Se dirigía hacia el bar del hospital cuando escuchó unos pasitos que corrían detrás de él, no tuvo tiempo a girar cuando unos brazos lo abarcaron desde la espalda.
-Mi bebé -dijo el rubio bajito mientras apoyaba la cabeza en sus hombros -¿ya estás mejor? ¡ya despertó!
-Si, ya estoy mejor -mintió mientras intentaba una sonrisa y le besaba las manos que tenía entrelazadas al cuello.
El que lo había abrazado, el que había llegado al hospital a las 6 de la mañana, ni bien recibió su mensaje, era su mejor amigo: Raul.
Lo había conocido en el club.
Cuando ingresó, al poquito tiempo lo hizo Raul y se ayudaron mutuamente. Si alguno de los dos se veía sobrepasado por la existencia, se encerraban en el baño y lloraban juntos. Después de 5 años, eran como hermanos.
Se puso frente a V y le pasó las manos por el cabello, ordénandolo.
-Estás muy pálido, has dormido?
V negó con la cabeza.
-Bastian, no me gusta la cara que tienes, hace cuanto no duermes?
-Sólo hoy -respondió abrazándolo y metiendo la cara en su cuello.
Raul lo obligó a salir de su escondite.
-Bastian, has estado esnifando? -el rubio alto no podía ocultarle nada, se conocían ambos a la perfección, juntos habían caído en el vicio unos años antes y juntos habían logrado salir.
-Un poquito, necesitaba venir a ver a Javier y no estaba bien -dijo, obligándose a una rectangularidad triste en el rostro.
Raul lo tomó de la mano y lo condujo al bar, lo hizo sentar, se acercó a uno de los meseros, pidió dos cafés, retornó al lugar cerca de V, se sentó, cruzó las manos sobre la mesa y lo miró.
-Vamos, desembucha que te ha pasado. Ese tal Alex te ha hecho algo?
Y la rectangularidad se fue a la mierda, se tapó el rostro, hundió su cuerpo sobre el pecho de su amigo y se lo contó mientras lloraba.
Raul escuchó el relato respirando profundo. Lo apartó de su pecho con brutalidad, le pasó las manos por el rostro para secárselo y le tomó el mentón para que lo mirara.
-Ya está, ya has llorado, basta. Te había dicho que no confíes. Listo, asunto terminado. Lo corriste de tu casa e hiciste bien, ahora tendremos cuidado un tiempo para que no aparezca. Me dijiste que lo viste con Carlos?
-Si, ayer a la mañana estaban los dos en este hospital, pensé que andaban visitando a alguien pero en realidad Alex me buscaba. Pero no digas nada, ya lo arreglé, estoy seguro que no volverá.
-Entonces no quiero verte llorando, Bastian. Basta! Odio verte llorando -dijo mientras lo acercaba y le besaba la frente, la nariz y superficialmente la boca. -Si no quieres que vaya y lo reviente a patadas, no llores.
Raul era peligroso y Bastian lo sabía.
Si Raul amenazaba, Raul cumplía.
El rubio pequeño había llegado al club después de vivir desde los 13 años en las calles.
Había dormido en las parques, comido sobras que la gente tiraba, sabía defenderse, no había dudado en robar cuando las tripas chillaban tanto con hambre que era imposible siquiera dormir y se había visto obligado a prostituirse con los policías para que no lo golpearan.
Raul era un sobreviviente.
Cuando llegó al club y vio que podía sacarle ventaja a la belleza innata que cargaba encima, se sintió realizado. Ahora vivía bien, no le faltaba nada y no se arrepentía de su presente, hasta que veía a su Bastian llorar y quería salir a matar humanos.
Lo atrajo hacia su cuerpo y lo apretujó contra él, un mesero los miró de reojo y Raul levantó el dedo medio.
-La próxima vez que venga me van a dar el café con un escupitajo dentro por tu culpa -soltó el rubio más alto en medio de una sonrisa y Raul bajó el rostro para apreciarla. Esa rectangularidad era más sincera, esa rectangularidad le agradaba más.
Volvió a levantarle el rostro y nuevamente le dejó un beso en la boca, esta vez un poco más profundo..
-Eres mi hermano, idiota -dijo Bastian en medio de una carcajada mientras se deshacía de ese abrazo y se levantaba.
-Pero somos hermanos pervertidos -agregó el otro sonriendo, desapareciendo los ojos en el ínterin.
-Me voy al baño, me estoy meando hace como dos horas.
Raul tiró un beso al aire y Bastian le sacó la lengua.
Salió de la cafetería y se dirigió a los baños, no se percató del muchacho de cabello negro, despeinado, ojeroso y con una importante cantidad de alcohol encima, que los observaba desde un rincón del hospital.
Tampoco se dio cuenta cuando comenzó a seguirlo, teniendo especial cuidado en que Raul no lo viese.
Bastian llegó al baño, se paró frente al mingitorio y orinó, alguien se paró en el mingitorio siguiente e hizo lo mismo. Tenía olor a alcohol.
Terminó, giró hacia los lavatorios y se lavó las manos, disimuladamente levantó la vista hacia los espejos para observar que el borracho no se le acercara, pero se encontró con el tipo dado vuelta, observándolo.
Giró de golpe, apoyándose en el lavamanos.
Se miraron.
El borracho hizo un paso hacia él y Bastian levantó la mano.
-No te acerques -susurró tenso.
-Tenemos que hablar.
-No tenemos que hacerlo, me voy a ir y no quiero que me sigas. Estás borracho.
-No lo estoy.
Bastian hizo dos pasos hacia la salida del baño sin darle la espalda y Alex se le abalanzó, tomándolo del rostro con brutalidad y comenzó a pasarle la lengua por la boca.
Bastian intentó quitárselo de encima, lo empujó con fuerza. El muchacho retrocedió un paso pero lo agarró nuevamente de las muñecas, haciéndolo girar para quedar apoyado en el lavatorio de frente al espejo y él detrás. Se miraron a través del reflejo. Lo dos agitados.
Cuando vio que Bastian no luchaba, Alex comenzó a pasarle la lengua por el cuello.
Bastian cerró los ojos.
Era insano estar en el estado en el que estaba.
Era un puto masoquista, no podía estar excitándose ante las lamidas con olor a alcohol que el pelinegro le estaba dando en la nuca y la espalda.
-Quiero estar con vos -susurró el pelinegro. Bastian se soltó de las manos y giró para besarlo con desesperación.
¿Qué le pasaba? ¿Qué tenía ese hombre? ¿Por qué de nuevo estaba equivocándose?
Lo empujó e intentó correr hacia la salida pero Alex fue más ligero, lo tomó por la cintura, abrió uno de los cubículos, lo tiró dentro y lo hizo estrellar contra una pared. Entró, cerró la puerta y se puso detrás, sosteníendole un brazo doblado a la espalda.
V se había golpeado un hombro ante la violencia del impacto y tardó en reaccionar, cuando lo hizo ya estaba nuevamente acorralado por el muchacho.
-No me obligues a que haga algo que no quiero hacer.
-¿Qué? -respondió agitado V. -¿Me vas a violar? ¿Crees que vas a ser el primero?
Alex quedó en silencio.
-Quiero estar con vos, es mucho pedir?
-Puede hacer eso los viernes, estimado client...
No lo dejó terminar, Alex le tiró del cabello hacia atrás obligándolo a lanzar un quejido por la brutalidad.
-Me has dicho que no vaya. Si voy de nuevo al club, ¿me recibirás?
Bastian no contestó, en el silencio del baño se escuchaban las respiraciones agitadas de ambos.
Alex bajó la mano y tocó la pija erecta de V.
Jadeó al sentirla dura, la acarició por sobre el jean, apoyó la frente en la espalda del rubio y sollozó.
-Solamente quiero tocarte -gimió.
-Alex, estás borracho.
-Es por tu culpa. Quiero estar contigo pero me obligas a esto.
Soltó el agarre, Bastian giró.
-Puede ir a verme en el club. -le dijo, acercándose para besarlo.
La puerta principal del baño se abrió y entró alguien.
-Bastian? estás bien? -preguntó Raul en voz alta.
V se asustó, le puso la mano en la boca a Alex y con los ojos le pidió silencio.
-Ya salgo.
Lo escuchó orinar y luego lavarse las manos.
-El café se te ha enfriado, te pasa algo? -lo escuchó acercarse y se apresuró a salir.
-No, estoy bien.
Raul lo observó un momento.
-No estás bien. ¿Estuviste llorando de nuevo?
-Ya no -respondió apurándose a su encuentro, alejándolo del cubículo -cuando vos estás conmigo me olvido de los problemas, eres mi hermano preferido.
-Más vale que sea el preferido -contestó el otro no muy convencido, acomodándole nuevamente el cabello. -Vamos, quiero estar para la hora de las visitas, necesito ver a tu pequeño salvador.