Si Naruto debía escoger un elemento aterrador acerca de la mansión Uchiha ese era sin lugar a dudas el reloj de pared del salón, cuyo péndulo oscilaba de un lado al otro al compás de los segundos, produciendo un sonido mecánico e hipnotizador si te concentrabas lo suficiente.
El encuentro con dicho objeto tuvo lugar hace un mes, cuando Uzumaki fue asignado a fungir como centinela de Sasuke Uchiha, mientras se cumplía el período en que estaría bajo arresto domiciliario por un año, esa sentencia había sido dictada, en común acuerdo, entre los kages luego de que se reunieran unos días después de terminada la cuarta Guerra ninja.
Pesé a que prácticamente Naruto se mudó a la casa de su mejor amigo no lograba acostumbrarse al sonido del reloj, le causaba cierta incertidumbre, desesperación, y desconfianza pero también cierto grado de tristeza, no sabía la razón pero así era.
—Teme, ¿podríamos cambiar ese reloj?—preguntó Naruto, sentado sobre un cojín en el suelo, mientras recargaba su barbilla en la mesa tradicional.
—No veo por qué, sigue funcionando bien—contestó Sasuke revisando un pergamino, que reposaba en la superficie de la mesa, sin prestarle atención al rubio.
Uzumaki se mordió el labio estresado, observando el movimiento del péndulo que marcaba los segundos.
Ese incesante sonido inundaba toda la casa, de día y de noche, dándole la impresión de que se marcaba el tiempo y la soledad de la instancia.
—Ese sonido me está volviendo loco, Sasuke—reveló Naruto con una voz cansada.
El otro chico por fin despego su vista de aquel documento ríe leía. Intrigado por aquel comentario.
—¿Por qué?—preguntó.
—Yo tenía un reloj de péndulo en mi apartamento, fue un regalo de Sandaime Hokage.—respondió reviviendo ese recuerdo en su mente y luego agregó—todavía me acuerdo de ese sonido que producía, resonaba en toda la estancia, lo odiaba. Imaginaba que el tiempo transcurría más lento y como estaba solo se me hacía una eternidad.—relató evidenciando una parte de su triste infancia.
—¿Qué hiciste con el reloj?—cuestionó interesado en el tema, todo que tenía que ver con Naruto de niño, le llamaba la atención.
—Lo destruí, arrojándolo por la ventana y le mentí a Sandaime-ojisan diciéndole que se había caído.—informó con alivio, como si el revivir la muerte del artefacto lo aliviara.
—Puedo quitarlo, más no destruirlo dobe, es una reliquia familiar—propuso.
—Es una buena solución, teme.
Sin perder tiempo, Sasuke le ordenó a Naruto que le ayudara con esta tarea. Así que usando las manos del rubio como escalón, el Uchiha se subió y sujetó el aparato, quitándolo de la pared, trayendóse consigo una gran cantidad de polvo y telarañas,de inmediato apagó su mecanismo para dejara de funcionar.
Aunque no lo dijera, quitarlo también le trajo un especie de paz, ese sonido también lo acompañó en su soledad señalandole que era la única persona dentro de esa gran mansión.
—Por fin paz, después de un mes sufriendo.—comentó triunfal Uzumaki. —Sasuke ¿Cómo soportaste ese constante sonido tu solo?
Uchiha se impresionó por esta pregunta. A veces Naruto tenía un instinto para leer y empatizar con el sufrimiento ajeno que asustaba, parecía que leía mentes o algo.
—No lo sé, solo me acostumbre.—contestó, la verdad ahora que lo pensaba, dejó de tomarle importancia en algún momento, tal vez fue cuando se quedó sin lágrimas al haber llorado por días a su familia perdida.
—Pues no sé como le hiciste, te digo a mi me molestaba pues sentía que el sonido del péndulo remarcaba mi soledad.—manifestó.
Sasuke se mantuvo en observándose con fascinación la cara del reloj, no oír su latido, era como un cambio mágico, no podía explicarlo como pero sentía que estaba cerrado por fin su ciclo de soledad, y se liberaba por fin de esa depresión pues ya no encontraba solo ahí.
—¿Sasuke, estas bien? Estas pálido—cuestionó preocupado Naruto, verlo ensimismado lo puso inquieto. Tal vez había recordado algún suceso doloroso de su familia o algo así al quitar el reloj de la pared.—Si te hace sentir mal esto, regresalo, por mí no hay problema, me pongo tapones para los oídos.
—No es nada, dobe. El reloj se puede ir—respondió con una sonrisa conmovida y triste, la misma que le dio cuando hablaron por segunda vez en el valle del fin, lo que encendió las alertas del rubio.
—Estoy aquí, teme, siempre estaré aquí.—recordó Uzumaki colocando sus manos sobre lo hombros del Uchiha.
—Lo sé. Ahora si me disculpas debo guardar esto en el almacén—informó saliendo de la pieza, un poco más repuesto.
"Ya no estoy solo" repetía en su mente airoso, cómo si con ese reloj apagado, se abriera para él un nuevo camino, uno que recorrería en compañía de Naruto Uzumaki.