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DOBLE ALPHA por LIAMSUZUKI

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La sangre brotaba en una cantidad escandalosa y Akihiko seguía jadeando a causa del aroma de Misaki que lo tenía abrumado por completo.

Él omega se movió para safarze de Usami y lo único que provocó fue que lo estrechara más fuerte.

—Usami san...suélteme por favor.

 

—No, no te iras.

Akihiko besó una vez más los labios de Misaki y este pudo observar esos ojos violeta algo ennegrecidos por el deseo. Esta era la parte de su condición de omega que odiaba; ser visto como un simple objeto sexual, como un animal que entra en celo para aparearse con fines reproductivos.

Aunque, ¿Eso era realmente lo que Akihiko y Masamune Usami necesitaban de él?

No podía saberlo y no intentaría averiguarlo de ninguna forma posible en este momento.

Misaki apartó los labios y de algún modo logró liberar su mano derecha para abofetear a Usami.

No logró su cometido porque justo en ese momento llegaba Masamune con Aikawa y el de cabello negro se abalanzó sobre Akihiko.

—¡Con un demonio! !¿Que estás haciendo Akihiko?!

Misaki fue soltado creyendo que su pobre cabeza impactaría contra el duro piso pero no fue así, Aikawa ya sostenía su nuca y él omega pudo ver su cara de pánico junto a las lágrimas que comenzaron a salir 

 

—Mi..Misaki..

La mujer lo cubrió con su saco y llevó hasta su regazo mientras oía los golpes que Masamune le atestaba a Akihiko.

—Vas a estar bien Misaki—dijo Aikawa limpiando un poco de sangre de su frente.

 

—No.. no soy yo quien sangra.

 

Misaki alzó la mano para señalar a Akihiko con el brazo lleno de sangre por la mordida que él mismo se hizo para controlarse. El omega se sintió mal cuando él puño de Masamune impactó el estómago del alpha mayor, era una pelea muy estupida y creía que todo era por su culpa.

 

—¡Eres un cabrón! ¡Como se te ocurre marcarlo!—Soltó otro puñetazo

 

—¡Con un carajo! ¡Ya cálmate Masamune!

Akihiko detuvo el puño de su hermano antes de que le golpeara el rostro y torció su brazo para impactarlo contra la pared. Masamune sintió el ardor por su mejilla cuando el concreto le levantó un poco de su piel y volteó con su hermano.

 

—Eres una basura Akihiko.

 

—Cállate.- contestó entre dientes el de cabello plateado  y dispuesto a golpearle la espalda  para ver si así, guardaba silencio.

 

Masamune por fin pudo apreciar el brazo lastimado, los dientes y encías ensangrentadas de Akihiko dispuesto a atacarlo por interrumpir su encuentro con Misaki.

Los ojos de su hermano mostraban furia y deseo, el mismo que él sentía por ver y oler a Misaki. No era la misma intensidad como cuando su Ritsu entraba en celo, pero al ser familia compartían un poco de las esencias y eso le gustaba.

 

—¡Suéltame! 

Masamune logró zafarse de su hermano mayor y tenía toda la  intención de terminar de noquearlo por agredir al castaño.

 

—¡Te dije que te controles Masamune!

Gritó una vez más Akihiko.

 

~BASTA~

Una vocesilla se escuchó claro por la vivienda y ambos alfas voltearon a ver a Misaki antes de que perdiera la conciencia.

 

 

 

 

 

A Chiaki se le cayó el cuaderno de las manos cuando el aroma se filtró por su nariz y quedó estático. El aroma a vetiver invadía cada poro de su ser y no pudo evitar que le salieran unas lágrimas.

Por su parte Hatori con la respiración algo agitada veía ese pequeño cuerpo de espaldas y como temblaba a la velocidad con la que él acortaba la distancia. El aroma a lilas de Chiaki tomó intensidad y el corazón del alfa dolió.

Dolía porque él lo abandonó, lo hizo a un lado y aunque creyera que hacía lo correcto, eso no lo exoneraba del dolor que Chiaki experimentó estos años sin su presencia.

 

¿Como era posible que después de más de 3 años se reencontraran en la casa del escritor Usami? 

La respuesta era obvia: la muerte de Kyo y Ritsu, y por ende la protección que Yoshino dio a Misaki y los bebés. Y la escena frente a Hatori era muy maternal: un omega con dos bebes recostados de lado en un enorme futon y con muchos peluches.

 

Hatori y Chiaki no se veían las caras y no importa cuanto tiempo pasara, ellos instintivamente se sentirían atraídos el uno por el otro, se reconocerían sin importar el lugar o el qué.

El alpha extendió su brazo para tocar a Chiaki y fue interrumpido por la mano de Haruhiko que lo detuvo.

 

—¿Quien.. eres?

Hatori parpadeo por ver al hombre y en segundos Chiaki fue corriendo a lo que parecía la cocina de Usami. Le escuchó vomitar y él sintió dolor en su boca. Por un momento olvidó que él ya estaba enlazado a otro omega y por eso a Yoshino se le revolvió el estómago.

—!¿Quien eres?! 

Gritó Haruhiko sorprendiendo más a Hatori. Por mucho que fuera un alpha sin sentido de las cosas, eso no le impediría el que quisiera proteger al amigo de su hermano Kyo.

 

—Soy Hatori Yoshiyuki, amigo de Takano san. No les haré daño.

 

Contestó muy perturbado mientras seguía oyendo las arcadas de Yoshino, se sintió tonto por contestar eso, era obvio que él no haría nada indebido o de lo contrario Akihiko Usami no hubiera permitido el acceso a la casa. Uno de los bebés comenzó a llorar y Haruhiko se sentó en el piso para cargar a Yuki quien había despertado e intentó arrullarlo.

Hatori miraba con insistencia a la cocina, su mente le pedía ir con Yoshino y el otro alfa lo sabía.

 

—Pu..puedes ir con él.

 

Hatori ni bien escuchó el consentimiento de Haruhiko y fue a toda velocidad por Chiaki.

Él omega enjuagaba su boca y unas lágrimas descendían por sus mejillas. Hatori quizo limpiarlas y lo único que ganó fue que él omega le apartara la mano.

—¿Que haces aquí?

 

Escuchar la voz de Chiaki le pareció un hermosa melodía, él omega se veía radiante, su piel era tersa, lo mismo podría decir de su cabello y esos ojos azules eran igual o hasta más hermosos desde que lo viera por última vez.

 

—Yoshino....

 

—Te hice una pregunta.

 

Hatori quería abrazarlo más sin embargo el olor a rechazo de Yoshino fue como una puñalada para su corazón. Las palabras no podían salir de su boca, estaba hipnotizado por Chiaki y solo después de un par de  minutos contestó.

—Trabajo con.. con Takano san, es mi jefe en Editorial Marukawa. Vine a..a visitarlo, no está bien desde que murió su.. su omega. 

 

Yoshiyuki parecía retrasado mental, Chiaki se sorprendió más por esa respuesta, justo porque Masamune le propuso revisar su portafolio del manga y ahora resulta que el alpha que amó durante su adolescencia y que lo abandonó sin motivo aparente, es subordinado de uno de los más importantes editores dentro del país.

Sin duda el destino parecía confabular en su contra y comprendía lo que Misaki experimentaba al estar con los hermanos de su difunto alpha, porque para Chiaki eso era Hatori.

Alguien que había muerto en su corazón ó al menos eso quería hacerle creer.

El ruido de su teléfono móvil lo sacó de la ensoñación tan profunda que estaba experimentando y contestó de inmediato al ver la llamada de Aikawa san.

 

—¿Que sucede Eri?

 

<Las cosas se complicaron un poco, iremos a un consultorio privado>

 

—¿Al.. al médico? ¿Le sucedió algo a Misaki?—Preguntó temeroso.

 

<Algo así, no te alarmes. Puedes quedarte en la casa de Usami, has uso de todo lo que creas necesario para que cuides bien de los bebés y de Haruhiko. Un par de guardias estarán en un momento más con ustedes>

 

—Entiendo. los bebés y Haruhiko se portan bien. No te preocupes.

 

<No estoy preocupada. Hatori san no permitiría que les ocurriera algo malo>

 

Chiaki sintió como un balde de agua fría le cayó justo en la cabeza, volteó a ver al alfa y después contestó a Aikawa.

 

—¡Entonces ya lo sabías! ¡Eres una...!

No termino la frase por culpa de Aikawa que terminó la llamada—¡Aikawa! ¡No me cuelgues! Y...

Sus amenazas fueron interrumpidas por el llanto del hijo de Misaki y a toda velocidad salió de la cocina para ir por el bebé.

 

Y mientras, Hatori quedó temblando, con los ojos vidriosos y el aroma a lilas de Chiaki haciendo que pudiera perder la razón.

 

 

 

 

 

 

—¡Kymi! 

Misaki despertó después de pronunciar el nombre de su hijo y quedó sentado por la cama. Ya no sentía tanto calor y su aroma era leve. Tenía algunos cables y una intravenosa en su mano izquierda con lo que parecía suero.

Le recordó la escena de meses pasados cuando dio a luz a su bebé y las imágenes de aquel fatídico día se arremolinaron de nuevo en su cabeza. Después lo sucedido unas horas atrás con el alfa que intentó violarlo y las lágrimas salieron de sus ojos.

 

—¿Donde estas Kyo?... Yo.. yo te necesitaba. Nuestro hijo te necesita y yo estoy sufriendo mucho sin ti.

 

Tras razonarlo, se sintió un completo inútil. bien le decía Ritsu que debía terminar su entrenamiento de defensa personal por si algún día quisieran propasarse con el, a lo que Misaki no puso atención porque creyó que Kyo Usami siempre estaría a su lado. Y el mismo se lo juro cuando se casaron. Kyo siempre lo había protegido de todo, incluso en el último momento cuando ocurrió el incendio.

Misaki se frotó los ojos para borrar las lágrimas y pronunció ese apellido.

 

—Usami...

 

El aroma de Akihiko aún lo sentía calando en su nariz, las manos frías del alpha acariciando su cuerpo y como lo besó con ternura y deseo mezclados. Fue diferente al beso que Masamune le dió pero con la misma intensidad.

Misaki apretó los puños, esto le parecía un juego muy peligroso al estarse involucrando con ambos alpha y no estaba dispuesto a ser su objeto de placer. No después de verlos pelear de esa manera y todo por su celo que se disparó sin aviso.

Muy enojado se paró de la cama y trataba de quitarse la aguja y los cables para irse de ahí. Recogería a los bebés y le pediría a Aikawa san irse a la vivienda donde residía con Chiaki y los demás.

 

Uno de los aparatos comenzó a hacer ruidos extraños y no tardó en aparecerse el médico quien le sonreía mientras lo miraba de pies a cabeza.

 

—Me alegra que hayas despertado y no intentes quitarte el suero, ya te sangraste el dorso de la mano. 

Misaki desvió la mirada al ver de nuevo al atractivo médico de cabello negro y mirada angelical llamado Kusama Nowaki.

—Creo que tendré que regañarte Misaki Onodera.

 

El castaño estuvo por objetar lo de su apellido real y otra persona entró a la habitación.

 

—Ay niño, no puede ser. Otra vez queriendo hacer lo mismo. Si que eres terco, parece que te gusta lastimarte y que yo te grite.

 

—Tsumori san..—dijo Misaki algo confuso al ver a Yasushi por la habitación y después le sonrió a Nowaki.

 

—Recuerdas que te dije que había un alpha que me interesaba. Pues vualá, ahí lo tienes—siseo Tsumori viendo feliz a Nowaki—Es muy guapo ¿No crees?

 

Misaki no respondió, lo único que quería era largarse cuanto antes para ir por su hijo y sobrino. Quitó su mano para que no volvieran a poner la intravenosa y Nowaki se acercó con ellos para ayudar.

 

—Misaki, deja que se termine el suero y vitaminas que te estamos administrando. Estás muy débil por estar alimentando a dos bebes y es necesario.

 

—¡No quiero! Tengo que ir por mis hijos ahora mismo—eso era  para Misaki el bebé de Ritsu, otro hijo más.

 

—Misaki por favor, déjame ayudarte. Déjame hacerlo, tú sabes que no pude hacerlo por tu hermano. 

 

Nowaki hizo una cara triste por lo de Ritsu y Misaki se sintió igual. No había que preguntar sobre cómo sabía la verdad sobre ellos y volvió a sentarse por la cama.

—Terminen cuanto antes y me iré de aquí.

—Aún no podrás hacerlo, aún tenemos que aplicarte un nuevo supresor. Tus niveles hormonales han cambiado a partir de que nació tu hijo y como tu alpha ya no está contigo tu cuerpo no acepta el medicamento. Tu organismo se había ajustado al celo y feromonas de Kyo Usami.

Por eso el que aplicaste por la mañana no surtió efecto y sufriste el ataque de ese hombre.

 

—¿Y...que me aplicaron ahorita para calmarme? 

—Un supresor para Deltas, es el más fuerte. 

Solo en lo que están los resultados de tus análisis—le respondió Tsumori.

 

Un olor a Jazmín se hizo presente por la habitación y Tsumori torció la boca, un hombre con ojos avellana y cabello chocolate lo miraba con él ceño fruncido. Nowaki sonrió al ver al omega y fue con él.

 

—¡Hiro san!

 

—Hola Nowaki. Me alegra que haya despertado  su paciente y esté tan enojado como para que me cuente a detalle lo ocurrido con Zelenin.

 

Misaki se tenso al escuchar ese apellido y su vista quedó fija en ese hermoso omega.

 

—Hola Misaki, soy Hiroki Kamijō abogado y amigo de Usami Akihiko.

 

 

 

 

 

 

 

 

El alpha ya tenía un cenicero lleno de colillas después de tanto fumar, cerró los ojos y sintió una oscuridad inmensa. No podía creer todo lo que le había hecho a Misaki, se atrevió a profanar el cuerpo del omega con caricias y besos, incluso probó un poco de la lubricación que el castaño había arrojado por el celo y Akihiko no pudo sentirse más miserable.

 

No quería que Misaki se sintiera como un pequeño animal acosado por un alpha sin escrúpulos y caliente. Pero no pudo evitarlo, a sus 32 años y jamás había sentido tal deseo apoderarse de su cuerpo de esa manera.

Apretó los puños y golpeó la mesa haciendo que volaran las colillas del cigarro.

 

Vió una delgada mano recoger el cenicero y volteó a ver a Aikawa que yacía muy seria.

 

—Debería pedir permiso para entrar 

 

—Lo hice pero usted jamás respondió, además no es su residencia, le recuerdo que estamos en casa y consultorio privado de Kusama san. Fue una suerte que Tsumori estuviera con él y nos ofreciera el servicio sin dudarlo. 

 

—¿Donde está Masamune?

 

—En el jardín, esta conversando con su amigo por una videollamada, también fue una suerte que fuera a buscarlo. Estoy tranquila de que Yoshino y los bebés este bien cuidados por Haru y Hatori san. Lo único que falta es que Misaki se estabilice para llevármelo.

 

—¡No!

Akihiko se paró muy asustado al oír eso.

 

—No diga que quiere llevarlo a vivir a otro lado. A Misaki y los niños no les hará falta nada estando conmigo.

 

—Eso no es lo que preocupa y lo sabe de sobra.

 

—¡Pregunta a Misaki si eso es lo que quiere!

 

—Estoy segura que si.

 

Akihiko aplastó el cigarro con su pie al oír esa afirmación de Aikawa y fue directo a buscar a Misaki para hablar con él. No podía dejar las cosas así, no quería. No quería fallar en la promesa a Kyo.

 

 

 

 

Hatori veía las lágrimas de Masamune correr por sus mejillas con la amenaza de que las suyas salieran también de sus ojos.

—Siento que estoy a nada de volverme loco. Hay días que la imagen de Ritsu me sonríe y otras veces la olvido por completo al ver a Misaki caminando por la casa. Tan solo con lo de hoy, la sangre me hirvió al ver a Akihiko intentando marcarlo. Te juro que me pasó por la mente acabar con él. Estoy mal Hatori, muy mal, no...no se que hacer.

 

—Pienso que Misaki te provoca lo mismo que un disfraz, ese niño está llamando mucho tu atención por su innegable parecido a Ritsu y tú crees que estás viendo a tu destinado en la piel del hermano menor. Eso no es correcto Masamune, no puedes recrear a una persona que... que ya no está contigo en el cuerpo de otra.—dijo con pesar Hatori.

 

—¿Y acaso no es lo qué haces tú? Todos los días me decías que cierras los ojos e intentas encontrar a quien amas en el cuerpo de ella y solo porque son familia.

 

—¡Cállate! y bien que sabías que Yoshino Chiaki está aquí

Hatori cubrió su boca después de pronunciar ese nombre y Masamune abrió los ojos muy sorprendido.

 

—¿A que te refieres? ¿Que tiene que ver el amigo  de Misaki y Kyo?

 

—Nada, yo me entiendo.

Masamune vio el semblante triste de su amigo sintiéndose miserable por achacarle situaciones a las que él no tenía respuesta.

 

—Lo siento Hatori, soy muy desconsiderado.

 

—Creo que deberías alejarte de Misaki. Irte de esa casa con tu hijo y si ese niño tiene interés por ti, intentará acercarse. Es todo lo que puedo decir. 

Tengo que colgar, iré a ayudar con lo de la cena aquí en casa de tu hermano.

 

—¿En casa de Akihiko? ¡Oye! No...

 

Masamune chasqueó la lengua por lo imprudente que fue con Hatori. Se tocó la mejilla y el escozor por la raspadura le hizo recordar a Misaki y en la voz tan débil que uso para calmarlos.

Él omega también sufría y lo único que hacían ellos dos era perturbarlo más. Se paró de la banca y fue a la habitación improvisada del castaño para cerciorarse si ya había despertado.

 

 

Misaki miraba las fotografías que Yoshino le mando para que viera con sus propios ojos que su retoño y sobrino estaban más que perfectos. Le sorprendió ver a Hatori san con ellos y un vuelco le dio en el corazón.

—Es él ¿verdad? Es a quien tú amas, Yoshino ¿cierto? Pude percibirlo durante el funeral de mi Kyo y Ritsu. Solo que no dije nada, esa Aikawa tendrá que explicar algunas cosas.

 

Misaki se tensó al sentir el aroma de Akihiko y cuando volteó el alpha ya estaba a unos dos metros de él.

El brazo lo tenía vendado, con unos golpes por su rostro, hasta un pequeño corte debajo de la oreja izquierda después de la pelea con Zelenin y Masamune, se veía dañando su piel.

La ropa de Akihiko aún tenía rastros de sangre y ni así el hombre perdía hermosura. Tenía que aceptar que el escritor era muy bello, la forma que lo miraba era inquietante y Misaki no podía dejar de comparar la calidez que Akihiko desprendía con la de Kyo.

—¿Puedo hablar contigo?

Preguntó temeroso el alpha, si tuviera cola y orejas, traería la primera entre las patas y las segundas agachadas.

—Si...¿Gustas sentarte?

Misaki dio golpesitos en la cama y se tumbó primero. Akihiko sonrió al ver como él omega se hizo para atrás haciendo que sus pies colgaran y eso le causó mucha ternura.

De forma torpe se acercó a Misaki y lo abrazó porque no soportaba esa horrible sensación de ser rechazado.

Le dio un par de besos por su cabello y pidió por lo que le tenia tan miserable está noche.

 

—Misaki...¿Podrías perdonarme?. 

 

 

 


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