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Once Upon On October por Lovis_Invictus

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«Eran más unidos de lo que a simple vista podría parecer»

[Mycroft & Sherlock Holmes]

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El lugar estaba en completo silencio, los pasos firmes de Sherlock resonaban fuerte en el mármol bicolor, contrastando espectacularmente con el caminar felino de Mycroft que apenas y lograba escucharse.

Ambos hombres llegaron al fondo haciendo una reverencia de cabeza en agradecimiento a las pocas personas que estaban presentes, todas repartidas en las pocas bancas que había. La mayoría respondieron el gesto de igual manera.

Los hermanos, enfundados en sus respectivos trajes negros tomaron asiento a un lado de la mujer que les había dado la vida, abrazándola fuertemente sin tener idea de qué más hacer mientras ella lloraba desconsolada con la frente recargada sobre el ataúd blanco de su esposo.

— ... Mami— comenzó Sherlock tratando de no llorar también, su voz se cortó mientras comenzaba a respirar rápidamente, entrando en pánico por no saber controlar sus emociones al haber perdido a su padre y ser incapaz de consolar a su madre, recurrió a su hermano, mirándolo fijamente con sus ojos cristalizados en busca desesperada de ayuda.

Mycroft le tomó discretamente la mano que reposaba en el regazo de mamá, apretándola despacito. Negó con la cabeza, como lo hacía cada vez que quería tomar riendas en el asunto.

— Mami, Sherlock y yo tenemos que hablar, volveremos en un momento— le susurró, acariciando su plateada cabellera.

Ella no pudo esconder su repentina sonrisa, conocía perfectamente a sus excéntricos hijos y sabía el modo que ellos tenían de lidiar con los sentimientos que tanto alegaban no tener, siendo los dos mucho más emocionales de lo que a primera vista podría parecer.

— No se preocupen, aún tengo que hablar con su padre sobre algunas cosas y despedirme de él apropiadamente— comentó usando un pañuelo para limpiar de su rostro los rastros de llanto.

Mycroft asintió, sin soltar la mano de Sherlock le arrastró hasta un confesionario que se encontraba totalmente alejado de sus familiares y amigos de sus padres, encerrándolos dentro. Ahí pudo verlo bien, su hermano tiritaba, mordía su labio inferior con fuerza y su mirada siempre observadora estaba perdida en la nada, como cada vez que tenía un shock emocional, pero Mycroft estaba seguro de que esto era muy diferente a esas ocasiones anteriores.

Lo agarró de los hombros, agachándose un poco para estar los dos a la misma altura— ¿Puedes decirme que piensas de la mujer gorda de rojo? — le preguntó suavemente, masajeando sus hombros con los dedos, sintió lo tenso que estaba y eso no era buena señal. 

El menor se agarró el cabello con ambas manos, jalando las hebras entre sus dedos y enterrando las uñas en la piel de su cabeza, estando a nada de hiperventilar— N-no lo sé, no sé de quién hablas

— Sé que puedes hacerlo, vamos, solo necesitas verla— le animó cariñoso, susurrando, sin dejar de acariciar, quien pudiese verlos realmente no creería que ese era Mycroft Holmes, y de verdad se estaba esforzando, no era la primera vez que Sherlock tenía un ataque de ansiedad, eran algo común durante su infancia y adolescencia, empeorando muchísimo cuando comenzó a drogarse, Mycroft sabía que debía regresarlo a su zona de comfort o permanecería así durante días— Sólo piénsalo un poco, ¿Qué ves en ella?

A través de las rendijas entre la madera vieja podía verse a una mujer regordeta enfundada en un vestido de color rojo brillante, ella conversaba animada con una anciana que hubo visto un par de veces en casa; cada que hablaba se movía demasiado, hacía ademanes con sus manos y su cabello corto se meneaba de un lado a otro. Echaba constantes miradas de soslayo al féretro pero no parecía tener el valor de acercarse.

— Qu-que es ridículo venir de rojo a un funeral...—soltó el aire en una exhalación temblorosa— Quiere resaltar, las uñas postizas no se ven desgastadas por lo que tiene poco con ellas, el maquillaje es profesional, probablemente del salón de belleza más caro de la zona, se nota en los productos... mueve la mandíbula hacia adelante cada cierto rato, eso significa enojo y.. 

— Está molesta con mamá— incitó Mycroft al verle parar en seco, pareció funcionar pues Sherlock parpadeó antes de concluír:

— Rencorosa— aspiró entrecortado— Ella fue un viejo amor, pero papá eligió a mami y por eso está molesta, quiere hacerle ver que no fue la única

Mycroft tomó la nuca de su hermano impulsando su cabeza hasta que la frente le chocó contra su hombro, colocando su mano libre alrededor de la cintura ajena.

— Estás de vuelta— susurró a la nada—. Ahora necesito que seas sincero contigo mismo y hagas lo que sientas debes hacer, no lo guardes, no quiero que vuelvas a tu miserable departamento a inyectarte porquería— dijo sin esperar en realidad que le hiciera caso.

Sorpresivamente lo hizo, se soltó a llorar.

Era desgarrador verle tan vulnerable después de todo lo malo que mutuamente se habían hecho pasar, ahí, aferrándose a su saco al tiempo que pedía disculpas a sus padres como si la muerte fuese algo que él pudiera remediar.

Le dejó ser, sintiéndose responsable de él no fue capaz de llorar también, ya lo haría en la soledad de su habitación acompañado por unas cuantas botellas de Wiskey y cigarrillos mentolados, tal vez rompería la dieta atascándose de comida hasta que no pudiera más, no lo sabía, lo único que importaba en esos momentos era su hermano menor y el roto corazón de mamá.

— Vendrás conmigo ésta noche, te quedarás en mi departamento y no está a discusión— le comentó en voz suave, entregándole un pañuelo después de que se hubo calmado un poco.

— No quiero, tú no me mandas— respondió en tono infantil mientras se sacudía la nariz.

— Dije que no estaba a discusión— le alborotó el cabello tratando de molestarle, abriendo luego nuevamente la puerta del confesionario. Algunas personas les vieron curiosas, más solo bastó una mala mirada por parte del gobierno británico para que agacharan la cabeza.

Suspiró, observando al sacerdote entrar seguido de sus lacayos, iba a ser una velada muy larga.

 

 


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