Algo de todo esto no está bien, no sólo lo digo por la pésima broma que alguien me ha jugado, sino porqué Sebastián está muy extraño.
Primero, las hojas del calendario. Jamás en sus años de servicio ha habido un error como ese. A él no se le pasa nada por alto. Sin embargo hoy… Tuvo un error de humano.
Luego, la patada. Hasta yo se que mi fuerza no es suficiente para hacerle un mínimo de daño, sin embargo él realmente se quejaba adolorido… Como un humano.
Y luego el último, su llanto, sus lágrimas, su dolor. Yo no lo vi, pero Lizzy tiene razón, es difícil de imaginar que alguien como él pudiera llorar. Más para mí que sé su verdadera naturaleza.
Entre más lo pienso más me convenzo de que el se va convirtiendo en algo casi humano y no sé si eso es bueno…
-Pase.-respondo cuando llaman a la puerta y de inmediato entran los chicos junto con Elizabeth.
-¿No-Nos llamaba, amo? - la primera en hablar es Mey-rin muerta de nervios y no la culpó, mi semblante en este momento era uno que inspiraba terror a cualquiera.
-Sí, los llamé. - me levanto de mi enorme silla. - ¿Saben que los calendarios fueron alterados? Gracias a eso se han cometido errores importantes. Chicos, se que hoy es día de los inocentes y que se acostumbra jugar bromas. Pero esta vez han ido muy lejos. Así que agradecería su entera sinceridad para saber quién fue. -
-Fu-Fui yo bocchan! - hablaba Finnian hecho un mar de lágrimas. - Pero fue porque Bard me mandó. -
-Yo lo mandé, pero la idea fue de Mey-rin. - responde mi cocinero defendiéndose.
-Fu-fue solo un comentario bocchan. Es que usted ha estado tan feliz los últimos días que pensé que jamás querría que acabarán. Fue muy bueno verlo así. -
¿Incluso ellos notaron?
En verdad me sentí muy feliz al lado de Sebastián, me sentí maravilloso de que él me besara y que me amara…
Lo arruine.
-Bocchan. Lamento si mis intenciones fueron lo contrario a lo que esperaba. Pero por favor no llore. -
-¿Llorar? - toque mis mejillas y efectivamente, estaban húmedas.
Lo tomé como una señal y de inmediato me dispuse a salir, sin embargo me detuve y les hable sinceramente a los chicos.
-Gracias a todos por preocuparse por mi. Son mi familia…- sonreí sutilmente.
Y sin esperar su respuesta salí de la oficina en busca del demonio, aún no sé qué le voy a decir, pero sé que quiero arreglar las cosas y decirle cuánto lo amo en realidad. Que el es la razón de que haya vuelto a sonreír y también a llorar. Que el es la razón de mi felicidad.
Recorrí mi mansión de un lado a otro, de extremo a extremo y no lo encontré por ningún lado. Me sentí tentado a llamarlo a través del contrato, sin embargo me detuve. Si el va a venir me gustaría que fuera por su propia iniciativa y no por una orden…
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Son más de las once de la noche, Sebastián no se ha aparecido por ningún lado, ni siquiera para la merienda. Empiezo a temer que él se haya ido de mi lado. No quiero que su corazón sufra…
Luego de un rato escucho que llaman a la puerta y desganado respondo, la puerta se abre y se cierra y entonces me siento para poder ver a quien me molesta a estas horas, sin embargo allí está el dueño de mis pensamientos llevando una charola con algo que supongo el comida.
-Lamento mi ausencia de la tarde. Fui informado de que usted no comió nada durante la hora de la merienda así que me tomé la libertad de traerle un poco de leche y miel. -
Su voz se oye muy distante, pero sobre todo dolida y conforme el se va acercando puedo notar que sus ojos están hinchados. Realmente lloró demasiado y yo no puedo hacer más que sentirme miserable por haberlo hecho sufrir de esa manera.
-Gracias. - fue todo lo que me limite responder por lo cual él asintió antes de alejarse a buscar mi pijama, sin embargo se sorprende pues apenas jala el camisón cae la pequeña caja con el regalo que él me dio en la navidad.
-¿Qué desea hacer con esto? - me muestra la caja y no puedo evitar sonreír al recordar que allí se esconde el regalo más maravilloso del mundo y es solo mío.
-Traelo. - de inmediato me entrega la caja y yo la destapó para observar su contenido que me provoca una enorme felicidad. -Lo quiero conservar conmigo, aquí. - lo acerco a mi pecho.
-Entiendo señor. Creí que querría desecharlo.-
-He cometido muchos errores hoy Sebastián, pero no me desharé de algo tan especial. - me levanto de la cama y caminó hacia él, sin embargo a cada paso que doy al frente él retrocede uno hasta que termina por chocar con el muro.
-¿Necesita algo señor? -
-A ti. - sonreí antes de jalarlo por la corbata para dejarlo a la altura de mis labios y poder darle un suave beso que en un principio se resistió a corresponder, sin embargo al final cedió.
Sentí como todo se desbordó dentro de mi y cuando fui consciente de la situación pequeñas lágrimas corrían por mi rostro, solo que estas fueron diferentes a las que largue antes pues estas eran de entera felicidad de tener así a mi demonio.
-Señor, ¿está seguro de esto? -
-Te amo Sebastián y estoy muy seguro de eso. - y sigo sin dejarlo responder, no me quiero separar de él bajo ninguna circunstancia, se que ha pasado poco tiempo de que me beso por última vez, pero yo tengo una enorme necesidad de sus labios ahora que los he probado tanto.
-Amo… ¿Está jugando en este momento su broma de día de los inocentes?-
No confía en mí y no lo culpo, yo de verdad me he pasado con lo que le dije y le hice, ahora tengo que buscar la forma de volver a ganarlo.
Y creo saber bien cómo hacerlo…