— ¿Por qué no sabíamos de tu compromiso con el hurón? —Harry se encontraba acorralado entre sus amigos.
— Ya les dije que yo mismo no lo sabía —era la quinta vez que el azabache daba la misma respuesta, pero al parecer nadie había escuchado, bueno si, solo una persona.
— Bueno, ya déjenlo —defendió Hermione— ya dijo que no lo sabía, y por la cara que tiene le creo.
Todos se quedaron en silencio ante la declaración de la chica y comenzaron a sopesar la situación.
— Si —Neville se acercó más al grupo para ser escuchado con mayor claridad— yo le creo a Harry, si no, miren a los Slytherin, parece que los amigos de Malfoy se encuentran igual de desconcertados.
Todos giraron "discretamente" a ver a los amigos del rubio y efectivamente se veían bastante abrumados ante la sorpresiva boda que se avecinaba.
El hecho de tener que dar explicaciones todos los días a sus compañeros, escuchar los planes que sus madres tenían, los desacuerdos de sus padres, exámenes finales, enfrentamientos con los estudiantes que no conciliaban que los príncipes de Gryffindor y Slytherin mantenían una relación amorosa; no les permitieron pasar tiempo a solas. En algunas ocasiones intentaban escaparse, pero por alguna u otra razón siempre terminaban posponiendo sus encuentros. Así pasaron tres tediosas y aburridas semanas, y al parecer así seguiría el tiempo hasta que se graduaran, nada parecía que cambiaría esa rutina, no, hasta que recibieron una sorpresiva visita de sus padres.
Cuando la profesora McGonagall les avisó que sus padres estaban esperándolos para tener una charla, no pudieron evitar sentirse confundidos, pero grande fue su sorpresa cuando les dijeron que se llevaría a cabo una fiesta donde se anunciaría formalmente su compromiso.
Ambos chicos se sonrieron; estaban felices, pero también un poco asustados ante lo rápido que estaba ocurriendo todo. Primero se habían hecho pareja, de un momento a otro ya estaban comprometidos, su boda sería anunciada formalmente y en menos de lo que esperaban estarían casados? —a su edad cualquiera estaría asustado— ¿o no?
Ambos comenzaron a sentirse más estresados de lo que esperaban y sus amigos no ayudaban mucho con sus constantes preguntas sobre su relación, definitivamente necesitaban escabullirse en el castillo y pasar tiempo juntos.
Parece que Granger y Parkinson se dieron cuenta de esa situación porque comenzaron a ayudar para que casualmente se separaran del resto de sus amigos. Ellos lo agradecieron infinitamente, aunque no lo dijeron, solo les regalaban sonrisas cómplices a sus amigas.
— Nunca imaginé que me llegaría a caer bien la sangre sucia de Granger— Draco se encontraba recostado sobre el regazo del azabache.
— ¡Draco! —reprendió al escuchar las palabras de su novio.
— ¡Qué! —se defendió con una sonrisa burlona— lo digo de cariño.
Harry solo giró los ojos y le dio un dulce beso. — Parkinson y Zabini también me agradan —dijo al finalizar el beso— además Nott es agradable con Nev.
— Longbottom me agrada-declaró sin dejar de mirar fijamente los orbes verdes esmeralda— la comadreja también, aunque a veces es muy molesto... ¡Oye! —se quejó al recibir un zape en la frente.
— Se llama Ron —corrigió.
— Para mí solo es una comadreja castrosa... ¡Oye ya déjame! —se volvió a quejar al recibir de nuevo otro golpecito.
— Estoy feliz de que nuestros padres nos permitieran estar juntos —declaró el azabache mientras volvía a acariciar los largos cabellos rubios—, pero me siento un poco mal por Astoria.
— ¿Por qué? —Draco lo miró con extrañeza.
— Ella era tu prometida... ¿No?
— Si, pero también es mi amiga —Draco acarició la mejilla de Harry con delicadeza— hablé con ella, le confesé todo. La verdad es que es una persona bastante interesante, no pareció sorprenderse cuando le dije que salía contigo, de hecho, me felicitó e inmediatamente habló con su padre, hizo un berrinche —el rubio empezó a reír— y le pidió a su padre que disolviera el compromiso. Cosa que al principio mi padre no consintió pues pensó que había algo malo con nuestra familia, pero luego el padre de Tori le explicó que era ella quien no quería y todo resultó bien.
Harry asintió: — Es hora de irnos — informó el azabache al darse cuenta de la hora que era.
Esperó a que Draco se incorporara y se levantó del frio piso, tomó la mano de su chico y también lo ayudó a levantarse. Se sacudieron el polvo y recogieron sus túnicas del suelo.
— ¿Vamos? —el azabache extendió su mano y caminaron, el rubio ya no podía ocultar la sonrisa de felicidad que se dibujaba por si sola en su rostro.
Quedó confundido al ver que Harry lo llevaba en dirección contraria a los dormitorios. Pronto el azabache le abría la puerta de un salón en desuso y le entregaba una radiante sonrisa.
Draco, confiando en su novio, entró sin rechistar y grande fue su sorpresa cuando vio un ramo de rosas blancas sobre una mesita de madera; todo justo en el centro del aula.
— Tómalo —escuchó decir.
Caminó hasta el centró y con sus finas manos tomó delicadamente el ramo. Se giró para agradecerle al azabache.
Draco Malfoy creyó que no podría llevarse mayor sorpresa, no hasta que vio justo detrás de su figura a Harry arrodillado con una cajita en la que claramente se veían un radiante y muy elegante anillo.
— ¿Draco Lucius Malfoy... quieres casarte conmigo? —dijo entonces y Draco no pudo evitar dejar salir un chillido de emoción.
Draco tomó el anillo y después de una profunda mirada dirigida a su amado se colocó el anillo. Harry se levantó de su incómoda posición sin desviar la mirada de su hermoso rubio, el cual, sin decir palabra se acercó al azabache, y como la primera vez, se puso levemente de puntitas para plantar un suave pero entregado beso a su desgreñado chico.
— Te amo —afirmó el azabache en cuando se separaron.
— Y yo —reafirmó— yo también te amo Harry James Potter y por supuesto que acepto casarme contigo.