7.- Sueños
Harry entró en la habitación, las cortinas blancas, impolutas, se mecían con el suave viento que entraba a través de la ventana que estaba abierta, estaba claro, debía ser casi medio día, pero no había ruidos en la habitación, ni en ninguna parte de su casa. El aire calmado a su alrededor era alentador.
Se dio la vuelta para salir de ahí, estaba buscando a su pareja, pero no podía encontrarlo, por más puertas abiertas que hubiera frente a él.
Bajó las escaleras con tranquilidad, fue a la sala, pero tampoco estaba ahí.
Llegó entonces a la cocina, el aroma de la comida lo llamó y guio, dentro de esta estaba su pareja, caminaba de un lado para el otro tarareando una vieja canción.
Harry se apoyó en el marco de la puerta. Estaba deleitado con la imagen frente a él. Severus era increíble ante sus ojos. Entonces su pareja levantó la vista y lo vio, se había quedado congelado al verse descubierto.
-No deberías estar aquí -le dijo volteándose para que no le viera.
-Estaba buscándolos -dijo caminando hasta su pareja y le abrazó por atrás, ya su altura era superior a la de Severus, por lo que podía, perfectamente, ver por sobre su hombro. Apoyó el mentón en el hombro de Severus y vio al bebé en brazos de su pareja, con cuidado acarició la suave cara del infante de poco más de dos meses.
-No hagas eso o lo vas a despertar -dijo queriéndose alejar de los brazos de Harry.
-Por favor no te alejes -le pidió ocultando su cara en el cuello de su pareja- te hecho de menos, ¿sabes? -le dijo afianzando aún más su abrazo- desde que Albus nació que no me pones atención -dijo malcriado.
-No puedes tener celos de tu propio hijo.
-Puedo tener celos de cualquier Alpha que este a tu alrededor.
Severus negó con la cabeza, no estaba en edad de estar aguantando a su pareja siendo un niño, más aún que el que tenía en brazos.
-Bien, puede que en la noche pueda ponerte algo de atención -dijo volteando el rostro, lo justo para que Harry sonriera de lado antes de besarlo lentamente, paseando su lengua por dentro de la boca de Severus.
-Te amo demasiado, Severus, no tienes ni idea cuánto.
-Yo también, mocoso -dijo mirándolo a los ojos antes de sumergirse en otro beso.
…
…
Despertó de golpe, sudando copiosamente, no podía ser que volviera a soñar algo como eso. Se puso de pie rápido y fue a lavarse la cara, desde hace una semana que estaba soñando cosas como esas, pero no se lo diría a nadie, eso sería perjudicial para él.
Abrió la ducha y casi con desesperación se sacó la ropa para meterse bajo el agua y dejar que el suave y refrescante liquido se llevara sus pensamientos.
Severus no era así, no era un pedófilo, porque por mucho que el tiempo hubiera pasado, que Harry ya tuviera diecisiete años y estuviera a puertas de tener dieciocho, seguía siendo menor que él, por mucho que fuera su Alpha, su pareja destinada, su alumno, pero nada más que eso, le había costado horrores el mantener la distancia con Harry por tres años y no podía permitir que los malditos sueños que estaba teniendo le hicieran flaquear.
Por lo menos no hasta que Harry cumpliera los dieciocho.
Fin