Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Weird Relationships. por Mc Flurry

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Si bien al llegar casi se pierde tratando de ir al salón de bienvenida, fue peor cuando trató de encontrar su salón. Literalmente estaba perdido, incluso fue más de una vez a la azotea porque creía caminar en círculos... Y así era. Saki suspiró, cansado, había recorrido TODO el instituto (creía) y en todo su trayecto fue incapaz de encontrar su aula asignada. Sí, lo sabía, pudo haber preguntado sencillamente, pero... A este chico le cuesta relacionarse demasiado, es terrible. Cuando se para frente a una persona (que no es su hermana) empieza a tartamudear y a temblar sintiendo ganas de llorar. Que patético. Justo ahora camina por los desolados pasillos, todo está en silencio e incluso sus pasos son imperceptibles. Se siente nervioso, juega con sus dedos manteniendo la mirada baja, odiaría tener que encontrarse con algún vigilante y que lo tacharan de rebelde el primer día como malentendido, simplemente porque es idiota e inútil como para preguntar algo tan fácil.

Como sea, su cuerpo se pone en alerta y casi sufre un paro tras escuchar el timbre... El timbre... ¿¡Por qué el timbre!? ¿¡Tanto tiempo pasó!? Si aún le quedaban neuronas, entonces pensó correctamente y justo ahora era tiempo de receso. Las puertas de las aulas se abrieron de par casi al mismo tiempo y en un parpadeo ya los pasillos se encontraban llenos de alumnos. Fue empujado, sometido contra los casilleros, casi cae en el intento entree esa ola de personas. Fue guiado hasta al parecer la cafetería en contra de su voluntad, bueno, en sí no era tan malo, lo malo era que se le fueron las primeras tres horas de clases distintas en buscar su estúpido salón de clases. Se quedó en la entrada de la cafetería y fue empujado de nuevo, escuchando un molesto ''Apártate'' de algunos alumnos. Se movió a una esquinita tratando de pasar desapercibido, tenía miedo, esto era malo... ¿Dónde estaba Seeki?

El pelinegro se quedó allí viendo el sítio, el inmenso comedos con múltiples mesas y en el mostrador de comida alargado donde habían varias señoras con carita amable. La fila se formó rápido. Decidió hacer lo mismo, dando pasos tímidos y desconfiados hacia la fila, sólo podía apretar la tira de su bolso para excusarse de tener apoyo de algo y no terminar por salir corriendo mientras llora. Era un adolescente, debía ser fuerte. Por suerte, nadie abusó de cuán vulnerable se veía y todo avanzó bien, hasta que fue su turno...

—Awws, ¿qué es esto? ¿Una carita nueva? — Mencionó la señora que le tocó atenderlo, sonreía tiernamente sosteniendo un cucharón. Saki sólo pasó saliva y asintió, parecía un cachorro asustado a los ojos de la mujer. — Vamos, no seas tímido, ven, toma, la especialidad de la chef.

Al momento de decir aquello tomó una bandeja colocándole un sándwich de atún, un juguito de frambuesa con una tazita de moras y una dona rellena de crema como postre. Saki se quedó sin palabras (de por sí ni las tenía.), estaba maravillado, lucía realmente delicioso. Tomó la bandeja con sus manos tímidamente, apenado, causando ternura en la mujer.

—No es nada. — Respondió ella para facilitárselo al chico, ya que veía como éste tenía una lucha mental por no cagarla al decir un simple ''gracias''. Saki le devolvió la sonrisa, retirándose de la fila y ahora... Buscando dónde sentarse.

Las mesas estaban llenas y sólo se sentía idiota estando ahí parado, ¿por qué pensaba tanto? Quizás... Quizás había alguna desocupada más al fondo. Suspiró, por cuarta vez en el día, empezando a caminar entre las mesas buscando algún sítio desocupado.

¿Ya mencioné que este fanfic aplica ciertos clichés?

Una chica de cabello corto y azul estaba platicando alegremente con otro chico de cabello marrón claro, se notaba animada aunque dijera disparates y el chico pretendía entenderla o pensar que lo que sea que decía era legal... Claro. Al lado de ellos estaba el hermano mayor del más pequeño, el cuál, ni prestaba atención, sólo estaba recostado en la mesa tratando de alejar el sueño de sí mismo, cosa que le costaba. La chica llamada Sekai tomó al chico, Dael, su mejor amigo, de los hombros para agitarlo mientras chillaba, se notaba en demás entusiasmada.

—¿¡Cuándo puedo verla!? ¿¡Cuándo, cuándo, cuándo!?

—aAAAAAAAA- — Fue lo único que respondió Dael.

Saki ya estaba abandonando su búsqueda y sólo pensó que lo correcto era irse a comer a otro sítio, bajó la cabeza deprimido, bueno... Así no habría tanto bullicio. No quería devolverse, así que planteó otra ruta entre las mesas para salir de la cafetería. Apuró el paso al visualizar una queriendo irse tan pronto para disfrutar su rico desayuno, iba algo acelerado que tristemente... No notó el bolso. Y todo pareció ocurrir en cámara lenta.

Ah, cómo se frenaba de golpe, cómo su pie chocaba contra un bolso que estaba en el suelo, cómo caía hacia delante, cómo la bandeja salía de sus manos, cómo el vaso de jugo volaba junto a la dona y cómo... Aterrizaron en la cabeza de ese chico. Al oír el estruendo, todos se callaron repentinamente, centrando su vista en Saki y luego, explotaron las carcajadas.

Saki quería morir allí mismo.

Mientras, Adel sentía algo frío mojar su cabeza y escurrir manchando su cabello y camisa, Sekai y Dael se quedaron viéndolos, más Dael que se puso como hoja de papel de lo blanco que estaba. Su sangre bajó. La gente volteó a ver al desafortunado el cuál quedó manchado de jugo y crema pastelera, pero luego se dieron cuenta que el verdadero desafortunado era el pelinegro... El que pagó las consecuencias fue Adel, pero el muerto asegurado era Saki. En ese momento todos callaron, no se oía absolutamente nada más que la risita chillona de Sekai, la cuál disfrutaba muchísimo de la situación.

—¡Primer día! ¡Primer día y mira cómo estás! — La peliazul sostuvo su estómago sin poder parar de reír, tanto así que cayó de su asiento y después tuvo que callar soltando un quejido de dolor porque su estómago dolió horriblemente.

Saki se levantó despacio, mirando lo que había hecho. Adel volteó a verlo lentamente mientras se levantaba también. Ambas miradas se cruzaron, una enojada y otra asustada con ganas de llorar. Esto era demasiado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).