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Malfoy Manor por Orseth

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Cuando Robbie recibió la información de su abordaje quedó sorprendido al ver que su lugar estaba en primera clase.

-¡Vaya Robbie, sí que Koby te aprecia! –dijo Becky al verlo- si que le fue bien, mira que de no tener casi que comer a tener su segundo estudio, vivir en Alemania e invitarte allá viajando en primera clase ¿Qué habrá hecho? Espero que nada ilegal.

-Yo también lo espero.

-Me da mucho gusto que la vida le haya sonreído, bueno amor, nosotros no iremos contigo pero quiero un recuerdo de allá ¿eh?

-Cuenta con eso –respondio dándole un beso.

-Bueno, vamos a ver que te vas a llevar.

 

_________________

 

 

 

El día del viaje, Robbie estaba en el aeropuerto siendo despedido por su esposa e hijo, abordó el avión y después de algunas horas finalmente tocaba suelo alemán.

-¡Aquí Rob! –gritó Draco al verlo salir en medio de un grupo de gente.

Robbie le saludó sonriente mientras jalaba su valija, cuando se abrazaron miró  Draco para después de decir:

-No estás usando bastón.

-No.

Robbie sonrió ampliamente concluyendo:

-Pues sí, tienes mucho que contarme.

 Tomaron un taxi y llegaron a casa de Draco.

-Te hospedaras en mi casa –dijo mientras le ayudaba a bajar su equipaje.

Cuando entraron y estuvieron sentados en la sala, Robbie lo miró sonriente mientras tomaba una cerveza.

-Y bueno, aquí  estamos.

-Aquí estamos Rob.

-¿El estudio de abajo es tuyo?

-Así es y ya llegará el momento de mostrártelo, por lo pronto tengo muchas cosas que contarte.

-Ya lo creo chico… te ves muy distinto.

-Mi look es totalmente distinto, bueno no tanto, solo cambió mi color de cabello.

-No hablo de eso, hablo de tu actitud.

-Tengo muchas cosas que contarte, pero antes que nada te pido que seas abierto de mente y que no pienses que estoy loco.

-Bueno Koby, siempre has estado loco… oh mierda, lo siento, sé que ese no es tu nombre pero…

-No te preocupes, si quieres puedes llamarme así, no me importa.

-¿Seguro?

-Claro, pero solo tú podrás llamarme así.

Robbie sonrió y después de darle otro sorbo a su cerveza dijo:

-Pues soy todo oídos.

-Bueno… -comenzó exhalando un profundo suspiro- ensayé esto muchas veces en mi cabeza y ahora no sé por dónde empezar.

-No importa, tenemos tiempo.

Draco sonrió y entonces dijo:

-Tengo una historia que contarte, de cómo terminé vendiendo las nalgas y escondiéndome  pero para que la entiendas primero debes saber otra cosa -Robbie sonrió sin entender que era aquello tan complicado que Draco tenía que contarle- Primero debes saber que lo que estoy  a punto de hacer está prohibido de donde soy.

-¿Pues qué vas a hacer?

-Revelarte algo.

-Me intrigas, ya dime que es –exclamó riendo.

-Soy un mago.

-¿Un mago?... ¿animas fiestas infantiles? –preguntó sorprendido.

Draco rio por la esperada conclusión de su amigo, por lo que continuó hablando.

-No Rob, no soy ese tipo de mago… yo soy un mago que maneja magia real, sé que es difícil aceptarlo pero recuerda que no solo lo que ven tus ojos existe en este mundo.

-Pues eso ya lo sé hombre, pero lo que dices es raro.

Draco sacó su varita ante la mirada curiosa del tatuador.

-Robbie, hay dos tipos de personas en este mundo, los magos y los muggles.

-¿Los muggles, que es eso?

-La gente que no tiene magia, gente como tú.

-Ok… -respondio cruzándose de brazos.

No había necesidad de que Robbie dijera nada, era más que obvio que no le creería y de haber estado en su lugar, sin duda sería lo mismo.

-Somos seres con magia, la cual canalizamos por medio de una varita –continuó sacándola y agitándola en el aire apareciendo de inmediato una parvada de mariposas multicolores que hicieron a Robbie abrir los ojos impresionado.

-¡Vaya, es genial!

Draco sabía que eso no era suficiente, por lo que señalando la lata vacía de cerveza la desapareció.

-Eres muy hábil -dijo Rob levantando los cojines en busca de la lata.

-Y tú eres difícil.

-Son buenos trucos, estoy impresionado.

-Pero no convencido y es obvio, son trucos para fiestas, es natural que no creas.

-Dame una buena razón.

Draco lo miró sonriendo mientras susurraba:

-Alarte ascendare.

-¿¡Q-qué…?!

Draco rio mas fuerte al ver a Robbie flotar por los aires dando manotazos.

-¿¡Qué está pasando?!

-Tranquilo, no es nada malo.

-¿¡Qué no es nada malo?! –Exclamó de cabeza- ¿¡Cómo hiciste esto?!

Draco se levantó y con su varita en alto paseó a Robbie por toda la sala como si caminara con un globo.

-No hay cables ni trucos.

-¡Ya lo vi, ya lo vi, bájame!

Draco regresó al sofá y lo dejo en su lugar de forma cuidadosa.

-¡No puedo creerlo! ¿¡Cómo lo hiciste?! –preguntó ya en su lugar.

-¿No que ya me creías? –respondio riendo.

-¡Pues no sé…! Tal vez alguna habilidad mental o algo así –respondio alisándose la ropa.

-Soy un mago y existen criaturas mágicas como unicornios, dragones, elfos…

-¿Elfos?... ¿cómo los del señor de los anillos?

-Emm… no precisamente pero de que existen, existen.

-Es… no sé, increíble… no sé qué decir.

-¿Y si te muestro una de esas criaturas?

-¿Un elfo? –respondio fascinado e incrédulo al mismo tiempo.

-Sí pero no es “un” sino “una”

-Pues adelante.

Draco se recargó en su sofá y dijo:

-Nana…

Robbie se giró ansioso hacia el lugar donde Draco miraba, que era justamente la puerta que daba hacia la cocina viendo salir a una pequeña criatura que lo hizo ponerse de pie de un salto.

-¡Por las bolas de…!

-¿Me llamaba amo?

-¿¡Qué es eso?!

-No es eso, es ella.

Nana ya sabía que iba a ser llamada para ser vista por otro muggle, cosa que ya no le molestaba si todos eran amables como Evie.

-¿Ella?

Nana caminó hasta ponerse a un lado de Draco, quien miraba divertido a Robbie.

-Buen día señor muggle, soy Nana.

-Eee… buen día.

-Siéntate hombre, no te va a morder.

-¿Ella es un elfo? –Dijo sentándose lentamente sin dejar de mirarla- no creí que fuera tan…

-¿Fea?

-No hombre, tan… peculiar… disculpe señora… ¿elfa? –Dijo dirigiéndose a nana sin saber cómo hacerlo- no iba a decir eso.

-No se preocupe, yo sé que es verdad.

-¡Oh no, claro que no! –se apresuró a responder.

-No mientas Rob, seguro esperabas a alguien como Arwen.

-Pues… pues no pero…

-Ella es una elfina y fue mi nana desde que yo nací.

Robbie aun estaba bastante impresionado para responder con naturalidad ante aquello, por lo que solo miró en silencio a Nana.

-¿De verdad eres real? –dijo al fin mirándola detenidamente- porque si no es así, tu disfraz es bastante bueno.

Nana miró a su amo quien le devolvió la sonrisa y entendiendo la incredulidad de aquel muggle, extendió su pequeña mano hacia él.

-Puede tocarme, no es un disfraz -Robbie la miró y luego miró su mano extendida, así que la tomó- toque mis orejas, soy real.

Robbie lo hizo encontrándolas cálidas como las de un ser vivo, entonces le tomó el rostro entre las manos ante la sorpresa de nana, vio sus enormes ojos cafés y de pronto entendió que aquella criatura era real.

-¡Por todos los cielos, eres real! –Dijo soltándola -¡no es un disfraz!

-No, no lo es –confirmó Draco- y para terminar de convencerte, te daré un pequeño recorrido por el mundo mágico de Alemania.

-Pero amo, eso está prohibido, si alguien los descubre…

-Tranquila nana, Rob disimulará ¿verdad Rob?

-No lo sé, aun estoy en shock –respondio con los ojos brillantes.

Draco sonrió y levantándose le palmeó el hombro tranquilizadoramente.

-Ven, vamos.

-¿Esta seguro amo? –pregunto nana caminando atrás de ellos.

-Claro, comeremos fuera, no nos esperes.

-Cómo ordene amo.

Draco caminó por un pasillo de su casa hasta llegar a una puerta.

-Mira Rob, esta es la entrada al mundo mágico, la verdad es que me costó una verdadera fortuna conseguir un inmueble con entrada a ambos mundos y con una ubicación tan perfecta como esta, abriré la puerta y veras que detrás no hay nada fuera de lo normal –abrió la puerta mostrándole un simple cuarto con cachivaches en desuso, luego la cerro de nuevo y después de hacer varios pases con su varita sobre ella la abrió de nuevo encontrando para sorpresa de Rob, una concurrida calle- Vamos.

Robbie lo siguió encontrando una calle llena de tiendas con personas caminando sin prestarles atención.

-Aunque hay una pequeña diferencia fisiológica con los muggles, básicamente somos iguales a ustedes, con la diferencia de que podemos hacer magia –explicó Draco comenzando a caminar por la acera.

Ese boulevard le encantaba a Draco, estaba lleno de tiendas de todo tipo, era como el callejón Diagón pero con modernidad y sofisticación, nada de jaulas de animales estorbando el paso en la acera ni puestos que se interpusieran en el flujo normal de las personas; si había todo eso pero con enormes escaparates mostrando los productos, un ambiente muy bullicioso pero no amontonado, además la gente no se veía tan peculiar como en Gran Bretaña donde eran más convencionales, aquí solo la gente muy mayor usaba túnicas, por lo demás era como si paseara en el mundo muggle.

Le fue explicando a Rob cosas del mundo mágico mientras miraban las tiendas al tiempo que le explicaba lo que se vendía en esos locales.

-¿Varitas? –preguntó viendo el gran letrero que estaba en un local.

-Varitas mágicas, todo mago tiene una.

-¿Cómo en las películas?

-Algo así.

Le contó como un mago se preparaba y sobre colegios en los que enseñaban no solo magia sino educación común y corriente, como cálculo, historia y cosas así.

-¿Y aquí existen las sirenas?

-Sí.

-¿De verdad?

-Sí pero no te emociones, no son tan bonitas como en las películas, en realidad son criaturas feas.

-Ya veo…

Para ese momento ya Robbie estaba convencido de que aquella increíble revelación de Draco era verdad, así que estaba ansioso preguntando sobre cada cosa que veía.

-¿¡De verdad usan escobas para volar?! –pregunto atónito al ver una tienda de escobas.

-Sí, incluso hay campeonatos mundiales como en el mundo muggle.

Después de caminar un buen rato recorriendo las calles, se detuvieron en un restaurante a comer, los platillos de la carta no eran alimentos que Robbie no conociera por ser muggle, sino más bien por ser de otro país.

-Perdón, soy británico, no hablo alemán –exclamó a la mesera.

-Espera –dijo Draco señalándolo con su varita y aplicando un encantamiento- listo.

-¿Qué me hiciste?

-Tenemos los mejores cortes de carne de todo el rumbo –dijo la mesera sorprendiendo a Rob, quien solo miró a Draco.

Cuándo hicieron su respectivo pedido, el pudo hablar libremente.

-¿Cómo es que pude entenderla?

-Te apliqué un hechizo traductor, por eso la entiendes.

-¿Tú usas lo mismo?

-No, yo ya lo hablaba desde niño.

-Vaya… -exclamó exhalando un suspiro- creo que aun estoy en el avión y estoy muriendo en medio de una fiebre tremenda por algún alimento en mal estado y por eso estoy en este delirio.

Draco rio con ganas al escucharlo; comieron en medio de otra charla en donde Robbie lo asaltaba con infinidad de preguntas hasta que terminaron y salieron a caminar.

-Vamos a ese parque, es muy tranquilo –dijo Draco.

Se dirigieron a un parque en donde había arboles que daban una agradable sombra, por lo que después de un rato se sentaron en el pasto.

-¿Y bien? –Dijo Robbie recargado en el tronco de un árbol- creo que falta una parte importante de tu historia.

-Sí –convino Draco sentado con las piernas cruzadas frente a él- falta una parte importante… curioso que estemos justamente en Alemania para preguntarte sobre Hitler.

-¿Hitler?.... ¿el Hitler del holocausto? –pregunto extrañado.

-Justo ese.

-Sé lo que todos sabemos, que fue un dictador que asesinó millones de judíos.

-Exacto y todo porque eran judíos… bueno, pues para no hacerte el cuento largo, el mundo mágico tuvo su propio Hitler.

-¿En serio? –pregunto impresionado.

-Sí, se llamaba Voldemort y era muy poderoso.

De manera rápida le contó la historia de Voldemort, lo que era un horrocrux y la guerra que hubo, la primera caída del señor oscuro y que fue un bebé quien lo detuvo la primera vez; le contó sobre su retorno y la participación de su familia.

-Yo era un niño pero siempre fui educado para admirarlo.

-No fue tu culpa.

-Eso fue lo de menos, el caso es que Voldemort murió pero quedó un último horrocrux.

-¿No que los habían destruido todos?

-Eso creían todos, pero resulta que quedó uno… y lo ocultó en mi casa.

-¿En tu casa? –repitió impresionado.

-Sí, dejo instrucciones muy claras sobre quien custodiaría ese horrocrux y quien debía volverlo a la vida, pero mi padre sabía que si ese mago regresaba, habría muchas víctimas, tanto magos como muggles, pero fuera de eso, él sabía que en el momento en que revelara la ubicación, el mago que se quedó al frente nos mataría a todos, ese hombre siempre odió a mi padre y ese era el momento perfecto para vengarse y para presionarlo me lanzó una maldición… todo estaba en nuestra contra, por eso mis padres decidieron morir por mí, dar su vida para salvarme… dieron su sangre en prenda para que la mansión me protegiera.

-¿Su sangre?... ¿Cómo es eso?

-Murieron Robbie… mi madre fue asesinada para que mi padre llevara a cabo el encantamiento del alma… murieron frente a mis ojos y luego yo escapé.

Robbie lo miró en silencio sin saber que decir, todo aquello era demasiado impresionante para asimilarlo en un momento, por lo que Draco continuó.

-La mansión ancestral de mi familia quedó encantada para que nadie más que yo pudiese entrar.

-Entonces solo tú… -dijo comprendiendo todo- podías recuperar el horrocrux.

-Exacto.

-Por eso te ocultabas.

-Sí, en el mundo mágico todos odiaban a mi familia, el apellido Malfoy era sinónimo de traición, por eso nadie quiso ayudarme, todos me perseguían y yo nunca había estado solo, además la maldición me quitó mi magia y eso fue dañándome la pierna.

-No era una enfermedad ni un accidente.

-No… acabé solo, sin magia y sin dinero.

-Y acabaste vendiendo sexo para sobrevivir.

-Y acabé vendiendo sexo para sobrevivir –repitió con una sonrisa cansina mientras inclinaba un poco la cabeza- pero me encontraron ¿sabes?... después de años de vivir oculto de todos, finalmente me encontraron.

-¿Y qué sucedió?

Draco le narró el plan que se llevó a cabo y la participación de Harry en él.

-¿Entonces Archie era un policía mago? –exclamó sorprendido.

-Sí, les llamamos aurores.

 

 

 

 

 

 

 

 

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