—¡Sasuke, ha pasando una tragedia dattebayo!—exclamó Naruto totalmente alarmado, saliendo del interior de la cocina.
El Uchiha se hallaba sentado en la mesa del comedor, disfrutando de un café expreso y una buena lectura. En el instante en que atendió el grito de su novio, dejó de prestar atención al periódico que sostenía en sus manos.
—¿A que se debe tanto escándalo, dobe?—cuestionó sin preocuparse, presentía qué el motivo de dicho alboroto seguro era superfluo.
—¡Mis reservas de ramen, que compré en oferta, han desaparecido'tteba!—informó como si hubiera sido robado el tesoro más preciado en su vida.—¡Seguro algún ladrón entró mientras yo estaba de misión y tú salias a hacer las compras!—Sus ojos azules temblaban de la indignación.
—Usuratonkachi, nadie entró a robar tu comida chatarra—comentó Sasuke completamente sosegado, quitándole la importancia al hecho—Fui yo, me encargue de esos paquetes de ramen.
Naruto parpadeó pasmado, el Uchiha acababa de confesar que había tomado su comida. Luego de procesar dichas palabras, reaccionó y atajo a decir:
—¡Sasuke, ¿cómo pudiste comerte todo mi ramen? Bastardo egoísta! ¡Y decías que no te gustaba, solo fueron mentiras para poder disfrutarlo a tus anchas mientras yo no estaba!—acusó estrepitosamente apuntando con su dedo al Uchiha, tal como lo haría un fiscal a un sospechosos en un juicio.
—¡Idiota!, por supuesto que no lo comí, lo tire a la basura—reveló la verdad acerca del destino de esa comida.
—¡¿Qué?!—gritó Naruto tan fuerte que Sasuke creyó que se quedara sordo.
—La fecha de caducidad de esos cuencos de sopa ya había pasado, eran un riesgo consumirlos.—refirió calmado y con cierta lógica, que no podía ser refutada por ningún argumento que le podría dar el Uzumaki por más indignados que estuviera.
—¡Pero si solo era solo un mes lo que tenían de expirado dattebayo! todavía se podían comer sólo que su sabor iba a estar disminuido.—rebatió como si ese detalle de la decadencia de un alimento en el sabor fuera el inconveniente más importante al ingerirlo.
—¿Ya los han probado así?—preguntó sorprendido, fue el preludio a que perdería la calma en cualquier momento.
—¡Por supuesto! Y no me sucedió nada, por eso compro ramen en oferta es mas económico y evitó que se tiren alimentos'tteba—explicó su perfecta estrategia de compra que le permitió ahorrar dinero en comida durante años.
—Usuratonkachi ¡¿Prefieres arriesgarte a un malestar estomacal que tirar la comida caducada?! ¡No lo puedo creer, no pensé que fueras tan idiota!—vociferó, mientras se llevaba una mano a la cara como gesto de pena ajena, era inverosímil que el héroe de Konoha tuviera esa mentalidad a estas alturas. ¡Por Ridokuo, Naruto ya tenía 20 años!
—¡Y yo no creí que fueras un bastardo que toma las cosas de otros y las que desecha sin su permiso, fue mi dinero el que terminó en la basura!—reprobó con una vena palpitandole en la cabeza, más allá de ser su alimento favorito, al ser enviado el ramen a una vertedero, también se fue el efectivo.
Tanto Naruto como Sasuke se mantuvieron agitados debido a la acalorada discusión que mantuvieron, que durante unos segundos guardaron silencio para serenarse un poco. Mirá que eran pareja y como cualquier otra peleaba por tonterías, pero esta fue en serio.
—Naruto, haces que pierda la paciencia fácilmente.—opinó el Uchiha, recuperando la compostura.
—Lo mismo digo, Sasuke.—recalcó.
—Por qué eres un dobe, no debería decirte esto, pero me siento obligado, por que aunque eres un idiota a veces, te amo así y no hay nada que hacer.—confesó francamentey sin ningún tapujo en cuanto a manifestar sus sentimientos por el rubio.
A pesar de que llevaban 4 años juntos como enamorados, contemplar como el Uchiha le declaraba con aquella facilidad que lo amaba, ocasionaba que el Uzumaki se sorprendiera, dado que para un individuo como Sasuke, reservado y hasta cierto punto frío, externar sus emociones tan a flor de piel era todo un logro.
—Te compré un dotación de ramen nuevo para sustituir el viejo, esta todavía empaquetado, lo dejé a un lado del armario de platos.—comunicó el portador del Sharingan.
—Sasuke...tú...—pronunció algo boquiabierto, nunca se espero esa acción.
—Pero en vista de que soy un "bastardo sin corazón" pensándolo mejor voy devolver el paquete.—reflexionó, con cierto tono malvado en su voz, claramente era una amenaza.
—¡No, espera, yo no sabía eso. Lo siento, lo siento!—imploró agarrando del brazo a Sasuke, cambiando su expresión facial a una suplicante.—¡Haré lo que sea para redimir lo que dije!
Un brillo especial apareció en los ojos negros, no era el Sharingan, era algo diferente la chispa de la venganza. Naruto conocía muy bien ese tipo de mirada, fue demasiados tarde para retractarse.
—Aceptaré tus disculpas...—dijo tomando por las caderas a Naruto y jalándolo así sí, quedando pegadas pelvis contra pelvis—...si las devuelves de esta manera.—garantizó, sonriendo con prepotencia.
El Uzumaki frunció el ceño, ya lo intuía que saldría con esto si no novio, solo tenía la cara de frigido, pero era tan pervertidos cómo él.
—Dijiste haré lo que sea.—citó Sasuke la frase dicha. Abrazando al rubio posesivamente, besando el lóbulo de la oreja.
—¡Teme, te odio!—reclamó con una mirada de reproche.
—Lo sé.
A la mañana siguiente, Sasuke ya estaba en la cocina preparando el almuerzo, de verdad estaba hambriento luego de haber recibido la "compensación" de su amante por el incidente anterior. Se encaminó hacía el refrigerador, revisando el cajón de las verduras, quedando extrañado de que el vegetal deseado no estuviera ahí.
En ese preciso momento, entraba a la estancia, un cansado Naruto que bostezaba debido a que recientemente se había levantado de la cama.
—Naruto ¿Has visto los tomates que estaban en el refrigerador?—cuestionó Sasuke, al notar la presencia del rubio en la cocina.
—Los tire.
—¿Qué?
—Ya tenían unas manchas de descomposición.—explicó calmadamente, sirviéndose una vaso de agua natural.
—Todavía podía salvarse el vegetal al cortar el pedazo podrido—reprendió viendo de mala gana al rubio.
—Además ya estaban perdiendo firmeza en su superficie, Sasuke, mejor tirarlos a la basura que nos hagan daño dattebayo.—recalcó con astucia y una sonrisa zorruna en su cara.
Un silencio envolvió la estancia, por unos segundos fue un choque de miradas azul contra negro.
—Esto es por lo de ayer, es más que obvio.—señaló Sasuke con una expresión rígida y cruzando los brazos.
—Claro que lo es, así que puedes acompañarme a comprar nuevos tomates y después veré como acepto tus "disculpas" para estar a mano o puedes quedarte enojado aquí'tteba.—esclareció, imitando el lenguaje corporal del Uchiha, no iba a retroceder a su palabra.
—Malévolo.
—Aprendí del mejor.
—Dobe.
—¿Vienes entonces?
—Claro.
—¡Perfecto dattebayo!