Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Once Upon On October por Lovis_Invictus

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

«Son sensaciones extrañas»

[Gregory Lestrade • Sherlock Holmes]


Sherlock Holmes podía confirmar sin atisbo de duda que poseía una memoria por demás más prodigiosa, regularmente sabía manipularla con el objetivo de no atiborrarla de tonterías o cosas banales, por lo cual se forzaba a olvidar aquellos datos poco relevantes para su área de trabajo; no obstante y para colmo de sus males, su cerebro tendía a guardar celosamente cualesquier evento emocional que fuese lo suficientemente fuerte como para marcarle de por vida, entonces siendo así era capaz de recordar casi todos esos eventos.

Pero había algunos en particular mucho más vívidos que los demás.

Si pudiese darle un inicio a todo quizás sería cuando recién cumplía los dieciocho años, no era nada más que un drogadicto a punto de abandonar la universidad, con sus problemas emocionales causados por su Asperger, sociopatía y nulo entendimiento de la sociedad, su genialidad le alejaba lentamente de todos, incluida su familia.

Una mañana mientras desayunaba solo en la cocina le llamó la atención un título que destacaba entre los demás del periódico sobre la mesa, una frase rezaba "Encuentran el cuerpo de la desaparecida dueña de un restaurante, fue asesinada".

Decir que se obsesionó con ese caso en particular no le haría justicia a lo que pasó, leyó todos y cada uno de los artículos disponibles en la red, buscó información sobre la fallecida, su extraño esposo y todo el círculo social que les rodeó por los últimos cinco años; no contento con ello estuvo doce horas seguidas intentando, exitosamente, hackear los sistemas de seguridad policiales en su zona, hurgó entre ellos durante otros noventa minutos hasta dar con los archivos del caso Victoire. Estuvo tres días dando tumbos, haciendo cosas ilegales como visitar la escena del crimen y entrar al hogar del matrimonio, incluso infiltrándose al restaurante en la forma de un camarero novato.

Pero lo logró.

Una vez tuvo todos los datos posibles solo quedó unir las piezas. Sorpresivamente le tomó apenas unos minutos, resultando tan sencillo que si no fuese por el nuevo hobbie descubierto, hubiese sido casi decepcionante.

Al final consiguió el nombre del detective investigador en jefe: Gregory Lestrade, un sujeto de treinta y un años, casado, flojo pero comprometido con su trabajo, el único de todos en el ministerio público que, al parecer, utilizaba al menos un poco su cerebro. Así pues, decidió entregarle la información a él.

Desde esa noche dieron inicio esas extrañas sensaciones dentro de sí. No iba a mentir, se sintió valorado cuando aquel extraño hombre en vez de arrestarle lo llevó a casa, lo cubrió ante el frío con su bufanda y le otorgó un paraguas.

De ahí en más era regular verse en cafeterías de bajo renombre, la compañía se agradecía en ambos sentidos y conversaban sobre todo o nada, desde problemas cotidianos hasta casos nuevos o inactivos. El investigador estaba encantado con él, alababa su ingenio con la emoción de un niño pequeño, le defendía de la sargento Sally Donovan y el forense Anderson quienes le odiaban por hacer mejor su trabajo.

La calidez dentro de su pecho crecía sin él saberlo; finalmente tenía un amigo.

Sherlock estaba agradecido de que no lo abandonara cuando, producto de la cocaína, tuvo un brote depresivo y casi se mata. Greg le hizo prometer que no atentaría contra sí mismo otra vez, lo cual incluía dejar las drogas y el buscar problemas para sentir adrenalina, mientras que él mismo prometió jamás dejarlo solo.

Sherlock Holmes nunca se dejaba llevar por las emociones, eran cosas que prefería mantener alejadas pues solo traían como consecuencia el dolor; sin embargo esta vez, contra todo pronóstico, aceptó apenas sintió algo en su interior rogándole por creer.

Esa madrugada de enero Greg le obligó a entrelazar meñiques, siendo un acto tal vez infantil para el resto, pero teniendo desmesurada importancia para el joven muchacho. Al día siguiente Sherlock despertó tirado en la alfombra, con el detective investigador abrazándolo por la espalda.

Las emociones desbordantes por ese hombre se hacían cada vez mayores, más adictivas.

Un tiempo después de ese vergonzoso episodio Greg llegó a su departamento sin avisar, Sherlock dormía sobre el sofá más largo tras días de no hacerlo cuando la puerta se abrió de golpe mientras el otro gritaba su nombre, despertándole tan ruidosamente como era posible. Irradiaba alegría con el simple respirar, hablaba animado contando que luego de semanas insistiendo su jefe directo aceptó hacer a Holmes parte de las investigaciones, pagándole por caso resuelto.

El chico se sintió en deuda, pues de nueva cuenta le estaba dando oportunidad de redimir. Accedió al instante.

Lestrade estuvo ahí todo el tiempo, por eso Sherlock se quedó cuando lo encontró ebrio hasta la saciedad esperándole en las escaleras de su edificio, con palabras entrecortadas Greg le comentó que había descubierto a su esposa siéndole infiel en la casa que compartían. Mientras le escuchaba desahogarse, sin saber realmente que más hacer, se preguntaba por qué alguien traicionaría a un hombre tan dedicado como él.

Pasaron años en la misma dinámica hasta que un día, de la nada, John llegó a su vida; entonces ya no tenía un amigo, sino dos. Mientras que a sus ojos Gregory era rodeado por la nostalgia John significaba algo totalmente nuevo. Se alejaron un poco pues el siempre curioso Sherlock estaba embelesado con el doctor Watson, pero jamás olvidaron sus cenas el fin de semana, incluso resolvían casos juntos, aunque no tan seguido como antes.

Entonces todo se fue a la borda, Moriarty apareció destrozando su pequeña burbuja con la fuerza de un huracán, tuvo que huir con ayuda de su hermano mayor, quien se cobró el favorcito con intereses, obligándole a estar dos años trabajando para él. Cuando volvió todo y todos habían cambiado, a excepción de Greg. El hombre le abrazó fuertemente al borde de las lágrimas, lo llevó a comer para conversar como en los viejos tiempos, como dos años no hubiesen pasado, y Sherlock se sintió en casa, contándole lo sucedido casi automáticamente, confesando además no entender porque John parecía odiarle.

Después pasó el tema con Charles August Magnussen, el disparo de Mary que casi le mata, su decisión de proteger la felicidad de John asesinado al poderoso magnate y la posterior muerte de Morstan.

En cada ocasión Greg estuvo ahí, cuidándole en el hospital, escuchándole, ayudando en casa cuando no se podía levantar de la cama y dándole un sermón al descubrir el laboratorio de metanfetaminas en su departamento, cumpliendo su promesa de estar a su lado.

Si Sherlock podía estar seguro de dos cosas eran, primero, que Greg es demasiado amable y segundo, está perdidamente enamorado de él.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).