3 años después.
Raul estaba tomando una cerveza en el bar del club cuando sonó su celular, era una notificación de la barra indicándole que tenía cliente para baile. Dio el ok y se preparó.
Ingresó al habitáculo N° 2.
-Buenas noches, estimado cliente -saludó mientras entraba, se ponía de espaldas y tocaba el botón en la pared para que comenzara a sonar la música.
-Puedo tocarle el culo, bailarín? -preguntó el cliente y Raul reconoció la voz grave.
Se dio media vuelta con tanta precipitación que se escuchó cuando un hueso del cuello tronó.
-Dios mio, eres tú?
Bajo las luces negras y rojas, sentado, había un hombre delgado. Llevaba una camisa blanca, jean y un sombrero que apenas ocultaba su cabellera negra, estaba distinto, pero cuando se hizo la rectangularidad en el universo, ya no quedaron lugar a dudas.
-Dios mío, Bastiaaaaaaaaan -gritó
El recién llegado se paró y Raul se le tiró encima, abrazándolo con brazos y piernas, V perdió el equilibrio y rebotaron por las cuatro paredes, riéndose a los gritos.
Un gigante de seguridad se asomó con precaución al escucharlos.
Los dos muchachos giraron cuando vieron abrirse la puerta.
-ES BASTIAN! -le gritó Raul y el gigante entró al cubículo pequeño con los brazos abiertos para poder abrazar al ex bailarín.
Después llegaron a saludar los de la barra y algunas bailarinas también, de pronto V se sintió como si hubiese vuelto al hogar. Se sentía bien regresar con más fuerzas, con las heridas totalmente cicatrizadas.
-Esperame, voy a hablar con Bogum, le digo que me voy temprano.
-Te va a armar un escándalo.
-No, bebé, le voy a decir que viniste a verme y si quiere armar un escándalo le voy a pedir amablemente que se lo meta en el culo. Ya vuelvo.
En media hora más estaban los dos en un bar de la esquina.
Raul no dejaba de tomarle las manos y besarlo, había sentido la soledad con tanta profundidad que muchas veces la escuchaba respirar en su oído. Tenerlo ahí, era tener la felicidad al alcance de la mano. En esos tres años se habían visto dos veces. La primera cuando lo fue a visitar al instalarse en el departamento de Dany y luego cuando se recibió.
-¿Qué andas haciendo? Por favor, decime que viniste a buscar trabajo en esta ciudad. Por favor!!! -le dijo mirándolo con los ojos inmensos.
-Estoy aquí hace una semana, bebé -le respondió y Raul sacó la mano de un tirón.
-¿Cómo que estás aquí hace una semana y recién vienes a verme?
Bastian hizo una rectangularidad gigante y le tomó por la nuca para acercarlo hasta que quedaron los rostros juntos.
-Hace un mes vine a probar suerte y me dediqué a dejar curriculums por todos los hospitales. Hace dos semanas me llegó la carta desde uno de ellos, me aceptaron. Vine hace una semana e hice los papeles para mi ingreso en pediatría, busqué departamento y me instalé. Quería desocuparme de todo, regresar para que me vieras convertido en médico. Trabajando y viviendo solo. Siendo independiente. Quería que te sintieras orgulloso de mi!!!
-Yo? y porqué yo??? porque debería sentirme así porque ahora eres médico??? Siempre me sentí orgulloso porque eras Bastian, y ser el hermano de Bastian ya era de por si un orgullo!!
-Raul, siempre fuiste el fuerte de los dos, el que sabía salir de los apuros, el que podía con todo, yo era sólo el que se serruchaba el brazo cuando algo no le salía bien. Ahora llego con esta pequeña victoria bajo el brazo y necesito, por favor, necesito que te sientas orgulloso de mi -le rogó con los ojos vidriosos.
Raul le tomó el rostro con ambas manos y le dijo contra los labios.
-ME SIENTO ORGULLOSO.
***
Bastian entró a la guardia del hospital, eran las 4 de la madrugada y esa semana le tocaba el turno nocturno. Saludó a la secretaria y pasó al consultorio.
-Acaba de llegar un paciente -le comunicó la mujer de la entrada a través del interno.
-Perfecto, que pasé por favor.
Tocaron la puerta dos veces e ingresó un hombre con una niña de aproximadamente 3 años.
Bastian miró a la pequeña que llegaba con la carita roja, ella lo miró asustada y él le sonrió mientras se acercaba y le tocaba el rostro.
-Vaya! parece que tenemos un poquitín de fiebre -le dijo a la pequeña, de cuclillas frente a ella -cómo te llamas, dulzura?
-Sandra -contestó la niña casi escondiéndose detrás de la pierna del padre.
Bastian le regaló una rectanguaridad y se paró.
-Qué síntomas ha desarrollado la pequ...
Cuando lo miró se quedó sin respiración por un segundo. El hombre lo miraba con la boca abierta.
Cuando la sorpresa pasó, Bastian se acomodó el cabello nervioso y extendió la mano.
-Alex, es un placer verte nuevamente. Por favor, toma asiento y cuéntame que le pasa a la niña, qué síntomas tiene?
Alex lo saludó, la mano de dedos largos de él se enredó en la suya y recordó su piel, tropezó con la silla antes de poder sentarse, alzó a la pequeña y la puso en su regazo.
-Me dijo que le dolía la garganta y cuando fui a verla durante la noche ya tenía mucha fiebre.
-¿Le diste algún antipirético?
-¿Un qué?
-¿Le diste algún medicamento para la fiebre?
-No! yo no sé que hacer. Es la primera vez que se enferma cuando está conmigo.
-Tranquilo. Sandra, acercate, te revisaré.
La niña se acercó tímidamente, Bastian la levantó, la puso en la camilla y comenzó el examen de rutina: garganta, nariz, oídos.
-No sabía que estabas nuevamente en la ciudad. En alguna oportunidad cuando fui a buscarte y me dijeron que te habías ido, me alegro mucho de verte -susurró Alex -Ignoraba que estudiabas medicina.
-Si, supongo que era mi gran secreto -contestó sin mirarlo, dándole su total atención a la niña. -Sandra tienes la garganta inflamada. Te daré ya mismo un medicamento para que la fiebre baje y puedas descansar. si? Tiene sabor a fresas y te gustará.
La pequeña asintió sonriente.
Bastian preparó un medicamento le dio a la pequeña y se sentó para hacer una receta.
-Alex tienes que comprar este antibiotico y dárle 5 mililitros cada 8 horas, también deberás conseguir un antipirético y dárselo cada vez que tenga fiebre o cada 6 horas. Lo comprendes?
-Si, pero por favor, anótalo todo. Esta es mi semana con ella y no estoy acostumbrado a dar medicamentos. No quiero cometer ningún error.
-Tranquilo, todo andará bien, ella tendrá fiebre como mucho dos días. Sólo tienes que respetar los horarios y tranquilizarte.
-Estoy solo con ella y me asusto fácilmente... me separé de su mamá.
Bastian lo miró un segundo y regresó la mirada al recetario, cuando terminó de anotar las instrucciones le alcanzó el papel. Alex la agarró, los dedos se rozaron y Bastian sintió una pequeña electricidad.
-Muchas gracias.
-No tienes que agradecer nada, estoy para esto, hasta pronto Sandra. Si tienes algún inconveniente o surge algún otro síntoma, que estoy seguro que no sucederá, puedes llamarme, en la receta está mi número de teléfono.
A Alex le tembló el papel en las manos.
-OH! bien, gracias de nuevo.
Tomó de la mano a su hija y se estaban por ir cuando giró con inseguridad.
-Me alegro mucho de que hayas regresado.
Bastian asintió con una sonrisa.
-Tu pareja debe estar feliz.
-Mi pareja?
-Javier.
Bastian volvió a sonreír.
-No estoy en pareja.
-Oh! ok.
La niña tironeó a su padre para que caminara y él la levantó en brazos y salió.
Bastian largó el aire que estaba conteniendo y se sentó sobre su escritorio.
Se oyeron dos golpes en la puerta y nuevamente se abrió. Alex introdujo la cabeza.
-Sé que debo llamarte si le pasa algo a Sandra... pero si todo marcha bien con la fiebre de mi hija... aun puedo llamarte para invitarte a tomar un café?
A veces el destino, dejaba de comportarse como una perra.
Bastian sintió que algo en su pecho hizo un clic realizando un encastre que debía suceder. ¿Para esto había regresado? ¿Era esto lo que había estado anhelando durante 3 años?
Bastian sonrió con la rectangularidad más luminosa que todos los dioses del cielo y el averno pudieron contemplar y asintió con la cabeza.
-Si, me puedes llamar para tomar un café.
FIN
A todos los que llegaron hasta este punto MILES DE GRACIAS POR LEER LA HISTORIA DE MI BASTIAN STREEPER Y SU ALEX AMADO!!!