Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Invierno y Primavera por Arkannos

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero les guste! Muchas gracias por leer

Invierno

Una taza de chocolate y una caliente manta le hacían compañía mientras miraba el canal de Televentas en la TV. A las tres de la mañana era normal que no hubiese nada más en la tele que comerciales y una que otra película aburrida.

Tomo un sorbo de su chocolate y ahogó un suspiro.

Ya tenía más de una semana sin poder dormir más de tres horas. Y todo por el frío del invierno. Odiaba usar la calefacción -bueno, no odiaba, lo que odiaba era que el recibo de la luz saliera tan caro. Y él era el único que pagaba la luz, así que, prefería ahorrar-. Y tener tantas mantas encima sentía que le ahogaban.

Odiaba el invierno, odiaba esa fría época del año. Detestaba tener que salir abrigado hasta el cuello debido al aire gélido de las mañanas. Le molestaba no poder ir a la playa como solía ir antes, todo por culpa del día tan bipolar, en un rato estaba soleado y al otro nublado. Él era un griego de sangre caliente y acostumbrado al sol inclemente. El frío no era lo suyo, eso era para Camus ¡No para él!

Tan ensimismado estaba que no escucho el sonido de unas pisadas a su espalda.

Kanon sonrió de lado al observar el aspecto de su gemelo. Sin pensarlo dos veces, le abrazo de improvisto. Saga no pudo evitar soltar un bufido al voltear y ver la cabellera revuelta, los ojos adormilados y la sonrisa ladina de su hermano, no dudo en soltar unas palabras un tanto floridas.

—Maldita sea, Kanon, por poco me matas del susto. Imbécil. —gruño. Si hubiese tenido la taza en sus manos no habría dudado en lanzárselo en la cara a su hermano.

—Ya. No seas dramático. —de un grácil salto se situó al lado de su gemelo en el sofá y antes de que Saga parpadeará se adueñó de la taza de chocolate que reposaba en la mesilla —¿Otra vez Televentas? —arrugo la frente, en señal de molestia.

—¿No deberías estar dormido?

—No es de buena educación responder con otra pregunta, Saguita. —murmuro, antes de tomar un sorbo. Una sonrisa traviesa bailoteaba en sus labios, haciendo que se viera más joven de lo que ya era.

—Como si tu tuvieses educación. —entrecerró la mirada.

—Tengo educación. Y soy inteligente. No como tú.

—A ver, según tú, ¿Por qué no soy inteligente? —preguntó, cruzándose de brazos.

—Una persona que compra cosas inútiles de un estúpido programa de Televentas, obviamente no tiene inteligencia.

—Es mi dinero y hago lo que quiero con él. —se defendió el mayor.

—Hay veces que me gustaría que fueses igual de tacaño que antes. —respondió, encogiéndose de hombros —Me caías mejor cuando eras un miserable tacaño, oh espera, ese era Ares.

—Vete al diablo, Kanon. —se cruzó de brazos, desviando la vista a la televisión, que ahora anunciaba una faja para moldear la cintura.

Ares era un tema muy espinoso para él. Todo lo que tuviera que ver con esos trece años de muerte, sangre, asesinatos y miles de cosas más que no terminaría de nombrar prefería dejarlas atrás. Sabia que tarde o temprano tendría que hablar de ello, pero no, aún no.

¿Cómo decir lo asfixiante que es el ver como otro ser hace y deshace a su antojo? El ver como un ser superior a ti te doblega hasta que no eres mas que un simple espectador de tu propia existencia que no tiene ni voz ni voto. Y que decir del dolor que te provoco al arrebatarte todo lo que tenías; Familia, sueños e ilusiones.

El solo recordar como fue que su propio puño aplasto el corazón del hombre que veía como a un padre. Y ser quien ordeno el asesinato de quien era su mejor amigo. Y peor aún, encerrar a tu otra mitad para que se ahogara en esa fría cueva, sin alimento alguno y sin esperanzas a sobrevivir.

¿Cómo hablar de todo eso?

Solo había una cosa buena que paso en esos trece malditos años, y esa fue cuando Niké se hundió en su pecho, provocando su muerte. Fue lo mejor.

El menor de los dos trago saliva, maldiciéndose mentalmente por su metedura de pata. Intento decir algo para remediar su estupidez, pero las palabras brillaron por su ausencia.

Permanecieron en un silencio agobiante por lo que fueron dos minutos. Ninguno se movía, perecían estatuas, el único indicio de que eran humanos era el suave vaivén de su pecho.

Kanon miraba a su gemelo de reojo; su mirada tenía un brillo triste, se veía pensativo y desanimado, obviamente por la broma que hizo.

No le gustaba ver a su gemelo en ese estado, prefería mil veces que estuviera rabioso a ese estado deprimido del cual muy difícil podía hacerlo salir.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo, había olvidado que solo vestía un simple pantalón de franela y una camisa desgastada de la banda KISS. Volvió la vista a su hermano y situó su mirada en la cobija de este. Fácilmente podrían envolverse los dos, juntos.

Una idea nació en su traviesa mente. Ya sabia como sacar a Saga de ese estado tan taciturno. Sonrió, y con lentitud se acercó más a su hermano, el cual le observo de reojo con curiosidad ¿Qué se proponía ahora Kanon?

La pregunta que no fue dicha fue respondida sin necesidad de palabras en cuanto Kanon jalo, no sin cierta brusquedad, la cobija.

Saga actuó por instinto y no dudo en propinarle un manazo. Kanon aparto ambas manos, sobándose la que fue golpeada.

—Deja, es mía. Yo la traje. —gruño, volviéndose a envolver en ella.

—¿Tú crees que eso a mí me interesa? —replico de regreso. Kanon volvió al ataque, aguantándose los manotazos que Saga repartía a diestra y siniestra —¿Acaso crees que un ataque como ese me hará desistir, insecto?

Kanon logro lo que se proponía; envolverse con su hermano. El cómo lo logro, simplemente no lo sabía, a lo mejor fue cuando Saga aflojo el agarre de la cobija y Kanon se abalanzó sobre Saga, sentándose a horcajadas encima de él, para luego tomar la cobija y envolverse cual tacos.

Saga maldijo cuanto se le cruzo en mente cuando Kanon apretó sus piernas alrededor de su cintura, inmovilizándolo un poco.

—Ya. Deja de moverte, pareces gusano. —refunfuño el menor.

—¡Quítate de encima! Ni que estuvieras tan ligero, imbécil... ¡Pesas demasiado! —movió las manos, logrando sacarlas de la protección de la manta.

Un empujón bien merecido esperaba a Kanon, y el suelo recibiría ese culo suyo por imbécil...

Más no fue así.

Saga no supo cómo fue que Kanon le asió por los hombros, para después con ambas manos, tomar su cabeza y darle un beso.

¡Un señor beso!

La lengua de Kanon fue curiosa, exigente y amable a la vez.
Saboreo cada parte de su boca, mordiendo, chupando y reclamando una respuesta por parte suya.

Una respuesta que tardó mucho en llegar. Saga respondió tardíamente, dudoso y temeroso. Más la exigencia de Kanon le pudo, y no tardo en seguirle el ritmo.

El beso se prolongó, solo daban a unos escasos segundos para retomar aire y volver al ataque, volvieron a tratar de dominarse uno a otro.

—Kanon... Para, esto no...

—Silencio. —chupo el labio inferior, robándole un suspiro a su igual —Déjate querer. Déjame recompensarte por mi jodido error.

Kanon no tardo en acompañar el beso con un movimiento lento de caderas, deleitándose con los indisimulables gemidos que Saga ahogaba en su boca al sentir su erección contra la propia.

El mayor abrazo a Kanon, metiendo ambas manos por debajo de la camisa del menor, sintiendo su suave piel contra la yema de sus dedos, maldiciendo el que aún vistiera esa ropa que en esos momentos sobraba.

Kanon abandono la boca de Saga, para luego repartir besos por su clavícula y llegar a su cuello, chupando la piel blanca de su gemelo.

—Ka... Kanon...

El menor no desatendió su labor de repartir besos al cuello de su hermano y respondió; —¿Mmm? —volvió a chupar donde se veía una ligera marca rojiza, mañana seguramente luciría un hermoso chupetón, y lo que más le gustaba de ello,es que lo había hecho él.

—¿Puedes...? La... Ropa... Por favor...

Kanon se apartó, sonriendo seductoramente, y esa imagen excito aún más a Saga; El cabello mucho más revuelto que antes, la ligera capa de sudor, las mejillas sonrojadas, y los labios rojos de su gemelo le hicieron perder la poca cordura que poseía.

El menor se deshizo de la camisa y Saga no tardo en invertir los papeles.

Ahora ambos estaban recostados en el incómodo sillón, Saga yacía sobre su gemelo, besándole, chupando, mordiendo, tocándole. Kanon estaba igual, reclamaba el cuerpo de Saga como suyo, los chupetones en el cuello del gemelo mayor era su forma de decir; Propiedad de Kanon y solo de Kanon.

Ambos siguieron friccionándose hasta que Saga no pudo resistir más, el orgasmo le alcanzó, dejándole sin habla.

Kanon jadeo, llevo ambas manos a las caderas de su hermano y siguió rosando su erección contra el pantalón húmedo de su gemelo, el saber que había provocado eso lo excitaba más. Pero, no estaba de más burlarse un poco. Hasta en momentos como ese, debía desempeñar su papel de hermano menor.

—Genial... —musito, contra el oído de Saga —Ahora no solo naciste primero, también te viniste primero en nuestra primera vez. —soltó una especie de risilla, que terminó en un jadeo de sorpresa al sentir la mano de su igual colarse entre sus pantalones.

Saga no dijo absolutamente nada, más sus ojos jade hablaban por él. Lujuria, deseo y...

Kanon cerró los ojos y se recostó sobre el sillón, usando de almohada el reposa brazos, dejándose hacer.

Saga descendió con delicadeza, dando suaves besos en el pecho de su hermano, deteniéndose un poco a lamer un pezón. Lo lamió, chupo y dio una leve mordida, causándole un respingo a Kanon.

Poco a poco llegó hasta donde estaba la notable erección de su hermano. Saga se relamió los labios y sus manos actuaron por voluntad propia hasta posarse en el botón, un impulso animal le hizo querer arrancarle el pantalón sin miramientos más su conciencia salió a flote.

—¿Puedo? —pregunto, su voz tenía un tono suplicante y temeroso a la vez. Kanon se enterneció al verle así; Excitado, temeroso, ansioso, como si fuese su primera vez. Kanon solamente hizo un asentimiento de cabeza, dando su respuesta afirmativa.

Saga se deshizo del pantalón, junto al bóxer. Se relamió los labios de nuevo al ver el miembro erecto de su gemelo.

Kanon lo observó en todo momento, y solo por un segundo la duda surco el rostro perfecto de su igual. A penas Kanon le iba a decir que no era necesario que hiciese eso, cuando la boca -la maldita boca de su gemelo- chupo la punta de su pene, robándole un jadeo y haciéndole arquear la espalda.

Kanon sentía morir en esos momentos, sentía que podía tocar el cielo con la punta de sus dedos. Sabía que se estaba condenando al fuego eterno de los infiernos al hacer eso con Saga, sabía que él y su gemelo estaban condenados al sucumbir al deseo carnal. Pero valía la pena, joder sí que valía la pena. Los gemidos de Saga, la forma en que le acariciaba la cadera y la forma en que lo follaba con su boca. Había no solo deseo en Saga, había algo más, algo a lo que temía darle nombre más lo sabía a la perfección porque el sentía lo mismo. Las manos de Kanon se posaron en la cabeza de Saga, le acaricio y guío conforme sentía el orgasmo a punto de alcanzar.

Kanon no tardo demasiado en venirse, diciendo el nombre de Saga al eyacular.

Saga sonrió al ver su obra; Un Kanon respirando entrecortadamente y con la mirada pérdida. Poco a poco Saga se puso de pie, más Kanon le halo hasta que quedará recostado sobre su pecho, no sin antes darle un beso en los labios, introduciendo su lengua y probando el nuevo sabor de su saliva.

—Ese es tu sabor... —logro decir Saga, después de separarse.

—Mmm... Pues déjame decirte que soy delicioso. —dijo, para después darle otro beso.

Saga cayó rendido, y se recostó sobre su gemelo, que no dejo de trazar círculos con las manos bajo su camisa.

Así duraron por minutos, los anuncios sobre productos de limpieza era el único sonido que se escuchaba, además de sus respiraciones.

La televisión, la taza de chocolate (ahora volcada sobre la mesa) y la cobija por la que habían peleado yacía en el suelo olvidada pues ya no era necesario su calor, ahora se tenían el uno al otro.

Saga se lamió los labios, su cabeza reposaba en el pecho de Kanon, trato de formar un argumento coherente para tratar de entender por qué habían hecho eso.

No era que se arrepentía, al contrario, agradecía el que eso hubiese pasado. Ya tenía mucho tiempo atrás desde que tenía ganas de estar así con Kanon. Desde una noche calurosa de primavera y le vio semidesnudo, desde una tarde en verano cuando lo vio nadar en el río, y desde una bella noche de otoño, cuando el fresco viento movía los cabellos de Kanon dejándole hipnotizado. Desde ese entonces lo supo, y ahora, en esta noche de invierno lo había confirmado; Saga estaba enamorado de su hermano gemelo.

Ahora hacía falta el saber si Kanon le correspondería tales sentimientos, o solo era un juego.

Trago saliva, y hablo contra el pecho de su hermano, molestándose consigo mismo por no decir otra cosa que no fuera un:

—¿Por qué?

Kanon soltó una risa jovial, con una mano siguió acariciando su espalda y con la otra peino sus cabellos.

—¿Por qué, dices? —Saga no respondió —Porque era obvio que no me ibas a dar cobija y necesitaba cualquier cosa para calentarme.

Saga sintió deseos de matar a su gemelo ahí mismo. Intento ponerse de pie y alejarse de ahí, con sus sentimientos heridos y el corazón roto... ¿Así que solo era una cosa?...

Sus intenciones fueron descubiertas por Kanon, que no dudo en abrazarle con ambas manos, y en volver a enredar sus piernas en su cintura, impidiendo la huida del mayor.

—¿Sabes porque más lo hice, hermano? —Saga no respondió —Porque era necesario tenerte entre mis brazos y sacarte de esa maldita oscuridad en la que te consumes cuando recuerdas a ese Dios. —le dijo, acariciando su mejilla con infinita ternura —Lamento haberte hecho recodar esos momentos y te aseguro que no volveré hacerlo. —con dulzura le dio un beso en los labios —Y también lo hice porque, joder, que si no besaba alguna vez tu boca me iba a volver loco. No sabes cuántas noches desee tenerte así; gimiendo y muriendo de placer por mí. ¿Y sabes porque, idiota? Porque te amo. Te amo, te amo, te amo, y me importa una mierda irme al averno por amarte... Vale la pena amarte, Saga.

Saga nunca respondió verbalmente, pues el beso que le siguió a esas palabras dejo muy claro que ya no hacía falta nada más.

Ahora, el invierno era la estación del año preferida de Saga.

Era su favorita.

Fin—

Notas finales:

Gracias por sus lecturas y comentarios que pueda recibir <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).