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Malfoy Manor por Orseth

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Cuando despertó se quedó quieto, con los ojos cerrados disfrutando la calidez de las mantas… un momento ¿calidez de las mantas?... abrió los ojos y se encontró en una habitación sobriamente amueblada, con luminosos rayos de sol entrando por las cortinas de encaje; Volvió a cerrarlos disfrutando el estar cómodamente instalado y volvió a dormirse.

Cuando despertó por segunda vez, se encontró con Draco sentado a un par de metros de la cama leyendo una revista.

-Draco… -dijo removiéndose.

-Potter –respondio mirándolo- al fin despertaste.

-Mmm ¿Qué hora es? –exclamó estirándose.

-Es medio día, ya es un poco tarde ¿no?

-Algo… -respondio sentándose y recargándose en la cabecera- por cierto, gracias por la habitación.

-No hay de qué… Nana.

-¿Sí amo? –respondio nana apareciendo.

-Trae el desayuno para Potter, aunque en este caso será el almuerzo.

Nana desapareció y la habitación quedó solo con el sonido de las hojas de la revista que Draco leía en tanto Harry lo miraba intentando discernir lo que pensaba el rubio después de haber visto sus recuerdos.

Nana apareció un par de minutos después con una charola que puso en las piernas de Harry.

-Gracias.

Harry comenzó a comer siendo consciente de que si Draco no lo había corrido aun, es que había una posibilidad de hablar.

-Te dejo para que comas –dijo Draco dejando la revista en el tocador y levantándose.

-No, si por mí no hay problema en que estés aquí –se apresuró a responder- es más, me gustaría que me acompañes, así me dirás si viste todos los recuerdos que te di.

-Sí, los vi –respondio sentándose de nuevo para alivio de Harry, quien más tranquilo tomó una loncha de tocino frito y comenzó a comerlo.

-¿Y entonces?

-¿Entonces qué?

Harry masticó el tocino y luego lo miró, vio que Draco permanecía sereno, solo mirándolo con tranquilidad.

-Pues… -respondio mirando el plato que tenía ante sí- ¿Qué es lo que piensas?

-¿Sobre qué?

-Por Dios Draco, sobre todo –exclamó un tanto impaciente por impasibilidad del rubio, quien solo se alzó de hombros suspirando.

-Vi todo Potter ¿pero qué quieres que te diga? ¿Qué vea que estás arrepentido del daño que pudiste causarme engañándome con una relación? Pues sí, lo vi ¿y? eso ya no importa, ya lo superé y he entendido que era tu trabajo.

-Yo lamento tanto  haberte lastimado –dijo aliviado al fin de poder decírselo de frente.

Draco en cambio giró el rostro, evidentemente incómodo de la mera mención del asunto.

-Sí, está bien, no te preocupes.

-¿Qué no me preocupe?... ¿eso es todo lo que me dirás?

-Bueno, estas disculpado –exclamó sin saber de qué otra forma podía aceptar las disculpas- era tu misión… misión que por cierto hubiera fracasado aunque hubieras entrado tú, Hughes o cualquiera.

-¿De qué hablas?

-Que Malfoy Manor es más que una casa, es mi hogar.

-Sí, eso lo sé.

-No, no en el sentido que tú crees.

-¿Por qué?

-Ni Archie Stone, ni Evan Hughes ni Harry Potter, ni nadie que hubiese podido entrar conmigo hubiese podido permanecer el tiempo suficiente para buscar el horrocrux.

-¿Por qué?

-Malfoy Manor no solo es mi hogar… me procura como una madre a su hijo y me cuida como un padre, ustedes representaban un peligro para mí, ella los hubiera expulsado en el instante en que sus verdaderas intenciones salieran a flote.

-Ya veo… creo que entiendo.

-No, no entiendes –respondió serio- me cuida, me alimenta, me da todo, podría vivir aquí sin necesidad de salir jamás por alimentos o ropa… incluso amor, pues la sustenta las almas de mis padres, ella refleja el amor que me tenían, es cálida y reconfortante como cuando ellos vivían, aquí dentro no hay soledad.

Harry no respondió al instante, se quedó callado analizando sus palabras.

-Sí, creo que puedo notarlo.

-¿En serio? –pregunto con sarcasmo.

-Sí, en serio –respondio mirándolo- no es fría ni oscura como cuando nos trajeron los carroñeros… ahora es luminosa y cálida, con jarrones de flores y el sol entrando por todos lados a pesar de que solo tú y tu elfina están aquí.

-Es cierto –dijo alzándose de hombros, orgulloso de la estampa de su mansión- aquí estoy seguro.

-Por eso quisiste hablar aquí, a cualquier cosa que no te gustara, ella me expulsaría apenas movieras el dedo meñique.

-Aunque no lo moviera, créeme.

-Vaya, así que de todos modos hubiéramos fracasado –concluyo con una sonrisa cansina.

-Aunque debo reconocer –dijo incómodo por reconocer eso frente a Harry- que de no ser por esa misión, yo nunca hubiera regresado… yo nunca hubiera regresado y mi vida seguiría siendo una mierda… y bueno, creo que con eso estamos a mano.

Harry miró sus manos sin poder aceptar todo tan fácil, pues a pesar de las últimas palabras de Draco, no podía evitar sentirse culpable.

-De acuerdo pero…  Draco, eso no es todo lo que quiero que hablemos y lo sabes.

-Potter…

-Son dos cosas importantes sobre las que necesitamos hablar.

-Potter, yo…

-Sabes lo que siento por ti, lo viste en mis recuerdos -Draco ya no dijo nada, lo que hizo fue levantarse ir a abrir la ventana, más que nada para tener en que ocupar sus manos- Yo sé que es difícil para ti verme de otra forma que no sea la del auror hijo de puta que te engañó para conseguir entrar a tu casa.

-No, ya no es así –dijo entonces dándose la vuelta y recargándose en el marco de la ventana- no solo tuve toda la noche para pensar, lo he pensado durante todo este año y he aceptado que era tu trabajo.

-¡Pero…!

-Y que te pesaba hacerlo por tener que engañarme, si… está bien Potter, ya te dije, está superado y acepto tus disculpas.

-Mira, me alivia que aceptes eso, pero eso no es todo lo que quiero que aceptes.

-¿Qué mas podría aceptar de ti?

-Mis sentimientos por ti -Esta vez Draco sonrió mientras exhalaba un suspiro y negaba con la cabeza mientras miraba a otro lado- escúchame por favor… -se apresuró a decir sintiendo que sería echado a patadas en cualquier momento- ¿Por qué se te hace tan imposible aceptar que me haya enamorado de ti?

-Potter, hablar contigo de eso es raro, al menos tú acepta eso.

Harry no respondio, miró hacia el frente sabiendo que Draco tenía toda la razón del mundo, pues estaba hablando de amor con un tipo al que no había visto en años pues era Harry Potter quien le hablaba y que de repente le declaraba su amor eterno.

-Sé… -dijo entonces sin mirarlo- que soy un completo extraño para ti, al menos en este asunto.

-¿Solo en este asunto? Por Merlín Potter, ni siquiera éramos amigos en la escuela –respondio cojeando hasta su silla- no te conozco en lo más mínimo.

-Lo sé, sé que eso parece, pero tampoco creas que Archie Stone y Harry Potter eran muy distintos, solo cambiaba la cara y mis motivos, pero por lo demás…. Draco, si tú me dieras una oportunidad…

Draco lo miró sorprendido adivinando lo que pretendía decir.

-¿Estás loco? –Exclamó al fin- ¿quieres que tú y yo tengamos una relación como si nada de esto hubiera pasado?

-Tú viste mis recuerdos, en ellos esta toda la verdad y no están manipulados, si quieres puedo tomar Veritaserum…

-No es necesario –interrumpió- creo que tus recuerdos son ciertos.

-¿Y entonces?

-¿Entonces qué?

-¿Crees que de verdad te amo? -Draco volvió a girar el rostro negando con la cabeza- Draco...

-Creo que tú lo crees –dijo entonces mirándolo de nuevo- Pero…

-Lo dices como si yo mismo no supiera reconocer mis sentimientos –interrumpió- y yo sé perfectamente lo que siento aquí y aquí –dijo señalando su corazón y su cabeza- no estoy loco, no estoy obsesionado, no estoy encaprichado y no es la culpa lo que me mueve hacia ti… bueno, si me siento culpable –añadió al verlo alzar una ceja- pero no es eso lo que me hace pensar en ti a cada momento… Draco, por favor, créeme…

-Bien, supongamos que es verdad –respondió exhalando un suspiro- ¿Qué hay con eso? No pretenderás que corra a tus brazos ¿o sí?

-Obvio no, obvio no… -dijo con desaliento, como quedándose sin energías a cada palabra y era cierto, el cansancio de nuevo se había apoderado de él, pero eso no era todo, era el desánimo de ver que su sueño de estar con Draco estaba en ese momento más lejano que nunca.

-Escucha Potter –dijo entonces Draco- acepto que hayas llegado a sentir algo por mí, está bien, lo creo… pero eso no cambia para nada las cosas- tu y yo somos… dos extraños –concluyó alzando los hombros sin saber que mas decir.

-Podríamos arreglar eso –dijo entonces mirándolo.

-¿Cómo?

-Podríamos…

-No te conozco –interrumpió sabiendo que iba a decir Harry- eres un completo extraño para mi… cogimos es verdad, pero pagaste esa noche, por lo tanto no significa nada.

-Eso no fue así –respondio cerrando los ojos, dolido de ver la manera en que Draco había visto esa noche, aunque ya esperándolo- esa noche no estaba planeando tener sexo contigo, te lo juro.

-Claro.

-Es verdad –dijo viéndolo a los ojos con expresión triste- pero tenerte tan cerca… y sabiendo que al otro día me odiarías… Draco yo… -añadió buscando las palabras correctas que describieran todo su sentir- no pude resistir.

-Potter… -dijo sintiendo vergüenza de esos momentos.

-Deseaba tenerte sabiendo que al otro día te perdería –dijo sintiendo sus ojos llenarse de lagrimas- sabiendo que dentro de una horas me odiarías… Draco, perdóname… -concluyó con voz quebrada e incapaz de seguir hablando.

Era tan raro para Draco ver a Harry Potter llorando por él, que finalmente aceptó que Harry se había enamorado… ¿cómo fue posible si él era una celebridad en el mundo mágico desde que era un bebé y que podía tener a cualquiera? ¿Cómo pudo enamorarse de un puto callejero?... como fuera Potter lo había hecho y ahora lo tenía frente a sí, llorando como un niño pequeño.

-Potter…

-Lo siento –respondio sorbiendo la nariz e intentando contener su llanto- tampoco quiero causarte lástima… aunque fracasé en eso ¿verdad? –añadió sonriéndole.

-Pues sí, definitivamente –respondio sonriendo también para aligerar un poco el ambiente.

-La segunda cosa de la que tenía que hablarte es sobre tu magia -Draco no dijo nada, ese tema le inquietaba sobre manera y no sabía cómo abordar el tema, por lo que Harry continuó- hay una posibilidad –añadió recomponiéndose y sorbiendo la nariz.

-Lo sé, lo vi en tus recuerdos.

-¿Y qué piensas sobre eso?

-Qué fuiste muy idiota por arriesgarte de esa manera- Dijo con voz firme- no tenías porqué hacer esa estupidez.

-No es ninguna estupidez.

-Sí lo es porque yo no lo hubiera permitido de haberlo sabido.

-Era necesario, Hughes iba a morir y su magia se habría perdido.

-¿Y si hubieras muerto en el proceso?

-Bueno pues no pasó.

-Estás loco Potter –exclamó negando con la cabeza.

-Hay una oportunidad Draco ¡una oportunidad de volver a tener tu magia!

-Yo dejé de ser mago hace años y también hace años me resigné, mi vida como squib no está mal, estoy bien, no necesitabas correr ese riesgo.

-Tú no eres un squib, eres un mago.

-¿Cómo se les llama a los magos sin magia? ¡Oh si, squib! ¿Y yo que soy? Un mago sin magia, por lo tanto…

-¿Podrías considerarlo al menos? –interrumpió.

-Solo son teorías Potter, los Inefables fueron muy claros en ello.

-Pues si –aceptó reconociendo muy a su pesar que estaba pidiéndole a Draco, someterse a un procedimiento experimental que ponía en riesgo su vida- creo que no pensé en que podrías peligrar, bueno sí, lo sabía pero…

Draco exhalo un profundo suspiro antes de cruzarse de brazos sin dejar de mirarlo.

-Pero tuve toda la noche para pensarlo, en realidad solo dormí un par de horas ya de mañana –Harry lo miró sintiendo que iba a recibir una respuesta definitiva- y está bien.

-¿Bien? –repitió sin entender.

-Sé que todo esto es experimental y que mi vida va en riesgo pero… acepto.

-Draco –exclamó con una sonrisa titubeante- aunque ya no se… -añadió como espabilándose- tu vida en riesgo hace que todo esto ya no parezca tan buena idea.

-Debiste pensar eso antes de proponérmelo.

-Sí, sí pero… hace mucho que no pienso con claridad –dijo recostándose en los almohadones y cerrando los ojos.

-¿Vas a dormir?

-Tengo sueño, es cierto… pero estoy feliz de al fin haber podido hablar contigo.

Draco lo vio quedarse callado y con los ojos cerrados, por lo que se levanto para dejarlo dormir.

-Sí todo esto acaba bien ¿podrías ser mi amigo cuando estemos en Alemania?

-¿Cuándo estemos? –Exclamó alzando una ceja- me suena a manada.

-Ese negocio es todo lo que tengo ahora, no podría ir a ningún otro lado.

-Por cierto Potter, aclárame algo –dijo sentándose de nuevo- ¿cómo es eso de que ya no tienes casa?

-Ah, eso… bueno –respondio tomando otra loncha de tocino frito al tanteo y aun teniendo los ojos cerrados- pues sí, ya no tengo.

-¿Por qué, que pasó?

-Después de someterme al procedimiento de los Inefables, de plano ya no pude volver a trabajar y tomé una licencia indefinida en el trabajo; después averiguamos dónde estabas gracias al seguimiento de los amigos y conocidos de Evie y su madre, eso fue gracias a Ron pues el caso ya estaba oficialmente cerrado y yo no podía hacer gran esfuerzo.

-Sí, eso –respondio sabiendo que ese había sido un fallo en su “perfecto” plan.

-Cuándo tuvimos tu ubicación exacta, desee con toda mi alma una relación normal contigo –dijo mirándolo-  estar junto a ti en ese lejano país y fue cuando planee poner ese negocio frente al tuyo, pero era muy caro y yo no tenía tanto dinero para adquirir ese local con vista a los dos mundos, tanto muggle como mágico así como el tuyo y encima instalar un negocio, así que vendí mi casa en Godric´s Hollow… la vendí en una subasta por consejo de mi agente inmobiliario y vaya que tenía razón… se vendió tres veces más de su valor tan solo por haber nacido ahí la leyenda del “Niño que vivió” –dijo con voz evidentemente agotada- y también vendí Grimauld Place y aunque vender una casa ancestral es prácticamente imposible, logré hacerlo al vendérsela al Ministerio para ser usada como base y casa de seguridad para los aurores… también vendí el pequeño departamento en el que vivía y gracias a todo eso pude reunir el capital necesario para comprar una casa con entrada directa al mundo mágico e instalar el negocio.

-Sabes que pareces un maldito acosador psicótico ¿verdad?

-Sí –respondio sonriendo mientras dejaba la loncha de tocino a medio terminar de nuevo en el plato y cerraba los ojos- perdón por eso… -dijo con voz queda, volviendo a sumergirse en el sueño.

 

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Nana miraba a su amo pasearse por uno de los hermosos jardines que tenía una fuente en medio, deseaba saber que pasaba por su cabeza y cuándo se iría ese auror de Malfoy Manor pero sabía que no debía importunarlo y esperar.

-Llévale comida a Potter –dijo siendo ya las tres de la tarde- si está dormido despiértalo y no te vayas hasta que haya terminado toda la comida.

-Sí amo.

Eran ya las seis de la tarde y Draco permanecía sentado frente a la chimenea del gran salón cuando escuchó pasos en la escalera.

-Hola –saludó Harry bajando por ellas.

-¿Te sientes mejor?

-Sí, estoy de maravilla –respondio sonriendo.

Draco vio sus ojeras a pesar de haber dormido tanto y supo que mentía.

-¿Y ahora, que sigue?

-Contactar al señor Morton, aunque su equipo ya está preparado desde hace meses, solo hacías falta tú.

-Ya veo –respondio mirando de nuevo el fuego.

-Es riesgoso, lo sé –dijo acercándose y sentándose a su lado- pero eres fuerte Draco, sé que lo lograrás –añadió mientras destapaba una botellita con poción revitalizante y se la tomaba.

Pero Draco sabía que no era tan seguro, que el procedimiento era meramente teórico según los Inefables, que la intención de Harry no era ponerlo en peligro pero que había una gran posibilidad de que algo saliera mal y sin embargo él tenía la última palabra, que si moría no podría culpar a Harry pues la decisión final la tenía solo él.

-Nana… -dijo entonces.

-¿Sí amo?

-Dale papel y pluma a Potter.

-Sí amo.

Harry envió una carta al Ministerio, directamente al señor Morton, por lo que al cabo de una hora recibió la respuesta.

-Está todo listo –dijo Harry leyéndola- debemos ir al Ministerio.

-Amo… -dijo Nana atreviéndose a hablar- ¿Qué sucede? ¿Puedo ir con usted?

Draco vio la angustia en los ojos de su elfina, así que le sonrió tranquilizador al tiempo que le tomaba una huesuda mano.

-Todo está bien Nana, solo soy requerido para reconocer los rostros de algunos mortífagos, pero necesito que te quedes aquí pues no sé cuanto tardaré.

-¿Cuánto puede tardar en reconocer a algunos mortífagos?

-No lo sé Nana, pero ya sabes que los aurores son unos ineptos, así que seguro no llegaré esta noche.

-¿Tanto así?

-Sí, además desayunaré fuera, deseo recorrer las calles sabiendo que ya nadie me busca, así que come sin mí.

-Sí amo –respondio resignada y más tranquila.

 

_______________

 

 

Para Draco fue muy raro llegar al Ministerio y entrar a los ascensores sin que nadie le prestara atención, tal vez porque llevaba una chaqueta con la capucha subida y porque iba en compañía de lo que algunos pensaba que aun era un auror.

-Noveno piso, aquí es –dijo Harry abriendo la puerta y saliendo de ahí seguido por Draco.

Quien los recibió fue la Inefable Charlotte, quien los guió hasta la habitación en la que había estado Harry anteriormente.

-Buenas noches caballeros –saludo Oscar Morton entrando acompañado de los otros tres Inefables que Draco había visto en los recuerdos de Harry.

-Buenas noches señor Morton –respondio Harry dándole la mano.

-Señor Potter, ha bajado mucho de peso –respondio ya con rostro serio.

-Solo un par de kilos.

-Ocho kilos en realidad –exclamó Sophie atrás de él varita en mano checando su peso.

-Señor Potter…

-Estoy bien –exclamó mirando al viejo mago- y cuando todo esto termine, estaré mejor.

-Usted debe ser el señor Malfoy –dijo entonces Démian Wang.

-Así es.

-Venga, le haré su historial clínico y varios exámenes.

En cuanto se llevaron a Draco, Morton se acercó a Harry.

-Así que él señor Malfoy aceptó el procedimiento.

-Sí.

-¿Le aclaró los riesgos que esto conlleva?

-Eso intenté, pero creo que usted lo hará mejor.

-Al final pueden quedar muertos los dos.

-Sí y ahora eso me pesa… -exclamó con desaliento- hice hasta lo imposible para que esto se lleve a cabo y ahora temo porque él pueda morir.

El señor Morton solo suspiró y se alejó para tomar una charolita.

-Si no fuera por los medicamentos vigorizantes que le hemos estado dando, seguro usted ya hubiera muerto consumido por la magia.

-Podría ser –respondio sentándose en la cama y comenzado a cambiarse por la bata que le habían dado.

-Tenga, tome esto –dijo el mago dándole varias pociones que lo hicieron dormir en cuanto puso la cabeza en la almohada.

-¿Cree que resista el procedimiento? –pregunto el Inefable Sullivan a un lado de él.

-Espero que sí, aunque a estas alturas no puedo asegurarlo, pasó mucho tiempo y se ha debilitado demasiado.

Draco regresó vestido también con una bata de hospital, vio a Harry dormido en tanto le indicaban que se acostara en la cama de al lado.

-Señor Malfoy –dijo Morton acercándose- el señor Potter le explico de que trata esto ¿cierto?

-Más o menos.

-En palabras simples recibirá una transfusión de magia, es algo que nunca se ha hecho y aunque teóricamente podría funcionar, también hay posibilidades de que no.

-Sí, lo sé, Potter me lo dijo.

-Quiero que esté consciente, esto podría desembocar en un colapso de su sistema, pues en este caso no se trata solo de introducir magia como en el caso del señor Potter, en su caso hay que combatir la maldición que hay en usted, sino volvería a destruir la magia que pongamos en su cuerpo y todo sería en vano, si la debilitamos lo suficiente hasta que usted absorba la magia, ésta actuará a su favor y no en su contra como ha estado haciéndolo, imagínelo como si estuviésemos pasando por  una barricada, solo necesitaríamos un pequeño hueco para pasar, una minúscula grieta.

-Eso no me lo dijo Potter.

-Por eso se lo estoy diciendo yo, el procedimiento podría ser mas traumático para usted que en el caso de él; además si usted muere sepa que no habrá un procedimiento penal que nos castigue por eso.

-¿Ah no? –pregunto sin sorprenderse realmente por ello.

-Así es, este departamento tiene concesiones que otros no.

-Qué conveniente.

-Así es.

-Y después de que la magia entre en mi cuerpo ¿la maldición seguirá en mí?

-Buena pregunta –respondio sonriendo- y crucial para ser sincero.

-¿Por qué?

-Porque depende de su organismo el vencerla o no, digamos que logramos pasar la barricada… bueno, depende de usted expulsar al enemigo de su territorio, estamos dándole las armas, de usted depende ganar la guerra.

Le dieron varias pociones a beber, algunas sabían tan horrible que le hicieron dar arcadas y otras le hicieron sentir un sueño muy pesado.

-Le dejaremos asimilar un rato los medicamentos –dijo Morton- descanse.

 

 

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