik para agarrar el radio y bajar el volumen, de modo que no se escucharán los sollozos de la pobre chica. 

 

Ryutaro iba a ir tras Bakura cuando el ruido en la puerta principal, seguido de la voz de Ishizu llamándolo, lo interrumpió, así que se fue para saludar a los invitados y Bakura pudo seguir tranquilamente hasta la habitación de Ishizu mientras Marik y Malik se quedaban abajo para vigilar, por si el hombre aún quisiera subir en algún momento.

 

Al entrar, Bakura encontró a Riyu dando la espalda a la puerta, la chica estaba un poco encorvada sobre la cuna de Talila, con las manos aferrándose fuertemente al barandal de la pequeña camita y temblando por los sollozos ahogados.

 

Bakura sintió que algo se le estrujaba en el pecho y tenía la necesidad de hacer algo ¡Lo que fuese para que ella dejara de llorar!

 

¿Cuándo había nacido este sentimiento protector hacia Riyu? ¿Quizás era la reacción natural ante una chica llorando? ¿El efecto 'damisela en apuros' no era un cliché del arte solamente?

 

Agitó la cabeza en medio de sus divagaciones y cerró la puerta tras de sí, para hacerle saber a Riyu que estaba ahí por medio del sonido. La vio tensarse y llevar una mano a su rostro, así que se acercó despacio, deslizando una mano por su espalda en un gesto que, esperaba, fuese reconfortante. 

 

— ¿Riyu?

 

—Estoy… —pareció arrepentirse antes de soltar el típico 'estoy bien' lo cual, obviamente, no estaba —solo… necesito un minuto.

 

Bakura podía decirlo por la sensación quebrada en su voz —puedo darte eso… pero no tienes que hacerlo sola —sin dejar de acariciarle la espalda, se movió y la atrajo más cerca, ofreciendo un abrazo, pero dejando que ella lo tomara si lo quería.

 

Riyu tomó la oferta y se movió para esconder la cabeza en su pecho, mientras que sus manos empuñadas se apoyaron en los brazos del más alto. Bakura podía sentirla temblar contra él, como una hoja al viento, seguramente tratando de no llorar más.

 

Las manos del chico se deslizaron cuidadosamente a su alrededor, para no sobresaltarla, pero ella parecía lo suficientemente cómoda con él. 

Bakura no tenía mucha idea sobre cómo consolar a una persona, mucho menos a una chica, pero había visto a Marik lidiar con los malos momentos de Malik lo suficiente. Claro que, con esos dos de referencia, no estaba seguro de dónde se trazaba la línea entre el consuelo y el afecto de pareja, pero ¿Importaba eso ahora?

 

Decidió que no, cuando escuchó el primer hipo de la chica. 

 

Mientras pensaba en qué decir, también escuchó los balbuceos de Talila —hey —llamó suavemente — ¿Oyes eso? La bebita también está preocupada por ti —arrulló, manteniendo la voz baja.

 

Riyu se separó ligeramente de él, lo suficiente para que pudiera mirarla. Bakura encontró hermosos ojos verdes nublados, rodeados de piel rosácea y húmeda… y un semblante que podría romperle el corazón hasta la persona más fría.

 

Quizás con excepción del padre de la chica.

 

—No tienes que hacer esto sola —repitió —los tortolitos y yo estamos aquí para ayudarte a estar lejos de tu padre todo lo posible —él se tomó el atrevimiento de acunar una de sus mejillas con su mano, secando el escueto camino de las pocas lágrimas derramadas. Era algo que a Malik parecía gustarle y, aparentemente, a Riyu también, porque movió su rostro hacia la caricia —no llores más ¿Sí? —suplicó —perdón si te presionamos mucho allá abajo, Moonlight.

 

Riyu asintió a sus disculpas y volvió a acurrucarse contra él en un abrazo — ¿'moonlight'? Ese es nuevo.

 

—Se me ocurrió sobre la marcha —murmuró, con un poco de orgullo escondido. Ese era el primer apodo que había elegido él específicamente, los demás los había oído primero de Malik o Marik.

 

Al oír su risita, Bakura la apretó de nuevo contra sí solo para ser sorprendido con un beso en la mejilla —como siempre, eres un encanto —murmuró ella, con una voz cargada de afecto, mientras lo soltaba —necesito ir al baño un momento ¿Puedes recoger a Talila y esperarme en el pasillo, por favor?

 

Bakura hizo una ligera mueca, pero agradeció que ella no le diera espacio para contestar a su pequeño elogio, que lo tomó por sorpresa —sí, claro —con mucho cuidado, recogió a la bebé y la sacó de la cuna —te esperamos.

 

Riyu se tomó un momento para ir al baño y asegurarse de que no quedará rastro alguno de su pequeño momento de debilidad, luego regresó con Bakura y le quitó a la niña de los brazos para bajar de vuelta a la primera planta.

 

Su padre y los anfitriones de la fiesta estaban todos en la sala, recibiendo a los primeros invitados: un hombre mayor, rubio de pelo corto y alborotado con barba de un par de días y ojos castaño oscuro, venía con sus dos hijos. Un muchacho igualmente rubio de pelo rebelde, alto, piel clara y unos vivaces ojos amielados. La chica, más joven, tenía largo cabello castaño liso, piel igualmente clara y los ojos oscuros del hombre.

 

El hombre rubio estaba hablando animadamente con Ryutaro e Ishizu, mientras que el muchacho de ojos ámbar tenía un brazo sobre los hombros de Malik y parecían bromear con facilidad.

 

La muchacha estaba en silencio junto a su hermano cuando vio a Riyu y Bakura bajar con la bebé, al verlos, sus ojos castaño oscuro brillaron y se apresuró hacia ellos.

 

— ¿Tú fuiste la madrina? ¡Me encanta tu vestido! Eres tan bonita —exclamó, entrelazando sus manos justo bajo su mentón.

 

Riyu parpadeó un par de veces ante el arrebato de la castaña, mientras Bakura pasaba por su lado para terminar de bajar las escaleras —yo… uh, sí. Soy la madrina —contestó lentamente —y, ah, gracias por el cumplido… tú también eres muy bonita —revisó rápidamente el vestido con cuello y mangas cortas de encaje rosa, con diseño de pétalos, que llevaba la chica; la mayor parte del vestido era blanco, con escote recto, ajustado hasta la cintura donde se abría y terminaba con salpicaduras de rosa en la falda, apenas por debajo de las rodillas.

 

— ¡Gracias! Me llamo Serenity.

 

La bicolor sostuvo cuidadosamente a Talila con un brazo para estrechar la mano de la castaña —Soy Riyu, mucho gusto.

 

— ¿No tenías un hijo, Ryutaro? —murmuró el hombre rubio, luego de ver a las niñas presentándose.

 

—No tengo idea de que estás hablando —aseguró el otro rápidamente, con las manos tras la espalda y una postura recta —solo tuve dos hijas y la menor de ellas se... fue, junto con su madre —suspiró lo último, bajando ligeramente la cabeza. A su espalda, Ishizu tuvo que obligarse a no resoplar ni mirarlo mal.

 

— ¿Es así? —el de ojos oscuros se rascó la cabellera, algo confuso —habría jurado oír que el mayor era un niño… pero bueno, debió ser una simple confusión —despreocupadamente, le palmeó la espalda al otro.

 

—Sí, ejem —carraspeó suavemente —Riyu, ven.

 

La chica se disculpó con la castaña y caminó, aún con Talila en brazos, hasta el hombre que la llamó.

 

—Ella parece un poco tensa ¿No crees? —Serenity preguntó a su hermano cuando caminó de vuelta con los chicos — ¿es tímida o algo así? —miró a Malik con expresión inocentemente confusa.

 

La respuesta de Malik fue opacada por la retumbante voz del rubio mayor, luego de que Ryutaro hiciera que Riyu se presentara con el hombre.

 

—Mucho gusto, pequeña. Soy Joseph Wheeler —alegremente estrechó la mano de la bicolor —veo que conociste a mi hija pequeña, ese es mi hijo mayor- 

 

El rubio de ojos mieles lo interrumpió, apartando a su padre para inclinarse hacia Riyu, con una sonrisa 'coqueta', y haciéndola sobresaltarse cuando su espacio personal fue invadido tan repentinamente.

 

—Me llamo Joey. A tu servicio, hermosa —se señaló con el pulgar —en medio de su acto de galán, Riyu pensó que más bien tenía una sonrisa de anuncio de dentífrico, y se obligó a no rodar los ojos.

 

—Yo, uh… ¿Encantada de conocerte? —balbuceó ligeramente incómoda mientras hacía el cuerpo para atrás, tanto como podía, sin dar un paso ni perder el equilibrio.

 

—Retrocede un poco, Wheleer. No me la incomodes —resopló Malik, con tono divertido, tirando del cuello de la camisa del rubio.

 

Joey lo hizo a regañadientes — ¿Qué pasa Malik? ¿Es tu novia? —bromeó.

 

El pelicenizo se movió hacia la chica en cuestión con una sonrisa tranquila —no, pero ella es como mi hermana y puedes estar seguro que te haré lo mismo que le harías a cualquier tipo que trate de meterse con Serenity si haces un mal movimiento —explicó tranquilamente mientras rodeaba el cuello de Riyu con un brazo, la otra mano se lanzó inmediatamente a acariciar las mejillas de su sobrina, haciendo que la pequeña riera.

 

Una rápida mirada de reojo a Ryutaro le confirmó a Malik que el hombre no estaba enojado con su protección hacia su hija.

 

Joey asintió solemne —lo suficientemente justo. Entiendo —se encogió de hombros y le tendió una mano a Riyu — ¿Amigos entonces?

 

Más tranquila en consecuencia a su cambio de actitud, Riyu le dió una agradable sonrisa al rubio y le estrechó la mano de buena gana —me encararía, Joey —asintió suavemente.

 

Ishizu dió una suave palmada para llamar la atención —bueno, mientras llegan los demás invitados ¿Pasamos al patio y bebemos algo?

 

El rubio mayor accedió felizmente y todos se movieron hacia la puerta trasera.

 


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