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STREEPER por juda

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Alex estaba duchándose y haciendo tiempo para que Martina se fuera del departamento.

-Me voy, amor! -gritó ella.

-Nos vemos esta noche -respondió él más tranquilo.

La noche anterior, luego de estar con V, había salido del vip y le pidió a Carlos que lo disculpase con Roberto pero su novia lo estaba esperando, le mintió que ella le había escrito para que fuera rápido. Ya no tenía sentido permanecer en el club. No toleraría ver entrando a alguien más al sector vip y quería volver a su rutina. Necesitaba llegar, abrazar a su novia, besarla, hacerle el amor, sacarse a Bastian de su sistema.

Cuando el rubio se despidió y se fue sin siquiera mirarlo, le cayó la ficha que era sólo un cliente, uno más... y le dolió. No podía permitirse que algo así le afectase.

Roberto estaba en el vip donde atendían solo mujeres y agradeció tener ese segmento de tiempo para no sonreír, para salir del club solo y retornar a su casa haciendo un pequeño duelo. ¿Qué le había pasado con ese hombre? Seguramente era la novedad de tener sexo homosexual. Era solo eso.

Llegó y la encontró dormida, tan hermosa, tan en paz. Se fue al baño para darse una ducha y se descubrió el pecho marcado, se dio media vuelta frente al espejo y se observó la espalda, tenía marcas de uñas por todos lados. Se las tocó, haciendo presión en la piel, cerrando los ojos para disfrutar ese dolor que le traía el recuerdo del rubio bajo su cuerpo.

Se bañó, se aseguró de ponerse una remera que le cubriera las manchas y se fue a la cama, la despertó y en la oscuridad, intentó hacerle el amor.

Intentó.

¿Qué pasaba con él? ¿Por qué no podía tener una erección con ella? Era la primera vez que le pasaba y se sintió frustrado.

Ella lo consoló diciéndole que tal vez eran los nervios y la ansiedad por la boda.

La observó mientras ella tiraba al aire distintos justificativos para su situación y se sintió culpable. Martina intentaba hacerlo sentir bien, lo acariciaba, lo abrazaba y cuando lo hacía, rozaba por arriba de la remera la piel lastimada por las uñas de Bastian.

Decir que se sentía una basura era poco, durmió acurrucado junto al cuerpo de su novia. No se merecía lo que había hecho y no sólo esa sesión de sexo pagado, sino el hecho de que no podía sacárselo de la cabeza.

Cuando ella se despidió, salió de la ducha y se fue a tirar a la cama.

Tenía como 100 watsapp en el grupo que compartía con Roberto y Carlos.

Le dio pereza leerlos a todos.

-qué onda -escribió.

-por fin te conectas, te hicieron chas chas anoche???? jajajajajaja -contestó Roberto.

-todo bien. Martina me escribió y tuve que volver. vos no estabas. la pasaste bien?

-si. leíste lo que le conté a Carlos?

-no. algo importante?

-cuando llegué a casa anoche, me puse a ver una película, pintó hambre, salí en el coche y pasé por la calle del club. tremendo lío había.

El corazón le dio un vuelco.

-lío?

-Si, un tipo con un arma había atacado a dos bailarines!!! llegué cuando los estaban ayudando, llevaban a uno malherido al hospital.

-un arma? le dispararon a alguien?

Le costaba escribir, le temblaban las manos.

-Si!!! Llegó la policía, boludo!, la gente que había ayudado a los bailarines tenían en el piso al que hizo los disparos, un flaco alto, se me ocurre que lo había visto antes, cuando estuvimos ahí!

-A quien hirieron?

-No sé!!!! sé que hirieron a uno nomas. la gente dice que el otro se salvó de pedo. 

-Eran los bailarines que estuvieron en tu despedida de soltero -intervino Carlos.

y Alex se levantó y comenzó a caminar por la habitación, hiperventilando.

Un mensaje se abrió en watsapp, era de Carlos pero fuera del grupo.

-Los agredidos fueron V y Javier, entré a internet para ver si había alguna noticia, pero no hay nada. Supongo que el dueño del club se ocupó de que no apareciera en los noticieros.

Roberto seguía contando detalles boludos en el grupo. Pero Carlos sabía que su amigo estaba a punto de sufrir un paro cardíaco.

-Qué hago? estará herido?

-No sé. 

-Voy a ir a los hospitales.

-No puedes ir y preguntar por V. Ese no es su nombre.

-Se llama Bastian!

-Mierda Alex! que tan metido estás con ese chico?

-No me preguntes Carlos, por favor, no sé que tan metido estoy, pero necesito saber que está bien.

-Roberto sigue escribiendo como pelotudo en el grupo, entrá y clavale el visto al menos. Quieres que te busque y te acompañe a los hospitales?

-por favor.

-en 15 estoy ahí.

Carlos no pudo reprimir una seña negativa cuando lo vio salir del departamento, totalmente abatido, parecía que había llorado.

-Estás bien?

-No, no estoy bien. Anoche me juré que no volvería a verlo, pero en estos momentos daría lo que fuera por tocarlo de nuevo y saber que está bien. No sé que me pasa. Lo vi solo un par de veces, pero estoy totalmente ido.

-A veces causan ese efecto -dijo y arrancó, Alex lo miró de reojo y supo que estaba hablando del otro bailarín, de Raul.

Eran las 12 del mediodía y habían recorrido los 7 hospitales de la ciudad, preguntando por Bastian o Javier pero nadie parecía tener noticias de ellos.

-Seguramente el dueño del club los hizo ingresar con otros nombres -explicó Carlos.

-Y si vamos al club?

-Rapsodia abre de noche, podríamos ir, ahí le preguntaría a Raul que sabe de lo sucedido.

-Gracias -jadeó Alex pasándose la mano por el cabello. Estaban saliendo del último hospital que tenían en la lista.

Se pararon cerca del bar que tenía el instituto y Carlos le palmeó la espalda.

-Va a estar todo bien.

-Hasta que me digan que Bastian no está herido, nada va a estar bien. Quiero verlo. Sé que el siente algo parecido a lo que siento yo. No estoy imaginándomelo. 

-Eres un cliente, Alex.

-No me digas eso ahora -gimió el muchacho -no necesito escuchar eso ahora.

Bastian estaba en el bar, casi tirado en una silla, con el café entre las manos. Tenía los ojos rojos de tanto llorar, todavía tenía rastros de sangre en el mentón y en el cuello, el dueño del club le había llevado una remera para que se sacara la camisa ensangrentada, desde donde estaba, lo observaba.

Lo había visto entrar y ahora salir.

Habría querido correr y llamarlo, pedirle que le dijera de nuevo que él no era un cliente sino "Alex". Pero se contuvo.

El chico andaba con un amigo, él lo conocía bien, era el cliente de Raul.

Imaginó que estaban en el hospital visitando a alguien. Tembló en el sitio, las manos volcaron parte del café en el pantalón y no se inmutó. Cuanto hubiese dado para que el pelinegro volteara a verlo!!! Le habría pedido que se acercara, que compartiera un café con él, porque estaba solo, porque su chiquillo estaba en terapia intensiva con un disparo en el pulmón izquierdo, que la cirugía había sido un éxito pero que ahora todo dependía del organismo del niño. Le habría contado que ahora más que nunca se sentía solo en el mundo. Que su cuerpo la noche anterior le había hecho creer que tal vez había escapatoria a la vida de mierda que llevaba. Le habría dicho, mientras tomaban un café juntos, que esa noche en la despedida de solteros, lo había visto espiando y que juraba que no miraba a la novia... sino a él.

Le habría contado en confidencia, que tras su perfil de antisocial, había un hombre enamoradizo que estaba totalmente chalado por él y que necesitaba ese café juntos, que tenía miedo de lo que estaba pasándole porque sólo una vez se había enamorado y fue de la persona equivocada, le habría pedido que le tomara la mano, que lo abrazara y que le prometiera que todo saldría bien porque él también merecía tener una vida normal. Se habría acercado a su oído y le habría susurrado que era loco lo que sentía, pero que la noche anterior le había hecho el amor de tal manera que eso no podía llamarse "sexo" y él mucho menos "cliente".

Pero no lo hizo.

Se quedo temblando con el café frío en las manos, llorando en silencio, mientras veía como Carlos y Alex se alejaban.


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