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Alétheia por ardnas

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Notas del capitulo:

Nombre: samadhy78 · Fecha: 18/01/20 23:31 · Capítulo: Donde todo comenzó

Los años pasan volando y una nueva generación empieza una gran aventura llamada escuela.

Oh sí, el drama adolescente comienza.

Por cierto, aquí está tu primera aparición en el fic.

En cuanto el tren partió: Fred arrastró a su hermano fuera del vagón para intentar animarlo, Sirius y Andrei fueron en busca de Eddy, Zephyr y Wendy, por lo cual Evan y Scorpius se quedaron solos, sin sus hermanos alrededor para distraerlos hablaron de todo un poco, intentando no pensar en la selección.

Una chica  de piel clara, cabello negro y unos impresionantes ojos violetas abrió la puerta — ¿Les molesta si me siento con ustedes? El vagón en el que iba… tuvo un pequeño percance, prometo no quedarme mucho.

Evan y Scorpius se encogieron de hombros, les daba igual que la chica entrara o no.

— Adelante, siéntate.

— Muchas gracias — dijo sentándose en frente de ambos amigos —. Es un placer conocerlos. Mi nombre es Samadhy Benoit, segundo año de Slytherin.

— Soy Scorpius Malfoy.

— Y yo Evan Weasley, ambos de primer año.

— ¿En qué casa les gustaría estar? — Preguntó la chica, intentando entablar una conversación.

Scorpius habló —. Slytherin, mi familia ha estado ahí por generaciones y espero continuar con la tradición.

Evan frunció el ceño —. No estoy seguro, mi familia siempre ha estado en Gryffindor así que la gente asume que iré ahí, pero los últimos años varios de mis primos y mis hermanos han terminado en otras casas, a mis padres en realidad no les importa a qué casa vaya, así que no estoy seguro.

— Oh, puedo hablarte de lo que sé sobre las casas… — La pelinegra comenzó un largo discurso sobre las casas de Hogwarts, fue sorprendentemente imparcial y no favoreció a su casa en la explicación, lo que agradó mucho a Evan.

La puerta del vagón se abrió otra vez, una chica estaba en la puerta: su piel era morena, el cabello castaño claro y ondulado, sus ojos azules tenían un brillo misterioso y mágico; parecía una hadita.

— La energía entre ustedes es maravillosa — dijo con su melodiosa voz —. La plata será mil veces mejor que el oro — y se fue con un andar adorable, como el de una niña pequeña.

— ¿Sabes quién es ella? — Preguntó Evan.

— No tengo la menor idea — continuaron su conversación durante un rato, pero ambos amigos notaron como Samadhy desvió la mirada en algunas ocasiones.

— Pregunta de una vez, no has dejado de mirarlo desde que entraste al vagón — Scorpius resopló.

— Yo no…

— No lo niegues, para ser una Slytherin no sabes disimular muy bien.

Samadhy se sonrojó —. Bueno… sé que tal vez estoy siendo entrometida pero… ¿estás relacionado con el profesor Potter?

Evan suspiró, sabía que la pregunta llegaría, pero no lo hacía menos fastidioso. 

— Sí. Soy el hijo menor de Harry Weasley. 

Casado o no, para el mundo mágico su padre siempre sería Harry Potter, bueno, al menos le servía para distinguirse de su tía Hermione, sería muy raro tener dos profesores Weasley.

— El parecido habla por sí solo ¿no es cierto? — Respondió con ironía Scorpius.

— No siempre, yo no me parezco en lo más mínimo a mis padres, algunos incluso dudan que yo sea su hija — la expresión en el rostro de la chica les dijo que era un tema sensible para ella.

— Por cierto, ¿qué ocurrió en tu vagón para que decidieras abandonarlo?

Samadhy le sonrió a Evan por el cambio de tema y después lanzó una carcajada —. Una de mis amigas fue desafortunada con respecto a su nombre, lo cual nuestro grupo de amigos encuentra bastante divertido.

— ¿Cómo se llama? — Preguntó Evan, genuinamente curioso por el nombre.

— Vanessa Wolfe.

Las palabras de Scorpius hicieron eco de los pensamientos de Evan —. Ese nombre no tiene nada de gracioso.

Samadhy se rió —. Lo tiene si es que has leído Crepúsculo. Te hago un resumen rápido: la hija de la protagonista se llama Renesme y está en peligro mortal, su madre le consigue papeles falsos para que pueda huir y el nombre elegido es casualmente Vanessa Wolfe. Desde que se publicaron los libros de la saga, mi amiga fue condenada a que la apodaran Renesme.

Ni Evan ni Scorpius conocían los libros de Crepúsculo, tendrían que buscarlos en algún momento, pero entendían más o menos lo que Samadhy les decía, era una cosa muy común comparar a personas que conoces con personajes ficticios.

— A Vanessa le molesta mucho, no solo porque le hayan puesto un apodo, sino que también odia a la protagonista de los libros, para su mala suerte a su mamá le encantan esos libros, así que ella también la llama Renesme, y creo que a su hermano lo nombró Edward Jacob — se volvió a reír.

Ellos no sabían quien era Edward Jacob, pero probablemente tenía que ver con esos libros de los que Samadhy hablaba.

— Y bueno, como al resto de mis amigos les pareció buena idea molestarla con eso, nuestro vagón se convirtió en zona de guerra, por lo cual hui a la primera oportunidad.

— ¿Sucede a menudo?

— No tienes una idea.

Comenzaron una amena platica que se extendió hasta lo absurdo, cuando se dieron cuenta ya habían llegado a Hogwarts.

— Alétheia —

— Te extrañé mucho, gatita.

— Si me vuelves a decir gatita, ten por seguro que no me vas a extrañar más.

Sirius se rió y le dio a su novia un beso en los labios.

Conocía a Wendy prácticamente desde que inició Hogwarts, Andrei solía arrastrarla a su grupo de amigos cada vez que tenía la oportunidad y la nacida muggle se adaptó rápidamente a pesar de que el resto llevaba años conociéndose.

Fue en su tercer año que le pidió una cita, al principio iba a ser una salida de amigos, pero vio a algunas chicas molestándola diciendo que nunca encontraría a alguien que la quisiera, así que Sirius entró groseramente a la conversación (el odiaba terriblemente a los bullys) mientras le preguntaba a Wendy si lo honraría con una cita.

En medio de su gran temperamento casi había gritado la pregunta, así que la mitad del gran comedor se enteró (aunque la situación no tardó en ser informada a la otra mitad), y por supuesto, se armó el pandemónium.

Sirius era el hijo de Harry Potter, el mundo mágico esperaba que se convirtiera en el siguiente chico-de-oro, fuera un héroe y se casara con una especie de adonis que actuaría como pareja escaparate.

El destruyó sus ilusiones en sus primeros días de Hogwarts: fue seleccionado para Ravenclaw, además de que se declaró pacifista y (para decepción de todas las chicas en Hogwarts) abiertamente gay.

Y esa era la principal razón del pandemónium, Sirius había rechazado a innumerables chicas argumentando su sexualidad, la población femenina estaba indignada de que el “mintiera” y que de todas las chicas con las que pudo revelar la “verdad” el escogiera a Wendy.

Cada vez que Sirius veía a Wendy no podía evitar pensar en lo preciosa que era: su piel pálida, su cabellera larga y rubia, sus ojos azules, su sonrojo, esos kilitos de más que le daban ganas de abrazarla y apretarle las mejillas.

Sirius no entendía porque el peso era tan importante para algunas personas, si, Wendy estaba gorda (diciéndolo de forma bastante bruta), pero a sus ojos eso la hacía ver muy adorable y encantadora.

Independientemente del pandemónium que se desató ese día, Sirius tuvo varias citas con Wendy, las primeras fueron de amigos y con el objetivo de elevarle el ánimo, las siguientes porque se dio cuenta de que le gustaba mucho estar con ella, el pelirrojo estaba convencido de que le gustaban los hombres, pero de alguna manera también le gustaba Wendy a pesar de que ella no era uno.

Cuando le preguntó si quería ser su novia la rubia se rió pero dijo que sí, por alguna razón desconocida la palabra hacia reír a Wendy, pero fuera de todo eso tenían una relación completamente normal, incluso Andrei (que era un romántico empedernido) se quejaba de sus arrumacos en público.

— Te amo — le dijo Sirius a su novia.

Wendy soltó una risita antes de responder —. También te amo, Sirius.

— Alétheia —

— ¿Qué tal tus vacaciones?

— ¡¡Fenomenales!! ¡Papá nos llevó a Italia durante 2 semanas completas y vimos los lugares más hermosos que puedas imaginar!

Jessie dejó que Roxanne siguiera hablando sobre sus vacaciones mientras esperaba a que el resto de sus amigos llegaran, le alegraba que su amiga estuviera tan animada el día hoy, las emociones positivas no eran comunes en Roxy últimamente, no con la situación de su madre.

Durante su segundo año de Hogwarts se enteró de que Angelina Johnson estaba internada en el área psiquiátrica de San Mungo, Roxanne había reunido suficiente confianza en ella como para contarle sobre la obsesión de su madre hacia el fallecido Fred Weasley y las circunstancias de su nacimiento, como su padre lo había averiguado y la internó para que pudiera resolver su problema, y como parecía que finalmente habían resultados.

En su tercer año, antes de las vacaciones de navidad, Roxanne recibió una carta de su padre diciendo que su madre parecía estar curada, Jessie se fue a casa confiando en que su mejor amiga podía forjar una relación con su madre, pero cuando regresaron a Hogwarts Roxy se arrojó a sus brazos llorando.

Angelina no quería saber nada acerca de su hija ni del hombre con el que la tuvo, dijo que no quería un recuerdo constante de sus errores ni de los desastres que había ocasionado en medio de su inestabilidad mental, Roxy se lo había tomado de la peor manera, aunque no era para menos, había pasado toda una vida añorando el cariño de la mujer que acababa de rechazarla.

Jessie sabía que el señor Liam se sentía culpable por ello, él había alentado el cariño de Roxanne por su madre, con la curación de Angelina esperaba que la Johnson no quisiera verlo a él, pero nunca imaginó que tendría problemas para aceptar a su propia hija.

Con el objetivo de animarla, el señor Liam llevaba a toda su familia de viaje durante la mayor parte de las vacaciones, Grace (la actual esposa de Liam) había estado de acuerdo, ella amaba a su hijastra tanto como a su propio hijo y decidió que apoyaría la idea de su esposo, al fin y al cabo, venía con el beneficio extra de unirlos más como familia.

Los señores Liam y Grace eran unas de las personas más maravillosas que Jessie había conocido, pero que tuvieron relaciones desafortunadas, Liam Jones no se dio cuenta hasta muy tarde de que su prometida estaba loca, y Grace se había casado con un hombre que abusaba físicamente de ella y su hijo, al menos el destino decidió darles al final la vida que se merecían, se complementaban perfectamente el uno al otro.

— Me alegra que te hayas divertido.

Charlaron animadamente por algunos minutos, hasta que el resto de sus amigos llegó a su compartimiento, Jessie dejó que Donovan, Rachel y Edward interrogaran a Roxanne sobre sus vacaciones a pesar de haberlo oído todo, mientras menos pensara en su madre biológica mejor.

Roxy merecía mucho más.

— Alétheia —

— ¡Zephyr!

— Hola Molls.

La pelirroja soltó una risita cuando Zephyr la abrazó y la alzó en el aire, nadie entendía porque a pesar de que sus padres fueran altos, su mejor amigo (y hermano en todo menos sangre) no pasaba de 1,65. Es más, el resto de los chicos en slytherin tanto de su año como del anterior ya rebasaban el 1,70, pero no parecía que Zephyr fuera a crecer más.

Afortunadamente a Zephyr no le acomplejaba su baja estatura, de hecho, era una de sus mejores armas ya que lo hacía lucir adorable e inocente, todo lo contrario de su personalidad real, pues aunque fuera el vivo retrato del tío Ollie, en actitud salió al tío Marcus.

— ¿Y esa excusa de ser humano que llamas amigo?

— Molls — Zephyr la reprendió suavemente —. Eddy está muy avergonzado por lo que pasó, te ha pedido perdón de cientos de maneras ¿cuándo volverán a ser amigos?

Eddy Jordan era un chico increíble y muy buen amigo, pero tenía un pequeño problema: no podía guardar un secreto, porque cuando hacías que Eddy hablara comenzaba una avalancha de datos interminable y aleatoria, desafortunadamente el Jordan no tenía filtro y muchas veces daba información que no debía, en una ocasión terminó revelando el enamoramiento secreto de Molly y ella no lo había perdonado desde entonces.

Molly solo bufó en respuesta.

El compartimiento se abrió de golpe —. ¡¡Zeph!!

Eddy entró como bala, tomó a Zephyr del rostro y le plantó un beso en la boca. El Flint lo miró impactado… hasta que escuchó una voz femenina.

— ¡Mierda! Ahora te debo 10 galeones — Dominique llegó jugando con sus rizos pelirrojos.

El Jordan extendió la mano y su novia depositó las monedas antes mencionadas.

Eddy Jordan y Dominique Weasley eran una pareja extremadamente liberal, a pesar de su noviazgo formal podías verlos coquetear abiertamente con otras personas. En el caso de Eddy, incluso admitió (no podría guardarlo en secreto aunque quisiera) haber llegado a más con algunas chicas de la escuela, así que no era nada raro que apostaran ese tipo de cosas.

— Te dije que podía hacerlo.

— En realidad debí haberlo esperado, un beso normal lo roba cualquiera… ¡Te doy otros 20 galeones si logras meter tu lengua en su garganta!

— Oh, está bien.

— ¡¡Ni de loco!! — Zephyr salió corriendo, Eddy unos metros detrás de él.

Dominique se estaba riendo — ¿No vas a seguirlo para saber si cumplió la apuesta?

La menor se encogió de hombros ante la pregunta de su prima —. Es Eddy, no podría mentirme aunque quisiera, pronunciaría la mentira, pero inmediatamente después me diría la verdad.

— No entiendo cómo puedes estar tranquila sabiendo que se acuesta con medio Hogwarts, no deberías permitírselo.

La ojimiel la miró con desagrado —. Soy su novia, no su dueña. Eddy tiene deseos y necesidades para los cuales no necesita pedirme permiso, por mí puede terminar entre las sabanas de toda Gran Bretaña si eso quiere, solamente él puede decidir qué hacer con su cuerpo y con su vida.

— No lo entiendo, te molestaste mucho con tu amigo Jacob cuando engañó a su novia.

— Porque él le prometió a Johana que sería la única, no me gustó que se prometieran eso el uno al otro, pero decidieron hacerlo y ellos tenían la obligación de cumplir con su acuerdo. No creo en la fidelidad de tener una sola pareja, sino en la de cumplir con aquello con lo que te comprometes.

Dominique suspiró, entendía que a pesar de ser primas la crianza de Molly había sido muy distinta a la suya, su ideología chocaba incluso con la de su hermana Victoire, pero eso se debía a que Dom pasaba mucho más tiempo que ella con los familiares veela de su madre, para quienes la monogamia no era ley.

— Mira Molls, sé que te preocupas mucho por mí, pero preferiría que no te metieras en esto. Tú me conoces y sabes que no me quedo donde no me siento cómoda, si Eddy me hiciera daño hace tiempo que esta relación se hubiera terminado — abandonó el compartimiento para dejar de discutir con su prima.

Dominique caminó por el tren hasta que escuchó unas risitas, Eddy tenia a una Hufflepuff contra la pared mientras le daba besos burlones en el cuello, la chica estaba claramente encantada con las acciones del Jordan.

— ¡Dom! — Eddy la miró y dejó abandonada a la castaña que se fue con un resoplido.

— No iba a interrumpir ¿sabes?

— Ya sé, pero prefiero estar contigo — el moreno se inclinó para besarla dulcemente en los labios y abrazarla durante el resto del viaje.

Dominique sonrió para sí misma. No, no le molestaba que Eddy pasara por la cama de medio Hogwarts, porque sin importar a donde fuera, su novio siempre volvía a estrecharla entre sus brazos.

— Alétheia —

— La verdad es que no entiendo como no terminaron en Ravenclaw.

Uno de los aludidos le guiñó un ojo, mientras que el otro siguió dormitando con indiferencia en su asiento, pero de todas formas ambos le respondieron.

— El deseo de usar el conocimiento para ayudar a otros es una muestra de lealtad.

— De la misma forma que usarlo para facilitar mi camino al éxito es ambición.

El par de hermanos regresó a sus actividades, Taylor leía su libro de encantamientos en voz alta (ya que ayudaba a su memoria) mientras repasaba los movimientos de varita, por otro lado, Francis parecía dormir, pero a pesar de que Taylor estuviera leyendo en voz alta, Victoire todavía podía oírlo recitar en un murmullo una lista de ingredientes de pociones de forma alfabética y sus usos prácticos, todos y cada uno de ellos eran claramente del curso que tomarían ese año, porque la rubia no podía recordar ninguno de ellos.

— Es como ver a la tía Hermione cuando hace una de sus investigaciones, solo que con las actividades divididas.

Victoire negó con la cabeza al ver a sus amigos ignorándola en favor de sus estudios mucho antes de que siquiera comenzaran las clases, bueno, ya tendría tiempo de arrastrarlos a hacer algo divertido una vez que llegaran al castillo.

— Alétheia —

— ¿Y su prima?

Rowan y Alec se encogieron de hombros al escuchar la pregunta de su amigo castaño.

— Sinceramente no tenemos idea — respondió Rowan —, hace media hora dijo que necesitaba encontrar a la triada de Serpens, pero no sabemos exactamente a donde fue.

— ¿La triada de Serpens? ¿No es esa una constelación?

Alec suspiró —. Mientras más le preguntas, sus respuestas se vuelven más cripticas. Hace años que dejamos de preguntar, cuando se trata de Amelia es mejor esperar a que las respuestas vengan solas.

El castaño se encogió de hombros, sabía que Amelia era especial, la primera vez que la vio le dijo que su destino estaba con el ángel rubio y desde que conoció a su dulce Angelica no había podido dejarla ir, ella era la libertad y rebeldía que necesitaba.

— Su prima es algo… — Chad se detuvo al sentir como Curtis le clavaba la varita en un costado, un claro gesto de “continua y estas muerto” —… linda ¿saben?

Curt se rió malvadamente, eso tampoco fue correcto decirlo.

Las varitas de los hermanos Thorns apuntaron al nacido de muggles que los acompañaba, Chad Walker tragó pesadamente, no tenía idea de cómo saldría de esta.

— Alétheia —

— Creo que no importa cuánto tiempo pase aprendiendo sobre magia, mis padres todavía se sorprenderán de lo que es capaz de hacer.

— Te entiendo perfectamente, papá es igual y eso que ha estado casado con una bruja durante más de 15 años.

Como nacido muggle, Connor había sido ignorante del mundo mágico hasta que llegó su carta de Hogwarts, cuando la leyó en voz alta durante el almuerzo tanto el cómo su madre pensaron que era una broma, pero su padre no tuvo problemas para creerlo, pues no era la primera vez que veía una.

Connor se enteró de que el tío Harry era un mago, al igual que su pareja y sus hijos (fue un shock enterarse de que sus primos eran hijos de dos hombres), y que además, había todo un mundo repleto de magia al que al parecer, ahora pertenecía.

Harrison, por otro lado, era un mestizo. Hijo de una bruja ¼ veela (aunque él no había heredado su aura atrayente) y un muggle, había sido consciente de la magia toda su vida, a diferencia de su padre, que sin importar los años que pasaran aún se maravillaba por su existencia.

— Tu hermana entra este año ¿verdad?

— Si, no tienes idea de lo aliviado que estaba mi padre cuando la carta de Emma llegó.

Connor conocía la historia de las hermanas Evans, sabía que su tía Lily había nacido con magia cuando su abuela Petunia no lo hizo, y también sabía que eso terminó amargando a su abuela, razón por la cual tanto ella como el abuelo Vernon creían que él y su hermana tenían becas en internados extranjeros.

Pero Connor también sabia… que no lo sabía todo.

El no entendía que pudo ser tan malo en la infancia de su padre para que no quisiera contarles nada, o porque el buscaba excusas para que las visitas a los abuelos fueran mínimas, el no sabía porque su padre se ponía tan nervioso cuando el tío Harry contaba anécdotas de su juventud, ni porque se negaba a contestar sus preguntas.

— “Eso es algo que tu padre debe decirte, Connor”.

Si, el no quería que su hermana se alejara de él porque tenía algo que ella no, pero el alivio de su padre le preocupaba: ¿que nos les había dicho? No era estúpido, había mucho más en la historia de las hermanas Evans de lo que su padre estaba dispuesto a contar.

— Alétheia —

— Eres un imbécil.

— Lo sé — el ojiazul hizo una pausa —. Gracias.

— No era un cumplido, bastardo.

— Eso es obvio, Thomas. Pero te lo agradezco de todos modos, después de todo, has gastado tu tiempo y algunas de tus escasas neuronas en buscar un adjetivo para describirme, lo menos que mereces es un agradecimiento.

— ¡¡Insufrible bastardo!! — La morena le gritó al chico que ojeaba una revista de quidditch.

— Eres repetitiva de nuevo, creo que cansaste mucho tus neuronas.

Sophia y Lucy tuvieron que contener a Elizabeth para que no se lanzara sobre Lawrence. El de cabello castaño claro elevó una ceja y se burló antes de volver a su lectura, Elizabeth fue obligada a volver a su asiento aun echando humo, y la sonrisa burlona del único chico en el compartimiento solo creció.

Lawrence no le dio la razón a Elizabeth en vano, él sabía que era un imbécil… y le encantaba serlo.

Sarcástico, malicioso, burlón, grosero, cabrón… la lista seguía de forma interminable, el pasatiempo de Lawrence era idear maneras de joder a todo ser existente, encontraba un increíble placer en ver como las personas se destruían poco a poco.

Tal vez por eso acabó en Slytherin. 

Lavander Brown se sorprendió de que su hijo quedara en la casa de las serpientes, pero se encogió de hombros y lo aceptó tan pronto como se libró de su sorpresa, amaba a su hijo con todas sus fuerzas, una casa de Hogwarts no cambiaría ese hecho.

Pero todos los que conocían a Lawrence eran incapaces de asimilar que fuera el hijo de Lavander, ni siquiera parecía que ella lo hubiera criado, además de que era terriblemente desconcertante lo mal que se llevaba con Elizabeth Thomas, quien era hija de la mejor amiga de su madre.

Sophia observó al ojiazul que estaba acostado sobre el asiento, con las piernas recargadas en el respaldo y su cabeza colgando mientras leía su revista, Lawrence era un cabrón: te peleaba y te insultaba sin cesar, pero también se preocupaba por ti y te cuidaba, si Lawrence te apreciaba destruiría Hogwarts piedra por piedra para conseguir tu bienestar.

Lawrence Brown era una persona complicada, podía ser un completo imbécil tanto como un buen amigo, pero bueno, el resto de los humanos no eran tan distintos.

— Alétheia —

— Papá tenía razón, la comida de Hogwarts es maravillosa.

— Lo es, aunque un poco grasosa. Por eso nuestro jefe de casa nos da pociones nutricionales cada mes.

Samadhy se sentó junto a sus nuevos amigos en la mesa de Slytherin.

— ¿Puedes decirnos que tal es nuestro jefe de casa?

— El profesor Richmond es muy amable, puede no haber sido un Slytherin pero actúa y piensa como uno, no puedes escapar de él, nadie está seguro de cómo, pero siempre sabe cuándo algo está pasando.

— ¿Algo sobre el debería preocuparnos?

— Solo ser un buen alumno, el detesta la pereza, será el primero en intentar sacarte de Hogwarts si ve que no te tomas en serio tus estudios.

Notas finales:

Espero que les guste.


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